LECCION PARA EL DOMINGO 07 DE JULIO DE 2013
MATEO
27: 45-50
SALMO
69: 21
INTRODUCCION:
Las tres últimas horas
de la vida terrenal de Jesús fueron dramáticas en grado máximo. Mateo describe
cuatro cosas que sucedieron en este período:
1.- Una
oscuridad sobrenatural,
2.- El clamor
de desolación de Jesús,
3.- Las
actitudes de los soldados y
4.- La muerte
de Jesús.
La oscuridad
que se extendió sobre toda la tierra (v. 45) fue una manifestación
sobrenatural. Toda la tierra se referiría probablemente a Judea, o a
Palestina.
Fue un evento
concreto, objetivo y a la vez simbólico de la hora solemne cuando las fuerzas
de “tinieblas espirituales” reinaban aparentemente sin límites. Mateo dice con
precisión que la oscuridad se extendió desde la sexta hora... hasta la hora
novena (v. 45), desde las 12 a las tres de la tarde. Es la primera
referencia en Mateo a la hora del día, lo cual da aun mayor garantía de
historicidad al evento.
DESARROLLO:
Desde las nueve de la
mañana hasta el mediodía el Calvario había sido un lugar de mucha actividad.
Los soldados habían realizado sus diversas tareas, como se mostró en los vv.
33–38. Los transeúntes habían blasfemado. Los principales sacerdotes, los
escribas y los ancianos se habían mofado. Los ladrones lo habían insultado,
aunque uno de ellos se había arrepentido, Jesús ya había pronunciado sus
primeras tres palabras. Entonces a las doce ocurre algo de un carácter muy
dramático. Repentinamente la tierra se oscurece. Cf. Amos 8:9. El solo hecho de que se mencione esta
oscuridad muestra que ella debe haber sido intensa e inolvidable. Además,
ocurrió cuando menos se esperaba, al mediodía, y duró tres horas.
¿Tenía algún
significado? Sí, tuvo un significado muy importante. La oscuridad significaba
juicio, el juicio de Dios sobre nuestros pecados, su ira como si estuviera
ardiendo en el corazón mismo de Jesús, de tal modo que él como nuestro
Substituto sufrió la más intensa agonía, un dolor indescriptible, un
aislamiento y abandono terrible. Aquel día el infierno vino al Calvario y el
Salvador descendió a él y llevó sus horrores en nuestro lugar, por nosotros.
¿Cómo sabemos que esta respuesta es la correcta? Nótese lo siguiente:
a.
En las Escrituras la oscuridad muchas veces es un símbolo de juicio. Véase Is.
5:30; 60:2; Jl. 2:30, 31; Am. 5:18–20; Sof. 1:14–18; Mt. 24:29, 30; Hch. 2:20;
2 P. 2:17; Ap. 6:12– 17.
b.
Con miras a su muerte inminente el Salvador había declarado que daría y estaba
por dar su vida en “rescate por muchos” (Mt. 20:28; 26:28; Mr. 10:45).
c.
La agonía sufrida por nuestro Señor durante estas tres horas era tal que
finalmente pronunció las palabras explicativas del v. 46, las cuales entramos a
considerar ahora:
Poco
antes de las tres de la tarde, o sea, la hora novena (v. 46), Jesús
emitió un clamor de desolación que llega a nosotros con tremendo impacto
después de dos mil años. Sólo Marcos y Mateo registran esta cuarta palabra que
Jesús pronunció desde la cruz. Estaba citando otra vez el salmo mesiánico
(22:1). El salmo describe a uno que sufre en soledad, pero mantiene su fe en
Dios y termina en una nota de victoria. Describe con alta precisión lo que
Jesús experimentó en el rechazo, juicio, crucifixión y resurrección. Es un
modelo y ejemplo para todos los creyentes que sufren soledad y aflicción.
Por
un lado, Jesús era plenamente hombre, agudamente sensible a los dolores
físicos, pero su sufrimiento principal fue la soledad total en el momento de
llevar los pecados de la humanidad sobre su cuerpo en la cruz. El clamor no
expresa duda en la mente de Jesús, sino más bien plena confianza en su Padre
Celestial. Su fe en Dios fue afirmada en el mismo clamor de soledad. El hecho
de repetir Dios mío, Dios mío... (v. 46) revela su confianza en el
Padre. ¡Que bendito Salvador!
El único gesto
de misericordia hacia Jesús durante su agonía en la cruz fue de un soldado
romano. Reconociendo que tenía sed, preparó una esponja empapada de vinagre (v.
48), o vino agrio, la bebida que tomaban los soldados romanos, y se lo daba
de beber. Según el relato de Juan, parece ser que lo que motivó al
soldado a darle de beber el vino agrio fue la quinta palabra: Sed tengo (Juan
19:28). Unos, probablemente judíos, objetaron esta manifestación de
misericordia. Su único interés era el de satisfacer una curiosidad morbosa y
pensaban que la bebida demoraría la supuesta aparición y socorro de parte de
Elías. En sucesión rápida, Jesús pronunció la sexta y séptima palabras: ¡Consumado es! (Juan
19:30) y ¡Padre, en tus manos
encomiendo mi espíritu (Luc. 23:46; comp. Sal. 31:5; Hech.
7:59).
CONCLUSION:
Entregó el espíritu (v.
50) es una expresión que indica una acción voluntaria de parte de Jesús. Fue
Agustín quien dijo: Jesús “entregó su vida porque lo quiso, cuando lo
quiso, y como lo quiso”. El texto de Mateo dice literalmente que Jesús despidió
su espíritu, como si dijera “adiós”. Marcos emplea otro verbo en griego que
significa que “exhaló su vida”, o expiró (Mar. 15:37). Juan, en cambio,
dice sencillamente que entregó el espíritu (Juan 19:30), término que se
usaba cuando uno ofrecía un sacrificio.
LAS
SIETE PALABRAS DE CRISTO EN LA CRUZ
1.- Padre,
perdónalos, porque no saben lo que hacen. (Lucas 23:34) Nosotros también debemos perdonar como
Cristo perdonó.
2.- De cierto
te digo; hoy estarás conmigo en el paraíso. (Lucas 23:43) Las palabras del Señor dan esperanza a aquel
crucificado arrepentido.
3.- Mujer he aquí tu hijo… he aquí tu madre. (Juan 19:26-27). La responsabilidad
de hijo a madre continua latente en el corazón de Jesús.
4.- Dios mío, Dios
mío, ¿Por qué me has desamparado? (Mateo 27:47). Su
sufrimiento fue sin la ayuda de su naturaleza divina o la intervención del
Padre. Jesús quedó solo literalmente.
5.- Tengo sed. (Juan 19:28) Jesús tuvo sed por nosotros,
para que tú y yo pudiéramos beber del agua de la vida. (Juan 4:10, Apo. 7:17;
21:6; 22:1, 17).
6.- Consumado es. (Juan 19:30). En
el calvario caducó el antiguo pacto de la ley, y un nuevo pacto entra en vigor.
(Pacto de La gracia).
7.- Padre en
tus manos encomiendo mi espíritu. (Lucas 23:46). Sin su muerte la
expiación jamás se hubiera llevado a cabo.
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