domingo, 24 de abril de 2016

¡Dios no hace acepción de personas!

Escuela Dominical Domingo 24 de abril 

Lección: Hechos 10.34-43
Texto: Romanos 10.12-13

Introducción
Pedro finalmente entrega el mensaje que Dios tenía a toda esa gente que estaba muy expectante esperando oír lo que el apóstol les tenía que decir, sin antes reconocer haber aprendido la lección que Dios le había dado, de no hacer acepción de personas.

Desarrollo
(V. 34-35) Que hermoso es reconocer nuestros errores, nuestro orgullo y soberbia religiosa y entender que solo Dios tiene la razón. Pedro, reconoció que Dios “no hace acepción de personas”, sino, que se agrada del que le teme y hace justicia no importando de que nación es.
Dios no tiene naciones ni razas favoritas, ni favorece a ninguna persona debido a su nacionalidad, nacimiento o posición social (Santiago 2:1). Dios favorece y acepta a los que de cada nación se vuelven de su pecado, creen en Cristo, temen a Dios y viven en justicia (Romanos 2:6-11).
(V. 36-38) El mensaje de Pedro está centrado en la persona de Jesucristo. Él es a quien deben ser llevados los hombres para perdón de sus pecados y vida eterna “porque en ningún otro hay salvación”. Él es “la puerta, el que por él entrare éste será salvo”. “El que en él cree no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios”. Dijo Pablo: “pero nosotros predicamos a Cristo crucificado…” (1 Corintios 1:23).
El Evangelio es de “la paz”, porque por medio de él, se ofrece al hombre reconciliación para con Dios, y perdón de pecados y vida eterna. Pedro le dice a Cornelio y a todos los que estaban en casa, que ellos también habían oído lo que se había divulgado respecto de la persona de Cristo, porque la vida, palabras y obras de Jesús habían corrido por todo Israel. Prácticamente nadie había quedado sin oír de Cristo. Nadie de los de aquellos tiempos podría decir que no supieron de la presencia de Cristo en medio de ellos, aunque muchos no creyeron en Él. De como Dios le ungió con el Espíritu Santo, y en el poder del Espíritu Santo, Jesús hizo todos los milagros que nos señalan los evangelios. Jesús identifica al Espíritu Santo como “el dedo de Dios”, por medio del cual él echaba fuera los demonios (Lucas 11:20). Dios estaba con Cristo y también estaba en Cristo.
(V. 39-41) Pedro, al igual que sus compañeros apóstoles, fueron testigos directo de todo lo que Jesús dijo e hizo, como lo señala también Juan: “Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida… lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos” (1 Juan 1:1-3).
Ellos estuvieron presentes en todos los milagros que Jesús hizo y oyeron todas las palabras que habló. Como también fueron testigos del arresto, juicio y crucifixión de Cristo, aunque lo vieron de lejos. También, fueron testigos de la gloriosa y poderosa resurrección de Cristo, a quien Dios levantó de entre los muertos por el poder del Espíritu Santo (Romanos 8:11). Sino que también, comieron y bebieron con él después que resucitó. Además, fueron testigos algunas mujeres y más de quinientos hermanos que estaban reunidos, como lo dice Pablo.
Todo esto no fue manifestado a todo el pueblo, “sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano…”. También, a nosotros se nos reveló a Cristo como nuestro Salvador. Esto es por revelación, a quien Dios quiera dársela en su voluntad “soberana”.
Nosotros también somos testigos de Cristo, pues la obra del nuevo nacimiento, el perdón de los pecados, el Espíritu Santo con el cual hemos sido sellados, el gozo y la paz de Cristo, son bendiciones que cada uno llevamos dentro, como experiencias propias e indiscutibles, y que nos hacen ser verdaderos testigos de que Cristo vive.
(V. 42-43) Una vez resucitado Jesús les dio mandamiento a predicar y testificar a todo el pueblo como también al mundo, de que él es el Salvador. Es a la vez el camino y es también la puerta. Solo a través de él y de nadie más el hombre puede ser salvo, pero también, está la advertencia de que “Dios lo ha puesto por juez de vivos y muertos”. Hoy es Salvador, mañana será juez (Apocalipsis 20:11-15).
De este Jesús, dan testimonio todos los profetas. Jesús era el Mesías “anunciado” por los profetas desde Moisés en adelante. Tal como Jesús les dijo a los incrédulos fariseos; “escudriñar las Escrituras… y ellas son la que dan testimonio de mí” (Juan 5:39). Jesús no era un aparecido, si no el anunciado por Dios en las Escrituras. No hay libro en la Biblia donde no esté presente Cristo. Él es el principio y el fin de la Biblia.

Conclusión
Este sermón de Pedro es netamente bíblico, solo la Palabra de Dios puede al hombre convencerle de su estado de pecador en que se encuentra.
Hay que guiar a los hombres hacia Cristo Jesús, para que acepten su gracia salvadora y sean librados de enfrentar a Cristo como Juez porque ahí ya no habrá salvación sino que condenación.

Introducción a Hechos de los Apóstoles

HECHOS DE LOS APÓSTOLES
Hechos de los apóstoles constituye el vínculo esencial entre los cuatro evangelios y las epístolas. En muchos sentidos las epístolas no son perfectamente entendibles hasta que se leen en el contexto del libro de los Hechos.
Nombre: Aunque el quinto libro del Nuevo Testamento a menudo se llama Los Hechos de los Apóstoles, solo cuatro Apóstoles (Pedro, Pablo, algo de Juan y la muerte de Jacobo hijo de Zebedeo por Herodes) son nombrados. Al inicio del libro se mencionan a los 12, incluyendo a Matías (que sustituyo a Judas Iscariote), pero los apóstoles son frecuentemente presentados como un cuerpo ejecutivo (1:23-26; 2:42; 4: 33; 5:12,29; 6:2; 8:1,14; 15:6-23).
El libro comienza con Pedro como el líder del grupo apostólico y luego desaparece de escena para ser sucedido por Pablo. Probablemente el libro no tenía un título original en el comienzo, ya que aparece como “Hechos”, “Los Hechos” y “Los Hechos de los Apóstoles”, este último se le da a mediados del siglo ll DC. Fue el segundo volumen de una historia de los orígenes cristianos que se dedicó a un hombre llamado Teófilo.
El tema que une el volumen uno y el volumen dos es Hechos 1: 8. Los Hechos del Espíritu Santo sería un excelente nombre porque se hace referencia al Espíritu unas 50 veces.
Autor: El autor no da su nombre, los escritos de los primeros padres de la iglesia tales como: Ireneo, Clemente de Alejandría, Tertuliano, Orígenes, Eusebio y Jerónimo, afirman que Lucas fue el autor. Como también lo hace el canon Muratorio (alrededor del 170 DC). Hay un consenso desde el punto de vista de la iglesia primitiva que fue escrito por Lucas; el médico amado y compañero del apóstol Pablo (Colosenses 4:14; Filemón 24; 2 Timoteo 4:11). El propio libro pone en evidencia que aparte del 16: 10, el escritor pasa a hablar en primera persona del Plural “nos” (16:10-17; 20:5-15; 21:1-18; 27:1; 28:16); lo que revela que él fue testigo ocular de muchos de los acontecimientos registrados. Es el único autor no judío de dos libros del Nuevo Testamento.
Fecha: La fecha más temprana es 63 DC y la más tardía el 70 DC. Lo más acertado pudiera ser el año 63 DC durante el encarcelamiento de Pablo en Roma, pues, nada dice el libro sobre la destrucción de Jerusalén (70 DC), tampoco hay indicios que Nerón emperador de Roma, anticristiano haya quemado parte de la ciudad capital del imperio (año 64 dc). La muerte de Pablo no se menciona en los Hechos. Lucas estaba con Pablo durante su último encarcelamiento (66 –67), (2 Timoteo 4:11).
Tiempo cubierto: El libro cubre de modo selectivo unos 33 años aproximadamente de la historia de la iglesia (30—63 DC). El historiador Lucas sigue la expansión del evangelio desde Jerusalén a Roma; y menciona no menos de 32 países, 54 ciudades, 9 islas del Mar Mediterráneo, a 95 personas y a varios funcionarios y administradores con sus títulos precisos. La arqueología no ha dejado de confirmar la asombrosa precisión de Lucas en todos sus detalles.
Destinatario o receptor: Teófilo es mencionado en Lucas 1:3 y Hechos 1:1, su nombre significa “Amado de Dios” o “amante de Dios”. Pareciera ser un hombre de alto rango en el servicio del gobierno romano. Lucas le llama “Excelentísimo”. Este título se empleaba para dirigirse a los gobernantes o altos dignatarios (Hechos 23:26; 24:3; 26:25), por lo que se cree que era una persona de esta índole. Es probable que haya financiado los costos de publicación o el de hacer copias para muchas iglesias.
Propósito: Lucas tiene un doble propósito al relatar el origen de la Iglesia:
1.- Muestra que el evangelio avanzo desde las estrechas fronteras del judaísmo hasta el mundo gentil, a pesar de la oposición y la persecución
2.- Revela la función del Espíritu Santo en la vida y misión de la iglesia, destacando el derramamiento del Espíritu Santo, como la provisión de Dios para capacitar a la iglesia para proclamar el evangelio y continuar el ministerio de Jesús.
Visión panorámica: Mientras el evangelio de Lucas relata “Las cosas que Jesús comenzó a hacer y enseñar (Hechos 1:1), Hechos describe lo que Jesús continuó haciendo y enseñando después de la ascensión mediante el poder del Espíritu Santo, obrando en sus apóstoles en la iglesia primitiva y por medio de ellos. Cuando Jesús ascendió al cielo (1:9–11) el ultimo instructivo fue que esperasen en Jerusalén hasta que fuesen bautizados con el Espíritu Santo (1:4-5). El versículo clave de Hechos (1:8) contiene un resumen teológico y geográfico del libro: Jesús les promete a los discípulos lo siguiente “Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra”, veamos estas 3 etapas:
Primera etapa: (2:1—8:3) Después de la resurrección y la ascensión de Jesús al cielo (1:4—11), Jerusalén es escenario de la formación del núcleo cristiano más antiguo de la historia (1:12–16), allí vino sobre los discípulos el Espíritu Santo, el día de pentecostés (2: 40). También, se dieron los primeros pasos para la organización de la Iglesia (2: 41 –8: 3).
Segunda etapa: Judea y Samaria (8:4–9:43). La persecución contra los cristianos desencadenada por el martirio de Esteban   (6:8—7:-60) obligo a muchos de ellos a salir de Jerusalén y dispersarse por las tierras de Judea y Samaria (8: 1). Este hecho vino a favorecer la propagación del evangelio ya que por entonces había alcanzado diversos puntos de Siria y Palestina (8:4—6, 25, 26, 40; 9: 19, 30—32, 35 – 36, 38, 42 –43).
Tercera etapa: “Hasta lo último de la tierra” (10:1–28:31).
a) Dios en el camino a Damasco había a Saulo de Tarso (7: 58; 8:1 – 3; 9: 1—30; 22:6 –16; 26:12 –18) para hacer de él un instrumento escogido para llevar el nombre de Jesús a los gentiles (9:15). Por otro lado los creyentes que habían sido esparcidos a causa de la persecución pasaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquia (11:19) y de este modo abrieron las puertas al evangelio en lugares hasta entonces totalmente entregados a la idolatría.
b) Pablo comienza su actividad misionera. En el transcurso de tres viajes, recorre territorios del Sur y Oeste de Asia Menor, penetra en Europa por Macedonia y llega hasta Acaya (13: 1 -14, 28; 15:36; 18:22—23; 20: 1-38). Su paso estaba marcado por el nacimiento de nuevas iglesias, de las cuales primero fue fundador, luego mentor y consejero, con las que mantenía cordial relación sea en persona o por escritos.
c) Al término del tercer recorrido apostólico ingresa a Jerusalén (21:1–15) donde es apresado (21:27—36). Los últimos capítulos describen con detalles incidentes del viaje de Pablo a Roma, donde es conducido para ser juzgado ante el tribunal imperial al cual había apelado haciendo uso de su ciudadanía romana (22:25 –29; 23:27; 25:10–12).
Concluye el libro con la llegada a Roma del apóstol Pablo como prisionero y el inicio de su actividad en aquella ciudad (28:14 – 31).
ESQUEMA DEL CONTENIDO
Prologo: (1; 1-26)
1).-Predicación del evangelio en Jerusalén (2:1-8: 3).
       a).- El primer Pentecostés cristiano (2:1-42).
        b).- la vida de los primeros cristianos (2:43-5:16).
         c).-Las primeras persecuciones (5:17-8:3).
2.- Predicación del evangelio en Samaria y Judea (8:4-9:43).
3.- Predicación del evangelio a los gentiles (10:1-28:31)
            a).- Actividad de Pedro (10:1-12:25).
            b).- Primer viaje misionero de Pablo (13:1-14:28).
            c).- La asamblea en Jerusalén (15:1-35).
d).-Segundo viaje misionero de Pablo (15:36-18:22).
e).- Tercer viaje misionero de Pablo (18:23-20: 38).
f).- Prisión de Pablo y viaje a Roma (21:1-28:31).