LECCION PARA EL DOMINGO 31 DE MARZO DE 2013
MATEO 26: 1 –
5
HECHOS 2: 23
INTRODUCCION:
Por cuarta y última vez
en este evangelio, nuestro Señor advirtió a Sus discípulos acerca de que debía
morir, (16: 21; 17:23; 20:18). Su anuncio implicaba una estrecha relación entre
la pascua y Su crucifixión.
Por lo tanto, comienza aquí la
narración de la pasión y muerte de nuestro Señor. Esta narración ocupa un espacio
muy considerable en los cuatro evangelios, de modo que se nos dan más detalle
de esto que de todo lo demás de su vida. En el presente capítulo tenemos:
·
El
complot contra Jesús.
·
Su
unción en Betania.
·
La
institución de la Cena del Señor.
·
El
anuncio de las negaciones de Pedro.
·
La
oración agónica en Getsemaní
·
El
arresto de Jesús.
·
Su
presentación ante el Sanedrín.
·
La
triple negación de Pedro.
Después de Lucas 1,
este es el capítulo más largo del Nuevo Testamento.
DESARROLLO:
Sin darse cuenta, los judíos,
este año la pascua iba a hallar su verdadero significado. Por fin había llegado
el Cordero Pascual y pronto iba a hacer inmolado.
Es increíble que los guías
religiosos de Israel tomasen la iniciativa de tramar la muerte de su Mesías. Debieron
haber sido los primeros en reconocerlo y entronizarlo. En lugar de ello,
constituyeron la vanguardia de Sus enemigos.
¿Qué era la pascua judía?
Vv 1, 2. Sucedió que
cuando Jesús hubo acabado todas estas palabras, dijo a sus discípulos: Vosotros
sabéis que después de dos días se celebra la Pascua; entonces el Hijo del
hombre es entregado para ser crucificado.
La pascua judía
recuerda la salida del pueblo de Israel de la esclavitud Egipto. Fue la oportunidad
en que Dios le habla a Moisés para que
le comunique al pueblo que esa noche, sacrifiquen un cordero y con la sangre de
este pinten los dinteles de las puertas de cada casa de los judíos, pues el
ángel de la muerte pasará hiriendo de muerte a todos los primogénitos, tanto de
hombres como de bestias, pero no pasará sobre las casas que tengan sus dinteles
pintados con la sangre del cordero sacrificado. Leer Éxodo 12: 1-28.
Ahora,
Los últimos pocos días Jesús, había estado actuando de una manera tan magníficamente
desafiante que ellos podrían haber pensado
que Jesús se proponía desafiar a las autoridades judías; pero aquí, una vez más,
Jesús deja bien claro que Su destino es la Cruz.
Lo que menos toleraban
los romanos eran los desórdenes sociales. Si había el más mínimo levantamiento,
Caifás perdía el puesto. En el tiempo de la Pascua la atmósfera de Jerusalén estaba
de lo más cargada. La ciudad estaba abarrotada de gente. Josefo nos cuenta una ocasión
en la que se hizo un censo de los presentes (Josefo, Guerras de los judíos, 6.9.3).
Sucedió de la siguiente manera.
El Gobernador de aquel
tiempo era Cestio, que presintió que Nerón no tenía idea del número de judíos ni
de los problemas que se le planteaban a un
gobernador. Así es que le pidió al sumo sacerdote que hiciera un censo de los corderos
que se sacrificaban en una cierta Pascua. Se descubrió que en aquella ocasión
el número de corderos sacrificados ascendió a 256,500. Según el cálculo que
Josefo habría en Jerusalén para aquella Pascua no menos de dos millones y tres
cuartos de personas.
CONCLUSION:
En los capítulos
anteriores Jesús había hablado sobre su difícil, pero al final glorioso futuro.
Para recibir el reino de la mano de su Padre debe, en primer lugar, morir.
Ahora Jesús menciona también la fecha de su muerte:
"dentro de dos días, en la fiesta de la pascua". Eso es notable,
aunque a primera vista no parece lógico. Los Romanos no están interesados en
Jesús, y los judíos no quieren que Jesús muera durante esta fiesta para que no
haya alboroto en el pueblo. Por lo tanto, es evidente que Dios mismo es quien
determina cuando su Hijo morirá. Jesús morirá en esta fiesta, para que sea el
verdadero cordero pascual.