LECCION PARA EL DOMINGO 24 DE FEBRERO DE 2013
MATEO 25: 1-13
1 TESALONICENSES 5: 6
INTRODUCCION:
Jesús
narró las parábolas siguientes para clarificar aún más lo que significa estar
listo para su regreso y cómo vivir hasta que Él venga. En la historia de las
diez vírgenes (25.1–13), se nos enseña que cada persona tiene que ocuparse de
su condición espiritual. La parábola de los talentos (25.14–30) nos enseña la
necesidad de usar bien lo que Dios nos ha confiado. La enseñanza de las ovejas
y cabritos (25.31–46) enfatiza la importancia de servir a los que están en
necesidad. Ninguna parábola por sí misma describe completamente cómo
debemos prepararnos. Pero cada una de ellas pinta una parte del cuadro.
DESARROLLO:
Esta
parábola tiene que ver con un matrimonio. En la cultura judía, una pareja
mantenía su noviazgo por largo tiempo antes de contraer nupcias y la promesa de
compromiso era un pacto similar a los votos del matrimonio. En el día de las
bodas el novio iba a la casa de la novia para la ceremonia; luego la pareja,
formando parte de un gran desfile, regresaba a la casa del novio donde tenía
lugar una fiesta que con frecuencia duraba toda una semana. Estas diez vírgenes
estaban esperando para desfilar y aguardaban participar en el banquete de
bodas. Pero cuando el novio se retrasó, cinco de ellas dejaron que sus lámparas
se quedaran sin aceite. Mientras iban a buscar aceite, se les hizo tarde y no
pudieron participar en la fiesta.
Cuando Jesús vuelva para llevar a su pueblo al cielo, debemos estar listos. La preparación espiritual no puede comprarse ni prestarse a último minuto. Nuestra relación con Dios debe ser propia.
Cuando Jesús vuelva para llevar a su pueblo al cielo, debemos estar listos. La preparación espiritual no puede comprarse ni prestarse a último minuto. Nuestra relación con Dios debe ser propia.
Mientras que la revelación completa de la
Iglesia y de Cristo como el Esposo no se iba a realizar hasta más tarde, los
discípulos no sabían que la relación de Cristo a los suyos era la de un Esposo.
(Véanse Mt 9.15 y Jn 3.29.) En 25.1 tenemos separación (había vírgenes);
iluminación o testimonio (tenían lámparas, Flp 2.15–16); y expectación, puesto
que fueron a esperar la llegada del novio. ¿No es este un cuadro de lo que la
Iglesia debería estar haciendo hoy en día? Sin embargo, dentro del grupo había
quienes no estaban preparadas, precisamente así como en «la Iglesia» (la
cristiandad) hoy. Por supuesto, todos los creyentes están en la verdadera
Iglesia y están listos para el cielo. Sin embargo, en la iglesia profesante,
según la vemos, hay muchos que aparentan ser cristianos, pero que nunca han
nacido de nuevo. Como dice Mateo 13, son cizaña entre el trigo.
Han pasado casi
dos mil años desde que Cristo prometió regresar, y durante este tiempo la
Iglesia se ha puesto a dormir. Los cristianos de este siglo han despertado a la
gran verdad de la venida de Cristo y el clamor ha surgido: «¡Aquí viene el
Esposo!» (v. 6).
No es necesario
lograr que cada detalle de esta parábola signifique algo. El aceite quizás se
refiera al Espíritu Santo, el cual todo verdadero creyente tiene dentro de sí
(Ro 8.9). La principal lección de Cristo en esta parábola es: ¡Estén listos y alertas! Cuando
Él regrese nos sorprenderemos al hallar que algunos de los que pensábamos que
eran verdaderos cristianos, no estaban en ninguna manera preparados.
Como tantas parábolas de Jesús, esta tiene un sentido inmediato y local,
y también un sentido más amplio y universal.
En su significado inmediato, iba dirigida a los judíos. Ellos eran el
pueblo elegido de Dios; toda su historia debiera haber sido una preparación
para la venida del Hijo de Dios; deberían haber estado preparados para cuando
Él viniera. Pero, por el contrario: estaban totalmente desprevenidos, y por
tanto se encontraron
excluidos. Aquí tenemos,
en forma dramática,
la tragedia de
la falta de preparación de los judíos.
Pero la parábola tiene al menos dos advertencias universales.
1.- Nos advierte que hay
ciertas cosas que
no se pueden
obtener en el último minuto.
Es demasiado tarde para un estudiante
el preparar los exámenes la noche antes. Es demasiado tarde para una persona el
adquirir la habilidad o el carácter, si no los posee anticipadamente, cuando se
le presenta la oportunidad de un buen trabajo. También es fácil dejar las cosas
para tan tarde que ya no nos podemos preparar para encontrarnos con Dios. Cuando
María de Orange estaba muriendo, su capellán trató de hablarle del camino de la
salvación. Ella contestó: «No he dejado esa cuestión para esta hora.» Llegar, demasiado
tarde es siempre una tragedia.
2.- Nos advierte que hay ciertas
cosas que no se pueden pedir prestadas. A las chicas simples les resultó
imposible conseguir aceite prestado cuando descubrieron que les hacía falta. No
se puede recibir prestada una relación con Dios. Cada cual debe poseerla por sí.
No se puede pedir prestado un carácter. Se tiene que llevar puesto. No podemos estar
viviendo siempre de prestado del capital espiritual que han reunido
otros: Hay ciertas cosas que tenemos
que ganarnos o adquirir por nosotros mismos, porque no nos las pueden prestar
otros.
No hay toque de difuntos
más cargado de remordimiento
que el sonido
de las palabras
«¡Demasiado tarde!»
CONCLUSION:
Sigamos
esperando a Jesús aunque su retorno nos parezca un suceso demasiado lejano. En
Mateo 25, Jesús continúa con su discurso sobre el fin del mundo. En este
capítulo hace mucho hincapié en la posibilidad de que su venida pueda demorar.
Jesús advierte en la parábola de las 10 vírgenes que en el momento de su
regreso no todos estarán preparados. Tenemos que tomar medidas a largo plazo,
saber que su venida puede tardar, y actuar conforme a este conocimiento,
esperándole siempre.
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