Lección Domingo 23 de Julio de 2016
Hechos 14: 1-7
Textos: Hecho 4.31
INTRODUCCIÓN

La predicación en Antioquía de Pisidia, la reacción mayor por parte de los gentiles y la persecución posterior, establecieron todo un estilo. En gran parte o en su totalidad, todo esto se fue repitiendo prácticamente en todas las ciudades.
Los apóstoles viajaron rumbo al oriente hasta llegar a la ciudad de Iconio. Entraron a la sinagoga y predicaron el evangelio ahí. Y nuevamente el Señor bendijo su ministerio, y muchos creyeron, tanto de los judíos como de los gentiles. También aquí los judíos no creyentes pusieron trabas; pero a pesar de ello los apóstoles continuaron predicando en Iconio. El Señor manifestó su bendición al permitirles que obrasen milagros en este lugar y parece que su trabajo tuvo mucho éxito.
Sin embargo, los judíos que no quisieron aceptar el evangelio siguieron causando problemas, hasta el punto que la ciudad quedó dividida entre aquellos que creyeron a los apóstoles y los que se opusieron. Las autoridades estuvieron al lado de los judíos incrédulos, y dieron permiso para un plan de apedrear a los apóstoles. Pero Pablo y Bernabé supieron del plan, y lograron salir de la ciudad, antes de que se atentara contra sus vidas.
DESARROLLO
Iconio, Listra y Derbe
"Aconteció en Iconio que entraron juntos en la sinagoga de los judíos, y hablaron de tal manera que creyó una gran multitud de judíos, y asimismo de griegos. Mas los judíos que no creían excitaron y corrompieron los ánimos de los gentiles contra los hermanos. Por tanto, se detuvieron allí mucho tiempo, hablando con denuedo, confiados en el Señor, el cual daba testimonio a la palabra de su gracia, concediendo que se hiciesen por las manos de ellos señales y prodigios. Y la gente de la ciudad estaba dividida: unos estaban con los judíos, y otros con los apóstoles. Pero cuando los judíos y los gentiles, juntamente con sus gobernantes, se lanzaron a afrentarlos y apedrearlos, habiéndolo sabido, huyeron a Listra y Derbe, ciudades de Licaonia, y a toda la región circunvecina, y allí predicaban el evangelio".
Iconio estaba a unos cien kilómetros al este y un poco al sur de Antioquía de Pisidia, en una meseta de algo más de mil metros de elevación. Al llegar allí. Pablo y Bernabé se dirigieron primero a la sinagoga. Como de ordinario, se les dio oportunidad para hablar. Lucas no recoge su sermón. Sólo señala que hablaron, como acostumbraban; esto es, tal como habían hecho en Antioquía de Pisidia.
El resultado fue similar. Una gran multitud, tanto de judíos como de griegos (gentiles de habla griega) creyó (y por supuesto, todos fueron bautizados en agua y en el Espíritu Santo). Entonces, como antes, los judíos que no creían (los desobedientes, rebeldes), en su celo excitaron a los gentiles y corrompieron sus ánimos (almas, deseos) contra los hermanos (los nuevos creyentes que ahora eran discípulos de Jesús y miembros de su Cuerpo.)
No obstante, en este caso los judíos no pudieron conseguir mucho apoyo de los gentiles al principio. Por esto. Pablo y Bernabé se detuvieron en Iconio mucho tiempo. Hablaban con denuedo, confiados en el Señor Jesús. Mientras ellos hacían esto, el Señor daba testimonio a la Palabra (mensaje) de su gracia concediendo que se hiciesen señales y prodigios por sus manos. Así fue como los reconocieron como agentes de Cristo, que hacían su obra con su autoridad.
Sin embargo, al cabo de algún tiempo, la gente de la ciudad se hallaba fuertemente dividida. Algunos estaban con los judíos (que no habían creído). Otros se mantenían junto a los apóstoles. Fue entonces cuando se juntaron gentiles y judíos con los gobernantes de sus sinagogas con intenciones hostiles. Su propósito era tratar a los apóstoles de forma ultrajante y apedrearlos a morir. Sin embargo, el texto griego no quiere decir que hubiera ningún intento real, sino solamente la intención y la instigación para llevarlo a cabo.
Pero los apóstoles tuvieron noticias de la conspiración y huyeron. No porque tuvieran miedo, sino porque había otros lugares donde se necesitaba su ministerio. Así fue como siguieron a Listra y Derbe, ciudades licaonias situadas en la parte sur de la provincia romana de la Galacia. Listra, al igual que Iconio, tenía la categoría de colonia militar romana y la responsabilidad de velar por los intereses de Roma y vigilar los caminos romanos. En Listra, los apóstoles predicaban (seguían predicando) el Evangelio (diciendo las buenas nuevas). Lo que sigue nos da un ejemplo de cómo Pablo les predicaba a los gentiles que no tenían conocimiento de las Escrituras.
De Iconio, los misioneros cruzaron la frontera a Licaonia. Allí predicaron tanto en las ciudades, como en el campo rural.
La mayor parte de su trabajo lo realizó en las ciudades, espe-cialmente en Listra. Después de haber estado predicando un buen tiempo ahí, obraron un milagro semejante al de Pedro y Juan en Jerusalén (cap. 3). Pablo recibió un don muy especial del Espíritu Santo para poder entender el corazón del cojo de nacimiento. Supo que este hombre tenía fe como para ser sanado, tanto en su cuerpo como en su espíritu. Es cierto que los milagros siempre son obras sobrenaturales de Dios, pero pocas veces se realiza a menos que haya fe. Esto muestra la relación muy íntima que existe entre la salvación y los milagros de sanidad —para ambos casos es necesario el don de la fe.
La reacción del pueblo fue típicamente pagana. Ellos estaban seguros de que Pablo y Bernabé "eran dioses bajo la semejanza de hombres (que) han descendido a nosotros" (v. 11). La gente de Listra adoraba al dios Zeus, un dios griego que entre los romanos se conocía como Júpiter. Hermes, en su religión era un dios que siempre acompañaba a Zeus (entre los romanos se le conocía como Mercurio —(véase una enciclopedia si es posible). Pensaron, pues, que Pablo y Bernabé eran nada menos que estos mismos dioses. Inmediatamente comenzaron los pre-parativos para un culto pagano de adoración. Al principio, los misioneros no entendieron lo que estaba pasando, porque la gente hablaba en su idioma local. Pero cuando al fin entendieron la razón de tanta actividad, enérgicamente intentaron detenerlos; lo cual lograron al fin, pero sólo después de una lucha difícil.
Los judíos incrédulos tanto de Antioquia como de Iconio, no contentos con haber sacado a Pablo y Bernabé de sus respectivas ciudades, los persiguieron hasta Listra. Aquí ellos tenían posibilidad de llevar a cabo lo que habían planeado en Iconio. Esta gente, que unas horas antes estaba lista para adorarles como dioses, de un momento a otro quedaron convencidos por los judíos para apedrearles.
CONCLUSIÓN
Se nota aquí el mismo cambio sorprendente que hubo en el pueblo de Jerusalén respecto a la persona de Cristo. Los enemigos de Pablo lo apedrearon hasta dejarle por muerto, y luego arrastrándolo le sacaron de la ciudad. Estando rodeado por sus discípulos entristecidos, volvió en sí, se incorporó y regresó a la ciudad. El uso de la palabra "discípulos" aquí en este capítulo nos da a entender que aun en este lugar Dios había bendecido la predicación de su Palabra. Entre estos discípulos seguramente estaban Timoteo, su madre y su abuela. El mismo Señor nos advierte “en el mundo tendréis aflicción; pero confiad, Yo he vencido al mundo”( Juan 16:33).