Lección Domingo 26 de Junio de 2016
Hechos 13.13-23
Texto: Isaías 11.1-2
Introducción
Después de la conversión de Sergio Paulo, los misioneros dieron un paso atrevido. En Chipre el evangelio había sido predicado antes de la llegada de ellos, pero ahora salieron de Chipre para entrar a una región donde nunca antes había sido predicado el evangelio.
1. Perge
Los misioneros navegaron unos 300 kilómetros al norte de Chipre, hasta llegar al Asia Menor (hoy Turquía), y arribaron a Perge. Este primer paso de su viaje llama la atención por varias razones. Como ya señalamos, estaban entrando a una región completamente nueva para el evangelio, además la dirección de la obra comienza a pasar de Bernabé a Pablo; donde antes decía Lucas, "Bernabé y Saulo", ahora lo cambia para poner primero el nombre de Pablo, y después los de sus compañeros.
Fue en Perge donde Juan Marcos dejó a los misioneros y regresó a Jerusalén. No sabemos por qué lo haya hecho, pero según Hechos 15:28, vemos que Pablo lo tomó como un abandono.
Parece que los misioneros no predicaron en Perge, sino mas bien continuaron hasta Antioquia de Pisidia, donde empezaron sus labores evangelísticas en Asia Menor.
2. La Sinagoga en Antioquia
Siendo la misma costumbre establecida desde Chipre, Pablo y Bernabé fueron primero a la sinagoga, en el día de reposo. La sinagoga tenía un orden de culto bastante flexible. Era la costumbre de que, después de la lectura de las Escrituras, el que presidía invitara a cualquier judío visitante a que diera unas palabras de exhortación. A esta invitación Pablo respondió inmediatamente, predicando tanto a los judíos como a los gentiles "temerosos de Dios".
El sermón que predicó Pablo en esta ocasión, es muy semejante al que predicó Pedro en el día de Pentecostés. Es muy posible que esta forma la usaran los apóstoles al predicar a los judíos. Primeramente hacían un repaso de los grandes acontecimientos del Antiguo Testamento, en los cuales resaltaban la salvación de Dios; la elección de Israel; el éxodo de Egipto; la instalación de Israel en Canaán y la provisión de los gobernantes, culminando con la persona de David. De este pensamiento Pablo brincó directamente a Jesús, el hijo de David, el Salvador prometido por Dios. El fue Aquél cuya senda preparó Juan el Bautista. No obstante haber sido rechazado por los gobernantes judíos y muerto en el madero, Dios lo levantó de entre los muertos y lo presentó vivo a los discípulos. Entonces Pablo procedió a demostrar que todo esto concordaba con las profecías del Antiguo Testamento. Por medio de la muerte y la resurrección de Cristo, los hombres podían ser justificados de todo pecado; lo cual no era posible por medio de la ley de Moisés.
Al estar predicando Pablo, es muy posible que se haya fijado que había algunos que no querían aceptar el mensaje cristiano, ya que concluyó con una amonestación de los profetas sobre los peligros que acarrea la incredulidad. Pero por lo general, Pablo obtuvo una respuesta excelente. Muchos, tanto judíos como griegos, le rodearon a él y a Bernabé, ansiosos de aprender más acerca de Jesús. Hubo un deseo general de que Pablo y Bernabé predicaron otra vez el siguiente sábado.
3. El Siguiente Día de Reposo
Durante la semana se extendió por toda Antioquia el nuevo mensaje. Al llegar el día de reposo, los judíos se sorprendieron al ver en la sinagoga un número impresionante de gentiles. Podríamos decir que los judíos se debían haber regocijado; pero debemos recordar que los celos son una reacción muy fácil de provocar. En este día de reposo, los judíos no permanecieron quietos mientras predicó Pablo. Le contradijeron y hablaron en contra del evangelio cristiano. Ante esta resistencia, Pablo y Bernabé contestaron con audacia y valor. "A vosotros a la verdad era necesario que se os hablase primero la palabra de Dios; mas puesto que la desecháis, y no os juzgáis dignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles" (13:46). Cumplieron con su promesa, y los gentiles recibieron con gozo el mensaje de la gracia de Dios. Aquéllos que Dios había escogido en Antioquia para recibir la vida eterna, respondieron en fe (creyeron) (v. 48). No solamente creyeron ellos en Cristo, sino que también salieron a difundir el mensaje en toda esa región.
El hecho de que los gentiles aceptaron el evangelio, causó mucho enojo entre los judíos. Estos gentiles se habían interesado en el judaísmo, en su mayor parte. Habían sido una esperanza de que llegasen a ser prosélitos y miembros de la sinagoga. Ahora, eran arrebatados por unos predicadores ambulantes. Por lo tanto, los judíos provocaron una persecución en contra de Pablo y Bernabé, hasta que fueron echados de la ciudad. Seguramente los nuevos creyentes resintieron de alguna manera esta persecución, mas no se desanimaron por ello. Dice el v.52: "estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo".
El sermón de Pablo en Antioquía de Pisidia aparece muy detalladamente. Lucas lo reproduce aquí como ejemplo del tipo de predicación que hacía Pablo en las sinagogas judías. Sin embargo, no da con tanto detalle otros sermones posteriores. Cuando Pablo comenzó, se dirigió tanto a judíos como a gentiles de la audiencia, y los reconoció a todos como "hermanos", teniendo presentes a ambos grupos a través de todo el sermón.
Entonces, Pablo sólo mencionó que Dios soportó las malas maneras del pueblo durante cuarenta años en el desierto. Después, resumió rápidamente la conquista de Josué y la época de los Jueces, al igual que el reinado de Saúl. Las siete naciones del versículo 19 son las tribus de cananeos y de otros pueblos que se hallaban en Palestina. (Vea Deuteronomio 7:1.) Los cuatrocientos cincuenta años (número redondo) del versículo 20, hacen referencia no sólo a la época del libro de los Jueces, sino a todo el tiempo que transcurrió desde que entraron a la tierra hasta el principio del reinado de David.
Ahora bien, los que escuchaban a Pablo conocían la promesa hecha por Dios a David (2 Samuel 7:12; Salmo 89:29-34). También conocían las profecías de que Dios le levantaría una simiente más grande que todas a David (Isaías 9:6, 7; 11:1-5), así como la profecía de que le daría el trono de David a aquel "cuyo es el derecho" (Ezequiel 21:27). Ahora Pablo declara que Dios había cumplido su promesa y de la descendencia de David le levantó un Salvador a Israel: Jesús (Mateo 1:21).
CONCLUSIÓN
Pablo sigue identificando a Jesús como Aquel del que dijo Juan el Bautista que era el que había de venir. El ministerio de Juan el Bautista era muy conocido entre los judíos de todas partes: también conocían bien que él había negado ser el que habría de venir, el Mesías y Salvador prometido. Por tanto, el testimonio de Juan a favor de Jesús era importante. El que Juan hubiera dicho que no era digno de desatar el calzado (las sandalias) de sus pies, un servicio tan típico de los esclavos, indica cuan por encima de él consideraba Juan a Jesús. Pablo enfatiza que Cristo amplio su misericordia que la expansión de esta doctrina no pararía por lo que ellos decidieran “creer o no creer” porque el referente judío más grande Juan el Bautista. El mismo se considero muy inferior a Jesús.