LECCIÓN PARA EL DOMINGO 24 DE MARZO DE 2013
MATEO 25:
41-46
SANTIAGO 2:13
SANTIAGO 2:13
INTRODUCCION:
Como ya vimos
en la lección anterior, el Rey sitúa a las ovejas a su derecha y a los cabritos
a su izquierda. Luego invita a las ovejas a entrar en Su glorioso reino…
preparado desde antes de la fundación del mundo. La razón que da es que le
alimentaron cuando tenía hambre, le dieron de beber cuando tenía sed, lo
acogieron cuando fue forastero, lo vistieron cuando estuvo desnudo, le
visitaron en la enfermedad y acudieron a el cuando estuvo en la cárcel. Al escuchar
esto, las ovejas, profesan ignorancia de haber jamás mostrado tal bondad al
Rey; ni siquiera había estado sobre la tierra en la generación de ellos. Él les
explica que al actuar bondadosamente para con uno de estos mis hermanos más
pequeños, habían actuado bondadosamente para con El.
DESARROLLO:
Ahora, en
esta sección final del capítulo 25, a los cabritos injustos se les ordena que
se aparten de El al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles, por
cuanto dejaron de cuidar de El, durante el terrible tiempo de la angustia de
Jacob. Cuando ellos se excusen diciendo que nunca lo habían visto, les
recordará que su falta de cuidado acerca de sus seguidores, constituía una
falta de cuidado contra El mismo.
Hay ciertas cosas que esta parábola nos enseña acerca de la ayuda que
debemos prestar a otros.
1.
Debe ser la ayuda en cosas sencillas. Las cosas
que Jesús escoge mencionar -dar una comida a un hambriento, o algo de beber a
un sediento, recibir a un forastero, animar a un enfermo, visitar a un preso-
son cosas que cualquiera puede hacer. No
se trata de dar millones de pesos, ni de escribir nuestros nombres en los
anales de la Historia; sino de prestar una sencilla ayuda a personas que nos
encontramos todos los días. No hay ninguna otra parábola que le abra el camino
de la gloria de tal manera a la gente sencilla.
2.
Debe ser una ayuda desinteresada. Los que la prestaron no lo
hicieron pensando que estaban ayudando a Cristo o haciendo méritos para la
eternidad; ayudaban porque no podían hacer menos. Era la reacción natural,
instintiva, totalmente desinteresada,
del corazón amante. Mientras que, por la otra parte, la actitud de los que
dejaron de ayudar era: < Si
hubiéramos sabido que eras Tú, Te habríamos ayudado con mil amores; pero
creímos que era simplemente una persona corriente que no valía la pena ayudar.»
Sigue siendo verdad que hay algunos que ayudarían si hubieran de recibir por
ello alabanzas y gracias y publicidad; pero ayudar de esa manera no es ayudar;
es apilarse méritos. No es prestar por
generosidad, sino por egoísmo disfrazado. La ayuda que obtiene la aprobación de
Dios es la que se da nada más que para ayudar.
3. Jesús nos coloca cara a cara con la maravillosa
verdad de que toda ayuda de esta clase que prestemos a nuestros semejantes se
Le da a Él, y toda la ayuda que se niega, se Le niega a Él. ¿Cómo puede ser
esto? Si de veras queremos alegrar el corazón de un padre, si de veras queremos
moverle a gratitud, la mejor manera de
hacerlo es ayudando a uno de sus hijos. Dios es el gran Padre; y la manera de
alegrar el corazón de Dios es ayudando a Sus hijos, nuestros semejantes.
CONCLUSION:
Para
concluir, el juicio de los gentiles nos recuerda de manera enérgica que Cristo
y Su pueblo son uno; lo que les afecta a ellos le afecta a El. Tenemos una gran
posibilidad de mostrar bondad para con El, mostrándola a aquellos que le aman
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