Lección Domingo 07 de Septiembre
JUAN 11:28
AL 37
1° PEDRO 3:8
INTRODUCCIÓN

La fe es trabajo duro y una persona
perezosa simplemente no hará el esfuerzo. No creemos simplemente porque
queremos creer, pero jamás creeremos si no queremos creer. La fe entraña
dedicación, obediencia, sacrificio, y a veces, lágrimas. Sin embargo, es una
rica promesa la que se nos hace a todos los que creemos.
En relación a esto, la fe es como el
trabajo duro en la universidad; el estudiante lo hace por la promesa de que
obtendrá un empleo bien remunerado.
El trabajo duro en nuestros estudios es
recompensado con una buena paga o un ascenso laboral. No se equivoque con esto:
La fe no hace que se gane recompensa, pero son las promesas de Dios las que nos
motivan a continuar en el largo, difícil
y a veces atribulado camino a la fe.
DESARROLLO
Después de un breve intercambio de
comentarios con Jesús, Marta volvió a casa y le dijo en secreto a su hermana:
“El Maestro está aquí y te llama” (v. 28). Sin explicar lo que hacía, María se
levantó y salió al encuentro de Jesús. Los judíos que habían venido de
Jerusalén a Betania a acompañar a las hermanas, la siguieron al salir ella de
su casa, creyendo que se dirigía a la tumba de Lázaro a llorar.
Cuando María llegó donde Jesús, “se postró
a sus pies” (v. 32), en contraste con su hermana, la que en forma más
controlada había hablado con él más temprano el mismo día. El que María se
postrara delante Jesús nos muestra que a ella no le preocupaban el orgullo ni
la apariencia. El dolor de su corazón había opacado cualquier otra emoción.
Luego, María repitió las palabras de su hermana: “Señor, si hubieses estado
aquí, mi hermano no hubiese muerto” (v. 32).
Lo que sucedió a continuación podría ser
considerado “la esencia” del relato. Esto fue lo que Juan escribió, (vv 33-35)
Jesús entonces, al verla llorando, y a los judíos que la acompañaban, también
llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió, y dijo:
¿Dónde le
pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró (v. 33–35). Podemos suponer que, quien al estar ausente, supo por sí mismo que
Lázaro
había muerto sabría también donde habían puesto su cadáver; pero el hecho de
que Cristo, al poseer dos naturalezas perfectas y perfectamente distintas,
dispusiese también de dos fuentes distintas de información, nos hace pensar que
ahora quiere echar mano de la fuente de información que le era común con
nosotros y pregunta con el sincero deseo de saber por ellos en que tumba habían
colocado a su amigo.
“Jesús Lloro” El verbo
significa<derramar lágrimas> en
silencio. Es la primera vez que el verbo usado en el verso 35 ocurre en todo el nuevo testamento. Es también este el
versículo más corto del nuevo testamento, pero ¡que profundidad en estas dos
palabras! Dos veces lloro el Señor Jesús por otros (Lc.19:41), y una vez (en Getsemaní;
v Heb 5:7) por sí mismo. En todas ellas, dio una prueba elocuente de ser hombre
perfecto y de que el llanto no es algo indigno de un hombre. Su llanto era
humano en los dos sentidos de la
palabra; humano, por ser hombre como nosotros, aunque sin pecado y humano en
sentido de benigno y compasivo. Como esta profetizado de él, era <<varón de dolores y experimentado en
quebrantos>> (Is.53:3) no se nos dice en los evangelios que Cristo se riera una sola vez, pero sí que
lloro en tres ocasiones: las lágrimas de compasión son, pues, dignas de un
cristiano, ya que nos hacen asemejarnos más a Cristo.
Con las lágrimas de Jesús se
suscitaron diversas reacciones en quienes asistían al acto.
(a)
Algunos lo echaron a buena parte, pues decían: <<Mirad como le amaba>>,
según vemos en el versículo 36. Parecían
asombrados de que Jesús mostrara tanto afecto a uno que no era pariente suyo.
Pero la misma escritura nos dice que <<hay
amigo más unido que un hermano>> (Pr. 18:24) Es, pues, también muy
apropiado que los creyentes, al seguir el ejemplo de Cristo, mostremos afecto
hacia nuestros amigos, tanto vivos como difuntos. Aun cuando nuestras lágrimas
de nada les sirvan a los muertos; son como bálsamo para su recuerdo. Si por
unas lágrimas que derramo junto a la tumba de Lázaro, decían:<<Mirad como le Amaba>>, con
cuanto mayor razón hemos de decir de nosotros: <<Mirad como nos amó>>, hasta el punto de dar su vida por cada
uno de nosotros.
(b) Pero
otros hicieron un maligno comentario, al decir: - ¿No
habría podido Éste, Que le abrió los ojos al ciego, haber hecho que no se
muriera Lázaro? (v37) Resonaban de la manera siguiente:<<Si hubiese podido impedir que Lázaro muriera, lo habría hecho;
como no lo hizo, parece claro que no pudo>>. En realidad, esto nos
hace sospechar que lo de la curación del ciego fue una postura. Pero Cristo no
tarda en convencer y avergonzar a estos murmuradores, pues resucito a Lázaro,
lo cual fue mayor milagro que el haber impedido que muriera. Y, si quiso y pudo
resucitar a un muerto, con mayor evidencia pudo curar a un ciego de nacimiento.
CONCLUSIÓN
Aunque Jesús era perfecto, pasaba por
experiencias humanas. Su llanto, su dolor, su amor, el hecho de sentirse
conmovido, todo demostraba que era verdadero hombre con emociones propias de
los hombres (Is. 53:3; 63:9a; Mr. 14:34; He. 4:15). Como Dios, Jesucristo era
poderoso para resucitar muertos y vencer el poder de la muerte. Como hombre
perfecto, se identificaba con los hombres y lloraba.
Es importante destacar que Jesús no lloró
por desesperación, sin saber qué hacer frente a la muerte. Tampoco lloró creyendo que no lo vería más
pues sabía muy bien que lo vería en el cielo. Lloró porque era hombre, y el
alma humana se conmueve. Es anormal cuando un cristiano cree que es señal de
espiritualidad no llorar ni mostrar emoción ni tristeza cuando alguien muere.
En nuestro espíritu estamos seguros de que veremos nuevamente al ser querido,
pero el alma humana dejaría de ser tal si no llorara, sufriera y se conmoviera
por la enfermedad, el dolor, la muerte o los desastres.
Muy buen artículo agrego que Jesús también lloró al ver la incredulidad de aquellos que habían creído en su palabra , visto su poder , su fe , su gloria y que el tenía el poder absoluto de sanar y resucitar
ResponderEliminarEsta muy bien Jesús sentía mucho amor por esa familia y conmovió con el dolor de ellos, así como se conmueve por el dolor de todos sus hijos
ResponderEliminarJesus sigue llorando al ver como la maldad del hombre aumenta en esta tierra
ResponderEliminarJesús como humano lloro por lázaro y como Dios lo resucitó, Jesús es Dios sobre todas las cosas (Romanos 9:5).
Eliminarbuen articulo mas sin embargo alego que jesus lloro fue al ver la incredulidad que hubo en el pueblo !
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