LECCION PARA EL DOMINGO 28 DE ABRIL DE 2013
MATEO 26: 31-35
MATEO 26: 73-74
INTRODUCCION:
A
lo largo de todo Su ministerio terrenal, el Señor Jesús había advertido
fielmente a Sus discípulos tocante al
camino que tenía por delante. Ahora les
dice que aquella noche todos le abandonarían. El temor se apoderaría de ellos
cuando vieran desencadenarse la furia de la tempestad. Dejarían a Su Maestro
para salvar sus vidas.
Pero El no los dejó sin esperanza. Aunque ellos se avergonzasen de su asociación con Él, por Su parte Él
nunca los abandonaría. Después de resucitar de entre los muertos, los
encontraría en Galilea.
¡Que amigo más maravilloso,
siempre fiel!
DESARROLLO:
Hay
tres significativos “todo” en esta historia. Tomados en conjunto, y
comprendidos en su profundidad y en relación a la actitud de Jesús hacia estos
hombres, ellos revelan debilidad humana en contraste con fortaleza divina.
Nótese:
“Todos vosotros me seréis infieles” (v. 31)
Todos protestan que esto nunca ocurrirá (v.35).
“Todos ellos le dejaron y huyeron” (v. 56).
Sin embargo, todos estos once fueron hombres salvados,
considerados así por el Señor en su abundante bondad y amor perdonador (26:29;
cf. Jn. 17:6, 14, 16). Ninguno de ellos se perdió (Jn. 17:12).
En este desliz momentáneo de los discípulos, la falta de mostrar su
lealtad esta noche, Jesús ve el cumplimiento de la profecía de Zac. 13:7.
V 32. Pero
después de que haya resucitado, iré delante de vosotros a Galilea. Otra
revelación de amor es esta, porque aquí, aun antes de ser esparcidos, estos
hombres ya reciben la seguridad de que se volverán a reunir. En un lenguaje
claro y sin figuras Jesús les habla nuevamente de su resurrección de los
muertos. Les asegura que una vez resucitado irá delante de ellos a Galilea, la
misma región de sus hogares y lo que es más Importante donde originalmente el
Señor los había llamado a ser sus seguidores.
Leer V 33.
Toda promesa es una deuda. Hay quienes prometen para liberarse
momentáneamente de un compromiso, pero con la intención de no cumplir. Estas
personas son satánicas porque no les interesa cuántas personas o circunstancias
importantes dependen del cumplimiento de lo prometido. Causa daños
irreparables. Algunas prometen sin pensar en lo que prometen; éstas son
inconscientes y también cometerán perjuicios. Pero están los que, prometiendo,
motivados por un sentimiento de solidaridad o por propia nobleza, piensan que
podrán cumplir pero ignoran que fuerzas ajenas o fortuitas intervendrán para
hacer imposible que cumplan la promesa.
Esto es humano y es lo aceptable en un mundo siempre inseguro como el
nuestro.
Es el mundo en que vivió el apóstol Pedro (ver 26:33). Satanás siempre
lucha para hacer caer a los predicadores, los pastores, los líderes de las
iglesias. Trabaja tenazmente para que esto suceda. Si cae un predicador, muchos
no querrán oír el evangelio. Si cae un líder, muchos no querrán seguir a Cristo.
Si cae un pastor, muchos ya no querrán creer en Dios.
Si podemos rescatar algo positivo de Pedro, diremos que su promesa de
lealtad se debió a que no dudaba de sí mismo, no temía al fracaso, no esperaba
ser vencido.
Confiaba totalmente en la fuerza de su Maestro. Lamentablemente desconocía
qué fuerzas ocultas acechaban en las sombras (ver Luc. 22:31).
CONCLUSION:
En este pasaje se nos muestran
algunas cualidades de Jesús.
1.- Vemos el realismo de
Jesús. Sabía lo que Le esperaba. Mateo ve la huida de los discípulos
anunciada en el Antiguo Testamento, en Zacarías 13:7. Jesús no era ningún optimista iluso que cerrara los ojos despreocupadamente
ante los hechos. Preveía lo que era inevitable que sucediera, y seguía
adelante.
2.- Vemos la confianza de
Jesús. < Cuando resucite -les dijo-, iré por delante de vosotros a Galilea.>
Jesús siempre vio más allá de la Cruz. Estaba tan seguro de la gloria como del
sacrificio.
3.- Vemos la
simpatía de Jesús.
Sabía que Sus
hombres iban a
huir ante el
peligro, abandonándole en el momento de Su mayor necesidad; pero no se
lo echa en cara, ni los condena por ello, ni los abruma con acusaciones, ni los
llama inútiles ni cobardes. Lejos de ello, les dice que cuando pase ese momento
terrible Se encontrará- con ellos de nuevo. La grandeza de Jesús se ve en el
hecho de que conocía a Sus hombres en su peor faceta, pero los seguía amando.
Él conoce nuestra debilidad humana; sabe lo propensos que somos a cometer
equivocaciones y a fallar en nuestra lealtad; pero ese conocimiento no
convertía Su amor en resentimiento o desprecio. Jesús no tiene más que simpatía
con la persona que sucumbe al pecado por debilidad.
Además, este pasaje nos muestra algo acerca de Pedro. No se puede
discutir su falta: exceso de confianza en sí mismo. Sabía que amaba a
Jesús -eso no se ponía nunca en duda-, y creía que tenía fuerzas para resistir
cualquier situación que surgiera. Se creía más fuerte de lo que le creía Jesús.
Solo estaremos a salvo, cuando sustituyamos la confianza que presume, por la
humildad que reconoce su debilidad y que depende, no de sí mismo, sino de la
ayuda de Cristo.
Los romanos y los judíos dividían la noche en cuatro vigilias: de 6 de
la tarde a 9, de 9 a medianoche; de medianoche a 3, y de 3 a 6 de la mañana. Se
suponía que el gallo cantaba entre las 3 y las 6 de la madrugada: Jesús quería
decir que antes de la cuarta vigilia Pedro Le negaría tres veces.
No hay comentarios:
Publicar un comentario