Lección Escuela Dominical, Domingo 10 de mayo de 2015
JUAN
20: 1 al 10
HECHOS
2:24
INTRODUCCIÓN

La resurrección es
el testimonio concluyente de la autoridad de Jesucristo, el Hijo de Dios. Todo
lo que nuestro Salvador dijo e hizo no tendría valor si no hubiera resucitado
de los muertos (1 Co. 15:17). Sin resurrección, la cruz de Cristo sería una
tragedia.
El día en que el
Señor Jesús resucitó se convirtió, por así decirlo, en el día internacional de
la liberación del hombre. La resurrección se convirtió en el tema central del
mensaje que predicaban los apóstoles. (En el libro de los Hechos hay más de veinte
referencias a este glorioso hecho.)
El milagro de la
resurrección es más que un hecho histórico para los cristianos, ya que además
tiene implicaciones prácticas:
1) El poder del Cristo resucitado nos salva y nos redime.
Tenemos vida eterna pues Jesucristo vive.
2) El Cristo resucitado nos da poder para vivir una vida
victoriosa sobre el pecado, la culpa, la muerte y Satanás.
3)
La resurrección de Cristo nos da esperanza (1 Co. 6:14).
DESARROLLO
Jesús resucitó
de entre los muertos el primer día de la semana (Mat. 28:1; Mar. 16:1, 2; Luc.
24:1). Recuérdese que el día de reposo terminaba y el primer día
comenzaba al ponerse el sol. Por eso, no importa si todavía estaba
oscuro cuando Jesús se levantó. Por eso dice Mat. 28:1, "Pasado el día
de reposo, al amanecer del primer día de la semana..."
Los Adventistas del Séptimo Día afirman que Jesús resucitó en el día de reposo,
pero obsérvese el relato de Lucas 24:
(1) 24:1, "El primer día de la semana,
muy de mañana... ";
(2) 24:13, "Y he aquí, dos de ellos iban el
mismo día a una aldea...";
(3) 24:19-21, "ellos le dijeron... le
crucificaron... hoy es ya el tercer día que esto ha
acontecido". La conclusión innegable es que ese primer día de la semana
fue el tercer día después de la crucifixión de Jesús, el día
indicado por Jesús para su resurrección.
Al tercer día. Jesús
había dicho que resucitaría "al tercer día" (Mat. 16:21; Luc. 9:22) y
Pedro dijo, "A éste levantó Dios al tercer día" (Hech. 10:40). Pablo
dijo lo mismo (1 Cor. 15:4).
En tres días. Los
judíos dijeron, "Este dijo: Puedo derribar el templo de Dios, y en tres
días reedificarlo" (Mat. 26:61); lo que dijo en realidad fue
"Destruid este templo, y en tres días lo levantaré" (2:19).
Después de tres días. "Y
comenzó a enseñarles que le era necesario... ser muerto, y resucitar después de
tres días" (Mar. 8:31).
El supuesto problema resuelto: los judíos dijeron a Pilato que "aquel
engañador dijo, viviendo aún: Después de tres días resucitaré. Manda, pues, que
se asegure al sepulcro hasta el tercer día... " (Mat. 27:63, 64). ¿Por qué
no dijeron que se aseguraran al sepulcro hasta el cuarto día
(o sea, hasta terminar las setenta y dos horas)? Porque todos entendían que al
decir "después de tres días" o "en tres días" o "al
tercer día" decían la misma cosa, pues para los judíos cualquier
parte de un día era un día y una noche.
-- y vio quitada la
piedra del sepulcro. -- "Decían (las mujeres) entre sí: ¿Quién nos
removerá la piedra de la entrada del sepulcro? Pero cuando miraron, vieron
removida la piedra, que era muy grande" (Mar. 16:2, 3; Luc. 24:2). Mateo
28:2 explica lo que pasó: "Hubo un gran terremoto; porque un ángel del
Señor, descendiendo del cielo y llegando, removió la piedra, y se sentó sobre
ella".
El ángel "dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis
a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como dijo.
Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor" (Mat. 28:5, 6). Así pues,
el sepulcro estaba vacío. De miedo del ángel "los guardas temblaron y se
quedaron como muertos... unos de la guardia fueron a la ciudad, y dieron aviso
a los principales sacerdotes de todas las cosas que habían acontecido"
(Mat. 28:4, 11). Contaron la sencilla verdad: un ángel descendió, removió la
piedra, y se sentó sobre ella.
V. 2 María Magdalena no
esperaba la resurrección de Jesús y, por eso, pensaba que se habían llevado del
sepulcro al Señor, pues ¡el sepulcro estaba vacío! Este sepulcro vacío era una declaración
divina de que todo lo que Jesús decía de sí mismo y todo lo que el Padre había
dicho de Él era cierto. Todo fue confirmado.
Es muy
importante observar que los apóstoles no esperaban la resurrección de
Jesús (Luc. 24:11, 37-39; Mar. 16:14). Les costó trabajo reconocer que
en realidad Jesús había resucitado, pero se convencieron por medio de los
sentidos físicos (la vista, el oído y el tacto, Luc. 24:39; 1 Jn. 1:1-3) y aun
comieron con El (Hech. 10:41). Después de todas estas "pruebas
indubitables" (Hech. 1:3), comenzaron a predicar la resurrección de Jesús,
no en algún lugar lejano de donde ocurrió, sino allí mismo en Jerusalén,
y convirtieron a miles de judíos, incluyendo a algunos sacerdotes (Hech. 6:7).
Pablo dijo que de los quinientos hermanos que vieron a Jesús después de su
resurrección "muchos viven aún" (1 Cor. 15:6); es decir, si alguien
quisiera averiguar el asunto, todavía más de 250 personas estarían disponibles
para testificar.
Los apóstoles podían describir todo aspecto de la sepultura y resurrección de
Jesús: (1) hablan de los que confirmaron que Jesús estaba muerto; (2) dicen
precisamente dónde Jesús estaba sepultado; (3) explican que fue sepultado en un
sepulcro nuevo, pues algunos sepulcros se usaban más de una vez; (4) dicen
exactamente cuándo Jesús murió y cuándo resucitó; (5) nombran a varios de los
testigos de la resurrección; (6) aun explican que los soldados reportaron el
asunto a los judíos y que, habiendo recibido dinero, contaron una mentira para
explicar el sepulcro vacío.
Los apóstoles eran testigos competentes, no sólo por lo que vieron, oyeron y
experimentaron, sino también por ser hombres honrados. En
cualquier juicio la competencia del testimonio depende del carácter de los
testigos. El carácter de los apóstoles era intachable. Nadie puede acusarles de
ser hombres mentirosos. Por lo tanto, los que rechazan el testimonio de los
apóstoles están obligados a explicar por qué lo rechazan.
¿Qué pasó con el cuerpo de Jesús?
Los
soldados aceptaron dinero para mentir acerca del sepulcro vacío.
Habiendo recibido dinero de los judíos, dijeron que "Sus discípulos
vinieron de noche, y lo hurtaron, estando nosotros dormidos" (Mat. 28:13).
Esto nos hace preguntar ¿cómo sabían los soldados lo que pasaba cuando estaban
dormidos?
Se debe recalcar que los discípulos no se encargaban del cuerpo de
Jesús. No tuvieron nada que ver con la sepultura de Jesús; el asunto estuvo
completamente fuera de su control. José de Arimatea y Nicodema sepultaron a
Jesús, y luego los enemigos de Cristo se encargaron del sepulcro (Mat.
27:62-66). Este punto es muy significativo y no debe olvidarse. Aparte de eso,
recuérdese también que los discípulos habían huido cuando Jesús fue crucificado
y no esperaban la resurrección. Estaban esparcidos y confusos. María Magdalena
no se regocijaba al ver el sepulcro vacío, sino que estaba afligida. Los dos
discípulos en el camino a Emaús no esperaban la resurrección (Luc. 24:21).
Tomás no la esperaba (20:24, 25).
¿Con qué propósito hubieran venido los discípulos arriesgando sus
vidas para robar el cuerpo de Jesús? ¿Qué hubieran hecho con él? El sepulcro
vacío no se puede explicar de esa manera, porque no es nada lógico. No tiene
sentido y, en realidad, nadie lo cree. Cuando los apóstoles comenzaron a
predicar el evangelio allí mismo en Jerusalén, los judíos nunca les
acusaron de haber robado el cuerpo de Jesús. Les acusaron de varias cosas y
prohibieron que predicaran en el nombre de Jesús (Hech. 4, 5), pero nunca
les acusaron de haber robado el cuerpo de Jesús del sepulcro.
Los discípulos de Jesús tenían sus debilidades, pero no eran ladrones y
no eran mentirosos. Es muy injusto acusarles de robar el cuerpo de Cristo y
luego dedicar su vida a predicar una mentira, por la cual serían perseguidos
aun hasta la muerte.
Tampoco
los judíos removieron el cuerpo de Jesús del sepulcro. En primer lugar,
estaban resueltos a guardar su cuerpo allí mismo en el sepulcro. "Entonces
ellos fueron y aseguraron el sepulcro, sellando la piedra y poniendo la
guardia" (Mat. 27:62-66). Por su parte los judíos querían que Jesús
estuviera permanentemente en ese sepulcro. No tenían razón alguna para
removerlo de allí.
Entonces ¿qué pasó con el cuerpo de Jesús? La única respuesta lógica es que
resucitó. ¡He aquí el testimonio irrefutable del sepulcro vacío!
CONCLUSIÓN
La
importancia de la resurrección de Jesús
1. La resurrección de Cristo fue
el tema central de la predicación de los apóstoles (Hech. 2:24,
31, 32; 3:15, 26; 4:2, 10; 5:30; 10:40; 13:30; 17:3, 31, 32; 23:6; 24:15, 21;
26:8, 23).
2. Con respecto a la Deidad de Cristo:
"Fue declarado Hijo de Dios con poder... por la resurrección de entre los
muertos" (Rom. 1:4); es decir, durante más de tres años Jesús decía que Él
era el Hijo de Dios y con muchas señales lo confirmaba (20:30, 31). La
resurrección era una de las señales más importantes.
3. Con respecto a nuestra
justificación: "El cual fue entregado por nuestras transgresiones,
y resucitado para nuestra justificación" (Rom. 4:25); es decir, Cristo
murió para salvarnos de los pecados, pero si no hubiera resucitado de entre los
muertos, su muerte no nos habría salvado.
4. Con respecto a la predicación del
evangelio: "Os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado...
Que Cristo murió por nuestros pecados... fue sepultado, y que resucitó al
tercer día" (1 Cor. 15:1-4).
5. Si Cristo no resucitó:
(1) vana es nuestra predicación; (2) vana es nuestra fe; (3) los apóstoles eran
falsos testigos; (4) aún estamos en los pecados; (5) los que durmieron en
Cristo perecieron; y (6) "si en esta vida solamente esperamos en Cristo,
somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres" (1 Cor.
15:12-19).
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