jueves, 27 de noviembre de 2014

YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA

DOMINGO 30 DE NOVIEMBRE DE 2014

JUAN 14: 1 al 7
1° TESALONICENSES 4: 16-17



Introducción
     Veremos en este pasaje el amoroso plan de Dios para con los suyos. Faltaban pocas horas para que Judas lo entregara, y el Señor quiere tranquilizar y dar paz y esperanza a sus discípulos. Al cabo de muy poco, se les iba a hundir la vida a los discípulos de Jesús. Su mundo se les iba a colapsar, y el caos los iba a cercar. Entonces no les quedaría más que aferrarse desesperadamente a Dios con entera confianza. Como había dicho el salmista: «¡Si no creyese que tengo de ver la bondad del Señor en la tierra de los vivientes!» (Salmo 27:13. R- V.09 añadía en cursiva para aclarar el sentido: hubiera yo desmayado). «Pero mis ojos miran hacia Ti, oh Señor Dios; en Ti busco refugio, ¡no me dejes indefenso!» (Salmo 14:1-8).      Hay momentos en que tenemos que creer y aceptar aunque no podamos entender nada. Si, en la hora más oscura, creemos que, de alguna manera, hay un propósito en la vida, y que es un propósito de amor, hasta lo insoportable se hace soportable, y hasta en lo más denso de las tinieblas hay un rayo de luz.


DESARROLLO   

14:1- 3 Hay grandes verdades en estos pasajes.

 (i) Nos habla de la honestidad de Jesús. « Si no fuera así, ¿os habría dicho Yo que voy a prepararos un sitio?» Nadie podrá jamás reclamar que le proselitizaron fraudulentamente con promesas fantásticas para que se hiciera cristiano. Jesús les dijo claramente a sus posibles seguidores que los cristianos tenemos que despedirnos para siempre de la comodidad (Lucas 9:57-58). Les advirtió acerca de la persecución, el odio, los oprobios que tendrían que soportar (Mateo 10:16-22). Les habló de la cruz que tendrían que sufrir (Mateo 16:24), aunque también les habló de la gloria que hay al final del camino cristiano. Sincera y honradamente dijo a todos lo que podían esperar, tanto de dolor como de gloria, si se apuntaban como seguidores suyos. Jesús no era uno de esos políticos que tratan de sobornar a la gente con promesas de un camino fácil; lo que quería era desafiarlos a alcanzar la grandeza.

(ii) Nos habla de la misión de Jesús. Él les dijo: «Voy a prepararos un sitio.» Uno de los grandes pensamientos del Nuevo Testamento es que Jesús va delante de nosotros, y nos abre el camino para que sigamos sus huellas. Una de las grandes palabras que se usan para describir a Jesús es la palabra prodromos (Hebreos 6:20), que Reina-Valera traduce por precursor. Hay dos usos de esta palabra que iluminan el cuadro que contiene. En el ejército romano, los prodromoi eran las tropas de reconocimiento. Se adelantaban al cuerpo del ejército para trazar el camino y asegurarse de que el resto de la tropa podía seguir adelante. El puerto de Alejandría tenía un acceso muy peligroso. Cuando llegaban los grandes navíos que transportaban grano, se les mandaba una barcaza piloto para que los guiara por el canal hasta las aguas seguras. Aquella barcaza piloto se llamaba prodromos. Pasaba primero para que los demás pudieran pasar sin peligro. Eso es lo que ha hecho Jesús. Ha abierto el camino que conduce al Cielo y a Dios para que le sigamos a salvo.

(iii) Nos habla del triunfo final de Jesús. Él dijo: «Volveré.» La Segunda Venida de Jesús es una esperanza sobre la que no se suele predicar mucho; y lo curioso es que los cristianos, o la pasan por alto, o no piensan en otra cosa. Es verdad que no podemos decir ni el día ni la hora cuando sucederá, ni cómo sucederá; pero una cosa es segura: la Historia se dirige a una meta. Sin un clímax quedaría incompleta. La consumación de la Historia será el triunfo de Jesucristo. Y Él ha prometido que el día de Su triunfo recibirá en Su Reino a sus amigos.

(iv) Jesús dijo: «Donde Yo esté, allí estaréis también vosotros.» Aquí tenemos una gran verdad dicha de la manera más sencilla. Para el cristiano, el Cielo es donde está Jesús. No tenemos por qué especular acerca de cómo es el Cielo. Nos basta con saber que estaremos ya siempre con Jesús. Cuando amamos a alguien con todo el corazón, sólo estamos vivos cuando estamos en su compañía. Eso nos pasa con Cristo. En este mundo, nuestro contacto con Él es impreciso, porque vemos la realidad como a través de un espejo imperfecto y espasmódico, porque somos pobres criaturas y no podemos vivir siempre en las alturas. Pero la mejor definición del Cielo es el estado en que estaremos siempre con Jesús.

   14:4- 7 Una y otra vez Jesús les había dicho a Sus discípulos adónde se iba; pero, por lo que se ve, no le habían entendido. «Estaré con vosotros un poco más de tiempo, y luego volveré al que me envió» (Juan 7:33). Jesús les había dicho claramente que iba al Padre que le había enviado, con el que era una misma cosa; pero ellos todavía no sabían de qué viaje se trataba. Y menos todavía se habían enterado de cuál sería el camino, que Jesús les había dicho que pasaba por la Cruz. Para entonces, los discípulos ya estaban totalmente confusos. Había uno entre ellos que nunca podía decir que entendía lo que no entendía, que era Tomás. Era demasiado honrado y tomaba las cosas demasiado en serio para darse por satisfecho con piadosas vaguedades. Tenía que estar seguro; así es que expresó sus dudas, y lo maravilloso es que fue su confesión de no haber entendido lo que dio origen a una de las revelaciones más gloriosas que Jesús hizo nunca a sus discípulos. Jesús le dijo a Tomás: « Yo soy el Camino, y la Verdad, y la Vida.» Eso nos parece una gran afirmación; pero aún lo sería más para un judío que la oyera por primera vez. En ella, Jesús tomó tres de las grandes concepciones básicas de la religión judía, e hizo la tremenda declaración de que en Él se habían hecho realidad.

Primero Los judíos hablaban mucho del camino por el que había que andar, y de los caminos de Dios. Moisés le dijo al pueblo de parte de Dios: « No os apartéis a diestra ni a siniestra. Andad en todo el camino que el Señor vuestro Dios os ha mandado» (Deute 5:32- 33). Y Moisés le dijo al pueblo: «Porque yo sé que después de mi muerte ciertamente os corromperéis y os apartaréis del camino que os he mandado» (Deut 31:29). También había dicho Isaías: «Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él» (Isaías 30:21). En el glorioso nuevo mundo habría una calzada y camino que se llamaría Camino de Santidad, por la que no irían los inmundos, y el mismo Señor estaría con ellos; y los viandantes, aunque fueran sencillos, no se perderían, ni los atacarían las fieras (Isaías 35:8). La oración del salmista era: «Enséñame, oh Señor, Tu camino» (Salmo 27:11). Los judíos hablaban del camino de Dios por el que hay que ir. Jesús dijo: «Yo soy el Camino.»

Segundo Jesús dijo también: « Yo soy la Verdad.» El salmista había dicho: «Enséñame, oh Señor, Tu camino; caminaré yo en Tu verdad» (Salmo 86:11). «Porque Tu misericordia está delante de mis ojos, y ando en Tu verdad» (Salmo 26:3). «Escogí el camino de la verdad» (Salmo 119:30). Muchos nos habían dicho la verdad, pero ninguno llegó a encarnarla.

Hay una cosa de suprema importancia acerca de la verdad moral. El carácter de un profesor no afecta a su enseñanza de geometría o de gramática latina. Pero si se trata de un profesor de ética, su carácter influye decisivamente. Un adúltero que enseñara la necesidad de la fidelidad conyugal, un avaro que tratara del valor de la generosidad, un orgulloso que hablara de la belleza de la humildad, un violento que defendiera la calma, un sádico que exhortara al amor... no tendría mucho éxito. La verdad moral no se transmite sólo con palabras; tiene que mostrarse en el ejemplo. Y es ahí donde el mejor maestro humano se quedará corto. Ningún maestro ha sido la personificación de la verdad que enseñaba más que Jesús. Muchos podrán decir: «Yo os enseño la verdad;» pero sólo Jesús pudo decir: «Yo soy la verdad.» Lo más tremendo de Jesús es que la verdad moral no encuentra en Él simplemente su mejor expositor, sino su mejor realizador.

Tercero Jesús dijo también: « Yo soy la vida.» El autor de Proverbios había dicho: «Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz; y camino de vida las reprensiones que te instruyen» (Proverbios 6:23).


«Camino a la vida es guardar la instrucción» (Proverbios 10:17). «Me mostrarás la senda de la vida» (Salmo 16:11). En último análisis, lo que la humanidad está siempre buscando es la vida. No busca tanto el conocimiento en sí, sino lo que hace que la vida valga la pena. Hay una manera de decir todo esto que incluye todas estas verdades. Jesús dijo: « No se puede llegar al Padre nada más que pasando por Mí.» Él es el único Camino que conduce al Padre. Solamente en Jesús podemos ver cómo es Dios; y Él es el único que puede conducirnos a la presencia de Dios sin vergüenza ni temor.

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