LECCION ESCUELA DOMINICAL DOMINGO 22 DE SEPTIEMBRE
JUAN 1: 43 – 51
JUAN 10: 27
INTRODUCCION:
En
este punto de la historia Jesús dejó el Sur y Se marchó a Galilea, al Norte de
Palestina. Allí, tal vez en Caná, se encontró a Felipe, y le llamó. Felipe,
como Andrés, no podía guardarse la Buena Noticia para él solo. Como dijo Godet:
«Una antorcha encendida sirve para encender otras.» Así es que Felipe fue a
buscar a su amigo Natanael, y le dijo que creía que había descubierto al largo
tiempo esperado Mesías .en Jesús, el Hombre de Nazaret. Natanael reaccionó
despectivamente. No había nada en el Antiguo Testamento que anunciara que el
Escogido de Dios hubiera de proceder de Nazaret. Nazaret era un lugar
corriente. Natanael mismo era de Caná, otro pueblo de Galilea, y es corriente
que haya cierta rivalidad y celos entre los pueblos de la misma región.
Natanael reaccionó diciendo que Nazaret no era la clase de pueblo del que se
podía esperar nada bueno. Felipe fue prudente. No discutió, sino dijo
sencillamente: « ¡Ven y ve!»
No serán muchos los que han sido conducidos a Cristo a base de
discusiones. A menudo las discusiones hacen más daño que bien. La única manera
de convencer a otro de la supremacía de Cristo es ponerle en contacto con Él.
En general, es cierto lo que se dice de que no es la predicación razonada ni
filosófica la que gana almas para Cristo, sino la presentación de la Persona de
Cristo y de la Cruz.
DESARROLLO:
Hay
un relato que nos cuenta que, a finales del siglo XIX, el gran agnóstico Huxley
asistía a una tertulia que se reunía en una granja campestre. Llegó el domingo,
y la mayor parte de los miembros se prepararon para ir a la iglesia; pero,
naturalmente, Huxley no tenía intención de ir. Se dirigió a uno que se sabía que
tenía una fe cristiana sencilla y radiante, y le dijo simplemente: «Supongamos
que usted no va hoy a la iglesia. Supongamos que se queda usted en casa y me
dice sencillamente lo que significa para usted la fe cristiana y por qué es
usted cristiano>> «Pero, contestó el hombre, usted podría deshacer mis
razones en un momento. Yo no soy bastante listo para discutir con usted.»
Huxley contestó cortésmente: « No quiero discutir con usted; sólo quiero que me diga lo que quiere decir para usted la fe
cristiana:» El hombre se quedó en casa y le expuso su fe a Huxley con toda
sencillez. Cuando terminó, había lágrimas en los ojos del gran agnóstico.
«Daría con gusto, dijo, mi mano derecha por
tener una fe como la suya.»
No fue un razonamiento inteligente lo que conmovió al gran agnóstico.
Él podría haber destrozado de manera devastadora cualquier argumento que
pudiera proponer, el creyente sencillo; pero la simple presentación de Cristo
le dejó sin argumentos.
La mejor presentación del Evangelio es decir: «Ven y ve.» No cabe duda
que tenemos que conocer a Cristo personalmente antes de invitar a otros a venir
a Él. El verdadero evangelista tiene que haber tenido un encuentro personal con
Cristo en primer lugar para poder presentarle a otras personas.
Así que Natanael vino, y Jesús pudo ver lo que había en su corazón.
«Aquí dijo Jesús llega un verdadero
israelita en el que no cabe la falsedad.» Ese era un tributo que apreciaría
cualquier israelita.
Natanael se sorprendió de que se pudiera dar tal veredicto a primera
vista, y Le preguntó a Jesús que de qué le conocía.
No fue tanto el que Jesús le hubiera visto cuando estaba debajo de la
higuera lo que sorprendió a Natanael, sino el que Jesús hubiera leído los
pensamientos de su corazón. Natanael se dijo: « ¡Aquí hay Alguien que comprende
mis sueños, un Hombre que conoce mis oraciones! ¡Aquí hay Uno que ha
contemplado los anhelos más íntimos y secretos que yo no sé ni expresar con palabras!
¡Aquí hay un Hombre que puede traducir los suspiros inarticulados del alma!
¡Este Hombre no puede ser más que el Ungido de Dios que Se nos había prometido
y estábamos esperando!» Natanael capituló incondicionalmente ante el Hombre que
le había leído, comprendido apaciguado y llenado el corazón.
CONCLUSION:
Para evangelizar no necesitamos
tener un conocimiento acabado de Jesús, ello vendrá después. Es importante que la gente conozca
en detalle la vida de Jesús, pero más importante que eso, en el plano
evangelístico, es conducir a las personas hacia un encuentro personal con Él.
Muchos hermanos alegan que no están preparados para comunicar el plan de
salvación a otros, y éstos forman un gran porcentaje dentro de la hermandad.
Sin embargo, no podemos hacer de esto una excusa, pues aunque el contenido del
evangelio sea de una profundidad inmensa,
no obstante, posee una sencillez extraordinaria. El apóstol Pablo nos brinda
una de las formas más detalladas y simplificadas del plan de
salvación..."Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores"
(1 Tim.1, 15).
NOTAS FINALES
1.-Todo argumento para
negar la divinidad de Jesucristo es falso. Existen sectas y pensamientos
modernos, algunos provenientes de ciertas tendencias teológicas, que intentan
negar la divinidad de Jesús, o tratan de minimizarla (como los Testigos de
Jehová que dicen que Jesús era un "dios" y no Dios). Por el contexto
del capítulo uno no cabe duda que Jesús es el Verbo que era con Dios y que es
Dios. A Él se le atribuyen eternidad, deidad y omnipotencia. Además sólo en Él
se halla la vida, es decir, una calidad de vida caracterizada por la comunión
con Dios; sólo Él nos da luz para conocer el corazón de Dios; sólo Él triunfó
sobre las tinieblas. Es por todo esto que Jesucristo es la única persona que
puede satisfacer nuestras necesidades.
2.- Es muy extraño que
quien participó en la creación fuera rechazado por sus propias criaturas.
Incluso su propia casa (Israel) como nación no le reconoció ni recibió. Sin
embargo, el Mesías no queda sin pueblo. Dios obra en sus elegidos para que
reciban a Cristo, mientras que ellos, a su vez, reciben el alto privilegio de
ser hijos de Dios. Aquí se ve claramente que no somos tanto nosotros quienes
"hemos aceptado a Jesús como nuestro Salvador", sino que por el nuevo
nacimiento, es decir, por la obra de Dios en nosotros le hemos recibido a Él.
3.- En su encarnación,
Jesús reveló al Padre. ¡No existe un amor mayor que el de la encarnación! Juan
nos muestra de inmediato la grandeza del plan sempiterno de Dios. Nadie más que
el eterno Hijo de Dios, fue hecho carne y vivió en medio nuestro. Fue el
principio del cumplimiento de la promesa del perenne morar de Dios en medio de
su pueblo. Jesús es superior a Juan, porque Él trajo la realidad de la promesa
anunciada por éste. En Él hay plenitud de gracia que nunca se detiene,
inagotable como las olas del mar que siempre llegan nuevas a la orilla. También
es superior a Moisés, quien nos dejó la ley, ya que Jesús cumplió la ley y nos
dejó su gracia y perdón. Aquel que quiera conocer a Dios, a quien nunca podemos
ver directamente, debe dirigirse a Jesús: Él nos hace conocer al santo Dios,
lleno de amor por los suyos.
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