viernes, 23 de septiembre de 2016

El Espíritu Santo guía a la naciente iglesia

Lección Domingo 25 de Septiembre de 2016
Hechos: 16.6 al 10
Texto: Romanos 8.14

INTRODUCCIÓN 

En la exposición anterior los misioneros evangelistas, los cristianos como ya era habitual nombrarlos conforme visitaban las ciudades de su ruta, Pablo y Silas entregaban a las iglesias copias de la carta que el Concilio de Jerusalén había enviado a la iglesia de Antioquia. Esto sostuvo lo que Pablo había enseñado en su carta a los Gálatas, y fortaleció a las iglesias en su fe, esta misma que crecía más y más. Pablo ansioso por expandir y llegar hasta lo que Cristo dijo y me seréis testigos… hasta lo último de la tierra. Sin duda Pablo mantenía el Espíritu maratónico (avance, de ritmo constante y resistencia) que lo caracterizaba, por el cual muchos judíos lo respetaban definiéndole como celoso fariseo y guardador de la ley mosaica. 


DESARROLLO 

Guiados por el Espíritu 

Los misioneros decidieron alargar su viaje más allá de las iglesias que habían visitado anteriormente. Parece que pensaban predicar en la provincia de Asia, cuya ciudad principal era Éfeso. Sin embargo el Espíritu Santo les prohibió predicar ahí. Puede ser que el Espíritu Santo haya hablado directamente con ellos, o quizá les habló por medio de algún profeta en alguna de las iglesias. Obedientes a la indicación recibida, ellos cambiaron de ruta y fueron hacia el norte en la dirección de las ciudades de Bitinia. (Véase un mapa). Más otra vez el Espíritu Santos los detuvo. Por lo tanto se encaminaron hacia el poniente, hasta llegar a Troas, la antigua ciudad de Troya. 

Estando ellos en Troas, el Espíritu Santo nuevamente les guió, esta vez en una manera positiva. Pablo tuvo una visión de un hombre que les llamaba a visitar Macedonia, por lo tanto abordaron un barco para ir a Filipos, ciudad situada en el continente de Europa. Lucas les acompañó desde Troas, tomando el barco juntamente con ellos. 

El llamado a Macedonia 

"Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió. Y pasando junto a Misia, descendieron a Troas. Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos. Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio". 

Después de que Pablo y sus acompañantes atravesaron la región de Frigia y Galacia, hubiera sido lógico seguir adelante a la provincia romana de Asia. Éfeso, su gran ciudad, era un verdadero reto. Pero aún no era el momento dispuesto por Dios. El Espíritu Santo les había prohibido ya hablar la Palabra en Asia. La Biblia no dice cómo lo hizo. Puede que lo haya hecho por medio de una palabra de sabiduría dada a alguien de entre los acompañantes de Pablo, o quizá a algún creyente lleno del Espíritu de alguna de las iglesias. 

Puesto que se les había prohibido entrar en Asia, se movieron hacia el norte, a lo largo de la frontera oriental de la Misia e hicieron el intento de entrar a Bitinia, situada al nordeste a lo largo del mar Negro. Pablo nunca fue capaz de sentarse con los brazos cruzados cuando no sabía dónde lo quería Dios o qué quería que hiciera después. Siempre estaba consciente del peso misionero que había sido depositado sobre él. Así que cuando el Espíritu le impedía ir en una dirección, tomaba un paso en otra, y confiaba en que el Espíritu confirmaría o impediría aquella dirección también. 

Nuevamente, el Espíritu no quiso dejarlos entrar en Bitinia. Sólo les quedaba una dirección, así que la tomaron, volviéndose hacia el oeste con rumbo a Troas. Para hacer esto, tenían que pasar a través de la Misia. Pero el griego dice literalmente que siguieron de largo. Es decir, no se les dio permiso para ministrar en la Misia tampoco, y pasaron de largo en lo que a la predicación del Evangelio respecta. 

Es de pensar lo que ha de haber significado esto para el apóstol Pablo, que decía: "¡Ay de mí si no anunciare el evangelio!" (1 Corintios 9:16). Qué carga tan fuerte ha de haber sentido mientras pasaba una ciudad y luego otra, y la prohibición de predicar la Palabra seguía en pie. Sin embargo, por haber sido obediente, Dios lo llevó a Troas cuando lo quería en aquel lugar. 

En Troas, ciudad portuaria de la Misia, situada en el mar Egeo frente a Macedonia, tuvo lugar otro suceso trascendental para el ministerio y los viajes misioneros de Pablo. Si hubiera ido a Bitinia, es posible que hubiera continuado hacia el este y nunca hubiera ido a Grecia o a Roma. Pero Dios quería establecer nuevos centros en Europa. Serían otros apóstoles y creyentes los encargados de tomar rumbo este. 



El llamado hacia el oeste fue muy claro en una visión nocturna que tuvo Pablo, en la que un macedonio (pagano) estaba en pie, rogándole que cruzara a Macedonia para ayudarlos. De inmediato, Pablo y sus acompañantes (entre los cuales se hallaba ya Lucas) buscaron la forma de partir para Macedonia, dando por cierto que Dios los había llamado a predicarles el evangelio a los habitantes de aquel lugar. 



CONCLUSIÓN 


Pablo, Silas y Timoteo, mientras atravesaban el sur de la Galacia, iban entregando copias de las ordenanzas o regulaciones escritas en la carta de Hechos 15 para que los creyentes gentiles las guardaran. Reconocían estas normas como algo decidido por los apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén. Pero también podemos estar seguros de que le habían prestado atención a lo que dice Hechos 15:28: "Ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros."La consecuencia fue que las inquietantes enseñanzas de los judaizantes fueron contrarrestadas. Lo que había sido un problema crítico, ya no era amenaza ni causa de división; todos aceptaron la decisión del Concilio de Jerusalén. Sin duda, la epístola a los Gálatas había ayudado a preparar el camino para esto. Entonces, las asambleas que había en las diversas ciudades eran todas confirmadas, no sólo en fe, sino en la fe; es decir, crecían en la comprensión de la verdad del Evangelio y en la obediencia a sus enseñanzas y preceptos. Debido a esto, las asambleas siguieron creciendo, aumentando en número día tras día. Como conclusión final, podemos decir que los verdaderos Cristianos todas sus acciones son inspiradas y confirmadas por el Espíritu Santo, bien dijo el Señor Jesucristo que este consolador, “os guiara a verdad y justicia”.

La separación de Pablo y Bernabé: un recurso de Dios para la expansión de la misión holística de la iglesia

Lección Domingo 18 de Septiembre de 2016
Hechos 16.1-5
Texto: 2ª Timoteo 1.5


INTRODUCCIÓN

LA EXPANSIÓN DEL MINISTERIO DE CRISTO 

Después del Concilio de Jerusalén, Pablo y Bernabé volvieron a Antioquia en compañía de Judas y Silas. Cuando Judas y Silas regresaron a Jerusalén, Pablo y Bernabé siguieron predicando en Antioquia. La iglesia de Antioquia se componía de varias congregaciones y había otros obreros trabajando con Pablo y Bernabé en esa ciudad. Después de que ellos estuvieron ministrando allí un buen tiempo, Pablo le sugirió a Bernabé que debían visitar las iglesias que habían organizado durante su primer viaje misionero. 


DESARROLLO

El Desacuerdo 

Es triste, pero cierto, que ocurren fuertes desacuerdos entre los cristianos como entre los no cristianos. Ni aun los apóstoles se vieron libres de tales contenciones. Bernabé quiso llevar a Juan Marcos en el segundo viaje; Pablo no quiso. Marcos los había dejado en el primer viaje y por eso Pablo consideró tonto volverle a llevar con ellos. Quizá había entre ellos un desacuerdo anterior a éste, pues Gálatas 2:13 indica que Bernabé había seguido el ejemplo de Pedro de no comer con los gentiles. Si así fue, es muy posible que esto haya servido para debilitar la unión que había entre estos dos apóstoles. Sea como sea, decidieron separarse. Lucas no procura ocultar el problema y tampoco echa la culpa a uno u a otro. Seguramente los dos compartían la culpa. No obstante Dios en su sabiduría y gracia, usó aun estas flaquezas humanas para el entendimiento de su obra. Bernabé retornó a su isla natal de Chipre para continuar la obra ahí, mientras Pablo regresó al Asia Menor para visitar de nuevo a las iglesias. Como a él le hacía falta ahora un compañero de viaje, Pablo fue a Jerusalén para buscar a Silas. Estos dos entonces viajaron desde Antioquia hacia el norte, cruzando la sierra montañosa de los Tauros para llegar a Derbe y a Listra. 



En Galacia 

Ahora se encuentra a Pablo de nuevo entre la gente a quien anteriormente había escrito la carta a los Gálatas. Aquí es donde los cristianos habían sido expuestos a la enseñanza falsa de los judaizantes, los cuales recalcaron la necesidad de la circuncisión. Contra tal enseñanza Pablo se había opuesto enérgicamente. Sin embargo, ahora en Listra Pablo circuncidó a Timoteo, un joven cristiano, cuyo padre era griego, antes de incluir a Timoteo en el grupo misionero. ¿Fue esto una contradicción de lo que Pablo había enseñado en su carta a los Gálatas? No. Pablo insistió en que los gentiles no necesitaban circuncidarse. Pero ya que la madre de Timoteo era judía, y tanto ella como la abuela habían educado a Timoteo en la fe judaica, (2 Ti. 1:5), Pablo decidió circuncidarle con el propósito de evitar conflictos inútiles. Esta actitud está de acuerdo con su idea de 1 Corintios 9:22 . "A todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos". 

Conforme visitaban las ciudades de su ruta, Pablo y Silas entregaban a las iglesias copias de la carta que el Concilio de Jerusalén había enviado a la iglesia de Antioquia. Esto sostuvo lo que Pablo había enseñado en su carta a los Gálatas, y fortaleció a las iglesias en su fe. 


CONCLUSIÓN

Ahora vemos y lo demuestran así los escritos como personas imperfectas actuando como perfectos instrumentos en las manos del Dios altísimo. Como en el comentario anterior, la separación no altero el plan del Señor, es mas cada Apóstol siguió con su ministerio predicando y confirmando la fe en los creyentes gentiles y judíos en las Iglesias que visitaban. Para nuestro razonamiento es difícil dimensionar el control inalterable de la voluntad de Dios en todas las circunstancias, la verdad es que nuestro Dios vive en un presente eterno no está sujeto a espacio y tiempo como nosotros, o sea que si no hubiera habido controversia entre Pablo y Bernabé, también habría sido la voluntad de Dios. 

En el pasado Jehová dijo a Moisés que en cuarenta días llegarían a Canaán. Y se demoraron cuarenta años, pero sabes una cosa; para nuestro Señor siguen siendo cuarenta días, o sea no hubo alteración, porque lo dijo Dios. Y todo está sujeto a El aun el tiempo.

martes, 20 de septiembre de 2016

Segundo viaje misionero de Pablo: Dios promueve la evangelización mundial

Lección Domingo 11 de Septiembre de 2016
Hechos 15.36 al 41
Texto: 2ª Timoteo 4.11




INTRODUCCIÓN 

Recordando acontecimientos anteriores 

Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, escoger de entre ellos algunos hombres para enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé: a Judas, llamado Barsabás, y a Silas, hombres prominentes entre los hermanos, y enviaron esta carta con ellos: Los apóstoles, y los hermanos que son ancianos, a los hermanos en Antioquía, Siria y Cilicia que son de los gentiles, saludos. Puesto que hemos oído que algunos de entre nosotros, a quienes no autorizamos, os han inquietado con sus palabras, perturbando vuestras almas, nos pareció bien, habiendo llegado a un común acuerdo, escoger algunos hombres para enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo, hombres que han arriesgado su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Por tanto, hemos enviado a Judas y a Silas, quienes también os informarán las mismas cosas verbalmente. Porque pareció bien al Espíritu Santo y a nosotros no imponeros mayor carga que estas cosas esenciales: que os abstengáis de cosas sacrificadas a los ídolos, de sangre, de lo estrangulado y de fornicación. Si os guardáis de tales cosas, bien haréis. Pasadlo bien. Estas fueron las expresiones vertidas en la carta a los hermanos de Antioquia los referentes máximos de la iglesia de Jerusalén y la asamblea habían dado el primer paso para el ensamble de la iglesia universal. La carta en su contenido exhortaba a la conducta, carácter y personalidad que debe tener todo creyente en Jesucristo: Moral, doctrina, pureza y fe. 



DESARROLLO 

La separación de Pablo y Bernabé 
"Después de algunos días. Pablo dijo a Bernabé: Volvamos a visitar a los hermanos en todas las ciudades en que hemos anunciado la palabra del Señor, para ver cómo están. Bernabé quería que llevasen consigo a Juan, el que tenia por sobrenombre Marcos; pero a Pablo no le parecía bien llevar consigo al que se había apartado de ellos desde Panfília, y no había ido con ellos a la obra. Y hubo tal desacuerdo entre ellos, que se separaron el uno del otro; Bernabé, tomando a Marcos, navegó a Chipre, y Pablo, escogiendo a Silas, salió encomendado por los hermanos a la gracia del Señor, y pasó por Siria y Cilicia, confirmando a las iglesias". 

Después de algunos días (lo cual podía significar una cantidad considerable de tiempo). Pablo le sugirió a Bernabé que se fueran a visitar a los hermanos de las iglesias fundadas durante el primer viaje misionero en Chipre y en el sur de la Galacia. A través de todo su ministerio. Pablo siempre mantuvo un amor y una preocupación que lo mantenían orando por las iglesias y los creyentes a los que les había ministrado. Sus epístolas son evidencia de ello. 

Cuando Bernabé decidió que quería llevar consigo a Juan Marcos, Pablo no estimó que fuera digno de ello. Marcos los había dejado plantados en un momento importante, cuando ellos lo necesitaban para la obra. Evidentemente, Pablo no creía que fuera bueno llevar a aquellas iglesias jóvenes a una persona que pudiera no ser buen ejemplo en cuanto a fe y diligencia. Sin embargo, Bernabé estaba decidido a darle otra oportunidad a su primo. 

Tanto Pablo como Bernabé tenían tan fuertes sentimientos con respecto a esto, que se sintieron irritados por un tiempo, quizá incluso indignados. El griego indica que hubo sentimientos fuertemente heridos entre ellos. Pero no permitieron que esto fuera obstáculo para la obra del Señor; terminaron estableciendo un acuerdo pacífico. Decidieron que lo mejor era separarse y dividirse la responsabilidad de visitar y animar a los creyentes. Así fue como Bernabé tomó consigo a su primo Marcos y se fue a Chipre a visitar las iglesias fundadas en la primera parte del primer viaje. Esto era sabido, porque Chipre era territorio familiar para Marcos. Allí, había sido fiel. Era mejor llevarlo de nuevo a la región donde había tenido éxito. 

Se ve que Bernabé tuvo razón en querer darle a Marcos una segunda oportunidad, en el hecho de que Pablo le pediría más tarde a Timoteo que le llevara consigo a Marcos porque le era útil para el ministerio (2 Timoteo 4:11). Marcos estaba también con Pedro cuando éste visitó Babilonia (1 Pedro 5:13). La tradición primitiva también dice que Marcos escribió la predicación de Pedro en su evangelio. Así que tenemos que agradecerles tanto a Bernabé como a Pedro que Marcos llegara a una situación en la que el Espíritu Santo lo pudiera dirigir y le pudiera inspirar la redacción del segundo evangelio. 

Pablo escogió a Silas, quien era un creyente maduro, un profeta que ya había sido usado por el Espíritu para exhortar y animar a las iglesias. Silas sería un excelente ayudante para Pablo en su esfuerzo por animar a las iglesias del sur de la Galacia, que se hallaban en un ambiente sumamente difícil. 

Puesto que Silas era un miembro distinguido de la iglesia de Jerusalén, esto también ayudaría a demostrar ante las iglesias de la Galacia la unidad entre Pablo y los dirigentes de Jerusalén, y de esta manera terminaría de liquidar las discusiones de los judaizantes. También era una buena ayuda que Silas fuera ciudadano romano, al igual que Pablo. (Vea Hechos 16:37, 38). 

Entonces, los hermanos de Antioquía los liberaron y los encomendaron otra vez a la gracia de Dios. Así fue como tomaron el camino a través de Siria y Cilicia, confirmando a las iglesias. Estas serían las asambleas que había en ciudades situadas al norte de Antioquía en Siria y en Tarso, la ciudad natal de Pablo, en Cilicia.



CONCLUSIÓN 

Aquí tenemos una disputa privada entre dos ministros, no menos que Pablo y Bernabé, aún hechas a terminar bien. Bernabé quería que su sobrino Juan Marcos para ir con ellos. Debemos sospechar de nosotros mismos de ser parcial, y protegerse contra esto en la presentación de nuestras relaciones. Pablo no creía que él sea digno de la gloria, ni apto para el servicio, que se había apartado de ellos sin su conocimiento o sin su consentimiento. Mas Pablo escogió a Silas y partió, siendo encomendado por los hermanos a la gracia del Señor. Si analizamos este suceso podríamos decir que de parte de Bernabé hubo un sentimiento de afecto por el parentesco y pablo algo de suspicacia por la falla de marcos en la cruzada anterior, pero a la verdad todos estaban con sus corazones pendientes en poner manos a la obra. Todo es voluntad de Dios; hasta esta controversia. Esto genero que se formaran dos fuertes brazos de evangelización.

Las nuevas iglesias se orientan de acuerdo a lo acordado en el Concilio de Jerusalén

Lección Domingo 04 de Septiembre de 2016
Hechos 15.30-35
2ª Corintios 1.4


INTRODUCCIÓN 


El plan del anticristo ha sido con frecuencia utilizar e introducir falsos profetas y maestros que en su clamor dicen que, usted perderá su salvación si no acepta ciertas normas y doctrina que no han sido instituidas por Cristo en sus evangelios. Todavía hay quienes dicen que una persona no es real o totalmente salva a menos que pase por ciertos ritos o ceremonias prescritos. Todos estos no son capaces de reconocer que la salvación es por gracia a través de la fe solamente, como se enseña con claridad en Romanos 10:9, 10 y Efesios 2:8, 9. 

La Palabra de Sabiduría del Espíritu fue que no se inquietara más a los creyentes gentiles (con más exigencias a su fe y a su conducta). En cambio, debían escribir una carta en la cual se les dijera (orientara a) que se apartaran (abstuvieran) de las contaminaciones de los ídolos (todo lo relacionado con la adoración de ídolos), de la fornicación (los diversos tipos de inmoralidad hetero y homosexual practicadas habitualmente por tantos paganos gentiles), de ahogado (animales matados sin desangrar), y de sangre. 

Estas eran las cosas que se les debían pedir a los gentiles, y no con el propósito de colocarlos bajo el peso de una serie de normas. Más bien era por los creyentes judíos y por el bien del testimonio de las sinagogas en cada ciudad en que habían estado por generaciones, desde tiempos antiguos. 



DESARROLLO 

El regocijo en Antioquía 

"Así, pues, los que fueron enviados descendieron a Antioquía, y reuniendo a la congregación, entregaron la carta; habiendo leído la cual, se regocijaron por la consolación. Y Judas y Silas como ellos también eran profetas, consolaron y confirmaron a los hermanos con abundancia de palabras. Y pasando algún tiempo allí, fueron despedidos en paz por los hermanos, para volver a aquellos que los habían enviado. Mas a Silas le pareció bien el quedarse allí. Y Pablo y Bernabé continuaron en Antioquia, enseñando la palabra del Señor y anunciando el evangelio con otros muchos". 

Cuando Pablo y sus acompañantes llegaron y le leyeron la carta a toda la multitud de los creyentes de Antioquía, ellos (todo el Cuerpo) se regocijaron grandemente por la consolación (aliento, exhortación). 





Está claro que Pablo había aceptado la decisión del Concilio de Jerusalén, y le producía regocijo. 

Entonces, Judas y Silas hicieron más que limitarse a confirmar lo que decía la carta. Eran profetas (voceros de Dios, usados por el Espíritu Santo en el don de profecía para la edificación, exhortación y consuelo o aliento de los creyentes). Por el Espíritu, consolaron (animaron y exhortaron) a los hermanos con muchas palabras (dadas por el Espíritu). Por medio de esas palabras, los confirmaron (apoyaron, sostuvieron). Es decir, les dieron sólidos alientos para que olvidaran las discusiones de los judaizantes y mantuvieran su fe en Cristo y en el Evangelio que habían recibido, el Evangelio de la salvación por gracia a través de la fe sola (fuera de las obras de la Ley), tal como Pablo afirma claramente en sus epístolas a los Romanos y los Gálatas. 

Después de algún tiempo, los hermanos (los creyentes de Antioquía) despidieron en paz (y deseo de bienestar) a Judas y a Silas, para que regresaran a quienes los habían enviado, esto es, a toda la Iglesia de Jerusalén, como aparece en griego. Judas Barsabás regresó, pero Silas prefirió quedarse. 

Pablo y Bernabé se quedaron también en Antioquía para enseñar y predicar el Evangelio junto con muchos otros; el Señor había suscitado muchos otros maestros y personas dedicadas a difundir el Evangelio en aquella iglesia aún creciente. Entre ellos es posible que hubiera algunos otros que llegaran desde Jerusalén y desde otros lugares. Pero, sin duda, la mayoría eran personas de la asamblea local. También ellos estaban entrando en la obra del ministerio para la edificación (construcción) del Cuerpo de Cristo. Pablo escribiría más tarde que todos los santos (todos los creyentes consagrados) debían recibir ministerio de Cristo para que fuera edificado su Cuerpo (Efesios 4:12, 15, 16). 


CONCLUSIÓN 

Había un precedente para estas peticiones, porque mucho antes de la época de Moisés, bastante tiempo antes de que se diera la Ley, Dios le había dicho a Noé que no comiera sangre porque representaba la vida. La misma restricción en la Ley de Moisés trataba la sangre como tipo que señalaba proféticamente a la sangre de Cristo y mostraba su importancia. Sin embargo, Santiago no habló de esta tipología. Primariamente, la preocupación por la fraternidad entre judíos y gentiles era lo que le interesaba. Este era el tipo de sabiduría del que habla Jacobo en su epístola (Santiago 3:17, 18). Era pura, pacífica, amable y benigna. Es lógico que cuando los creyentes dan sus primeros pasos en esta fe no podemos aplicar en forma inmediata normas que corrijan sus conductas, sino esforzarnos en manifestar la perfecta estrategia de nuestro Señor Jesucristo, quien es que nos llama a todos y nos dice con una ternura sin igual: “Venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”. (Mateo 11:28).

El Concilio de Jerusalén: los requisitos del nuevo Reino

Lección Domingo 28 de Agosto de 2016
Hechos 15.22 al 29
Texto: Gálatas 1.7-8


INTRODUCCIÓN 

NINGUNA CARGA MAYOR 

La Palabra de Sabiduría del Espíritu fue que no se inquietara más a los creyentes gentiles (con más exigencias a su fe y a su conducta). En cambio, debían escribir una carta en la cual se les dijera (orientara a) que se apartaran (abstuvieran) de las contaminaciones de los ídolos (todo lo relacionado con la adoración de ídolos), de la fornicación (los diversos tipos de inmoralidad hetero y homosexual practicadas habitualmente por tantos paganos gentiles), de ahogado (animales matados sin desangrar), y de sangre. Estas eran las cosas que se les debían pedir a los gentiles, y no con el propósito de colocarlos bajo el peso de una serie de normas. Más bien era por los creyentes judíos y por el bien del testimonio de las sinagogas en cada ciudad en que habían estado por generaciones, desde tiempos antiguos. Las dos primeras peticiones, apartarse de la contaminación o de las cosas contaminadas de la idolatría y de todas las formas de inmoralidad sexual, eran por el bien del testimonio judío a favor del único Dios verdadero y las altas exigencias morales que surgen cuando se tiene un Dios que es santo. Los gentiles no debían conservar nada que hubiera formado parte de su antiguo culto a los ídolos, ni siquiera como herencia de familia, y aun cuando ahora ya sabían que aquellas cosas carecían de significado y no podían hacer daño. Sus vecinos idólatras lo interpretarían mal y supondrían que el culto a Dios se podía mezclar con el culto o las ideas paganas. 

También había que recordarles a los creyentes gentiles las altas normas de moral que Dios exige. Ellos procedían de un fondo cultural en el cual se aceptaba la inmoralidad, e incluso se fomentaba en nombre de la religión. Hizo falta una gran cantidad de enseñanza para lograr que se dieran cuenta de que las cosas que todos los demás hacían estaban mal hechas. Pablo tuvo que tratar en varias de sus epístolas con gran severidad asuntos relativos a problemas de inmoralidad. (Vea Romanos 6:12, 13, 9-23; 1 Corintios 5:1, 9-12; 6:13, 15-20; 10:8; Gálatas 5:19-21; Efesios 5:3, 5; Colosenses 3:5, 6; 1 Timoteo 1:9, 10).

Las dos solicitudes segundas tenían por objeto promover las relaciones entre los creyentes judíos y los gentiles. Si había algo que le revolvía el estómago a un judío creyente, era comer carne que no hubiera sido desangrada, o comer sangre. Si se les iba a pedir a los creyentes judíos que cedieran mucho al comer comida que no fuera kosher (pura) en las casas de los creyentes gentiles, entonces los creyentes gentiles podían ceder ellos también un poco, y evitar servir y comer aquellas cosas que ningún judío, por mucho tiempo que llevara en su nueva fe, podía soportar en el estómago. 





DESARROLLO 

RECORDANDO LOS SUCESOS QUE LLEVAN AL CONCILIO 

El concilio de Jerusalén, del cual trata este capítulo, es otro hito importante en la historia de la Iglesia. Los dirigentes de la Iglesia en Jerusalén estuvieron satisfechos con el relato de Pedro sobre la forma en que Dios había aceptado a los gentiles incircuncisos de Cesárea y los había bautizado en el Espíritu Santo. Después, según Gálatas 2:1-10, cuando Pablo visitó Jerusalén y presentó el Evangelio que predicaba en medio de los gentiles, le dieron su aprobación a su mensaje y no exigieron que Tito fuera circuncidado. 

Un poco después (Gálatas 2:11-16), cuando Pedro llegó a Antioquía de Siria, disfrutó de la fraternidad de la mesa con los gentiles y comió comida que no era kosher (pura) con ellos, como había hecho en la casa de Cornelio. Pero entonces, llegaron algunos creyentes judíos de parte de Jacobo (no enviados oficialmente, sino enviados a ayudar y animar a los creyentes. No obstante, es probable que fueran fariseos convertidos, todavía estrictos en cuanto a que los creyentes judíos debían conservar las costumbres tradicionales. Por miedo a ellos, Pedro dejó de comer con los gentiles y se apartó de su compañía; su ejemplo había afectado a los otros creyentes judíos de Antioquía. Hasta Bernabé se había dejado llevar por esta hipocresía. Por ese motivo. Pablo tomó posición contra Pedro y lo hizo enfrentarse con la hipocresía que significaba lo que estaba haciendo (Gálatas 2:14).

Más tarde, después de la visita de Pedro, llegaron otros creyentes judíos de nombre desconocido a Antioquía, procedentes de Judea, y fueron un paso más allá. Comenzaron a enseñarles a los hermanos gentiles que a menos que se circuncidaran de acuerdo con el rito de Moisés, no podían ser salvos. 

Estos maestros, que más tarde serían llamados "judaizantes", no negaban que aquellos gentiles fueran creyentes bautizados en el Espíritu Santo. Pero la salvación de la que hablaban era la salvación definitiva por la que recibiremos nuestro nuevo cuerpo (en el rapto de la Iglesia) y seremos transformados. (Compare con Romanos 13:11, "Ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos.") Como lo indican 1 Juan 3:2; Romanos 8:17, 23, 24 y 1 Corintios 15:57, ya somos hijos de Dios, pero todavía no tenemos todo lo que Él nos ha prometido. Así será hasta que Jesús venga de nuevo y lo veamos tal cual es; entonces nuestro cuerpo será transformado y se convertirá en semejante a su cuerpo glorificado. La promesa de Dios incluye también nuestro futuro reinado con Cristo y la conversión de la Nueva Jerusalén en nuestro hogar definitivo, así como en el cielo nuevo y la nueva tierra (2 Pedro 3:13; Apocalipsis 21:1, 2).


Así que, lo que estos judaizantes decían en realidad era que los creyentes gentiles debían ser circuncidados y someterse al Pacto Antiguo de la Ley de Moisés; de no ser así, no podrían heredar las promesas que aún estaban por venir. Con esto también decían implícitamente que perderían todo lo que ya habían recibido si no se hacían judíos y se circuncidaban. 



CONCLUSIÓN 

LA CARTA A LOS NUEVOS CREYENTES 

Para informar a las iglesias en Antioquia, Siria y Silicia esta decisión, el concilio formuló una carta que habría de ser llevada a dichas iglesias por representantes de la iglesia de Jerusalén. La carta declaró que los gentiles iban a ser recibidos con toda libertad en la iglesia, sobre la misma base que los judíos, y señaló las restricciones que Santiago había mencionado. La carta fue llevada a Antioquia por Judas y Silas quienes viajaron al norte con Pablo y Bernabé. Judas y Silas predicaron en Antioquia por un tiempo, y entonces regresaron a Jerusalén. Más Pablo y Bernabé permanecieron en Antioquia, ministrando la Palabra de Dios. 

Esta carta especificaba con toda claridad que la Iglesia de Jerusalén no ordenaba que los creyentes gentiles debían circuncidarse y guardar la Ley. Su decisión de mandar hombres escogidos con sus amados Bernabé y Pablo, había surgido mientras se hallaban reunidos. En otras palabras, la decisión había sido unánime. Además, tanto Bernabé como Pablo eran hombres amados por ellos. Así se los recomendaban a los creyentes gentiles de Antioquía como hombres que habían expuesto su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo (es decir, por todo lo que su nombre significa: su amor, su salvación, su gracia, su persona, etc). 

Judas y Silas confirmarían personalmente todo aquello. Sólo se les pedirían las cosas necesarias, que les habían parecido bien al Espíritu y a los creyentes de Jerusalén. Si se guardaban de aquellas cosas, harían bien. "Pasadlo bien" se traduciría literalmente "fortaleceos", pero se había convertido en una frase común usada al final de una carta para despedirse. 

Cuando se generan conflictos o puntos de desencuentros frente a ciertos principios o puntos doctrinales, son las autoridades pertinentes quienes deben dilucidar, siendo guiados por El Espíritu y los fundamentos Bíblicos para llegar a consensos que permitan la unión y hermandad de sus miembros. Muchas instituciones o empresas públicas y privadas establecen una “declaración de principios”, cuanto más la iglesia para mantener la verdad y ser libre del engaño y el error. “Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:31-32).

El concilio de Jerusalén: Dios añade a su Iglesia al pueblo gentil

Lección Domingo 21 de Agosto de 2016
Hechos 15.7 al 21
Texto: Gálatas 5.1


INTRODUCCIÓN 

El Concilio en Jerusalén 

Estando Pablo y Bernabé camino a Jerusalén, visitaron a las iglesias en Fenicia y Samaría y dieron testimonio de lo que Dios había obrado a través de ellos entre los gentiles. Estas iglesias, compuestas en su mayoría por gentiles, se regocijaron grandemente con estas noticias. 

Al llegar a Jerusalén, los apóstoles relataron nuevamente sus experiencias, pero aquí la acogida fue diferente. Algunos cristianos que habían sido fariseos, se disgustaron mucho. Pablo, con su conversión, había cambiado totalmente su punto de vista, mas estos exfariseos convertidos todavía creían firmemente en la necesidad de guardar todos los pormenores de la ley judaica. Los apóstoles y los ancianos se reunieron en concilio para considerar esta diferencia de opinión. 



DESARROLLO 


El estudio del asunto 

"Y se reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer de este asunto. Y después de mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo: Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen. Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros; y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones. Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? Antes creemos que por la grada del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos. Entonces toda la multitud calló, y oyeron a Bernabé y a Pablo, que contaban cuan grandes señales y maravillas había hecho Dios por medio de ellos entre los gentiles". 

Después, los apóstoles y los ancianos se reunieron para estudiar el asunto. Sin embargo, no era una reunión cerrada. El versículo 12 indica que había una multitud (muchedumbre) presente. 

Al principio hubo mucha discusión, no en el sentido de disensión, sino más bien que hubo muchas preguntas y muchas argumentaciones durante su intento de escudriñar el asunto. Sabiamente, los dirigentes permitían que los presentes presentaran diversos puntos de vista. 

Finalmente, después de un largo debate, Pedro se levantó y les recordó que por decisión de Dios, él les había llevado el Evangelio a los gentiles (de Cesárea) y habían creído. Entonces Dios, que veía la fe de su corazón, les dio testimonio de que eran creyentes, dándoles el Espíritu Santo, tal como lo había hecho con todos los creyentes judíos. De esta manera, indicaba que no hacía distinción ni separación entre creyentes gentiles y judíos en forma alguna, "purificando (limpiando) por la fe sus corazones". Es decir, que Dios ya había purificado sus corazones por fe cuando demostró que no había distinción al bautizarlos en el Espíritu Santo. Dicho de otra forma, no eran la circuncisión, ni la obediencia a la Ley de Moisés las necesarias para que Dios diera testimonio de su fe derramando su Espíritu, sino un corazón purificado por esa misma fe. 

Después Pedro les preguntó por qué querían tentar a Dios (ponerlo a prueba) echando a un lado lo que Él había hecho y dejado en claro en Cesárea, con lo cual estaban suscitando su ira. Poner un yugo sobre el cuello de estos discípulos gentiles, que ni los judíos cristianos ni sus antepasados judíos habían tenido fuerza para cargar, sería ciertamente poner a prueba a Dios, después de su misericordiosa revelación de Cesárea. 

Después terminó declarando que por medio de la gracia del Señor Jesucristo, los discípulos judíos seguían creyendo para seguir siendo salvos, exactamente de la misma manera que los creyentes gentiles. Es decir, por gracia, sin el pesado yugo de la Ley y las ataduras legalistas a las que los animaban los fariseos (quienes eran muy severos en aquellos tiempos). Así era como todos continuaban su relación con Cristo. 

Estas palabras de Pedro calmaron a la multitud, que escuchó en silencio mientras Bernabé y Pablo relataban (y explicaban) los muchos prodigios y señales que Dios había hecho entre los gentiles a través de ellos. Con esto querían decir que los milagros mostraban el interés de Dios por ganar a aquellos gentiles para Cristo y solidificarlos en la fe. Como Pablo les escribiría más tarde a los corintios, su predicación no era con palabras persuasivas, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que su fe no estuviera fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios (1 Corintios 2:4, 5).

Una palabra de sabiduría 

"Y cuando ellos callaron, Jacobo respondió diciendo: Varones hermanos, oídme. Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre. Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito: Después de esto volveré y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; y repararé sus ruinas, y lo volveré a levantar, para que el resto de los hombres busque al Señor, y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre, dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos. Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre. Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo. Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, elegir de entre ellos varones y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé: a Judas que tenía por sobrenombre Barsabás, y a Silas, varones principales entre los hermanos; y escribir por conducto de ellos: Los apóstoles y los ancianos y los hermanos, a los hermanos de entre los gentiles que están en Antioquía, en Siria y en Cilicia, salud. Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley, nos ha parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones y enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo, hombres que han expuesto su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Así que enviamos a Judas y a Silas, los cuales también de palabra os harán saber lo mismo. Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien". 

Después de que Pablo y Bernabé terminaron de hablar, la multitud esperó hasta que Jacobo rompió el silencio pidiendo que lo oyeran. Pero en esta solicitud habla como hermano, y no como alguien que tuviera autoridad superior. Primeramente llamó su atención hacia lo que Pedro había dicho, llamándolo por su nombre hebreo. Simón (Simeón). Lo resumió diciendo que Dios, en la casa de Cornelio (antes de que fueran salvos otros gentiles), visitó por primera vez a los gentiles (intervino para llevarles bendición) para tomar de ellos (las naciones) un pueblo para su nombre, esto es, un pueblo que honrara su Nombre y fuera suyo. 

Entonces, buscó los fundamentos de esto en los profetas, citando Amos 9:11, 12, de la versión griega de los Setenta. Esta difiere de la hebrea porque pone en lugar de Edom, "los hombres" (la humanidad, los seres humanos). En realidad, el hebreo también podría leerse "hombre" (hebreo, adam) en lugar de Edom. 


CONCLUSIÓN 

Es evidente también que Jacobo tomó la reedificación del tabernáculo (tienda) caído de David como una profecía paralela a la que habla de que el Mesías surgiría como un renuevo o brote del trono de Isaí y de la raíz de David. Aunque hubiera desaparecido la gloria de David y su reino hubiera caído. Dios levantaría al Mesías de entre los descendientes de David, y restauraría la esperanza, no sólo para Israel, sino para los gentiles que quisieran aceptar a ese Mesías y convertirse en miembros del pueblo de Dios. Esta era, como habían dicho los profetas, la obra del Señor que ha conocido todas estas cosas desde tiempos antiguos, esto es, desde el principio de los tiempos.