LECCION PARA EL DOMINGO 25 DE NOVIEMBRE
MATEO 21: 33-46
MATEO 21: 33-46
ROMANOS 10: 20-21
INTRODUCCION:
Los
personajes principales en esta parábola son
(1) el dueño: Dios,
(2) la viña: Israel,
(3) los labradores: los líderes religiosos judíos,
(4) los agentes: los profetas y sacerdotes que permanecieron fieles a
Dios y predicaron a Israel,
(5) el hijo: Jesús (21.38),
(6) los otros labradores: los gentiles.
Jesús estaba poniendo al descubierto el complot asesino de los líderes
(21.45).
DESARROLLO:
Esta
parábola tiene mucho que decirnos en tres direcciones:
1.- Tiene mucho que decirnos acerca de Dios.
·
Dice que
Dios confió en los hombres. El propietario de la viña se la confió a los
labradores. No les estuvo vigilando todo el tiempo; se marchó del país, y los
dejó a cargo de su tarea. Dios nos concede a los humanos el honor de confiarnos
Su trabajo. Cualquier tarea en que nos ocupemos nos ha sido encomendada por
Dios.
·
Habla de
la paciencia de Dios. El propietario mandó un mensajero tras otro. No se
presentó repentinamente para vengarse cuando el primer mensajero fue
maltratado. Les dio a los agricultores oportunidad tras oportunidad para que
respondieran a su requerimiento. Dios tiene paciencia con las personas a pesar
de sus pecados y no quiere descartarlas.
·
Habla del
juicio de Dios. Por último, el propietario de la viña se la quitó a los
agricultores y se la entregó a otros.
El juicio severo de Dios tiene
lugar cuando nos quita la tarea que nos había encomendado. Una persona ha
llegado a su más bajo nivel cuando ha dejado de serle útil a Dios.
2.- Tiene mucho que decirnos acerca
de las personas:
·
Habla del
privilegio humano. La viña estaba perfectamente equipada con la cerca, el
lagar, la torre, cosas que les facilitarían la tarea a los agricultores, y les
permitirían cumplirla bien. Dios no solamente nos da una tarea; también nos da
los medios para realizarla.
·
Habla de
la libertad humana. El propietario dejó que los agricultores hicieran su
tarea como quisieran. Dios no es un capataz tirano; es como un comandante sabio
que asigna sus servicios a sus hombres y confía en que los cumplan.
·
Habla de
la responsabilidad humana. A todas las personas les llega el día de rendir
cuentas. Tenemos que responder de la
manera en que hemos llevado a cabo la tarea que Dios nos ha asignado.
·
Habla de
la deliberación del pecado humano. Los labradores llevaron a cabo una
táctica consciente de rebelión y
desobediencia con el amo. El pecado es la voluntaria oposición a Dios; consiste
en seguir nuestro propio camino cuando sabemos muy bien cuál es el camino de
Dios.
3.- Tiene mucho que decirnos acerca de Jesús:
·
Nos habla de las credenciales de Jesús.
Nos muestra con total claridad a Jesús colocándose por encima de la sucesión de
los profetas. Los que habían venido antes que Él eran mensajeros de Dios; no se
les podía negar ese honor; pero eran siervos. Él era el Hijo. Esta parábola
contiene una de las más claras presentaciones que Jesús hizo nunca de ser
único, de ser diferente hasta de los más grandes de los que Le habían
precedido.
·
Nos habla
del sacrificio de Jesús. Deja claro que Jesús sabía lo que Le esperaba. En
la parábola, las manos de los malvados mataron al hijo. Jesús no tuvo nunca la
menor duda acerca de lo que Le esperaba. Él no murió porque no tuviera más
remedio; fue a la muerte voluntariamente y con los ojos abiertos.
CONCLUSION:
Nadie
puede jactarse de pertenecer al pueblo de Dios, si no produce los frutos de
este reino. Los líderes judíos estaban convencidos de pertenecer al reino de
Dios, ya que esto les era lógico siendo ellos el pueblo de la alianza. Pero
cuando vino el rey de este reino no le reconocieron, al contrario, atentaron
contra Él. Al rechazar a Jesús dejaron al descubierto que no eran parte del
reino de Dios, pues sólo buscaban su propia gloria, y no la gloria de Dios que
es honrar a su Hijo, Jesús. Esta es una advertencia para nosotros, pues nuestra
confianza de pertenecer al reino de Dios no debe estar fundada sobre la base de
una membresía, o de años de servicio en la iglesia, sino en la obediencia plena
a Jesucristo.
En su deseo de alcanzarnos con su amor, Dios envió a su Hijo. Su vida
perfecta, sus palabras de verdad y su sacrificio de amor fueron para motivarnos
a que lo escuchemos y sigamos como Señor. Si rechazamos su gracia, rechazamos a
Dios.