sábado, 25 de junio de 2016

La predicación a los gentiles

Lección Domingo 26 de Junio de 2016
Hechos 13.13-23
Texto: Isaías 11.1-2


Introducción 

Después de la conversión de Sergio Paulo, los misioneros dieron un paso atrevido. En Chipre el evangelio había sido predicado antes de la llegada de ellos, pero ahora salieron de Chipre para entrar a una región donde nunca antes había sido predicado el evangelio. 


1. Perge 

Los misioneros navegaron unos 300 kilómetros al norte de Chipre, hasta llegar al Asia Menor (hoy Turquía), y arribaron a Perge. Este primer paso de su viaje llama la atención por varias razones. Como ya señalamos, estaban entrando a una región completamente nueva para el evangelio, además la dirección de la obra comienza a pasar de Bernabé a Pablo; donde antes decía Lucas, "Bernabé y Saulo", ahora lo cambia para poner primero el nombre de Pablo, y después los de sus compañeros. 

Fue en Perge donde Juan Marcos dejó a los misioneros y regresó a Jerusalén. No sabemos por qué lo haya hecho, pero según Hechos 15:28, vemos que Pablo lo tomó como un abandono. 

Parece que los misioneros no predicaron en Perge, sino mas bien continuaron hasta Antioquia de Pisidia, donde empezaron sus labores evangelísticas en Asia Menor. 


2. La Sinagoga en Antioquia 

Siendo la misma costumbre establecida desde Chipre, Pablo y Bernabé fueron primero a la sinagoga, en el día de reposo. La sinagoga tenía un orden de culto bastante flexible. Era la costumbre de que, después de la lectura de las Escrituras, el que presidía invitara a cualquier judío visitante a que diera unas palabras de exhortación. A esta invitación Pablo respondió inmediatamente, predicando tanto a los judíos como a los gentiles "temerosos de Dios". 

El sermón que predicó Pablo en esta ocasión, es muy semejante al que predicó Pedro en el día de Pentecostés. Es muy posible que esta forma la usaran los apóstoles al predicar a los judíos. Primeramente hacían un repaso de los grandes acontecimientos del Antiguo Testamento, en los cuales resaltaban la salvación de Dios; la elección de Israel; el éxodo de Egipto; la instalación de Israel en Canaán y la provisión de los gobernantes, culminando con la persona de David. De este pensamiento Pablo brincó directamente a Jesús, el hijo de David, el Salvador prometido por Dios. El fue Aquél cuya senda preparó Juan el Bautista. No obstante haber sido rechazado por los gobernantes judíos y muerto en el madero, Dios lo levantó de entre los muertos y lo presentó vivo a los discípulos. Entonces Pablo procedió a demostrar que todo esto concordaba con las profecías del Antiguo Testamento. Por medio de la muerte y la resurrección de Cristo, los hombres podían ser justificados de todo pecado; lo cual no era posible por medio de la ley de Moisés. 

Al estar predicando Pablo, es muy posible que se haya fijado que había algunos que no querían aceptar el mensaje cristiano, ya que concluyó con una amonestación de los profetas sobre los peligros que acarrea la incredulidad. Pero por lo general, Pablo obtuvo una respuesta excelente. Muchos, tanto judíos como griegos, le rodearon a él y a Bernabé, ansiosos de aprender más acerca de Jesús. Hubo un deseo general de que Pablo y Bernabé predicaron otra vez el siguiente sábado. 


3. El Siguiente Día de Reposo 

Durante la semana se extendió por toda Antioquia el nuevo mensaje. Al llegar el día de reposo, los judíos se sorprendieron al ver en la sinagoga un número impresionante de gentiles. Podríamos decir que los judíos se debían haber regocijado; pero debemos recordar que los celos son una reacción muy fácil de provocar. En este día de reposo, los judíos no permanecieron quietos mientras predicó Pablo. Le contradijeron y hablaron en contra del evangelio cristiano. Ante esta resistencia, Pablo y Bernabé contestaron con audacia y valor. "A vosotros a la verdad era necesario que se os hablase primero la palabra de Dios; mas puesto que la desecháis, y no os juzgáis dignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles" (13:46). Cumplieron con su promesa, y los gentiles recibieron con gozo el mensaje de la gracia de Dios. Aquéllos que Dios había escogido en Antioquia para recibir la vida eterna, respondieron en fe (creyeron) (v. 48). No solamente creyeron ellos en Cristo, sino que también salieron a difundir el mensaje en toda esa región. 

El hecho de que los gentiles aceptaron el evangelio, causó mucho enojo entre los judíos. Estos gentiles se habían interesado en el judaísmo, en su mayor parte. Habían sido una esperanza de que llegasen a ser prosélitos y miembros de la sinagoga. Ahora, eran arrebatados por unos predicadores ambulantes. Por lo tanto, los judíos provocaron una persecución en contra de Pablo y Bernabé, hasta que fueron echados de la ciudad. Seguramente los nuevos creyentes resintieron de alguna manera esta persecución, mas no se desanimaron por ello. Dice el v.52: "estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo". 

El sermón de Pablo en Antioquía de Pisidia aparece muy detalladamente. Lucas lo reproduce aquí como ejemplo del tipo de predicación que hacía Pablo en las sinagogas judías. Sin embargo, no da con tanto detalle otros sermones posteriores. Cuando Pablo comenzó, se dirigió tanto a judíos como a gentiles de la audiencia, y los reconoció a todos como "hermanos", teniendo presentes a ambos grupos a través de todo el sermón. 

Entonces, Pablo sólo mencionó que Dios soportó las malas maneras del pueblo durante cuarenta años en el desierto. Después, resumió rápidamente la conquista de Josué y la época de los Jueces, al igual que el reinado de Saúl. Las siete naciones del versículo 19 son las tribus de cananeos y de otros pueblos que se hallaban en Palestina. (Vea Deuteronomio 7:1.) Los cuatrocientos cincuenta años (número redondo) del versículo 20, hacen referencia no sólo a la época del libro de los Jueces, sino a todo el tiempo que transcurrió desde que entraron a la tierra hasta el principio del reinado de David. 

Ahora bien, los que escuchaban a Pablo conocían la promesa hecha por Dios a David (2 Samuel 7:12; Salmo 89:29-34). También conocían las profecías de que Dios le levantaría una simiente más grande que todas a David (Isaías 9:6, 7; 11:1-5), así como la profecía de que le daría el trono de David a aquel "cuyo es el derecho" (Ezequiel 21:27). Ahora Pablo declara que Dios había cumplido su promesa y de la descendencia de David le levantó un Salvador a Israel: Jesús (Mateo 1:21). 


CONCLUSIÓN 

Pablo sigue identificando a Jesús como Aquel del que dijo Juan el Bautista que era el que había de venir. El ministerio de Juan el Bautista era muy conocido entre los judíos de todas partes: también conocían bien que él había negado ser el que habría de venir, el Mesías y Salvador prometido. Por tanto, el testimonio de Juan a favor de Jesús era importante. El que Juan hubiera dicho que no era digno de desatar el calzado (las sandalias) de sus pies, un servicio tan típico de los esclavos, indica cuan por encima de él consideraba Juan a Jesús. Pablo enfatiza que Cristo amplio su misericordia que la expansión de esta doctrina no pararía por lo que ellos decidieran “creer o no creer” porque el referente judío más grande Juan el Bautista. El mismo se considero muy inferior a Jesús.

viernes, 17 de junio de 2016

El primer viaje misionero de Pablo

Lección Domingo 19 de junio de 2016
Hechos 13:1-12
Texto: 2ª Timoteo 3.8

APARTADME A BERNABÉ Y A SAULO 

Durante el culto, el Espíritu Santo habló y les ordenó (a toda la iglesia) que le apartaran (separaran para él) a Bernabé y a Saulo para la obra a la que (ya) los había llamado. El griego es imperativo aquí, e incluye una partícula que expresa una exigencia u orden fuerte. 

INTRODUCCIÓN 


Con esta lección entramos al estudio de la segunda sección del libro de Hechos, según lo divide Lucas en Hechos 1:8.Ya hemos visto cómo se extendió el evangelio, primero en Jerusalén y después en Judea y en Samaria. Ahora Lucas presenta la difusión del evangelio hasta lo último de la tierra. 

1. El Retorno Desde Jerusalén 

La iglesia de Antioquia había escogido a Bernabé y a Saulo para llevar a Jerusalén el dinero que había recogido para ayudar en este tiempo de hambre. Estos debían entregar el dinero a los ancianos. Era el año 46 d.C., unos años después de que Pedro fuera librado de la cárcel y después de la muerte de Herodes. La iglesia de Antioquia había recolectado ese dinero con todo tiempo para estar en condición de proporcionar la ayuda necesaria a los cristianos de Jerusalén. 

Por lo que leemos en Hechos 11:30, descubrimos un cambio que se había hecho en la iglesia de Jerusalén. En el principio, los únicos oficiales de de la iglesia habían sido los apóstoles. Luego, se eligió a los diáconos para encargarse de la obra caritativa entre las viudas. Ahora en este pasaje leemos acerca de los ancianos, los cuales aparecen gobernando a la iglesia. El gobierno en la iglesia se fue desarrollando según las necesidades que presentó el crecimiento del número de los cristianos. Por este tiempo la iglesia de Jerusalén ya estaba completamente separada de las sinagogas judías. 

Después de cumplir con su misión, Bernabé y Saulo regresaron a Antioquia. Llevaron con ellos a Juan Marcos, el sobrino de Bernabé. La madre de Juan Marcos había sido una creyente por mucho tiempo, puesto que había sido la casa de ella donde se reunieron los discípulos para orar cuando Pedro fue librado de la cárcel. Juan Marcos fue probablemente el joven mencionado en Marcos 14:51, 52, que huyó en la oscuridad dejando su sábana en manos de los que vinieron a prender a Jesús. Se supone además —y esto sin forma de comprobarlo— que el Aposento Alto, donde Jesús instituyó la Santa Cena, estaba en la misma casa de la madre de Marcos. 



2. Llamados por el Espíritu 

Ya para estas fechas, la iglesia de "Antioquia" tenía varios "profetas" y "maestros". Estos trabajaron juntos en la iglesia, ministrando la Palabra de Dios. Creemos, por el hecho de que ellos ayunaron, o sea, se limitaron en su comida y su bebida a fin de poder concentrarse en las cosas de Dios, que estas personas estaban dedicadas totalmente a este ministerio. Así ayunando y ministrando, el Espíritu Santo les dijo: "Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado" (13:2). Quizá el Espíritu haya hablado a uno de los "profetas", y éste a su vez dio el mensaje a los demás. 

Este llamamiento especial de Bernabé y Saulo fue motivo de más ayuno y oración. Después los profetas y maestros impusieron las manos sobre los dos que estaban saliendo de entre ellos, dando a conocer de esta forma que la iglesia de Antioquia estaba enviando a Bernabé y a Saulo como representantes suyos. Aunque la iglesia los enviaba, de hecho era el Espíritu Santo el que les había escogido y el que les había hecho el llamamiento. El Espíritu Santo obra generalmente a través de la iglesia de Cristo. 

3. El Nuevo Trabajo 

Bernabé y Saulo sabían exactamente lo que tenían que hacer. El mismo Espíritu que les había llamado, les guió en su camino. Fueron primero a Seleucia, el puerto de Antioquia, donde embarcaron para ir a la isla de Chipre, la tierra natal de Bernabé. El evangelio no era desconocido en la isla de Chipre. La misma dispersión de los discípulos que llevó el evangelio a Antioquia, lo hizo llegar a Chipre (11:19). De hecho, los discípulos que primero predicaron a los gentiles en Antioquia, eran hombres de Chipre y de Cirene (v. 20). Sin embargo, seguramente restaba mucho por hacer en esta isla, y Bernabé y Saulo predicaron el evangelio ahí, desde una punta de la isla hasta la otra. Bernabé y Saulo, al principio de su ministerio, siguieron el plan que Pablo explicó más tarde en palabras de Romanos 1:16 "al judío primeramente". Así, fueron a la sinagoga en Salamina y predicaron a los judíos que ahí adoraban a Dios. Aunque no existe ninguna indicación de qué fue lo que ellos predicaron, seguramente su mensaje era el mismo que se encuentra en otros capítulos de Hechos. Relataron la historia de Jesús, dando énfasis a su muerte y resurrección, y mostraron que todo ello era el cumplimiento del Antiguo Testamento. Juan Marcos iba con ellos como ayudante, y debió haberles sido de gran utilidad. Ya que él había vivido en Jerusalén precisamente durante los días de la crucifixión y la resurrección de Jesús, Marcos estaba capacitado para darles muchos detalles acerca de Jesús, por su propia experiencia. 

4. Elimás el Mago 

Cruzando la isla de oriente a poniente, este grupo misionero llegó a la ciudad de Pafos, en la que radicaba el procónsul romano. Su nombre era Sergio Paulo, y éste llamó a  Bernabé y a Saulo porque quería escuchar la predicación de ellos. Quedó muy impresionado con el evangelio de Cristo. Esto molestó a Elimas, un mago judío agregado a la corte del procónsul. Sabiendo que si Sergio Paulo llegaba a aceptar el evangelio, su propia influencia como mago sería afectada, Elimas intentó apartar al procónsul de la fe. Hasta aquí Bernabé había sido el líder del grupo. Pero ahora Saulo se enfrenta a Elimas, y le acusa de estorbar la obra del Señor. Siendo Elimas un judío, conocía el Antiguo Testamento y conocía al Dios vivo y verdadero, pero había aceptado una religión falsa. 

Pablo le dice: "Ahora, pues, he aquí la mano del Señor está contra tí, y serás ciego, y no verás el sol por algún tiempo" (13:11). Pablo sabía por propia experiencia, que la ceguera física podría conducir a una luz espiritual. Pablo fue guiado por Dios cuando dijo ésto ya que inmediatamente sus palabras se cumplieron. El procónsul quedó maravillado. Una manifestación de tal poder de Dios le transformó de un simple oyente impresionado, a un creyente confirmado. El intento de Satanás de estorbar la obra de los misioneros, se tornó en una victoria maravillosa para el evangelio de Cristo. Después de la conversión de Sergio Paulo, los misioneros dieron un paso atrevido. En Chipre el evangelio había sido predicado antes de la llegada de ellos, pero ahora salieron de Chipre para entrar a una región donde nunca antes había sido predicado el evangelio. Este capítulo nos lleva a otro paso importante en el progreso del Evangelio. Hasta este momento, era llevado a nuevos lugares por aquellos que se dispersaban. Pero no había nadie que se entregara específicamente a la labor de ir a nuevos lugares para comenzar y organizar asambleas nuevas. 

El envío de Bernabé y Saulo 


El tiempo perfecto griego que se usa aquí, significa que hay una acción del pasado que tiene resultados en el presente. Esto nos muestra que ya el Espíritu Santo había tratado personalmente con ambos, tanto Bernabé como Saulo. Pero ellos no estaban sirviendo sólo al Señor, sino también a la Iglesia. Tenían responsabilidades concretas en el ministerio a la Iglesia que estaba en Antioquía. Por esto era necesario que la Iglesia estuviera dispuesta a dejarlos ir. Por lo tanto, el mensaje del Espíritu iba dirigido a toda la asamblea, y no a ningún individuo. Todos siguieron ayunando y orando después de esto. Más tarde (1 Corintios 14:29), Pablo diría que las profecías deben ser juzgadas por otros miembros del Cuerpo. Siempre es sabio no apresurarnos hasta saber con claridad que el mensaje viene del Señor. Se da por entendido que la iglesia estuvo comprometida en esto y que estuvo de acuerdo con sus dirigentes. 

CONCLUSIÓN 

El versículo 4 hace notar que Bernabé y Saulo habían sido enviados por el Espíritu Santo. La Iglesia les dio su bendición y los dejó ir. De esta forma, tanto el Espíritu Santo como la Iglesia estaban interesados en su ida. Esto es un buen ejemplo para nosotros, y debería ser el modelo normal para el envío de misioneros.

jueves, 16 de junio de 2016

¡Dios permite la persecución!... Pero, jamás pierde el control

Lección Domingo 12 de Junio de 2016
Hechos 12.20 al 25
Texto: Romanos 1.21

La muerte de Herodes 

"Y Herodes estaba enojado contra los de Tiro y de Sidón; pero ellos vinieron de acuerdo ante él, y sobornado Blasto, que era camarero mayor del rey, pedían paz, porque su territorio era abastecido por el del rey. Y un día señalado, Herodes, vestido de ropas reales, se sentó en el tribunal y les arengó. Y el pueblo aclamaba gritando: ¡Voz de Dios, y no de hombre! Al momento un ángel del Señor le hirió, por cuanto no dio la gloria a Dios; y expiró comido de gusanos. Pero la palabra del Señor crecía y se multiplicaba". 

En aquellos momentos, y probablemente por algún tiempo ya, Herodes estaba sumamente furioso con Tiro y Sidón, prácticamente a punto de hacer estallar la guerra, aunque no se hubiera permitido que esto sucediera entre dos provincias o dependencias romanas. Para tratar de tranquilizarlo, los dirigentes de Tiro y Sidón se reunieron, se pusieron de acuerdo y fueron ante Herodes. Pero primero, hicieron amistad con Blasto, el camarero mayor del rey, quien era uno de los consejeros y confidentes de Herodes. Usando su influencia, pidieron paz para ellos. Tenían una buena razón: Tiro y Sidón se hallan en una estrecha faja de tierra entre las montañas y el mar, y tenían muy poca zona cultivable; debido a esto, dependían de Palestina en cuanto a sus alimentos. (Vea 1 Reyes 5:11; Esdras 3:7; Ezequiel 27:17.) También se indica que Bernabé y Saulo se hallaban en Jerusalén en aquellos momentos, con la colecta que habían traído para aliviar el hambre. Es posible que esta hambre hubiera estado afectando a Tiro y a Sidón también, de manera que han de haber estado desesperados por compartir los alimentos producidos en Palestina. 

Herodes respondió positivamente, y los líderes, sin duda acompañados por numerosas personas de Tiro y de Sidón, se reunieron en Cesárea en un día señalado. El anfiteatro abierto de estilo griego, situado junto al mar Mediterráneo en las ruinas de la antigua Cesárea, es aún una maravilla de buena acústica. Es probable que la multitud se reuniera allí. Entonces apareció Herodes en el escenario con sus ropas reales. Según el historiador judío Josefo, el ropaje exterior era de plata (adornado con plata, o tejido con verdaderos hilos de plata). Josefo añade también que los rayos del sol se reflejaban en el manto de plata de Herodes. 


Después de sentarse en un trono elevado, Herodes comenzó una arenga (un discurso) a la multitud de Tiro y Sidón reunida. Aquellas personas hablaban griego y habían adoptado la cultura y la idolatría de los griegos. En respuesta al discurso de Herodes, comenzaron a gritar: "¡Voz de Dios (de un dios), y no de hombre!" Herodes no se opuso a esto, ni le dio al verdadero Dios gloria alguna. Inmediatamente, un ángel del Señor lo hirió. Fue comido por gusanos y murió (expiró). Josefo añade que Herodes estuvo cinco días con dolores de agonía en el abdomen. Esto está de acuerdo con el texto, que sólo dice que fue herido de inmediato, y no que muriera en aquel mismo lugar. Esto sucedió en el año 44 d.C. Después de aquello, los emperadores romanos volvieron a nombrar procuradores para gobernar la Judea. Nada de esto fue obstáculo para el continuo crecimiento de la Iglesia o para la difusión del Evangelio en Palestina. A pesar de la muerte de Jacobo, el arresto de Pedro, la actitud de Herodes y su muerte, "la palabra del Señor crecía y se multiplicaba". 


Bernabé y Saulo regresan a Antioquía 

"Y Bernabé y Saulo, cumplido su servicio, volvieron de Jerusalén, llevando también consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos". 

Parece posible que Bernabé y Saulo estuvieran en Jerusalén al menos durante las fiestas de Pascua, cuando estos sucesos tuvieron lugar. Otros, puesto que Josefo señala que el hambre tuvo lugar en el año 46 d.C., dos años después de la muerte de Herodes, sugieren que la visita de Pablo y Bernabé no fue hasta esa fecha. 

Aunque la fecha no sea cierta, se ve claramente que Saulo y Bernabé cumplieron con su ministerio y les entregaron la ayuda a los ancianos de Jerusalén. Después, regresaron a Antioquía, llevando consigo a Juan Marcos para que los ayudara en el ministerio de la Iglesia en Antioquía. Colosenses 4:10 nos dice que Marcos era "sobrino" (literalmente, primo) de Bernabé. La mención de Marcos y del regreso a Antioquía les sirve de introducción a los sucesos del capítulo 13. 





CONCLUSIÓN 


Dios es soberano. Los sucesos que acontecieron no fue solo porque Herodes fuera un tirano corrupto sino que quiso apropiarse de la gloria. Que solo es de nuestro Señor. Los cristianos se sintieron aliviados y con ánimo comienza la extensión de la predicación del evangelio como Cristo mismo lo dijo “Y me seréis testigos hasta lo último de la tierra”. Los cristianos guardaron la esperanza y la fe. Sintieron el Respaldo del Señor en lo que había sucedido. Cual sea la Circunstancia “Quien nos apartara del Amor de Cristo”.

La respuesta de Dios en medio de la persecución de su iglesia

Lección Domingo 05 de Junio de 2016
Hechos 12.12 al 19
Texto: 2ª Timoteo 4.18


INTRODUCCIÓN 

Hechos Apostólicos es un estudio de la Edad Apostólica de la iglesia cristiana temprana. Es la continuación milagrosa de la obra de Jesús en el primer siglo, a través de la obra del Espíritu Santo y su iglesia. Presenta el ministerio de Pedro, de los doce apóstoles y de Pablo de Tarso, en su cumplimiento de la Gran Comisión desde el Día de Pentecostés hasta llevar el evangelio a Roma, capital del mundo conquistado. 

Pedro 

Y habiendo considerado esto, llegó a casa de María la madre de Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos, donde muchos estaban reunidos orando. Cuando llamó Pedro a la puerta del patio, salió a escuchar una muchacha llamada Rode, la cual, cuando reconoció la voz de Pedro, de gozo no abrió la puerta, sino que corriendo adentro, dio la nueva de que Pedro estaba a la puerta. Y ellos le dijeron: Estás loca. Pero ella aseguraba que así era. Entonces ellos decían: ¡Es su ángel! Mas Pedro persistía en llamar; y cuando abrieron y le vieron, se quedaron atónitos. Pero él, haciéndoles con la mano señal de que callasen, les contó cómo el Señor le había sacado de la cárcel. Y dijo: Haced saber esto a Jacobo y a los hermanos. Y salió, y se fue a otro lugar. 

Después de darse cuenta de todo esto, Pedro se dirigió a la casa de María, la madre de Juan Marcos. (Marcos era un nombre latino añadido.) Allí, había un considerable número de creyentes reunidos en oración. Notemos que después de varios días, todavía seguían orando día y noche por Pedro. La oración fiel era una de las señales de la Iglesia primitiva. 

La casa de la madre de Marcos era grande y tenía un pasillo que iba desde la calle hasta el interior de la casa, donde se hallaban reunidos los creyentes. El hecho de que una joven esclava. Rodé (en griego, "rosal"), saliera a la puerta cuando Pedro llamó, nos muestra que también era una casa rica. Es evidente que servía de ordinario como lugar de reunión para un gran grupo de creyentes. Pedro sabía que encontraría gente allí. Sin duda sentía que tenía una relación especial con este grupo, porque Marcos se había convertido bajo su ministerio, y había recibido de él un entrenamiento especial. (Vea 1 Pedro 5:13, donde Pedro llama a Marcos "mi hijo", en el sentido de "mi estudiante".) 

Cuando Pedro tocó a la pesada puerta de entrada del patio (esto es, la entrada al pasillo que conducía al patio interior de la casa). Rodé contestó. El sonido de la familiar voz de Pedro la llenó de un regocijo tal, que en su emoción no abrió la puerta. En cambio, corrió adentro y les anunció la presencia de Pedro a los creyentes que estaban reunidos. 

Ellos le dijeron que estaba loca, absolutamente enajenada. Pero ella siguió afirmando categóricamente que así era. Algunos judíos tenían la tradición de que un ángel guardián podía tomar la forma de una persona. No hay fundamento bíblico alguno en absoluto para una enseñanza así, pero Lucas relata lo que dijeron en ese momento, para demostrar que pensaban que Pedro ya estaba muerto. Aunque oraban día y noche por su libertad, no podían creer que se había producido realmente. 

Pedro fue encarcelado, bajo fuerte guardia de los soldados romanos. Durante la noche, que supuestamente iba a ser su última aquí en la tierra, Pedro fue despertado por el toque y la voz de una persona. A su lado estaba un ángel. Siguiendo sus instrucciones, Pedro siguió al ángel pasando por las rejas de la cárcel hasta salir a la calle. Pedro sintió que todo era un sueño, pero luego al desaparecer el ángel, se dio cuenta de que en verdad estaba libre. Inmediatamente se presentó en la casa donde los cristianos estaban orando por él, para demostrarles que Dios les había contestado sus oraciones. Luego salió de la ciudad buscando un lugar más seguro. Es interesante recordar que anteriormente, cuando los discípulos fueron sacados de la cárcel y se les dijo que fueran de nuevo a predicar en el templo (Hechos 5), lo hicieron. Pero ahora, Pedro no puso en peligro su vida innecesariamente quedándose en Jerusalén. Ya que Dios no ordenó nada en contra, Pedro hizo uso de su sentido común y salió de la ciudad. 


Herodes 

Al descubrirse la huida de Pedro, Herodes descargó toda su furia contra la guardia. Sin duda el rey pensó que había habido alguna cooperación interior que ayudó a Pedro a escapar. Se llevó a la guardia a ser castigada, probablemente con el mismo castigo que Herodes había planeado para Pedro. 

Lucas nos relata la muerte de Herodes. Este rey no solamente había alzado su mano contra la iglesia de Dios, sino también le había blasfemado. Ciertos embajadores de Tiro y de Sidón le habían aclamado como un dios, pues estaban ansiosos de ganar su favor. Herodes aceptó esta aclamación sin hacer nada para detenerla o negarla. Dios pues le castigó y Herodes murió no mucho después. 

Luego que fue de día, hubo no poco alboroto entre los soldados sobre qué había sido de Pedro. Mas Herodes, habiéndole buscado sin hallarle, después de interrogar a los guardas, ordenó llevarlos a la muerte. Después descendió de Judea a Cesarea y se quedó allí" 

CONCLUSIÓN 

La forma en que murió Herodes es confirmada por el historiador judío Josefo, quién da más detalles que Lucas, pero, en esencia, cuenta lo mismo. Lucas añade una cosa que Josefo no dice. Lucas correctamente señala que la muerte de Herodes era el castigo divino por su impiedad. Al ponerse este relato al lado del de la libertad de Pedro de la cárcel, vemos claramente cómo Dios salva a su pueblo y cómo también castiga a sus enemigos.

martes, 14 de junio de 2016

Dios dirige a su iglesia

Lección Domingo 29 de Mayo de 2016
Hechos 12.1-11
Texto: Mateo 18.19

Introducción 


Los capítulos 8 al 12 es la segunda parte de las tres, en que se divide el libro de los Hechos. Trata de la extensión del evangelio en Judea y Samaria. Presentan el período de transición de una iglesia cristiana de judíos a una iglesia cristiana de gentiles. Ya hemos visto cómo el evangelio alcanzó a los samaritanos, a un prosélito etíope, a un centurión romano, y a los gentiles de Antioquia. A primera vista puede parecer que esta lección no contribuye en nada a esta transición, pero en realidad, sí lo hace. Aunque aquí no se relata ninguna mayor extensión del evangelio, sin embargo vemos cómo fueron debilitándose los lazos que unían a los cristianos judíos, con la antigua religión judaica. 

La conversión de Cornelio y la difusión del Evangelio entre los gentiles de Antioquía le dieron una nueva dirección a la Iglesia. Como hemos visto en el capítulo 11, los judíos creyentes de Jerusalén le presentaron su apoyo y le infundieron alientos a este nuevo desarrollo de la obra. Aunque ellos siguieran teniendo cuidado en observar las leyes y las costumbres de los judíos, los gobernantes y dirigentes deben haberse dado cuenta de lo que estaba sucediendo fuera de Jerusalén. 

Durante algún tiempo no había existido persecución alguna para los creyentes en Jerusalén. En realidad, la persecución nunca fue constante en los tiempos de la Iglesia primitiva, ni bajo los romanos más tarde. Pero los dirigentes judíos de Jerusalén siempre consideraron a la Iglesia como una amenaza. También conocían muy bien el ministerio de los apóstoles, y veían cómo muchos miles los seguían y se convertían al Señor. 



Herodes mata a Jacobo (Santiago) (12:1, 2) 

En aquel mismo tiempo el rey Herodes echó mano a algunos de la iglesia para maltratarles. Y mató a espada a Jacobo, hermano de Juan. 

Desde el año 6 d.C. hasta el 41, Judea fue gobernada por procuradores enviados por el emperador romano. Estos hombres nunca fueron populares. Pilato especialmente, había levantado la cólera de los líderes judíos de muchas maneras. Hasta había tomado dinero del tesoro del Templo para construir un acueducto para Jerusalén. 

En el año 41 d.C., el emperador unió la Judea al territorio del rey Herodes Agripa I, quien es el rey Heredes de este capítulo. Este Herodes era un nieto del idumeo (edomita) Herodes el Grande y de su esposa Marianne, princesa judía de la familia asmonea (macabea). Por ser Herodes Agripa I amigo de los emperadores romanos. Gayo lo hizo rey de parte de Siria en el año 37 d.C. Después, en el año 39 d.C., le dio también Galilea y Perea, después de enviar al exilio a Herodes Antipas, el Herodes que había matado a Juan el Bautista. (Herodes Antipas era tío de Herodes Agripa I.) 

Cuando Herodes Agripa I se convirtió en rey de Judea y Jerusalén, hizo todo lo que estuvo en su mano para ganarse y asegurarse el favor de los judíos. A diferencia de la mayoría de los Herodes, practicaba fielmente las formalidades de la religión judía. Es evidente que él también había visto y oído lo suficiente de parte de los dirigentes judíos para conocer sus temores y frustraciones con respecto a los apóstoles y a la Iglesia. Sin duda, oiría cómo el Sanedrín había amenazado a los apóstoles, y cómo ellos habían seguido predicando a Jesús. 

Fue entonces, en algún momento de los primeros tiempos de su reinado, cuando decidió tomar las medidas necesarias para demostrar que era rey y que podía hacer más que limitarse a amenazar. Así fue como echó mano (arrestó) a algunos de la Iglesia con la intención de maltratarlos. Entre ellos se hallaba el apóstol Jacobo, o Santiago, hermano de Juan e hijo de Zebedeo. Los dos hermanos y Pedro habían constituido el círculo íntimo de Jesús entre sus discípulos mientras El ministraba en la tierra. Lucas no nos da detalles, pero no parece que se haya hecho juicio alguno. A Jacobo no se le dio oportunidad ni de dar testimonio de su fe. Herodes simplemente lo hizo matar (asesinar) con una espada. 



Herodes arresta a Pedro (12:3-6) 

Y viendo que esto había agradado a los judíos, procedió a prender también a Pedro. Eran entonces los días de los panes sin levadura. Y habiéndole tomado preso, le puso en la cárcel, entregándole a cuatro grupos de cuatro soldados cada uno, para que le custodiasen; y se proponía sacarle al pueblo después de la pascua. Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel; pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él. Y cuando Herodes le iba a sacar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, sujeto con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta custodiaban la cárcel. 

El asesinato de Jacobo agradó (complació, fue bien aceptado) a los dirigentes judíos y a sus amigos. Nunca habían olvidado la forma en que los apóstoles los habían desafiado. Además, puesto que la mayoría de estos dirigentes eran saduceos, no les gustaban las enseñanzas de los cristianos. Querían que se les frenara. 

Cuando Herodes vio lo complacidos que estaban, procedió a arrestar a Pedro, que era el más lanzado de todos los apóstoles. Pero este arresto tuvo lugar durante los siete días de la fiesta del pan sin levadura. Estos días iban unidos a la fiesta de la Pascua en aquellos tiempos, y los ocho días recibían el nombre de Pascua (comenzaban con el 14 de Misan, que en nuestro calendario varía entre marzo y abril). Nuestra versión traduce correctamente "los días de los panes sin levadura", mientras que otras, como la versión King James (del rey Jaime) inglesa traducen la palabra pascha, versión aramea del hebreo pesakh, como "pascua". Sin embargo, lo que se quiere significar es la combinación de la pascua y de los panes ázimos o sin levadura. 

No se nos dice por qué Herodes decidió esperar hasta que pasaran los días de pascua para presentar a Pedro ante el pueblo. Los líderes judíos no dudaron en hacer matar a Jesús durante aquellas mismas fiestas. Posiblemente Heredes quisiera demostrarles lo estrictamente que guardaba la pascua. También es posible que haya querido esperar hasta que la mayoría de la multitud regresara a sus hogares, por temor a que hubiera algún motín que no fuera capaz de controlar. Otros sugieren que quería tener toda la atención del pueblo para la exhibición que quería hacer. Cualquiera que fuera la razón. Herodes puso en prisión a Pedro bajo fuerte vigilancia, entregándolo a cuatro grupos de cuatro soldados cada uno. 

Mientras tanto, la Iglesia oraba continua y ardientemente a Dios a favor de Pedro. Podemos estar seguros de que oraba para que tuviera fortaleza y pudiera dar testimonio, además de orar por su liberación. 

La noche anterior al día en que Herodes pensaba sacarlo para hacerle juicio, sentenciarlo y ejecutarlo, Pedro se hallaba profundamente dormido. Debe haber puesto su situación en manos del Señor; aun cuando esperaba tener que enfrentarse a la ejecución al día siguiente, pudo dormir pacíficamente. Tenía a Cristo consigo. Morir hubiera significado solamente estar más cerca de El aún. (Compare con Filipenses 1:21.) Los primeros creyentes estaban tan llenos del Señor, que no temían a la muerte. 
Ciertamente, la situación de Pedro parecía sin esperanza en lo natural. Dos cadenas lo ataban a los dos soldados que dormían uno a cada lado de él; frente a la puerta había guardas que vigilaban la prisión. Seguramente Herodes habría conocido la forma en que los apóstoles habían escapado de la prisión anteriormente, y por eso no quería correr riesgos. 








Un ángel rescata a Pedro (12:7-11) 

"Y he aquí que se presentó un ángel del Señor, y una luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos. Le dijo el ángel: Cíñete, y átate las sandalias. Y lo hizo así. Y le dijo: Envuélvete en tu manto, y sígueme. Y saliendo, le seguía; pero no sabía que era verdad lo que hacia el ángel, sino que pensaba que veía una visión. Habiendo pasado la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que daba a la dudad, la cual se les abrió por sí misma; y salidos, pasaron una calle, y luego el ángel se apartó de él. Entonces Pedro, volviendo en sí, dijo: Ahora entiendo verdaderamente que el Señor ha enviado su ángel, y me ha librado de la mano de Herodes, y de todo lo que el pueblo de los judíos esperaba. 


Hasta que el ángel no se hubo ido, y Pedro se encontró solo en la calle, no recuperó la conciencia, ni se dio cuenta de que el Señor había enviado realmente a su ángel para rescatarlo del poder de Heredes y de lo que el pueblo judío estaba esperando. Esto es, de la esperanza de que Herodes le hiciera lo que ya le había hecho al apóstol Jacobo. 



CONCLUSIÓN 

Habían pasado varios años desde la ocasión anterior en que los apóstoles habían sido liberados de la prisión. Pero no era sólo el tiempo transcurrido lo que había embotado su fe. La sacudida de la muerte de Jacobo les hacía preguntarse si quizá el Señor no permitiría que Pedro fuera asesinado también. Jesús le había indicado a Pedro que tendría muerte de mártir cuando fuera anciano (Juan 21:18, 19). Sin embargo. Jesús no dijo qué edad tendría, y Pedro era mayor que los demás apóstoles en edad. 

En realidad, la Biblia no da explicación de por qué Dios dejó que mataran a Jacobo en este momento, y sin embargo rescató a Pedro. Podemos estar seguros de que en su divina sabiduría. El sabía que el trabajo de Jacobo estaba terminado, y Pedro todavía hacía falta sobre la tierra. ¡Dios hace bien todas las cosas!

Una iglesia que camina en comunión

Lección Domingo 22 de Mayo de 2016
Hechos 11.25-30
Texto: Hebreos 13.16

Los salvados crecen en Antioquía 

Puesto que Bernabé era un hombre bueno y lleno del Espíritu Santo y de fe, una gran multitud fue agregada al Señor. No fueron simplemente su predicación y su enseñanza, sino también su vida demostró ser un testimonio de suma eficacia. 

Este crecimiento numérico le hizo ver a Bernabé que necesitaba ayuda. Sin embargo, no envió a pedir nadie de Jerusalén. Dirigido por el Espíritu — podemos estar seguros — fue a Tarso en busca de Saulo. Puesto que él había sido el que se había tomado el tiempo y hecho el esfuerzo para averiguar detalles sobre Saulo y presentárselo a los apóstoles en Jerusalén anteriormente (Hechos 9:27), era obvio que sabía lo que Dios había dicho sobre enviar a Pablo a los gentiles (Hechos 22:21). Había llegado el momento señalado por Dios para que comenzara su ministerio. 

Es posible que la búsqueda de Saulo le tomara algún tiempo. Cuando Bernabé lo encontró, lo trajo consigo a Antioquía. Entonces los dos se convirtieron en los principales maestros de la iglesia local; reunían a los creyentes y enseñaban ante una numerosa multitud. 



Era obvio que a estos gentiles no se les podía dar un nombre judío, ni se les podía seguir considerando una secta judía. Necesitaban un nombre nuevo. Los soldados que se hallaban bajo las órdenes de determinados generales en el ejército romano, tomaban con frecuencia el nombre de su general y le añadían el sufijo "iano" (en latín, ianus; en griego, ianos), para indicar que eran soldados y seguidores de aquel general. Por ejemplo, los soldados de César eran llamados cesarianos, y los de Pompeyo, pompeyanos. También se nombraba a los partidos políticos con el mismo tipo de sufijo. 

Así fue como el pueblo de Antioquía comenzó a llamarles Christiani a los creyentes, que era tanto como llamarlos soldados, seguidores o partidarios de Cristo. Hay quienes piensan que primero se les daba este nombre en forma despectiva, pero no hay grandes evidencias a favor de esta opinión. Los creyentes no rechazaron el nombre. Era cierto que se hallaban en el ejército del Señor, y revestidos con toda la armadura de Dios. (Vea Efesios 6:11-18.) Sin embargo, se debe tener en cuenta que el término "cristiano" sólo se vuelve a usar en el Nuevo Testamento en Hechos 26:28 y en 1 Pedro 4:16. La mayor parte del tiempo, los creyentes se siguieron considerando los discípulos, los hermanos, los santos, los del Camino, o los siervos (esclavos) de Jesús. 


Agabo profetiza una gran hambre 

"En aquellos días unos profetas descendieron de Jerusalén a Antioquía. Y levantándose uno de ellos, llamado Agabo, daba a entender por el Espíritu, que vendría una gran hambre en toda la tierra habitada; la cual sucedió en tiempo de Claudio. Entonces los discípulos, cada uno conforme a lo que tenía, determinaron enviar socorro a los hermanos que habitaban en Judea; lo cual en efecto hicieron, enviándolo a los ancianos por mano de Bernabé y de Saulo". 

Las diversas asambleas de creyentes siguieron en contacto unas con otras. Después de Bernabé, hubo otros que llegaron desde Jerusalén para animar a los creyentes de Antioquía. De hecho, cuando estaba terminando el primer año de Saulo en Antioquía, llegaron varios profetas de Jerusalén. Estos eran hombres usados de forma constante en el ministerio del don de profecía para edificación (para construir espiritualmente y confirmar en la fe), exhortación (para despertar, dar valor y alentar a cada creyente a ir más allá en su fidelidad y su amor), y consolación (para alegrar, reavivar y alentar la esperanza y la expectación). Por tanto, su ministerio tenía que ver con las necesidades de los creyentes a los que ministraban. 

Algunas veces, reforzaban sus exhortaciones con una predicción sobre el futuro. Esto era más la excepción que la regla, no obstante. La profecía en la Biblia siempre en primer lugar "habla a nombre de Dios" (habla lo que El quiere, sea cual sea su mensaje), más que predecir el futuro. Pero en esta ocasión, Agabo, uno de aquellos profetas, se puso de pie e indicó por una palabra procedente del Espíritu (una manifestación del don de profecía dado directamente por el Espíritu en su propio idioma) que vendría una gran hambre en toda la tierra habitada. Para ellos, esto equivalía al Imperio Romano. Aquella hambre sucedió en tiempos de Claudio César (41-54 d.C.). 



Ayuda para Jerusalén 

Mientras Bernabé y Saulo estaban trabajando en Antioquia, recibieron la ayuda de algunos profetas venidos de Jerusalén. Estos hombres fueron inspirados por Dios, y revelaban su voluntad a los cristianos. Recordemos que los primitivos cristianos no tenían el Nuevo Testamento; necesitaban una guía especial de Dios. Como antes lo mencionamos uno de estos profetas,fue Agabo, quien predijo la venida del hambre. Esta hambre ocurrió durante el reinado de Claudio, y varios historiadores de aquella época la mencionan. 

Cuando la iglesia de Antioquia oyó de esta próxima calamidad, inmediatamente hizo planes para mandar auxilios a los cristianos que vivían en Judea. ¿Por qué hicieron esto? En primer lugar, en la iglesia de Jerusalén había mucha gente pobre, y sentiría el hambre más severamente aún. En segundo lugar, los cristianos de Judea eran muy perseguidos por los líderes judíos. Tercero, esta dádiva de los gentiles de Antioquia a los judíos cristianos de Jerusalén era una muestra de amor y de unidad; el evangelio había derribado las barreras del prejuicio. En cuarto lugar, este regalo era una manifestación material de gratitud por el don espiritual que Antioquia había recibido de Jerusalén. 


Condescendencia por la bendición del Evangelio 

Como los discípulos de Antioquía sentían gratitud por las bendiciones y la enseñanza que les habían llegado de Judea, decidieron que cada uno de ellos contribuiría de acuerdo con su capacidad (según era prosperado), y enviaron su socorro. Esto lo hicieron, enviándolo no a los apóstoles, sino a los ancianos de Jerusalén, por medio de Bernabé y Saulo. Probablemente fuera alrededor del año 46 d.C., cuando la Judea era azotada de forma especialmente dura por el hambre.