Lección para
el domingo 14 de octubre de 2012
MATEO 20: 29 – 34
EFESIOS 3: 20
INTRODUCCION.
Marcos 10.46–52 indica un ciego
solo, pero Mateo dice que hubo dos. Es probable que Bartimeo (mencionado por
Marcos) era el más conocido de los dos, y el que tomó la iniciativa para venir
a Jesús. Este milagro es un cuadro de la salvación. Los dos hombres eran
ciegos, y todo pecador perdido está ciego (2 Co 4.1–6). Eran pobres mendigos, y
el pecador perdido está en profunda pobreza lejos de Cristo (Lc 7.40–50).
Clamaron a Jesús, quien es el único que puede abrir los ojos a los hombres. Él
les mostró misericordia; no recibieron la salud por sus ruegos o clamores. La
multitud trató de estorbarles, y el mundo de hoy trata de evitar que los
pecadores vengan a Cristo. El toque de Cristo los curó, y ellos al seguirle
demostraron que sus vidas habían sido cambiadas.
DESARROLLO:
Aquí tenemos
la historia de dos hombres que encontraron el camino al milagro.
1.- Estos dos ciegos estaban esperando, y cuando se les presentó la oportunidad,
la agarraron con las dos manos. Sin duda habían oído acerca de las maravillosas
obras de poder de Jesús; sin duda se habían preguntado si ese poder podría alcanzarlos
también a ellos. Jesús iba pasando por allí. Si Le hubieran dejado pasar de largo,
su oportunidad habría pasado para siempre; pero, cuando se les presentó, le echaron
mano.
Hay un montón de cosas que tienen que hacerse en el momento, o no se harán
nunca. Hay un montón de decisiones que tienen
que hacerse en un momento dado, o no se harán jamás. El momento de actuar se pasa;
el impulso para decir, se desvanece.
2.- Estos dos ciegos eran perseverantes. La gente les decía que dejaran
de gritar, que estaban haciendo el ridículo. Era la costumbre de Palestina que un
rabino enseñara mientras iba de camino; y sin duda los que estaban alrededor de
Jesús no podían oírle por el ruido que armaban los ciegos. Pero no se podía conseguir
que se callaran; para ellos la cuestión era ver o no ver, y nada los iba a detener.
A menudo sucede que nos desanimamos muy fácilmente al buscar la presencia
de Dios. Es el hombre que se resiste a que se le impida ponerse en contacto con
Cristo el que Le encuentra al final.
3.- Estos dos ciegos tenían una fe imperfecta, pero estaban decididos a
ponerla en acción. Se dirigieron a Jesús como Hijo de David. Eso quería decir
que creían que Jesús era el Mesías, pero también quería decir que pensaban en su
mesiazgo en términos de poder regio y terrenal. Era una fe imperfecta, pero que
los movía; y Jesús la aceptó. Si se tiene fe, Jesús la acepta.
4.- A estos dos ciegos no les daba miedo presentar una gran petición. Eran
pordioseros, pero no era dinero lo que pedían, ni nada menos que la vista. Ninguna
petición es demasiado grande para Jesús.
5.- Estos dos ciegos fueron agradecidos. Cuando hubieron recibido el beneficio
que anhelaban, no se marcharon y se olvidaron de Jesús, sino Le siguieron.
CONCLUSION:
El
lugar de Jericó fue el último trayecto antes de subir a Jerusalén. A partir de
ahora el viaje es dirigido inmediatamente a Jerusalén. Una gran multitud le
sigue. No parece que Él va a sufrir, viendo cuán grande es su séquito. La
multitud piensa en gloria; Jesús en misericordia. La multitud no pone atención
en dos ciegos (Mateo, distinto de Marcos y Lucas, sabe que eran 2 ciegos), al
contrario, les reprendió para que se callasen. Estos no videntes ponen su
esperanza solamente en Jesús. Unen al título mesiánico, Hijo de David, una
petición. Jesús se detiene, tanto para ayudar a los ciegos, como para enseñar a
la gente. La multitud piensa que tienen derecho ante Jesús, pero Él les enseña
que los que verdaderamente tienen derecho ante Él, son aquellos que se
arrepienten y suplican como un pueblo ciego que desea ver la luz, la luz de
Dios. Después de haber sanado a los ciegos, éstos le siguen. Así la curación
alcanza su meta: seguir a Jesús.
Síntesis
de temas importantes del capítulo
No tenemos derechos propios que nos permitan la entrada al reino
de Dios. La parábola de los obreros en la viña nos hace ver que
aun los discípulos, que han hecho tanto por Jesús, dependen de la gracia de
Dios. Además aprendemos a través de esta parábola cuán bueno es Dios para
con la gente que no merece nada.
Reconocer la bondad de Dios, es de suma importancia para llegar
a conocernos como pecadores inmerecedores de su gracia. La
parábola de la viña nos revela la amabilidad, la justicia, la bondad y la
soberanía de Dios en el llamamiento de los pecadores. Que el Espíritu
Santo nos abra los ojos para contemplar el "puro afecto de la voluntad de
Dios" en el plan de salvación.
Jesús no sufrirá derrota alguna, sino que alcanzará el triunfo
final y total. El camino del sufrimiento no es un camino incierto
y desconocido para Jesús. Él conoce su final en esta tierra, pero no en sentido
fatalista o tragedia inevitable, sino como realización del plan de Dios. Jesús
no sólo vislumbra el sufrimiento, sino también a los que lo infringirán. Nada
le acontecerá inesperadamente. Todo esto es necesario, pues al final del camino
se halla la victoria. Sólo Jesús ve el sufrimiento como senda a la gloria, sólo
Él ve a la muerte como enemigo para ser vencido, ¿dónde?, en su resurrección.
Alabemos a nuestro Señor Jesucristo, quien a pesar del peso emocional que
significó saber los pormenores de su muerte (incluyendo la ira de Dios), no se
amedrentó, pues vio mucho más allá: nuestra libertad y salvación eterna.
El orgullo no nos permite mirar nuestras culpas y lo tan
necesario que fue la muerte de Jesús. Aunque bíblicamente conozcamos
todos los detalles del sufrimiento de nuestro Señor, nunca actuemos con
indiferencia ante ello; renovemos cada día nuestro agradecimiento por aquella
preciosa sangre que por nosotros fue derramada.
Jesús nunca sucumbió ante la tentación del elogio de la
multitud. Siempre quiso mostrar su misericordia. Para esto vino.
Le da más alegría el que dos ciegos sanados le sigan y le honren que una
multitud que está deseosa de sensacionalismo. ¡Qué contraria es la actitud de
algunos que sólo buscan lo extraordinario! El Señor nos dé humildad para no
buscar la admiración de los hombres, sino el honor y la gloria de Dios, siendo
fieles a nuestro llamamiento.
Cuan grande es la misericordia y el amor por los seres humanos de nuestro Señor... A El sea la Gloria y la Honra!!! Amen....
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