lunes, 4 de marzo de 2013

EL TALENTO ENTERRADO


LECCION PARA EL DOMINGO 10 DE MARZO DE 2013


MATEO 25: 24-30
ROMANOS 12: 11
INTRODUCCION:
                        Este hombre pensaba solo en sí mismo. Quería evitar riesgos para protegerse de su difícil amo, pero este lo castigó por su egocentrismo. No debemos buscar excusas para no hacer lo que Dios nos llamó a hacer. Si Dios es nuestro Amo, debemos estar dispuestos a obedecerle. Nuestro tiempo, nuestras habilidades y nuestro dinero no nos pertenecen de veras. Somos mayordomos, no propietarios. Cuando descuidamos, despilfarramos o nos aprovechamos de lo que hemos recibido, nos convertimos en rebeldes y merecemos castigo.
DESARROLLO:
                        En esta parábola de los talentos, no cabe la menor duda de que la atención original se centraba en el siervo inútil. No hay duda de que representaba  a los escribas y los fariseos por su actitud ante la Ley y la verdad de Dios. El siervo inútil enterró su talento en la  tierra para podérselo devolver a su amo intacto. Todo, el propósito de los escribas y fariseos era guardar la Ley exactamente como era. Según la frase que ellos mismos usaban, debían «construir una cerca alrededor de la Ley.» Cualquier cambio, cualquier desarrollo, cualquier cosa nueva, era para ellos anatema: Su método implicaba la  parálisis de la verdad religiosa.
Como el hombre con un talento, los escribas deseaban mantener las cosas exactamente como habían estado siempre y era por eso por lo que estaban condenados. En esta parábola Jesús nos dice que no puede haber religión sin aventura, y que a Dios no Le sirve para nada una mente cerrada.
 Como los otros dos siervos ya han dado cuentas de su trabajo, ha llegado el momento en que el tercer siervo debe presentar su informe: Vv 24-25
A fin de inventar una excusa para su propia negligencia o abandono del deber este individuo tiene la audacia de acusar a su amo de ser “duro”, es decir, inflexible, riguroso, inmisericorde, severo, uno que exige más de lo que tiene derecho a exigir. Cuando el siervo dice a su amo: “Siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste”, está mintiendo. Este amo no era como Faraón que sin dar paja a los israelitas exigía que hiciesen tantos ladrillos como antes (Ex. 5:7, 8); Este amo, al asignar tareas, misericordiosamente había calculado la capacidad de cada hombre. Ahora tiene todo el derecho de cosechar y recoger.
Entonces, lo que el siervo malo está diciendo equivale a esto: “Si al hacer negocios con el talento que me encomendaste yo lo hubiese perdido, de todos modos me lo habrías exigido.
Ese es el tipo de hombre que eres. Por eso tuve miedo. Ese temor realmente no era culpa mía sino tuyo. Tú lo hiciste de tal modo que lo único que yo podía hacer era cavar un hoyo en la tierra y esconder el talento”. Luego, dirigiendo la atención de su amo a la bolsa del dinero, agrega: Mira, (aquí) tienes lo que es tuyo; como si dijera: “Con nada me he quedado. Debes estar agradecido que lo conservé intacto y que ahora te devuelvo lo que es tuyo”.
El amo de ningún modo queda satisfecho con la pobre excusa y la infundada acusación: Vv 26-27
Este hombre era malo porque deliberadamente representó mal a su amo y a sí mismo. Falsamente acusó a su amo de ser cruel. Además, mintió cuando dijo: “Mira (aquí) tienes lo que es tuyo”, porque realmente debía a su amo no sólo un talento, sino todo lo que habría ganado si él hubiera sido fiel. Pero en vez de admitir su culpa, actúa como si el amo debiera estarle  agradecido por haber sido tan cauteloso y por haber devuelto intacto todo el talento. Esto muestra que él era verdaderamente un individuo completamente malvado y egoísta. Además, el amo le habla como diciendo: “Tus propias palabras te condenan; porque si estabas seguro de que yo era “duro”, deberías haberte esforzado lo más posible. Lo menos que podrías haber hecho era poner mi dinero en el banco, de modo que a mi regreso lo hubiera recibido del banco con los intereses correspondientes”.
CONCLUSION:
                         El juicio puede tardar, pero su llegada es segura. Será Jesús mismo, el Salvador del mundo, quien actuará como Juez desde su trono de gloria. Es significativo que Jesús sea el Juez, pues el criterio del juicio tiene que ver con nuestra actitud frente a Él. ¿Cómo nos hemos portado ante Él? Él estaba presente en el mundo mediante sus discípulos, tanto los primeros apóstoles como también los creyentes después de ellos. Por medio de sus siervos, Jesús llega al mundo. El mundo expresa su actitud hacia Jesús, por medio de la actitud que toma frente a sus representantes. Jesús, entonces, no enseña aquí otra manera de ser salvo (como si nuestra ayuda indicara una salvación por obras). La actitud frente a Él siempre es decisiva. Mucha gente se confunde, piensa que no han hecho ninguna cosa mala con respecto a Jesús, olvidando que Él se presenta en esta tierra de una forma muy humilde, a través de creyentes sencillos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario