miércoles, 29 de mayo de 2013

LA MUERTE DEL TRAIDOR

LECCION PARA EL DOMINGO 02 DE JUNIO DE 2013
MATEO 27: 1 – 10
HECHOS 1: 18-19

INTRODUCCION:
                               Esta sección describe el tercer juicio bajo las autoridades judaicas. La importancia del juicio se ve en el hecho de que aun a esa hora tan temprana —al amanecer (v. 1) el Sanedrín estaba reunido en pleno. Principales sacerdotes ( v. 1b) se refiere a los sumos sacerdotes. Parece que todos se refiere a los sumos sacerdotes y ancianos, indicando una reunión en pleno. Este tercer juicio sirvió para dar cierta apariencia de legalidad a un proceso que fue, de todos modos, ilegal en muchos aspectos.
El gobierno romano había concedido a los líderes judíos cierta libertad para gobernar y juzgar a su propio pueblo. Sin embargo, esa autoridad concedida no les permitía llevar a cabo la sentencia de muerte. Por eso llevaron a Jesús a Poncio Pilato para lograr su aprobación para crucificarlo (leer  Juan 18:31).
DESARROLLO:
                               Mateo no nos dice cuál fue la acusación pero Lucas sí. En el sanedrín, la acusación que se había aceptado contra Jesús era la de blasfemia (Mateo 26: 65s). Pero nadie sabía mejor que las autoridades judías que eso no era una acusación válida ante Pilato. Les diría que se marcharan y zanjaran solos sus desavenencias religiosas. Así que, como nos dice Lucas, se presentaron delante de Pilato con una triple acusación, cada una de cuyas partes era  una  mentira, y una mentira deliberada. Acusaron a Jesús, en primer lugar, de ser un revolucionario; en segundo, de incitar al pueblo a no pagar los impuestos, y en tercero, de presentarse como un rey (Lucas 23:2). Prepararon tres acusaciones políticas, mentiras conscientes, porque sabían que esas eran las únicas que podían obligar a Pilato a actuar.
27:3–10. Mateo es el único de los cuatro Evangelios que relata el fin de Judas, aunque Lucas, en base a otra tradición, lo describe en Hechos (1:18, 19). El relato de Lucas, a pesar de ser más escueto, presenta una descripción más gráfica del suicidio. Esta sección incluye tres acciones: lo que hizo Judas (vv. 3–5), lo que hicieron los sumos sacerdotes (vv. 6, 7) y una explicación de Mateo (vv. 8–10).
1.-Lo que hizo Judas. Mateo identificó a Judas como el que entregaba (26:25, 48) a Jesús. Su traición fue un acto que la primitiva iglesia no estaba dispuesta a olvidar. Cuando Judas, el que lo había traicionado, vio que Jesús fue condenado, se llenó de remordimiento y devolvió las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos, diciendo: He pecado entregando sangre inocente. No se dice exactamente cuando fue que Judas se llenó de remordimiento, pero el texto deja la impresión de que fue inmediatamente después de saber que Jesús había sido sentenciado a muerte. Puede ser que haya corrido hacia los principales sacerdotes y los ancianos en el momento mismo en que se formaba la procesión para llevar a Jesús al pretorio. Judas se desesperó. Arrojó las monedas de plata en el templo (naós 3485), o sea, el lugar santo donde solamente los sacerdotes podían entrar. Quizá llegó hasta la puerta y las arrojó hacia adentro. No es probable que haya violado el recinto sagrado. Acto seguido, salió y se ahorcó. Probablemente este acto ocurrió antes del juicio final de Jesús, o sea, en la madrugada antes del amanecer.
2.-Lo que hicieron los sacerdotes. Los sacerdotes, que no tuvieron ningún reparo en condenar a muerte a un hombre inocente y que se mostraron indiferentes ante la angustia de Judas, ahora tienen sumo cuidado de no violar la ley en cuanto a echar las piezas de plata —precio de sangre, v. 6 en el tesoro del templo. Probablemente habían sacado estas piezas de plata del tesoro del templo para pagar a Judas. Bien había dicho Jesús: Coláis el mosquito pero tragáis el camello (23:24). Los sacerdotes decidieron usar el dinero “contaminado” para comprar un campo, conocido como el del Alfarero (v. 7). Se supone que un alfarero había utilizado la tierra de ese campo para preparar el barro con que hacía los utensilios. Quizá el campo ya no serviría para otra cosa sino para cementerio. El cementerio serviría solamente para sepultar a los gentiles que vivían en la ciudad de Jerusalén, pues ningún judío sería sepultado en un lugar profano como éste.
3.-La explicación de Mateo. Este autor explica cómo el terreno llegó a llamarse Campo de Sangre. Mateo tiene un interés especial en relacionar los eventos de la vida de Jesús con profecías del AT. Dieciséis veces usa la expresión para que se cumpliese lo dicho por medio del profeta... Aquí en cap. 27 hay una relación entre el evento recién descrito y dos profecías del
AT: Jeremías 32:7–9 y Zacarías 11:12, 13.
CONCLUSIÓN:
                               Jesús nunca fue víctima de los demás; también en su sufrimiento se revela como `Rey'. Él sufre voluntariamente, con el propósito de librarnos de nuestras culpas. Jesús morirá como lo había dicho. En su sabiduría Dios permite que la maldad de los hombres se lance con furia en contra de su Hijo. El Señor encamina todas las cosas para que ellas ejecuten su voluntad. Esto nos enseña que a pesar de que el hombre despliegue toda su odio en contra de Dios, Él nunca pierde el control de la situación; su soberanía y gobierno son absolutos.

Final de traidores
Las Escrituras nos narran que Judas, vencido por el remordimiento al ver condenado a Jesús, se suicidó. Pero la leyenda acerca de Pilato cuenta que desde la crucifixión no pudo tener nunca más paz en su alma. Sabemos históricamente que fue requerido por Roma para informar acerca de unas irregularidades durante su mandato. Al parecer también se habría suicidado víctima del desasosiego permanente que sacudía su alma. En cuanto a Anás, la suerte no fue mejor porque su hogar sucumbió ante un amotinamiento originado en el pueblo mismo. Había familiares que murieron asesinados y la casa fue saqueada. Tampoco Caifás pudo seguir en su cargo por la situación embarazosa creada desde el caso de Jesús. La maldad de los hombres puede no tener límites, pero tiene su propio fin: el de la tragedia.

jueves, 23 de mayo de 2013

La triple negación de Pedro

LECCION PARA EL DOMINGO 26 DE MAYO DEL 2013


MATEO 26: 69 – 75
2 TIMOTEO 2: 12

INTRODUCCION:
                               No se puede leer este pasaje sin sentirse impresionado por la sorprendente sinceridad del Nuevo Testamento. Si hubo alguna vez un incidente que uno habría esperado que se silenciara, sería este; y sin embargo se nos cuenta aquí con todo su vergonzoso realismo.

DESARROLLO:
                               Lejos de suprimir esta historia, Pedro la incluía como una parte esencial del Evangelio; y lo hacía por las mejores razones. Cada vez que contara la historia, diría: «Así es como perdona  Jesús. Él me perdonó a mí cuando Le fallé en la hora de Su máxima amargura. Eso es lo que Jesús es capaz de hacer. Me tomó a mí, el cobarde de Pedro, -y hasta a mí me usó.» No, debemos leer nunca esta historia sin recordar que fue el mismo Pedro el que tuvo un interés especial en que nos llegara la vergüenza de su pecado para que todos conozcamos la gloria del amor perdonador  y  el poder purificador de Jesucristo.
Y, sin embargo, sería un error mirar a Pedro con nada más que una condenación inflexible. El hecho luminoso es que el desastre que le sucedió a Pedro es el que solamente le podía suceder a una persona que tuviera el coraje  más heroico. Todos los otros discípulos huyeron; Pedro fue el único que no huyó. En Palestina, las casas de la  gente bien estaban construidas en forma de cuadrado hueco alrededor de un patio al que daban las habitaciones.  Para Pedro, el entrar en el patio que estaba en el centro de la casa del sumo sacerdote era meterse en la boca del lobo; y sin embargo lo hizo. Cualquiera que fuera el final de esta historia, empezó con Pedro como un hombre de valor.
La primera negación tuvo lugar en el patio. Después de que le reconocieron, cualquiera habría supuesto que Pedro habría salido huyendo; un cobarde se habría perdido en la oscuridad de la noche lo más pronto  posible;  pero Pedro no; sólo se retiró al porche. Estaba desgarrado entre dos sentimientos: tenía en el corazón un miedo que le hacía querer huir; pero tenía también en el corazón un amor que le mantenía allí. De nuevo, alguien le reconoció en el porche; y esta vez juró que no conocía a Jesús. Y todavía no se fue. Aquí tenemos una muestra del coraje más persistente.
Pero la tercera  negación de Pedro le delató. Por su acento se le había notado que era galileo. Los galileos  hablaban con un acento  especial; los puristas lo consideraban tan inaceptable que a ningún galileo se le permitía pronunciar la bendición en el culto de la sinagoga. Una vez más, Pedro fue acusado de ser seguidor de Jesús. Pedro llegó más lejos esta vez: no solamente juró que no conocía a Jesús, sino que llegó hasta a maldecir Su nombre. Pero con todo y con eso aún está claro que Pedro no tenía intención de marcharse del patio. Y entonces cantó el gallo.
Por Lucas. 22:61 sabemos que en el momento mismo en que el gallo cantaba, o por lo menos muy cerca de ese momento, alguien está mirando directamente a los ojos de Pedro. Es Jesús, con su rostro muy probablemente aún cubierto con los salivazos, ennegrecido y amoratado por los golpes recibidos. Parece que el Maestro, terminado el juicio, está siendo llevado a través del patio hacia la celda, desde la cual, dentro de pocas horas, será conducido una vez más ante el Sanedrín.
Cuando Pedro oye el canto del gallo y ve a Jesús mirándolo con ojos tan llenos de dolor, pero también llenos de perdón, se le despierta repentinamente el recuerdo de la predicción y advertencia de Cristo (v. 34). Y salió fuera y lloró amargamente. No se dice como fue que al fin Pedro pudo salir del palacio, pero como quiera que sea, Pedro sale y llora como solamente Pedro puede llorar: amarga, profusa, significativamente, lleno su corazón con un genuino pesar por lo que ha hecho.
CONCLUSION:
                               Lo que sucedió con Pedro después de esto no lo sabemos, porque la historia evangélica corre un amable velo sobre la agonía de su vergüenza. Pero antes de condenarle debemos reconocer que pocos de nosotros habríamos tenido el coraje de permanecer en aquel patio. Y hay otra cosa que debemos decir: fue el amor lo que le dio a Pedro aquel coraje; fue el amor lo que le clavó allí a pesar del hecho de que le habían reconocido tres veces; y fue el amor lo que le hizo recordar las palabras de Jesús; y fue el amor lo que le echó  afuera para llorar; y es el amor lo que cubre multitud de pecados. La impresión que nos deja esta historia no es la de la cobardía de Pedro, sino la de su amor.

UNA VERDAD PRÁCTICA:
Existen circunstancias de la vida en que se exige la lealtad de las lealtades. Uno debe permanecer firme en la adversidad aunque le caiga el infierno encima. Tal fue el caso del soldado de Pompeya que permaneció firme en su puesto cuando el volcán le sorprendió con la lava y lo convirtió en una estatua de piedra pómez.
Se dice que en la prosperidad "tus amigos te conocen pero en la adversidad conoces a tus amigos". Jesucristo ya conocía a Pedro y a pesar de haberle negado siguió siendo su amigo.
En la vida cristiana hay muchos Pedros que niegan y caen. No es bueno hablar de cuantas veces lo hicieron, sino de cuántas veces se levantaron.

jueves, 16 de mayo de 2013

EL JUICIO ANTE EL SANEDRIN

LECCION PARA EL DOMINGO 19 DE MAYO DE 2013


MATEO 26: 57-68
MATEO 16: 16-17

INTRODUCCION:
                               Pedro no debería haberle seguido, mucho menos «de lejos» (v. 58). Zacarías 13.7 (Mt 26.31) profetizó que las ovejas serían esparcidas, y en Juan 18.8 Jesús claramente les dijo a los discípulos que se fueran. Él le advirtió a Pedro que Satanás estaba tras ellos (Lc 22.31–34) y que negaría a su Señor esa noche. Cuando los creyentes no escuchan la Palabra de Dios, siempre se meten en problemas.
Era ilegal que el concilio judío (el sanedrín) se reuniera y dictara sentencia por la noche, de modo que se reunieron de nuevo a la mañana siguiente (27.1) para hacer «legal» su decisión. El silencio de Cristo ante sus acusadores dio cumplimiento a Isaías 53.7. Su declaración en el versículo 64 retrocede hasta Daniel 7.13 y a las palabras que Él mismo les dijo a los fariseos respecto a sentarse a la diestra del Señor (22.41–46). Afirmaba ser Dios, y esto hizo que el sumo sacerdote dictaminara que era culpable de blasfemia (Lv 24.16).

DESARROLLO:
                               Para entender Mt. 26:57–68 y lo que sigue en el cap. 27 es necesario recordar que Jesús tuvo que pasar por dos juicios. El primero se llama frecuentemente el juicio eclesiástico; el segundo, el civil. El primero consistió de tres etapas, y lo mismo ocurrió con el segundo. Las tres etapas del así llamado juicio eclesiástico fueron:
a. la audiencia preliminar ante Anás(Jn. 18:12–14, 19–23);
b. el juicio ante el Sanedrín, esto es, ante Caifás y los escribas y ancianos (Mt. 26:57); y
c. el juicio ante este mismo cuerpo un poco después de amanecer (Mt. 27:1).
La audiencia ante Anás, descrita solamente por Juan, no se debe confundir con el juicio ante Caifás.
                Las tres etapas en el juicio ante las autoridades civiles fueron:
a. el juico ante Pilato;
b. el juicio ante Herodes, y
c. continuación del juicio ante Pilato. Así como la audiencia preliminar ante Anás se encuentra solamente en el Evangelio según Juan, también la comparecencia de Cristo ante Herodes la relata solamente Lucas (23:6–12).
                En este párrafo (Mt. 26:57–68), por lo tanto, se supone que ya se ha celebrado la audiencia preliminar ante Anás.
                Aunque todos los discípulos habían huido, dos—Pedro y “otro discípulo”—pronto se juntaron y comenzaron a seguir a la banda que conducía a Jesús hacia el palacio del sumo sacerdote. En el caso de Pedro, “seguir a Jesús” probablemente fue un impulso provocado en parte por las jactanciosas palabras que pronunció, según se relatan en los vv. 33 y 35; en parte también por pura curiosidad, como lo establece el texto.

Leer Vv  59-60.
                               ¿Por qué tener un juicio ya que el Sanedrín había decidido hace mucho tiempo que Jesús debía morir (Jn. 11:49, 50), cual acuerdo se había vuelto a confirmar muy recientemente (Mt. 26:4)?” Respuesta: Había que oficializar el veredicto y formular las razones para que la sentencia que posteriormente se basara en ellas pudiera ser justificada ante los judíos para poder obtener la cooperación indispensable de los gentiles, especialmente Pilato.
Era una profunda humillación para el que era absolutamente sin pecado ser sometido aun juicio dirigido por hombres pecadores. Ser juzgado por tales hombres y bajo tales circunstancias hacía que esto fuera infinitamente peor. El codicioso, venenoso, y vengativo Anás (véase sobre Jn. 18:13), el rudo, astuto e hipócrita Caifás (véase sobre Jn. 11:49–50), el artero, supersticioso y egoísta Pilato (véase sobre Jn. 18:29); y el inmoral, ambicioso y superficial Herodes Antipas, ¡tales personas eran sus jueces!
                En realidad, todo el juicio fue una farsa. Fue un “juicio nulo”. No había la menor intención de dar a Jesús una audiencia justa con el objeto de descubrir en estricta conformidad con las leyes de la evidencia si los cargos en su contra eran justos o infundados. En los anales de la jurisprudencia no hay parodia de juicio celebrado que sea más vergonzoso que éste. Diversos autores han enfatizado que el juicio de Jesús fue ilegal en base a varios puntos técnicos, como las siguientes:
a. No se permitía celebrar de noche juicios en que se comprometía la vida del acusado. Sin embargo, Jesús fue juzgado y condenado entre la 1 y las 3 de la mañana del día viernes y fue ejecutado durante la Fiesta, lo que estaba prohibido. Según la ley farisea, no se podían iniciar audiencias sobre un caso que comprendiera la pena capital en la víspera de una fiesta mayor como la pascua. No se podía declarar reo a una persona durante la noche. Ejecutar la sentencia en el día de una de las grandes fiestas era contrario a las reglas establecidas.
b. El arresto se efectuó como resultado de un soborno, a saber, el dinero de sangre que Judas había recibido,
c. Se pidió a Jesús que se incriminara a sí mismo. 
d. En casos de pena capital, la ley judaica no permitía que la sentencia fuese pronunciada hasta el día siguiente al día en que el acusado era declarado reo.
Por eso, en realidad este no es un juicio en ninguna forma. Es un asesinato. La historia eclesiástica ofrece otros casos muy tristes de líderes que fueron condenados por jueces que estaban llenos de envidia. ¡El día del juicio revelará algunos casos sorprendentes! Pero de entre todas las parodias de justicia, ninguna siquiera comienza a compararse con aquella en que el Sumo Sacerdote celestial, Jesucristo, estuvo de pie ante los sumos sacerdotes terrenales, Anás y Caifás. Que el Santísimo sin imperfección fuese llevado ante estos perversos bribones, ¡eso era sufrimiento!

CONCLUSION:
Cuando a Jesucristo se le preguntó si era el Mesías, contestó que sí (26:64). Fue acusado, entonces, de atribuirse cualidades que no le correspondían y que pertenecían a Dios. Pero nosotros sabemos que el Señor no podía eludir una respuesta como ésta, porque no hacía otra cosa que decir la verdad. Se ve que las verdades de Cristo hacen reaccionar a los hombres, ya sea para que acepten lo que él dice o para que se dediquen a combatirlas.
Hasta el día de hoy, cuando una persona se encuentra cara a cara con Jesucristo, tiene que odiarle o amarle; no puede hacer más que someterse a El o desear destruirle. Ninguna persona que se dé cuenta de lo que Jesucristo exige puede ser neutral. Tiene que ser, o Su aliado, o Su enemigo.

martes, 7 de mayo de 2013

La traición y la captura de Jesús


LECCION PARA EL DOMINGO12 DE MAYO DE 2013

MATEO 26: 47-56
JUAN 13: 18

INTRODUCCION:
                              Probablemente para el lector la sorpresa más grande en este pasaje es la señal que Judas utilizó para identificar a Jesús de  entre los discípulos. El beso fraternal se reserva para los amigos y hermanos espirituales más íntimos, expresando aprecio y afecto sincero. La hipocresía llegó a su colmo cuando Judas empleó la señal de amistad como señal de identificación para entregar a su mejor amigo a los enemigos, sabiendo que querían matarlo. Habrá sido uno de los momentos más tristes para Jesús que uno de los doce que él había escogido, uno que había caminado a su lado durante tres años, lo entregara. Mateo identifica a Judas otra vez como uno de los doce (v. 47). Parece que quiere decir: “Aunque parezca imposible, uno de los doce fue el que lo entregó.”

DESARROLLO:
                           Como ya hemos visto, la intervención de Judas puede que surgiera de uno de dos motivos. Puede que realmente,  fuera por avaricia o por desilusión, quería que mataran a Jesús; o puede que estuviera tratando de obligarle a manifestarse y actuar, y que no quisiera verle morir.
Hay, por consiguiente, dos maneras de interpretar este incidente. Si no había en el corazón de Judas nada más que un odio negro o una especie de avaricia insensata, este es sencillamente el más terrible beso de la Historia; y una señal de traición. En ese caso, no se puede decir nada de Judas que sea demasiado malo.
Pero hay señales de que era más que eso. Cuando Judas le dijo al gentío armado que les indicaría con un beso al Hombre a Quien tenían que arrestar, la palabra que se usa en griego es filein, que es la palabra corriente para besar; pero cuando se dice que Judas realmente Le dio un beso a Jesús, la palabra que se usa es katafilein, que es la palabra que indica un beso de amor, y quiere decir que Judas besó a Jesús repetidas veces y fervientemente. ¿Por qué había de hacer eso Judas?
Además, ¿por qué hacía falta ninguna identificación de Jesús? Lo que los partidarios necesitaban que se les indicara no era quién era Jesús, sino el lugar y el momento oportuno para arrestarle. Los que Judas llevó a  Getsemaní  eran siervos de los principales sacerdotes y de los ancianos del pueblo; deben de haber sido de la policía del templo, la única fuerza que tenían a su disposición los principales sacerdotes. Es increíble que la policía del templo no supiera ya muy bien Quién era el Hombre Que hacía pocos días había limpiado el templo y echado de él  a los cambistas y a los vendedores de palomas. Es increíble que no pudieran reconocer al Hombre que había  estado enseñando diariamente en los atrios del templo. Una vez que Judas los habían llevado a Getsemaní, ya ellos sabían muy bien a Qué Hombre tenían que arrestar.
Dos cosas más se destacan en este encuentro entre Judas y Jesús. Judas le saludó con el título Rabí (v. 49), que significa “Maestro”, cuando los otros discípulos normalmente lo llamaban “Señor”. Por otro lado, ¡Te saludo! (v. 49) es una expresión derivada del verbo griego Jaíro  y significa “me gozo”.
        La respuesta de Jesús, sin embargo, está llena de compasión y disposición, aun en esta hora, de perdonarle. Amigo (v. 50) traduce un término  que se usa solamente tres veces en el NT (comp. 20:13; 22:12) y significa “compañero”, o “camarada”. Las tres veces que se emplea se refiere a uno que había hecho mal al que habla.
Juan agrega un detalle importante al describir la reacción espontánea de los soldados del sumo sacerdote cuando Jesús se identificó con la expresión Yo soy (Juan 18:5). Dice que se apartaron hacia atrás y cayeron a tierra (Juan 18:6; trad. del autor). ¿No sería éste un anticipo simbólico de la victoria final de Jesús sobre las fuerzas del mal?
           Jesús mandó a Pedro guardar la espada y le dio tres razones para el mandato:
1.        Primero,  Jesús mismo tenía recursos para defenderse, si hubiera querido usarlos.
2.    Segundo, Jesús rechazó el uso de armas para defenderse. Tenía acceso a recursos espirituales poderosos: doce legiones de ángeles (v. 53); siendo cada legión de 6.000. No fue forzado a ir a la cruz, sino que se entregó voluntariamente.
3.       Tercero, el uso de la espada impide el cumplimiento del plan de Dios. Las Escrituras... (v. 54) es una expresión que se refiere a los libros del AT. ¿Cómo se cumplirían las Escrituras...? (v. 54) se refiere a todas las profecías acerca del Mesías, especialmente acerca de su muerte en la cruz por los pecados del pueblo (comp. Sal. 22; Isa. 53).

CONCLUSION:
                         Todos los discípulos “se escandalizaron” de Jesús en el momento del arresto, según la profecía de Jesús (v. 31) y a pesar de la negación de ellos (v. 56). La sombra de la cruz se extendía sobre Jesús. El hecho de estar íntimamente asociado con él traería sus consecuencias peligrosas. Por eso, el temor se apoderó de los once seguidores y por el momento, dejaron de ser seguidores de cerca. ¿Qué sentimiento habrá llenado sus corazones cuando se dieron cuenta después que Jesús había acertado en la profecía acerca de su abandono?


El beso
Entre los orientales el beso es una costumbre muy antigua. Puede expresar respeto y afecto. También se besaba el suelo, o la barba, como el caso que se menciona en 2 Samuel 20:9 cuando Joab toma la barba de Amasa para besarla y clava su daga. Era (y todavía es) común hacerlo entre parientes, padres e hijos. Entre los paganos se besaban las imágenes e ídolos, tal cual hoy besan en algunas religiones.
En la iglesia primitiva los hermanos se besaban fraternalmente, pero esta costumbre casi ha desaparecido. Hasta el día de hoy se discute la intención del beso de Judas.
Al parecer, Judas lo hizo repetidamente, como no dejando lugar a dudas de que estaba señalando a quién se debía arrestar. También se interpreta que lo hizo en forma de despedida. Lo cierto es que no hay beso tan histórico como éste. Pues si bien algunos a veces pagan por un beso, Judas pagó con su vida.

miércoles, 1 de mayo de 2013

LA BATALLA DEL ALMA


LECCION PARA EL DOMINGO 5 DE MAYO DE 2013

MATEO 26: 36-46
HEBREOS 5: 7
INTRODUCCION.
                               Todos los discípulos manifestaron que estaban dispuestos a morir antes que abandonarlo. Pocas horas más tarde, sin embargo, huyeron. Hablar es fácil. Es sencillo decir que somos seguidores de Cristo pero nuestras declaraciones son solo significativas cuando se prueban en el crisol de la persecución. ¿Cuán sólida es nuestra fe? ¿Tiene suficiente firmeza para resistir una prueba intensa?

DESARROLLO:
                               Este es un pasaje al que debemos acercarnos de rodillas. Aquí, del estudio se debe pasar a la adoración.
Cerca de la medianoche, el pequeño grupo de discípulos, guiado por Jesús, llegó al huerto de Getsemaní, lugar donde  Jesús acostumbraba orar (Luc. 22:39). El término traducido lugar se refiere a una propiedad definida o a un lugar encerrado. Quizás era un huerto privado. Getsemaní (v. 36) es un nombre en griego  que viene del arameo y quiere decir “prensa de olivas”. Allí sería la arena de agonía donde se libraría la batalla de los siglos. Jesús entró resueltamente a este valle de sombra de muerte (Sal. 23:4) con el fin de prepararse a sí mismo y a los discípulos para el suplicio del día siguiente.
El Señor dejó a ocho de los discípulos en la entrada del huerto y llevó a Pedro, Juan y Jacobo más adelante. Estos tres formaban el círculo más allegado a Jesús que tuvo el privilegio de estar con él en tres momentos especiales: la transfiguración (17:1–13), cuando sanó a la hija de Jairo (9:23–26; Luc. 8:49–56) y ahora. Cuando se alejaron de los demás,  Jesús dejó aflorar sus emociones delante de ellos. La plena humanidad de Jesús se deja ver en las emociones que manifestó y por el deseo de tener a su lado a los tres  amigos más allegados para acompañarlo en su hora de crisis. Entonces comenzó a exteriorizar lo que había llevado en su corazón durante meses: una profunda tristeza y angustia de alma (v. 37). El verbo griego   que se traduce angustiarse (v. 37) es de origen incierto. Lo más probable es que se refiere a una “pena intensa” o “corazón pesado”. Mi alma está muy triste, hasta la muerte (v. 38) describe aún más la intensidad de las emociones que Jesús sentía, un grado que ningún ser humano puede entender cabalmente. Alma aquí se refiere  al asiento de los sentimientos y emociones. El alma de Jesús se menciona sólo aquí y en Juan 12:27. El mandato, quedaos aquí y velad conmigo (v. 38), no tenía el propósito de alertarle cuando viniesen los enemigos para que él pudiese escapar, o se escondiera. Más bien, Jesús deseaba el sostén y compañía que estos discípulos podrían proporcionarle en su hora de angustia.
Su tiempo de oración allí nos enseña cosas importantes.
a).-La oración en Getsemaní nos confirma la humanidad de Jesús: Comenzó a entristecerse y angustiarse (v. 37).
 Es Dios que se hizo hombre por nosotros (Fil. 2:5, 6).
Como hombre sufrió la angustia del sufrimiento (Heb. 4:15).
b.-La oración en Getsemaní nos enseña la sumisión de Jesús: Hágase tu voluntad (vv. 39, 42, 44).El es el único que podía ser nuestro Salvador
(Hech. 4:11, 12).
Luchó con la debilidad de su humanidad, pero se sometió al Padre
(Heb. 5:7, 8).
Entregó su vida en obediencia (Heb. 10:6, 7) y para cumplir las promesas del Padre.
c.-La oración en Getsemaní nos muestra la soledad de Jesús: Los halló durmiendo, (v. 40).
Ni sus amigos más íntimos podían entender lo que iba a hacer. No podían consolarlo. A pesar de sus promesas de lealtad, lo abandonaron (vv. 35, 55, 56). El estaría solo también en la cruz.
d.-La oración en Getsemaní nos evidencia el amor de Jesús (vv. 41, 43, 45).
En su intenso sufrimiento, todavía se ocupaba del bienestar espiritual de sus discípulos.
Su vida y su muerte fueron por amor a la humanidad (Juan 15:13).
¡Cuánta desilusión y dolor habrá pasado Jesús ese jueves por la noche! Anunció que Judas lo iba a entregar. Hubo controversia entre los discípulos en el aposento alto sobre quién sería el mayor. Jesús anunció la negación de Pedro; y ahora en el huerto, los discípulos se duermen a pesar de que él les había pedido expresamente que lo acompañasen despiertos.
Velad conmigo (v. 38) es una súplica más que un mandato. Jesús los necesitaba, ellos le fallaron. La pregunta ¿Así que no habéis podido velar ni una sola hora conmigo? (v. 40) capta la desilusión de Jesús. No habéis podido... es un verbo que se refiere al poder físico. Les faltó la fuerza física. Puesto que Pedro había afirmado tan categóricamente su lealtad, Jesús se dirigió a él en particular.

CONCLUSION:
                               En este momento, lo único que sabía Jesús era que tenía que seguir adelante, y delante Le esperaba una cruz.  Con toda reverencia podemos decir que aquí vemos a Jesús aprendiendo la lección que todos los seres humanos  debemos aprender algún día: Aceptar lo que no podemos comprender. Lo único que sabía era que la voluntad de Dios Le llamaba imperiosamente a seguir adelante. A cada uno de nosotros nos suceden cosas en este mundo que no podemos entender; es entonces cuando la fe se pone a prueba hasta su último límite; y en tales momentos es dulzura para el alma recordar que Jesús también lo pasó en Getsemaní. Tertuliano  nos conserva un dicho de Jesús que no está en los evangelios: «El que no haya sido tentado no puede entrar en el Reino del Cielo.» Es decir: Cada persona tiene su propio Getsemaní, y cada persona tiene que aprender a decir: «Hágase Tu voluntad.»

ALGUNAS VERDADES CON RESPECTO  A LA ORACION:
La oración hace que los creyentes que están de rodillas frente a Dios puedan ponerse de pie con firmeza frente a los hombres.
La oración pone al habla dos infinitos: el pensamiento humano y Dios.
A veces mostramos a los hombres lo que hay en nuestro corazón. Pero lo que les permitimos ver está sujeto a un estricto control por nuestra parte. En cambio cuando oramos, nuestro corazón pone al descubierto todo cuando hay en él. Es como si el sol penetrara de pronto en el panal de las abejas.
La oración no es sólo una conversación con Dios. Es compartir con él nuestras alegrías y tristezas, pensamientos y sentimientos, intenciones y proyectos. Es también el tiempo de compartir nuestros silencios con el Señor.