martes, 9 de abril de 2013

LA ULTIMA INVITACION DEL AMOR


LECCION PARA EL DOMINGO 14 DE ABRIL DE 2013


MATEO 26: 14-25
SALMO 41: 9
INTRODUCCION:
                        ¿Por qué decidió Judas traicionar a Jesús? Judas, como los otros discípulos, esperaban que Jesús iniciara una rebelión política y echara a los romanos. Como tesorero, seguramente esperaba (como lo hicieron los otros discípulos; véase Marcos 10.35–37) que le sería dada una posición importante en el nuevo gobierno de Jesús.
DESARROLLO:
                        Ya hemos visto que las autoridades judías querían encontrar la manera de arrestar a Jesús sin provocar disturbios, y ahora se les presentaba la oportunidad con la venida de Judas. Solo puede haber  tres  razones  por  las  que  Judas  traicionara  a  Jesús.  Todas  las  otras  sugerencias  son variaciones de estas tres.
1)                 Puede haber sido por avaricia. Según Mateo y Marcos, fue inmediatamente después de la unción  en   Betania   cuando  Judas  cerró  el  trato  terrible;  y  cuando  Juan  nos  cuenta  ese acontecimiento, dice que Judas hizo su protesta contra la unción porque era un ladrón y robaba del dinero que había en la caja (Juan 12:6). La suma por la que acordó traicionar a Jesús fue de treinta arguria. Un argurion era un siclo, que valía unas 33 pesetas. Por lo tanto en moneda de hoy sería como 66 dólares, en pesos chilenos,
$ 31.020. En ese caso, Judas hizo el negocio más mezquino de la Historia, es el ejemplo más terrible de la bajeza a la que puede llegar, el amor al dinero.
2)             Puede que fuera por un odio terrible basado en una desilusión fatal. Los judíos siempre habían tenido un sueño de poder; por tanto, tenían sus nacionalistas extremos, que estaban preparados a cometer  crímenes  y  violencia  para  echar  a  los  romanos  de  Palestina. Puede que Judas fuera uno de ellos, y que ése fuera el origen de su seudónimo, Sicarius > Iscariote. Y que se había adherido a Jesús creyéndole el dirigente divinamente inspirado que, con Su poder milagroso, podría dirigir la gran revolución. Puede que hubiera notado que Jesús había tomado otro camino, que no conducía más que a la Cruz. Puede que Judas llegara a odiar a Jesús tanto porque no era el Cristo que él quería que fuera.
3)                 Puede ser que Judas nunca pretendiera que Jesús muriera. Puede ser que, como ya hemos visto, viera en Jesús al Dirigente divino. Puede que pensara que Jesús iba demasiado despacio; y puede que no deseara otra  cosa  que obligarle a actuar. Puede que traicionara a Jesús con la intención de obligarle a revelarse. Ese es de hecho el punto de vista que encaja mejor con todos los datos. Y eso explicaría por qué Judas se suicidó cuando su plan resultó un fracaso.
Lo miremos como lo miremos, la tragedia de Judas consistió en que se negó a aceptar a Jesús como era, y trató de hacerle como él quería que fuera. No somos nosotros los que podemos cambiar a Jesús a nuestro gusto, sino  Jesús  el que ha de cambiarnos a nosotros a Su imagen. No Le podemos usar nunca para que se realicen nuestras ideas; debemos someternos a Él para que se realicen las Suyas. La tragedia de Judas fue la de una persona que creyó que sabía más que Dios.

Vv. 20-25
Hay momentos en estas últimas escenas de la historia evangélica en que Jesús y Judas parecen encontrarse en un mundo aparte, en el que no hay nadie más. Una cosa es segura: Judas tiene que haber estado planificando su horrible negocio con un secreto total. Si el resto de los discípulos hubieran sabido lo que se traía entre manos, no le habrían  dejado salir con vida de la habitación. Sin duda les había ocultado sus planes a sus condiscípulos -pero no podía ocultárselos a Cristo. Eso es lo que pasa siempre: una persona puede ocultarles sus pecados a sus semejantes, pero no los puede ocultar nunca de los ojos de Cristo, que ve los secretos del corazón. Jesús sabía, aunque nadie más lo supiera, lo que Judas se traía entre manos.
Y ahora podemos ver el método de Jesús con el pecador. Podría haber usado Su poder para aterrar a Judas, para paralizarle, hasta para matarle. Pero la única arma que Jesús usará siempre es la de la invitación amorosa. Uno  de  los grandes misterios de la vida es la manera que tiene Dios de respetar la iniciativa humana. Dios no obliga nunca; solo invita.
Cuando Jesús trata de hacer que una persona deje de pecar, hace dos cosas:
La primera, le pone cara a cara con su pecado. Trata de hacerle que se detenga y piense en lo que está haciendo. Es como si le dijera: «Mira lo que estás pensando hacer: ¿Puedes tú realmente hacer algo así? Se ha dicho que nuestra mayor seguridad frente al pecado está en el horror que nos causa. Y una y otra vez Jesús invita a cada persona a detenerse y mirar y darse cuenta, para que el mismo horror de su pecado la haga volver a sus cabales.
La segunda, le pone cara a cara consigo mismo, con el mismo Cristo. Invita a la persona a que Le mire, como si dijera: « ¿Puedes mirarme? ¿Puedes enfrentarte con Mis ojos y marcharte a hacer lo que te habías propuesto?» Jesús trata de hacer que la persona se dé cuenta del horror de lo que estaba a punto de hacer, y del amor que anhela impedírselo.
CONCLUSION:
                        Es precisamente aquí donde vemos lo terrible que es el pecado, por su terrible libertad. A pesar de la última llamada del amor, Judas siguió adelante. Aun cuando se encontró cara a cara con su pecado y con el rostro de  Cristo, no quiso dar marcha atrás. Hay pecados y pecados. Existe el pecado del corazón apasionado, de la persona que, en el impulso del momento, se ve arrastrada a hacer lo que no debe. Que nadie tome a la ligera tal pecado; sus consecuencias pueden ser muy terribles; pero mucho peor es el pecado decidido, calculado, insensible, que sabe  lo que está haciendo a sangre fría, que se enfrenta con lo terrible de la acción y con el amor de los ojos de Jesús, y sin embargo todavía sigue con su plan. El corazón se nos revuelve contra el hijo o la hija que quebranta a sangre fría el corazón paternal -que es lo que Judas hizo con Jesús-, y la tragedia es que esto es lo que todos hacemos muchas veces.

No hay comentarios:

Publicar un comentario