viernes, 17 de junio de 2016

El primer viaje misionero de Pablo

Lección Domingo 19 de junio de 2016
Hechos 13:1-12
Texto: 2ª Timoteo 3.8

APARTADME A BERNABÉ Y A SAULO 

Durante el culto, el Espíritu Santo habló y les ordenó (a toda la iglesia) que le apartaran (separaran para él) a Bernabé y a Saulo para la obra a la que (ya) los había llamado. El griego es imperativo aquí, e incluye una partícula que expresa una exigencia u orden fuerte. 

INTRODUCCIÓN 


Con esta lección entramos al estudio de la segunda sección del libro de Hechos, según lo divide Lucas en Hechos 1:8.Ya hemos visto cómo se extendió el evangelio, primero en Jerusalén y después en Judea y en Samaria. Ahora Lucas presenta la difusión del evangelio hasta lo último de la tierra. 

1. El Retorno Desde Jerusalén 

La iglesia de Antioquia había escogido a Bernabé y a Saulo para llevar a Jerusalén el dinero que había recogido para ayudar en este tiempo de hambre. Estos debían entregar el dinero a los ancianos. Era el año 46 d.C., unos años después de que Pedro fuera librado de la cárcel y después de la muerte de Herodes. La iglesia de Antioquia había recolectado ese dinero con todo tiempo para estar en condición de proporcionar la ayuda necesaria a los cristianos de Jerusalén. 

Por lo que leemos en Hechos 11:30, descubrimos un cambio que se había hecho en la iglesia de Jerusalén. En el principio, los únicos oficiales de de la iglesia habían sido los apóstoles. Luego, se eligió a los diáconos para encargarse de la obra caritativa entre las viudas. Ahora en este pasaje leemos acerca de los ancianos, los cuales aparecen gobernando a la iglesia. El gobierno en la iglesia se fue desarrollando según las necesidades que presentó el crecimiento del número de los cristianos. Por este tiempo la iglesia de Jerusalén ya estaba completamente separada de las sinagogas judías. 

Después de cumplir con su misión, Bernabé y Saulo regresaron a Antioquia. Llevaron con ellos a Juan Marcos, el sobrino de Bernabé. La madre de Juan Marcos había sido una creyente por mucho tiempo, puesto que había sido la casa de ella donde se reunieron los discípulos para orar cuando Pedro fue librado de la cárcel. Juan Marcos fue probablemente el joven mencionado en Marcos 14:51, 52, que huyó en la oscuridad dejando su sábana en manos de los que vinieron a prender a Jesús. Se supone además —y esto sin forma de comprobarlo— que el Aposento Alto, donde Jesús instituyó la Santa Cena, estaba en la misma casa de la madre de Marcos. 



2. Llamados por el Espíritu 

Ya para estas fechas, la iglesia de "Antioquia" tenía varios "profetas" y "maestros". Estos trabajaron juntos en la iglesia, ministrando la Palabra de Dios. Creemos, por el hecho de que ellos ayunaron, o sea, se limitaron en su comida y su bebida a fin de poder concentrarse en las cosas de Dios, que estas personas estaban dedicadas totalmente a este ministerio. Así ayunando y ministrando, el Espíritu Santo les dijo: "Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado" (13:2). Quizá el Espíritu haya hablado a uno de los "profetas", y éste a su vez dio el mensaje a los demás. 

Este llamamiento especial de Bernabé y Saulo fue motivo de más ayuno y oración. Después los profetas y maestros impusieron las manos sobre los dos que estaban saliendo de entre ellos, dando a conocer de esta forma que la iglesia de Antioquia estaba enviando a Bernabé y a Saulo como representantes suyos. Aunque la iglesia los enviaba, de hecho era el Espíritu Santo el que les había escogido y el que les había hecho el llamamiento. El Espíritu Santo obra generalmente a través de la iglesia de Cristo. 

3. El Nuevo Trabajo 

Bernabé y Saulo sabían exactamente lo que tenían que hacer. El mismo Espíritu que les había llamado, les guió en su camino. Fueron primero a Seleucia, el puerto de Antioquia, donde embarcaron para ir a la isla de Chipre, la tierra natal de Bernabé. El evangelio no era desconocido en la isla de Chipre. La misma dispersión de los discípulos que llevó el evangelio a Antioquia, lo hizo llegar a Chipre (11:19). De hecho, los discípulos que primero predicaron a los gentiles en Antioquia, eran hombres de Chipre y de Cirene (v. 20). Sin embargo, seguramente restaba mucho por hacer en esta isla, y Bernabé y Saulo predicaron el evangelio ahí, desde una punta de la isla hasta la otra. Bernabé y Saulo, al principio de su ministerio, siguieron el plan que Pablo explicó más tarde en palabras de Romanos 1:16 "al judío primeramente". Así, fueron a la sinagoga en Salamina y predicaron a los judíos que ahí adoraban a Dios. Aunque no existe ninguna indicación de qué fue lo que ellos predicaron, seguramente su mensaje era el mismo que se encuentra en otros capítulos de Hechos. Relataron la historia de Jesús, dando énfasis a su muerte y resurrección, y mostraron que todo ello era el cumplimiento del Antiguo Testamento. Juan Marcos iba con ellos como ayudante, y debió haberles sido de gran utilidad. Ya que él había vivido en Jerusalén precisamente durante los días de la crucifixión y la resurrección de Jesús, Marcos estaba capacitado para darles muchos detalles acerca de Jesús, por su propia experiencia. 

4. Elimás el Mago 

Cruzando la isla de oriente a poniente, este grupo misionero llegó a la ciudad de Pafos, en la que radicaba el procónsul romano. Su nombre era Sergio Paulo, y éste llamó a  Bernabé y a Saulo porque quería escuchar la predicación de ellos. Quedó muy impresionado con el evangelio de Cristo. Esto molestó a Elimas, un mago judío agregado a la corte del procónsul. Sabiendo que si Sergio Paulo llegaba a aceptar el evangelio, su propia influencia como mago sería afectada, Elimas intentó apartar al procónsul de la fe. Hasta aquí Bernabé había sido el líder del grupo. Pero ahora Saulo se enfrenta a Elimas, y le acusa de estorbar la obra del Señor. Siendo Elimas un judío, conocía el Antiguo Testamento y conocía al Dios vivo y verdadero, pero había aceptado una religión falsa. 

Pablo le dice: "Ahora, pues, he aquí la mano del Señor está contra tí, y serás ciego, y no verás el sol por algún tiempo" (13:11). Pablo sabía por propia experiencia, que la ceguera física podría conducir a una luz espiritual. Pablo fue guiado por Dios cuando dijo ésto ya que inmediatamente sus palabras se cumplieron. El procónsul quedó maravillado. Una manifestación de tal poder de Dios le transformó de un simple oyente impresionado, a un creyente confirmado. El intento de Satanás de estorbar la obra de los misioneros, se tornó en una victoria maravillosa para el evangelio de Cristo. Después de la conversión de Sergio Paulo, los misioneros dieron un paso atrevido. En Chipre el evangelio había sido predicado antes de la llegada de ellos, pero ahora salieron de Chipre para entrar a una región donde nunca antes había sido predicado el evangelio. Este capítulo nos lleva a otro paso importante en el progreso del Evangelio. Hasta este momento, era llevado a nuevos lugares por aquellos que se dispersaban. Pero no había nadie que se entregara específicamente a la labor de ir a nuevos lugares para comenzar y organizar asambleas nuevas. 

El envío de Bernabé y Saulo 


El tiempo perfecto griego que se usa aquí, significa que hay una acción del pasado que tiene resultados en el presente. Esto nos muestra que ya el Espíritu Santo había tratado personalmente con ambos, tanto Bernabé como Saulo. Pero ellos no estaban sirviendo sólo al Señor, sino también a la Iglesia. Tenían responsabilidades concretas en el ministerio a la Iglesia que estaba en Antioquía. Por esto era necesario que la Iglesia estuviera dispuesta a dejarlos ir. Por lo tanto, el mensaje del Espíritu iba dirigido a toda la asamblea, y no a ningún individuo. Todos siguieron ayunando y orando después de esto. Más tarde (1 Corintios 14:29), Pablo diría que las profecías deben ser juzgadas por otros miembros del Cuerpo. Siempre es sabio no apresurarnos hasta saber con claridad que el mensaje viene del Señor. Se da por entendido que la iglesia estuvo comprometida en esto y que estuvo de acuerdo con sus dirigentes. 

CONCLUSIÓN 

El versículo 4 hace notar que Bernabé y Saulo habían sido enviados por el Espíritu Santo. La Iglesia les dio su bendición y los dejó ir. De esta forma, tanto el Espíritu Santo como la Iglesia estaban interesados en su ida. Esto es un buen ejemplo para nosotros, y debería ser el modelo normal para el envío de misioneros.

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