LECCIÓN DOMINGO 28 DE JUNIO DE 2015
HECHOS 1: 1 AL 5
LUCAS 24:49
EL OBJETIVO DE HECHOS
Si en el “primer tratado” (el evangelio) Lucas se abocó a mostrarle a Teófilo lo que Jesús comenzó “a hacer y a enseñar”, en este segundo se propone describirle lo que hizo después de su ascensión.
Se destacan tres temas principales:
(1) El cumplimiento de la promesa (Lc. 24:49; Hch. 1:5), que ocurrió en Pentecostés (2:1) y les permitió explicar las maravillas de Dios “en otras lenguas”. Desde ese momento el Espíritu Santo estuvo por todas partes guiando, fortaleciendo, impidiendo o respaldando con señales y prodigios el testimonio valiente de los predicadores. El Espíritu formó el cuerpo de Cristo (1 Co. 12:13) y ubicó a los miembros en su lugar para que pudieran recibir constantemente el suministro de Dios (Ef. 4:16). Lucas muestra con pruebas abundantes la significación de la presencia de Dios por medio del Espíritu Santo.
(2) El modo de defender el evangelio implantado. Especialmente desde el capítulo 3 en adelante, los religiosos quisieron intimidar a los líderes (Pedro y Juan) pensando que pronto todo ese proceso religioso quedaría desbaratado.
Pero como esa estrategia no dio resultado en Jerusalén, ensayaron otras antes de proceder drásticamente como en el caso de Esteban. Podemos mencionar como ejemplos el fraude de Ananías y Safira (cap. 5) y la murmuración étnica entre las hermanas (cap. 6).
Quedaba aún una traba grande para la expansión. Era la reverencia y visita diaria que debían hacer al templo (5:42). Los apóstoles mismos trataron de unir la extensión del evangelio con “la hora de la oración” (3:1), limitando, en principio, el propósito de Dios al pueblo israelita de Jerusalén. Si esto hubiera seguido así, el mensaje nunca hubiera salido de la capital de Israel. Pero esta costumbre también cesó después del valiente discurso de Esteban. Tal como lo hemos de ver más adelante, este mártir se propuso demostrar la omnipresencia de Dios, el valor de los documentos históricos para mostrarlo operando en todo el mundo conocido, y la traba que un edificio significaba para la expansión del conocimiento suyo por medio del evangelio (7:47– 48).
Ya hemos señalado cómo el Imperio Romano defendió a Pablo en sus muchas peripecias, porque Dios preparó las cosas así. El mensaje salió por todas partes y llegó a la corte de Nerón (Fil. 4:22).
(3) Mostrar cómo se produce la extensión del evangelio. Las palabras “que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén” (Lc. 24:47), señalan cuál era el propósito de Dios, pero no indican cómo iniciar el trabajo y menos aún cómo se desarrollaría. A causa de la persecución en los días de Esteban el evangelio salió por todas partes, pero por la manera en que Lucas retoma la explicación de la extensión en 11:19, advertimos que su interés está en el mundo gentil y en dirección a la capital del Imperio.
La elección de Saulo y Bernabé por el Espíritu, la predicación en Galacia, el llamado macedónico y la predicación en Europa, son todos episodios ligados uno al otro para que el evangelio se anunciara en el corazón del imperio. Pablo alcanza ese objetivo cuando estando preso puede testificar en Cesárea y posteriormente en la cárcel. Trata de que todos sepan el valor de sus cadenas, y cómo por ese medio tan extraño el evangelio resuena ante las autoridades judiciales (Fil. 1:13) de lo cual el escritor sabe bien porque es testigo ocular.
Es quizás una de las causas por las que Lucas termina su escrito con Pablo en la cárcel. Habiendo llegado el evangelio a Roma, su carta a Teófilo está también llegando a su fin. No sabemos el alcance del ministerio del apóstol en esa ciudad donde “permaneció dos años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían, predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimentos” (28:30–31). Pablo logró instalar un centro evangelistico en Roma y operar con la custodia del Imperio. Lucas, repetimos entonces, da por cumplido su propósito.
DESARROLLO
EL COMIENZO DE LA NUEVA COMUNIDAD
Ya hemos mencionado que Lucas habla de dos libros, haciendo del segundo la continuación del primero.
Tuvo a su disposición mucha información para certificar la veracidad de sus afirmaciones. Además, por lo menos tres personas—según nosotros podemos observar—podían serle de mucha ayuda: Marcos, Pedro y Pablo. Éstas son claves, sobre todo en los trayectos de los viajes de Pablo. Además, había muchas otras fuentes de información que estaban disponibles, algunas conocidas y otras ni siquiera insinuadas en el libro, pero que conocían la historia desde sus comienzos (21:16).
Al leer cuidadosamente lo que Lucas quiere explicar a Teófilo nos encontramos de inmediato con las dos etapas del ministerio de Cristo. En el primer tratado habló acerca de lo que Jesús comenzó a hacer y a enseñar. Ahora, le seguirá mostrando lo que realizó como Cristo ascendido y glorificado.
Miremos el cuadro que sigue.
ESCRITOS DE LUCAS

En Hechos describe el comienzo y desarrollo de la obra mundial.
Vv2 El texto dice que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo. Es decir que los apóstoles recibieron instrucciones muy expresas sobre el futuro que comenzarían a vivir. Al leer nuevamente sobre la relación entre Jesús y ellos, nos damos cuenta de la importancia de ser apóstol.
a. Los apóstoles habían sido escogidos por él Al relatar la elección de los doce, Lucas dice que Jesús había pasado “la noche” orando a Dios. A la mañana “llamó a sus discípulos [seguidores], y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles” (Lc. 6:12–13). La multitud estaba animada por tener un profeta hacedor de milagros, pero él tenía los ojos puestos en ese puñado de hombres a quienes enviaría a discipular las naciones.
Necesitaba sacarlos y prepararlos para que miraran a las gentes y aprendieran a identificarse con sus necesidades. Lucas dice que después de nominados, Jesús descendió con ellos del monte y “se detuvo en un lugar llano, en compañía de sus discípulos y de una gran multitud de gente”. Al escribir Hechos, Lucas utiliza por segunda vez el verbo eklego̅ (separar, seleccionar, elegir) cuando los hermanos eligen a dos personas para ocupar el espacio dejado por Judas. Oraron diciendo: “Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muestra cuál de estos dos has escogido” (1:24). La tercera vez que utiliza esta palabra es en el incidente de la conversión de Saulo y la resistencia de Ananías a asistirlo. El Señor le dijo a Ananías: “Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre” (9:15). De modo singular, Lucas describe una característica básica del propósito del Señor, que sus apóstoles fueran todos llamados al ministerio por él o por su expreso deseo, evitando interferencia extraña en el mensaje.
b. Los doce habían recibido una revelación especial Marcos dice que el Señor “llamó a sí a los que él quiso; y vinieron a él. Y estableció a doce para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar” (Mr. 3:13). La doble intención que señala el escritor fue que tuvieran un mensaje basado en una relación con Jesús y no simplemente con datos pasajeros o una información tradicional.
Desde un comienzo Jesús quiso preparar testigos y no solamente comunicadores. Lucas dice que su escrito es para documentar cosas que eran “ciertísimas” entre ellos. Los predicadores del evangelio son embajadores y no sólo informantes. Los discípulos no componían la masa de seguidores desvinculados de la realidad, sino que eran un grupo selecto a quienes él les daría la oportunidad de conocerlo íntimamente para que posteriormente fueran sus testigos.
c. Les dio un mandato distinto (v. 4) Antes de morir les había dicho: “que os améis unos a otros” (Jn. 13:34; 15:12). Ahora los mandamientos o instrucciones se extienden a otros campos. El v. 4 dice que “estando juntos” (posiblemente en una de las habituales comidas) les mandó que no se ausentaran de Jerusalén, es decir que no pusieran en actividad su propio programa de extensión del reino de Dios, sino el que estaba establecido (comp. Lc. 24:17). La primera fase del programa era esperar el cumplimiento de la promesa. Ésta era la venida del Espíritu Santo (Lc. 24:49), del cual muchas cosas les había explicado la noche en que fue entregado (Jn. 14:26;
15:26; 16:7–13). Como es el Espíritu de verdad, necesitaban ser guiados por él para caminar el camino de la verdad.