LECCION DOMINGO 12 DE OCTUBRE DE 2013
JUAN 3: 1-13
JUAN 1: 13
INTRODUCCION:
Este
extenso párrafo se puede dividir en tres secciones:
a. versículo 1, en el cual hace su aparición Nicodemo; b. versículos
2–10, en los que él hace tres preguntas y recibe tres respuestas; y c.
versículos 11–21, en los que el diálogo se transforma en un discurso— Nicodemo
escucha en silencio las palabras de Jesús—, y se sustituye la información de
las “cosas terrenales” por la enseñanza acerca de las “cosas celestiales”.
DESARROLLO:
El
Hijo de Dios se revela a círculos cada vez más amplios. En 2:23–3:21 (véase especialmente
2:23 y 3:21) se manifiesta al pueblo que se encontraba en Jerusalén durante y
después de la Pascua. En 3:22–36 se da a conocer a los habitantes de la región
de Judea.
La sección 3:1–21 es una ilustración del profundo discernimiento que
tiene Cristo de los secretos del alma humana; ya se ha hecho referencia a tal
discernimiento en 2:24, 25.
Una noche, mientras que desarrollaba su obra en Jerusalén, el Señor
recibió una visita. Sabemos el nombre de aquel visitante, así como su afiliación
religiosa y su posición. Su situación económica parece
hallarse implicada en 19:39. Algunos comentaristas creen que en 3:4 se dice
algo acerca de su edad, pero posiblemente esto no es más que un ejemplo
de querer sacar demasiado de un versículo. Su nombre era Nicodemo (que
significa: vencedor del pueblo). Es un nombre griego, pero esto no quiere decir
que el hombre fuera griego.
Nicodemo pertenecía al partido de los fariseos. Parece que este
partido tuvo su origen durante el período anterior a las guerras macabeas.
Aun cuando los fariseos interpretaban correctamente muchos puntos
doctrinales el decreto divino, la responsabilidad moral y la inmortalidad del
hombre, la existencia de espíritus, recompensa y castigo en la vida futura, y
habían producido hombres de mucha fama, Gamaliel, Pablo, Josefo, cometían, sin
embargo, un trágico error fundamental: hacían
de la religión algo externo. Pues bien, Nicodemo pertenecía a este
partido de salvación por obras. Su posición era prominente. Era un principal
entre los judíos. Cf. lo cual indica que era miembro del Sanedrín, y
también escriba: es decir que su profesión era estudiar, interpretar y
enseñar la ley.
Cuando Nicodemo se encontró a solas con Jesús Le dijo que nadie
podía por menos de sentirse impresionado con las señales y milagros que
realizaba Jesús. Jesús le contestó que lo realmente importante no eran las
señales y los milagros, sino el cambio radical en la vida de una persona, que
sólo se podría describir como un nuevo nacimiento.
¿Qué quiere decir con nacer
de nuevo? Nacer de nuevo es experimentar un cambio tan radical que es como
un nuevo nacimiento; es que le pase a uno en el alma algo que sólo se puede
describir como nacer totalmente de nuevas otra vez; y ese proceso no es el resultado
del esfuerzo humano, sino de la gracia y el poder de Dios.
Esta
frase nacer de nuevo o renacer recorre todo el Nuevo Testamento. Pedro
habla de renacer por la gran misericordia de Dios (1 Pedro 1:3); y también de
renacer, no de simiente corruptible, sino incorruptible (1 Pedro 1:23). Santiago
nos dice que Dios nos hizo renacer por la Palabra de verdad (Santiago 1:18).
En la Carta a Tito se nos habla del lavamiento de la regeneración (3:
S). Algunas veces se expresa esta misma idea como una muerte seguida de una
resurrección o recreación. Pablo dice que los cristianos hemos muerto con
Cristo y resucitado a una nueva vida (Romanos 6:1-11). Y habla de los
que se han convertido hace poco como bebés en Cristo (1 Corintios 3:1-2). El
que una persona esté en Cristo -es decir, sea cristiana- es como si hubiera
sido creada totalmente de nuevo (2 Corintios 5:17).
Ahora
bien: esta idea no les sonaría extraña en absoluto a los primeros lectores del
Nuevo Testamento. Los judíos la usaban al hablar de los que procedían del
paganismo y aceptaban el judaísmo mediante la oración, el sacrificio, el bautismo
y la circuncisión: eran nacidos de nuevo. « El prosélito que abraza el judaísmo,
decían los rabinos, es como un niño,
recién nacido.» Tan radical era el cambio que todos los peca dos que hubiera
cometido antes se le habían perdonado, porque ahora era una persona diferente.
¿Qué
quiere decir para nosotros el nuevo nacimiento? En el Nuevo Testamento, y
especialmente en el Cuarto Evangelio, hay cuatro ideas íntimamente
relacionadas: el nuevo nacimiento; el Reino del Cielo, en el que nadie puede entrar
a menos que nazca de nuevo; llegar a ser hijos de Dios, y la vida eterna. La
idea del nuevo nacimiento no es exclusiva del pensamiento del Cuarto Evangelio.
En Mateo encontramos la misma gran verdad expresada aún más sencilla y
gráficamente: «Si no os volvéis y os hacéis como niños no entraréis en el Reino
del Cielo» (18:3). Estas ideas encierran la misma verdad.
Una
persona no puede hacer nada en cuanto a su propio nacimiento. Y sin embargo
Jesús había dicho: “Os es necesario nacer de nuevo”. Con frecuencia, en la
predicación de nuestros días, se interpreta mal la expresión es necesario. Se
debe entender claramente que, en concordancia con todo el contexto, no se
refiere a la esfera de la obligación moral sino a la del decreto divino. Cuando
Jesús dice: “Os es necesario nacer de nuevo”, no significa, “Haced todo lo
posible para nacer de nuevo”. Por el contrario, lo que quiere decir es: “Algo
tiene que suceder: el Espíritu Santo debe poner en vuestro corazón la vida de
lo alto”.
CONCLUSION:
La vida cristiana
no es simplemente poner en práctica ciertas reglas éticas o morales, es
primeramente haber "nacido de nuevo". Es
probable que mucha gente quiera mejorar su vida por medio de una buena
conducta, y algunos lo lograrán. Pero este tipo de mejoras es sólo delante de
los hombres, ya que ante Dios nuestro mayor despliegue de bondad no cambiaría
nuestra situación eterna de condenación si Dios antes no ha obrado el nuevo
nacimiento en nuestras vidas. Se puede llevar una vida estrictamente religiosa,
como Nicodemo, pero aún no pertenecer al reino de Dios. El nuevo nacimiento no
es un esfuerzo de nosotros para mejorarnos, sino el obrar del Espíritu Santo en
nuestras vidas. Él nos hace ver el quiebre de nuestra existencia;
la gran necesidad que tenemos del total perdón de Dios por medio de Jesucristo;
y la obra renovadora que efectúa el mismo Espíritu. Para poder comprender estas
cosas es necesario inclinarse ante Jesús, aceptándolo como el único medio de
salvación.
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