jueves, 11 de julio de 2013

LA REVELACIÓN DESLUMBRANTE

LECCION PARA EL DOMINGO 14 DE JULIO DE 2013

Mateo 27:51-56
 Hebreos 10:19-20
INTRODUCCION:
                        La oscuridad se disipó (27:45). La muerte substitutiva de Jesús trae luz (salvación) a un mundo perdido en pecado, es decir, a todos los que le aceptan por medio de una fe viva. Hubo también otras señales, las que se mencionan claramente aquí.
·         El velo roto
·         El terremoto, piedras se parten, sepulcros se abren
·         Santos resucitados
DESARROLLO:
                        Mateo ofrece más detalles que Marcos y Lucas en cuanto a tres fenómenos  sobrenaturales que sucedieron después de las tres de la tarde en el día de la crucifixión: el velo roto, un terremoto y muertos resucitados. Además, Mateo cita la confesión del centurión y la compañía de las mujeres seguidoras de Jesús.
El mismo verbo en griego, scidzo , se emplea para referirse al velo que se rasgó y a las rocas que se partieron. De este verbo viene nuestro término “esquizofrenia” que significa “personalidad dividida”. El velo separaba el lugar santo del lugar santísimo. Este recinto abrigaba antiguamente el arca, sobre la cual estaba una chapa metálica llamada el propiciatorio y sobre esa chapa, dos querubines, entre los cuales Jehová  moraba. El sumo sacerdote entraba una vez al año, en el día de la expiación, y rociaba sangre sobre el propiciatorio. El velo se describe como de unos 10 a 15 mm. de espesor, 18 m. de largo y 9 m. de ancho. El peso era enorme.
El rompimiento del velo, de arriba abajo (v. 51), simboliza la abolición del sistema sacerdotal oficial que servía de mediador entre Dios y los hombres, y daba acceso directo a la presencia de Dios para todo creyente. El oficio del sacerdocio pasaría a todos los creyentes (Heb. 6:19 s.; 9:1–14; 10:19–22; 1 Ped. 2:9).
El segundo fenómeno sobrenatural, o tercero contando el de la oscuridad, consistió de un fuerte temblor de la tierra, o un terremoto, que logró partir piedras. El verbo griego seío  quiere decir “agitar” o “sacudir”, del cual viene el término “sismo”. El texto dice que partió las piedras y parece decir que abrió los sepulcros, que estaban labrados en montes rocosos (comp. 27:61).
El tercer fenómeno sobrenatural en esta sección es el de la “resucitación” de muchos cuerpos de hombres santos (v. 52) y la aparición de ellos en Jerusalén después de la resurrección de Jesús (v. 53). ¿Quiénes eran los hombres santos? Algunos opinan que se refieren a creyentes en Cristo que habían muerto y fueron enterrados cerca de Jerusalén,  aunque otros opinan que se trató de “santos del viejo Israel”.
            Todo parece señalar hacia el hecho de que estos santos no volvieron a morir. Debe ser que, después de haber aparecido a muchos por algún breve período, Dios los haya llevado ahora cuerpo y alma para estar con él en el cielo, donde sus almas habían estado anteriormente.
Finalmente, esta señal, como las descritas en los vv. 51, 52a, es profética. Muestra que la muerte de Cristo garantiza nuestra resurrección gloriosa en la segunda venida de Cristo.
Resumiendo la importancia de estas señales, se puede decir que indican el significado de la muerte de Cristo para los hijos de Dios en todo clima y nación: acceso libre al trono de Dios y a su santuario celestial por medio de la muerte de Cristo; la herencia de un universo maravillosamente renovado; y una gloriosa resurrección a una vida que no verá jamás la muerte. Luego, todas estas señales también enfatizan la majestad de la persona que dio su vida en rescate por muchos. Particularmente pone énfasis en la rica significación de su muerte.
54. Ahora bien, cuando el centurión y los que con él estaban vigilando a Jesús vieron el terremoto y las cosas que estaban ocurriendo, se atemorizaron y dijeron: “Verdaderamente éste era Hijo de Dios”. La naturaleza parece generalmente indiferente al sufrimiento humano. Pero aquí, como el centurión lo ve, aun la naturaleza respondió a lo que le ocurrió a Jesús. Se menciona específicamente el terremoto. Pero se añade “y las cosas que estaban ocurriendo” o “y lo que ocurrió”. Sin duda la referencia es a los efectos del terremoto que eran visibles desde el Calvario; es decir, las rocas partidas y los sepulcros abiertos.
También se podría incluir la densa oscuridad y su disipación a las tres de la tarde. Cuando el hombre vio todo esto se vio notoriamente afectado al punto de “temer  grandemente”, esto es, de estar atemorizado. El jamás había visto nada como esto.
Mateo nos informa que no solamente el centurión sino aun los soldados que estaban bajo su mando se vieron igualmente afectados. Aquí nuevamente no hay contradicción. Es verdad que los soldados que habían crucificado a Jesús podrían ciertamente haber cambiado su modo de pensar. ¿No se había burlado al principio uno de los ladrones y luego se arrepintió? Según Lc. 23:48 aun la multitud en general finalmente quedó profundamente impresionada y “se volvían golpeándose el pecho”.
CONCLUSION:
                        Después de la muerte de Jesús, en seguida se hacen visibles las consecuencias de ella. El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo, indicándonos que desde ahora hay un nuevo camino hacia la comunión más íntima con Dios (cp. Hebreos 10 , 19 ).
La tierra tembló y los sepulcros se abrieron, mientras que muchos de los santos resucitaron después de la resurrección de Jesús. Un día la tierra devolverá todos los muertos que murieron en el Señor. La victoria de Jesús en la cruz es la garantía de que tal evento acontecerá.

Por último, un centurión confesó su fe; cualquiera que fuera la calidad de esta fe, el centurión es un nuevo testigo de la inocencia de Jesús y la promesa de una cosecha inmensa de nuevos creyentes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario