jueves, 20 de septiembre de 2012

Estudio bíblico domingo 23de septiembre

MATEO 19: 23 – 30
FILIPENSES 3: 8
INTRODUCCION:
                                   El caso del Joven Rico arrojaba una luz clara y trágica sobre el peligro de la riqueza; ahí estaba un hombre que había  hecho la gran negativa porque tenía muchas posesiones. Jesús ahora pasa a hacer hincapié en este peligro. «Es difícil, les dijo, para un rico entrar en el Reino del Cielo.»
Para ilustrar lo difícil que era, puso una metáfora gráfica. Dijo que le era tan difícil a un rico entrar en el Reino del Cielo como le sería a un camello pasar por el ojo de una aguja. Se han propuesto diversas explicaciones a la imagen que Jesús trazó, pero lo más probable es que Jesús utilizara la metáfora literalmente, y que de hecho dijera que le era tan difícil a un rico entrar en el Reino del Cielo como a un camello pasar por el ojo de una aguja.
DESARROLLO:
                                   ¿Por qué esa extrema dificultad? Las riquezas tienen tres efectos principales en la actitud de una persona:
·         La riqueza produce una falsa independencia. Si uno tiene una buena provisión de bienes de este mundo, puede que se crea capaz de resolver cualquier situación que se le pueda presentar. Hay un ejemplo claro de esto en la carta a la Iglesia de Laodicea en Apocalipsis. Laodicea era la ciudad más rica de Asia Menor.  El Cristo Resucitado oyó decir a Laodicea: « Yo soy rica, he prosperado, y no me hace falta nada» (Apocalipsis 3:17). Un hombre rico, se figura que todo tiene un precio, y si quiere algo, no tiene más que comprarlo. Pero siempre existe  el peligro de que las muchas posesiones produzcan la falsa independencia que considera -hasta que se entera de lo contrario- que ha eliminado la necesidad de Dios.
·         La riqueza encadena al hombre a este mundo.< Donde esté vuestro tesoro -dijo Jesús-, allí estará también vuestro corazón» (Mateo 6:21). Si todo lo que una persona desea se encuentra en este mundo, si todos sus intereses están aquí, no piensa nunca en el otro mundo ni en el más allá. Si una persona tiene un interés demasiado grande en la Tierra, puede llegar a olvidarse de que hay un Cielo. Es perfectamente posible que un  hombre  esté  tan  interesado  en  cosas  terrenales  que  olvide  las  celestiales,  que  esté  tan involucrado en las cosas que se ven que olvide las cosas que no se ven y ahí está la tragedia, porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.
·         La riqueza tiende a hacer a la persona egoísta. Por mucho que tenga una persona, es humano desear tener todavía más; porque, como se ha dicho epigramáticamente: «Suficiente es siempre un poco más de lo que se tiene.» Además, una vez que uno ha disfrutado de comodidad y lujo, siempre tiende a temer el día en que los pueda perder. La vida se convierte en una pelea preocupada y tensa para retener lo que se tiene. El resultado es que, cuando uno se  hace rico, en vez de tener el impulso de dar, a menudo tiene el de retener. Su instinto es amasar más y más cosas, porque cree que le darán la seguridad. El peligro de la riqueza es que tiende a hacer que uno se olvide de que pierde lo que guarda, y gana lo que da.
Vv  27-30
Habría sido natural, humanamente hablando, no hacer caso de la pregunta de Pedro, y hasta darse por ofendido. En cierto sentido, era una pregunta de lo más impertinente. Para decirlo claro, Pedro estaba preguntando:
« ¿Qué vamos a sacar por seguirte?» Jesús podría muy bien haber dicho que los que Le siguieran con esa actitud no tenían ni la menor idea de lo que era seguirle. Y sin embargo, era una pregunta natural. Aceptó su pregunta, y de ella dedujo tres grandes leyes de la vida cristiana.
1.      Siempre es verdad que el que comparte la campaña de Cristo compartirá la victoria de Cristo. En las campañas humanas, muchas veces resulta que los soldados que pelearon en la batallas son olvidados en cuanto termina la guerra y se ha ganado la victoria, porque ya no se necesitan para nada. Eso no pasa con Jesucristo. El que comparte la campaña de Cristo, compartirá el triunfo de Cristo; y el que lleva la Cruz, llevará la corona.
2.      Es siempre cierto que el cristiano recibirá mucho más de lo que haya tenido que dejar; pero lo que reciba no serán posesiones materiales, sino una nueva compañía, humana y divina. Cuando uno se hace cristiano, entra en una nueva comunidad humana. Mientras exista una iglesia cristiana, un cristiano no debe tener falta de amigos. Simplemente por el hecho de ser cristiano ha entrado a formar parte de una compañía que se extiende hasta los últimos confines de la Tierra.
3.                  Por último, Jesús establece que habrá sorpresas en las asignaciones finales. Hay un nuevo mundo en el que han de desaparecer  los insultos; hay una eternidad para rectificar los malentendidos del tiempo. Y puede que los que fueron humildes en la Tierra sean grandes en el Cielo, y que los que fueron grandes en este mundo sean humildes en el mundo por venir.
CONCLUSION:
                                   Jesús invirtió el orden de los valores mundanos. Piense en las personas más poderosas y conocidas en nuestro mundo. ¿Cuántas de ellas lograron su posición por ser dóciles, bondadosos, intachables? ¡No muchos! Pero en la vida venidera, el último será primero, si está en el último lugar por haber escogido seguir a Cristo. No pierda premios eternos por beneficios temporales. Predispóngase a hacer sacrificios ahora para obtener recompensas mayores más tarde. Esté dispuesto a aceptar la censura del hombre por obtener la aprobación de Dios.

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