LECCION PARA EL DOMINGO 11 DE NOVIEMBRE
MATEO 21: 23-27
JOB 38: 33
INTRODUCCION:
En
el mundo de Jesús, así como en el nuestro, la gente buscaba la señal exterior
de autoridad: educación, título, posición, conexiones. Pero la autoridad de
Jesús provenía de su esencia, de lo que era, y no de ningún adorno exterior o
superficial. Como seguidores de Cristo, Dios nos ha dado autoridad: podemos
hablar y actuar confiadamente en su nombre porque tenemos su autorización. Los
fariseos querían saber de dónde tenía Jesús autoridad. Si decía que de Dios, lo
acusaban de blasfemia. Si decía que actuaba en su propia autoridad, la multitud
se convencería de que los fariseos tenían una autoridad superior. Pero Jesús
les contestó con una pregunta que parecía no tener nada que ver con el asunto,
pero que ponía de manifiesto sus verdaderos motivos. Ellos en realidad no
querían una respuesta sino atraparlo. Jesús demostró que los fariseos usaban la
verdad sólo si esta apoyaba sus puntos de vista y causas.
DESARROLLO:
Una
delegación del sanedrín pregunta a Jesús por la procedencia de su autoridad.
Esto es un cambio de táctica, ya que antes dijeron que su autoridad venía de
Beelzebú. Jesús responde con una contra-pregunta: "El bautismo de Juan,
¿de dónde era? ¿Del cielo (ordenado por Dios), o de los hombres (ordenado por
hombres)?" El secreto de su autoridad es el mismo que el de Juan. De la
manera en que Juan fue enviado por Dios, así también Jesús. Sin embargo, Jesús
es mayor, ya que Él es el cumplimiento y la realización de la profecía de Juan.
El rechazo de Jesús por parte de los sacerdotes y ancianos es un progreso en el
endurecimiento.
Por miedo al pueblo no pueden
responder, así que el Señor tampoco responde más, y pone en evidencia lo malo
de su actitud
Ahora, Cuando pensamos en las cosas extraordinarias que
Jesús había estado haciendo, no podemos sorprendernos de que las autoridades
judías Le preguntaran qué derecho tenía para hacerlas. En aquel momento, Jesús
no estaba dispuesto a darles la respuesta directa de que Su autoridad venía del
hecho de ser Hijo de Dios. El hacerlo habría supuesto precipitar el fin. Había
obras que todavía tenía que realizar; y enseñanza que tenía que impartir.
A veces requiere más coraje
esperar el momento oportuno que lanzarse sobre el enemigo y precipitar el
final. Para Jesús todo tenía que suceder en el tiempo de Dios. Y aún no había
llegado la hora en que había de producirse el desenlace final de toda Su misión
en el mundo.
CONCLUSION:
De 21.23 a 23.39 Cristo está en el templo
contendiendo con los líderes. En 24.1 sale del templo y ¡nunca más vuelve a
entrar allí! «Icabod» estaba ahora escrito sobre el templo: «Traspasada es la
gloria» (1 S 4.19–22). Por supuesto, los judíos cuestionaron su autoridad y Él
les llevó al ministerio de Juan el Bautista. ¿Por qué? Porque ellos sabían que
Juan dijo la verdad, y sin embargo le rechazaron. Dios no revela la nueva
verdad hasta que obedezcamos la que ya ha revelado. Habiendo rechazado a Juan,
los judíos no merecían una respuesta de parte de Jesús.
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