
Texto: Gálatas 6:15
Domingo 28 de Junio
Introducción: Juan, en su evangelio relata que cuando un grupo no menor de judíos creyó en Jesús, entonces fue cuando les dijo “si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:31-32). Sin embargo, este grupo de judíos después de escuchar esas y otras argumentaciones de la verdad, no siguieron al maestro. Del mismo modo, la gente de Galacia conoció la verdad, que los hizo libres y estaban a punto de volver al yugo de esclavitud, siendo influenciados por judíos legalistas, que lo único que querían, era llevarlos a los ritos y ceremonias, que no tenían ninguna validez ante la verdad, de la salvación por gracia, es lo que Pablo nos presenta en esta lección.
Desarrollo: En el último versículo de la lección anterior se describe la posición del creyente; “es libre”, pues bien, una vez que han sido justificados por la fe en el Señor Jesucristo (y no por las obras de la Ley), Pablo les exhorta a “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres” (v.1 a), pues creía que, aunque ellos se habían inclinado a abrazar el falso evangelio (1:6-7) de la justificación “por la obras de la ley” (2:16), todavía podían estar firmes y rechazar esa falsa doctrina. “y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud” (v.1b). Estos gálatas en su mayoría de origen gentil habían dejado atrás su idolatría (rudimentos del mundo), y ahora vivían seducidos por estos judaizantes, cuanto más aquellos judíos que de allí salieron “volvían a tropezar con la misma piedra”.
“He aquí” (v.2a), es decir, fijaos en lo que os digo; “yo Pablo” (v.2b), aunque ahora ellos tienen en poco su autoridad, él sin embargo, da su nombre y autoridad como suficientes para refutar toda oposición de adversarios. “os digo que si os circuncidas” (v.2c), Pablo no tenía objeción alguna en contra de la circuncisión como tal (comparar con Hechos 16:1-3, Filipenses 3:5). A lo que se oponía el apóstol era, la noción de que tuviera algún beneficio o merito espiritual ante Dios, y que fuera un requisito previo o necesario de la salvación. “de nada os aprovechará Cristo” (v.2d). La obra de Cristo, es solo eficaz para los que tienen fe en él, y no es de ningún provecho, para los que confían en la ley (ver v.4 comparar con 1:6; 2:21; 5:11).
El apóstol, vivió bajo la ley en el pasado, por eso él les dice “Y otra vez testifico” (testimonio, asevero, certifico), “a todo hombre que se circuncide que está obligado a guardar toda la ley (v.3b). El legalismo requiere que los hombres han de guardar (practicar) toda la ley. Los que están bajo la Ley no pueden aceptar solo los mandamientos fáciles y rechazar los otros. Si alguien intenta complacer a Dios circuncidándose entonces queda bajo la obligación de guardar (practicar) toda la ley, Así la persona esta o del todo bajo la ley o del todo libre de la ley. Ahora si el hombre esta entero bajo la ley, Cristo deja de tener valor para él. EL Señor no es solo su Salvador completo, sino también es exclusivo. Sin duda, aquí el apóstol, no se refiere en este versículo a alguien que pueda haber sido circuncidado en el pasado, sino, solo a los que cumpliesen este rito como necesario para una completa justificación.
“De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído” (v.4). El termino desligasteis (griego: atargueo) significa “separarse” o “cortarse de”, también “anular” “dejar sin efecto”. La palabra caído o caer (griego: ekpipto) significa “ser sacado del curso”, “perder” (el agarre firme a algo). Pablo, quiere dar a entender con claridad, que cualquier intento de justificar por la ley, equivale a rechazar la salvación solo por gracia y solo por fe. Quienes fueron alguna vez expuestos a la verdad gratuita del evangelio, y después dan la espalda a Cristo (Hebreos 6.4-6), con la intención de justificarse por guardar la ley, se separan de Cristo de forma irremediable, y pierden la oportunidad de ser salvos por la gracia de Dios. Su deserción de Cristo y el evangelio, solo prueba que su fe nunca fue genuina (comparar con Lucas 8:13-14; 1 Juan 2:19).
“Pues nosotros por el Espíritu aguardamos por la fe la esperanza de la justicia” (v.5). Pablo, muestra que la esperanza del verdadero creyente es muy diferente de la del legalista. El cristiano espera “la esperanza de la justicia”, es decir aquel tiempo en que el Señor vendrá, cuando recibirá un cuerpo glorificado, entonces dejara de pecar. Miremos que no dice que el cristiano espera la justicia, ya tiene una posición de justicia delante de Dios por medio del Señor Jesucristo (2 Corintios 5:21). Pero, espera aquel momento en que será totalmente recto en sí mismo. No espera conseguir esto por nada que él pueda hacer, sino más bien, “por el Espíritu y a base de la fe”. El Espíritu Santo lo hará todo, y el creyente sencillamente espera a Dios en fe, para que él lo lleve a cabo. En cambio el legalista espera ganar La justicia por sus propias obras, la observancia de la ley o ceremonias religiosas. Es una vana esperanza, porque la justicia no se puede alcanzar así. (Romanos 8:23; 1 Corintios 1:7)
Conclusión: Termina esta lección con algo muy relevante “porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión” (v.6a), (ver 6:15). Nada que se haga en la carne, incluido todo tipo de ceremonias religiosas, hace diferencia en la relación personal con Dios. Todo lo externo carece de relevancia eterna, y es inválido mientras no sea el reflejo de una verdadera justicia interna (comparar con Romanos 2:25-29). Lo que Dios busca en el verdadero creyente, “es la fe que obra por el amor” (v.6b). La fe del creyente debe manifestar amor, que es el verdadero cumplimiento de la ley. “el amor no hace mal al prójimo, así que el cumplimiento de la ley es el amor”.