LECCION ESC. DOMINICAL DIA 22 DE DICIEMBRE
JUAN 5: 1-9
MATEO 14 14
INTRODUCCION:
Este
capítulo se divide en tres partes
1.- Curación del paralítico de Betesda. 1-16
2.- Cristo declara Su propia autoridad como hijo de Dios. 17-30
3.- Presenta varios testimonios que le confirman como enviado del
Padre. 31-47
DESARROLLO:
Esta señal completa los tres
milagros que muestran cómo se salva una persona:
·
La primera (el agua hecha vino) muestra que la salvación es por medio
de la Palabra de Dios.
·
La segunda (la curación del hijo del noble), muestra que la salvación
es por fe.
·
Este tercer milagro demuestra que la salvación es por gracia.
Este hombre
estaba en una condición deplorable. Debido a su pecado pasado (véase v. 14)
llevó su aflicción por treinta y ocho años. Estaba rodeado de personas
atribuladas, las cuales ilustran la triste condición del inconverso; impotentes
(sin poder, Ro 5.6), ciegos, cojos (incapaces de caminar correctamente, Ef
2.1–3), paralíticos y esperando que algo les ocurra (sin esperanza, Ef 2.12).
Si estas personas pudieran meterse en el agua cuando el ángel viene, podrían
sanar; pero ¡no tienen el poder para lograrlo! Como el pecador hoy; si pudiera
guardar la perfecta ley de Dios, podría ser salvo; pero es incapaz de hacerlo.
Sin embargo,
vemos la gracia de Dios obrando. «Betesda» (v. 2) significa «casa de
misericordia, o de gracia», y eso es lo que llegó a ser para este hombre. ¿Qué
significa «gracia»? Significa bondad para quienes no se la merecen. Jesús vio
una multitud de enfermos, ¡pero escogió solamente a un hombre y lo sanó! Este
hombre no era más merecedor que los demás, pero Dios lo escogió. Es un cuadro
hermoso de la salvación y de cómo debe humillarnos saber que hemos sido
escogidos «en Él» y no debido a nuestros méritos, sino por su gracia (Ef 1.4). Lo
que Cristo dice en 5.21 se aplica aquí: «Él da vida» a los que quiere. No
podemos explicar la gracia de Dios (Ro 9.14–16), pero si no fuera por ella
nadie podría ser salvo (Ro 11.32–36).
Nótese otros
puntos: Habían cinco pórticos y en la Biblia cinco es el número de la gracia; y
el estanque estaba cerca de la puerta de las ovejas, lo cual habla de
sacrificio. El Cordero de Dios tenía que morir antes de que la gracia de Dios
se derramara sobre los pecadores. Cristo sanó al hombre en el sabbat, probando
así que la ley no tenía nada que ver con la sanidad. No somos salvos por
guardar la ley. Él sanó al hombre por sí mismo, porque la salvación es sólo por
Cristo. El hombre se quejó: «No tengo quien» (v. 7), pero aun cuando hubiera
tenido una docena de hombres que le ayudaran no hubieran podido hacer por él lo
que Jesús hizo. El pecador perdido no necesita ayuda; necesita sanidad.
Este milagro es, como todos los suyos, un signo de la naturaleza del
Reino de Dios (ver Is. 33,22-24; 35,5-6; Apoc. 21,3-4). Un hombre paralítico de
38 años recibe la atención especial de Jesús, quien le pregunta si quiere ser
sanado. ¿Por qué Jesús formula esta pregunta tan obvia y a la vez tan ilógica?
Él tiene sus propósitos al realizarla.
En primer lugar para que este hombre recuperara la esperanza
perdida. Este paralítico le responde: "No tengo a nadie".
En segundo lugar, para que fijara su atención en Él.
Si a Jesús no le hubiera sido posible sanar a este hombre, habría sido
una pregunta muy cruel. Pero ahora hace renacer su esperanza. Sabía muy bien
que para ser sanado debía bajar al estanque, pero también estaba consciente de
que, por sus propios medios, le era imposible hacerlo. Estaba solo, no tenía a
nadie que le ayudara. ¿Acaso no tenía familia?, a lo mejor sus familiares y amigos
ya no estaban cerca de él, o bien, ya habían desaparecido con el tiempo. Pero
pronto descubriría que tiene un amigo cuya misericordia es infinita; y así es,
con una sola palabra de Jesús, este hombre es sanado. Cuando el Señor da una
orden provee también los medios para que esa orden sea cumplida. Sin perder un
solo momento, el hombre toma su colchoneta y se va. Juan agrega que este
milagro fue hecho en día sábado. Cuando
los judíos vieron que este hombre se iba con su lecho al hombro, se enojan con
él y se lo prohíben. Pero tan pronto se aclaró que la responsabilidad era de
Jesús, el enojo de ellos se dirigió a Él. Jesús no eludió su responsabilidad,
ya que deliberadamente había realizado este milagro, y luego se dio a conocer
al hombre en el templo.
CONCLUSION:
Jesús se preocupa por el hombre que no
recibe atención de nadie. La historia del paralítico de Betesda muestra que Jesús no sólo
manifiesta amor hacia la multitud en general, sino que además su amor se dirige
al individuo que se siente solo y abandonado. Sin embargo, también en este caso
no obra sin pedir fe. El hombre, como muchos de nosotros, ya ha perdido la fe,
pues nadie se preocupaba de él. No obstante, la fe en Dios no parte de las
circunstancias, ni de los hombres, tiene su origen en la buena voluntad de
Dios; su obra sobrepasa nuestras aflicciones más profundas.