jueves, 6 de septiembre de 2012


Estudio Biblico Domingo 09 de Septiembre



MATEO 19: 1 – 12
GENESIS 5: 2

EL MATRIMONIO; IDEA DE DIOS

INTRODUCCION:
                                   Aquí estaba tratando Jesús de una cuestión que era un problema de ardiente actualidad en Su tiempo, como lo es en el nuestro. El divorcio era algo sobre lo que no había unanimidad entre los judíos; y los fariseos Le hicieron aquella pregunta con la intención de involucrarle en la controversia.
DESARROLLO:
                                      Ninguna  nación  ha  tenido  nunca  un  concepto  más  alto  del  matrimonio  que  los  judíos.  El matrimonio era un deber sagrado. El quedarse soltero un hombre pasados los veinte años, salvo si era para concentrarse en el estudio de la Ley, era quebrantar el mandamiento positivo de < llevar fruto y multiplicarse.» El que no tenía hijos «mataba su propia posteridad,» y < limitaba la imagen de Dios en la Tierra.> «Cuando marido y mujer son como es debido, la gloria del Señor está con ellos.» Las leyes judías del matrimonio y de la pureza colocaban el listón muy alto- En principio se aborrecía el divorcio. Dios había dicho: « Yo aborrezco el divorcio» (Malaquías 2:16). Se decía que el mismo altar derramaba lágrimas cuando un hombre se divorciaba de la esposa de su juventud.

¿Qué es el matrimonio?

En primer lugar, en contra de gran parte del pensamiento y la enseñanza contemporánea, el matrimonio no es un arreglo de conveniencia humana. No fue dise­ñado o planeado por el hombre, algo que ocurrió en el curso de la historia humana, como una for­ma conveniente de separar nuestras responsabili­dades respecto a los hijos, etc. En vez de ello, Dios nos dice que Él mismo estableció, instituyó y or­denó el matrimonio al principio de la historia hu­mana (Génesis 2, 3).
Dios diseñó el matrimonio como el elemento fundacional de toda la sociedad humana. Antes de que existieran la Iglesia, la escuela, los nego­cios (hablando formalmente), Dios instituyó for­malmente el matrimonio, al declarar: «Dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y se harán una sola carne.»  Es importante enseñar esto a los jóvenes.
En segundo lugar, el matrimonio es una insti­tución fundacional. Hemos visto que fue la prime­ra en ser instituida formalmente como una esfera de la sociedad humana. La sociedad misma en todas sus formas depende del matrimonio. El ata­que al matrimonio que contemplamos hoy es, en realidad, un ataque a la sociedad (y a Dios, que edificó la sociedad sobre el matrimonio). El ma­trimonio es, además, el fundamento sobre el cual descansa la Iglesia, como sociedad especial de Dios. Esta comunidad pactada es debilitada cuan­do la «casa» u «hogar» es debilitado. (El concepto de «casa» en las Escrituras es de la unidad más pequeña de la sociedad. Es un grupo de personas que viven bajo el mismo techo, bajo una cabeza humana, y es una unidad separada que toma de­cisiones.) Por tanto, el ataque contra el matrimonio (alrededor del cual se forma «la casa») es un ata­que a la sub-unidad básica de la Iglesia.
Por todas estas razones, un ataque a la familia no es una cosa insignificante, ya que constituye un ata­que al orden de Dios en el mundo y a su Iglesia.
En tercer lugar, un matrimonio no es lo que la teología católico-romana y muchos protestantes (equivocadamente) han pensado: una institución designada para la propagación de la raza huma­na. Si bien Dios ha ordenado («Creced y multipli­caos»), y sólo dentro del matrimonio,  la procrea­ción no es el rasgo fundamental del matrimonio.
Entonces, la respuesta del mismo Dios a la pregunta, ¿Qué es el matrimonio?, se halla en Génesis 2:18: «No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.»
            En otras palabras, la razón del matrimonio es el resolver el problema de la soledad.
            El matrimonio fue establecido porque Adán estaba solo, y esto no era bueno. El compañeris­mo, la compañía, es pues la esencia del matrimo­nio.
El matrimonio es, una promesa de pacto para cubrir el uno las necesidades  de compañía del otro.

CONCLUSION:
                        Como la descripción del matrimonio se centra sobre la compañía por pacto, es evidente que es necesario cultivar el compañerismo. Un matri­monio en el cual no hay compañerismo está abo­cado a la miseria. Todo lo que pone en peligro el compañerismo ha de ser evitado; todo lo que lo fomenta debe ser cultivado.

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