sábado, 1 de diciembre de 2012

UNA INVITACIÓN A CONSIDERAR


LECCION PARA EL DOMINGO 02 DE DICIEMBRE


MATEO 22: 1- 14
APOCALIPSIS 19: 7
INTRODUCCION:
                               El Padre llamó a los invitados (Israel) para que disfrutaran de las bendiciones por causa de su Hijo. Sin embargo, la nación despreció las invitaciones: el versículo 3 quizás indica la invitación de los apóstoles cuando el Señor estaba en la tierra; y los versículos 4–6 la invitación durante los primeros capítulos de Hechos, cuando el mensaje fue ofrecido nuevamente a los judíos. Israel resistió al Espíritu (Hch 7.51–52) y esto acarreó el juicio nacional, incluyendo la ruina de Jerusalén (v. 7). Entonces el Rey se volvió a los gentiles, como ocurrió en Hechos 10, después que la nación selló su decisión al matar a Esteban y perseguir a la Iglesia.

DESARROLLO:
                               Estos versículos, 1-14 de este capítulo,  no contienen una parábola, sino dos  y captaremos su significado mucho más fácilmente y de una manera más completa si las tomamos por separado.
Los acontecimientos que se relatan en la primera de las dos parábolas están totalmente de acuerdo con las costumbres judías normales. Cuando se hacían las invitaciones a una gran fiesta, como una fiesta de bodas, no se  especificaba cuándo tendría lugar; y cuando ya todo estaba preparado, se enviaban los siervos con la notificación final para decirles a los invitados que vinieran. Así que, el  rey de esta parábola hacía tiempo que había hecho las invitaciones; pero mandó aviso a los invitados de que ya podían venir cuando ya todo estuvo preparado y se negaron de una manera insultante. Esta parábola tiene dos significados.
1.- Tiene un significado claramente local: remachaba lo que ya se había dicho en la parábola de los labradores  malvados; de nuevo se trataba de una acusación a los judíos. Los invitados que se negaron a ir cuando llegó el momento representan a los judíos. Desde tiempo inmemorial Dios los había invitado a ser Su pueblo escogido; sin  embargo, cuando vino al mundo el Hijo de Dios, y fueron invitados a seguirle, se negaron despectivamente. El resultado fue que la invitación de Dios se hizo por los caminos y los senderos; y los que iban por ellos representan a los pecadores y a los gentiles que no esperaban nunca una invitación al Reino.
2.- También, esta parábola tiene mucho que decir en una escala mucho más amplia.
·         Nos recuerda que la invitación de Dios es a una fiesta tan alegre como una fiesta de bodas. Su invitación es a la alegría. El considerar el Cristianismo como una renuncia  a todo lo que trae risa y regocijo y gozosa compañía es confundir  toda su naturaleza. Es al gozo a lo que se invita al cristiano; y es el gozo lo que se pierde si se rechaza la invitación.
·         Nos recuerda que, las cosas que hacen a las personas sordas a la invitación de Cristo, no son necesariamente  cosas  malas.  Un  hombre  se  fue  a  su  hacienda;  otro,  a  sus  negocios.  No  se descarriaron por caminos de vicios  salvajes o de aventuras inmorales. Fueron a ocuparse de las excelentes tareas de la administración eficaz del negocio de su vida comercial. Es muy fácil estar tan ocupado con las cosas del tiempo que se olvidan las de la eternidad, estar tan preocupado con las cosas que se ven que se olvidan las que no se ven, escuchar las demandas insistentes del mundo que no se oye la suave invitación de la voz de Cristo. Una  persona  puede  estar  tan  ocupada  ganándose honradamente la vida que no se da cuenta de que está realmente perdiendo la vida; puede estar tan ocupada con la administración y organización de la vida que se olvida de vivir.
·         Nos recuerda que la llamada de Cristo no es tanto a considerar el castigo que se nos viene encima como a ver lo que nos perderemos si no seguimos Su camino. Los que no quisieron ir fueron castigados, pero su verdadera tragedia fue que se perdieron la alegría de una fiesta de bodas.
Fue  la gracia la que ofreció la invitación, y la que congregó a aquellos invitados.



CONCLUSION:
                         Las bodas fueron llenas de invitados. No obstante, cuando el rey entra para ver a los invitados, ve allí a un hombre que no estaba vestido de boda, al cual le dijo: “Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas el enmudeció". Esta persona aceptó la invitación, quiso participar en la fiesta, pero no se vistió apropiadamente para las bodas. Esto muestra que él no tuvo respeto hacia el rey; espiritualmente significa una vida sin cambio, sin sujeción a las normas de Dios, sin una vida santa. Es decir: algunos quieren recibir todas las bendiciones de Dios, pero no vivir conforme a su voluntad.
Estamos invitados a la fiesta de Dios, pero no podemos entrar a su reino sin estar preparados.

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