martes, 20 de septiembre de 2016

El concilio de Jerusalén: Dios añade a su Iglesia al pueblo gentil

Lección Domingo 21 de Agosto de 2016
Hechos 15.7 al 21
Texto: Gálatas 5.1


INTRODUCCIÓN 

El Concilio en Jerusalén 

Estando Pablo y Bernabé camino a Jerusalén, visitaron a las iglesias en Fenicia y Samaría y dieron testimonio de lo que Dios había obrado a través de ellos entre los gentiles. Estas iglesias, compuestas en su mayoría por gentiles, se regocijaron grandemente con estas noticias. 

Al llegar a Jerusalén, los apóstoles relataron nuevamente sus experiencias, pero aquí la acogida fue diferente. Algunos cristianos que habían sido fariseos, se disgustaron mucho. Pablo, con su conversión, había cambiado totalmente su punto de vista, mas estos exfariseos convertidos todavía creían firmemente en la necesidad de guardar todos los pormenores de la ley judaica. Los apóstoles y los ancianos se reunieron en concilio para considerar esta diferencia de opinión. 



DESARROLLO 


El estudio del asunto 

"Y se reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer de este asunto. Y después de mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo: Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen. Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros; y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones. Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? Antes creemos que por la grada del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos. Entonces toda la multitud calló, y oyeron a Bernabé y a Pablo, que contaban cuan grandes señales y maravillas había hecho Dios por medio de ellos entre los gentiles". 

Después, los apóstoles y los ancianos se reunieron para estudiar el asunto. Sin embargo, no era una reunión cerrada. El versículo 12 indica que había una multitud (muchedumbre) presente. 

Al principio hubo mucha discusión, no en el sentido de disensión, sino más bien que hubo muchas preguntas y muchas argumentaciones durante su intento de escudriñar el asunto. Sabiamente, los dirigentes permitían que los presentes presentaran diversos puntos de vista. 

Finalmente, después de un largo debate, Pedro se levantó y les recordó que por decisión de Dios, él les había llevado el Evangelio a los gentiles (de Cesárea) y habían creído. Entonces Dios, que veía la fe de su corazón, les dio testimonio de que eran creyentes, dándoles el Espíritu Santo, tal como lo había hecho con todos los creyentes judíos. De esta manera, indicaba que no hacía distinción ni separación entre creyentes gentiles y judíos en forma alguna, "purificando (limpiando) por la fe sus corazones". Es decir, que Dios ya había purificado sus corazones por fe cuando demostró que no había distinción al bautizarlos en el Espíritu Santo. Dicho de otra forma, no eran la circuncisión, ni la obediencia a la Ley de Moisés las necesarias para que Dios diera testimonio de su fe derramando su Espíritu, sino un corazón purificado por esa misma fe. 

Después Pedro les preguntó por qué querían tentar a Dios (ponerlo a prueba) echando a un lado lo que Él había hecho y dejado en claro en Cesárea, con lo cual estaban suscitando su ira. Poner un yugo sobre el cuello de estos discípulos gentiles, que ni los judíos cristianos ni sus antepasados judíos habían tenido fuerza para cargar, sería ciertamente poner a prueba a Dios, después de su misericordiosa revelación de Cesárea. 

Después terminó declarando que por medio de la gracia del Señor Jesucristo, los discípulos judíos seguían creyendo para seguir siendo salvos, exactamente de la misma manera que los creyentes gentiles. Es decir, por gracia, sin el pesado yugo de la Ley y las ataduras legalistas a las que los animaban los fariseos (quienes eran muy severos en aquellos tiempos). Así era como todos continuaban su relación con Cristo. 

Estas palabras de Pedro calmaron a la multitud, que escuchó en silencio mientras Bernabé y Pablo relataban (y explicaban) los muchos prodigios y señales que Dios había hecho entre los gentiles a través de ellos. Con esto querían decir que los milagros mostraban el interés de Dios por ganar a aquellos gentiles para Cristo y solidificarlos en la fe. Como Pablo les escribiría más tarde a los corintios, su predicación no era con palabras persuasivas, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que su fe no estuviera fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios (1 Corintios 2:4, 5).

Una palabra de sabiduría 

"Y cuando ellos callaron, Jacobo respondió diciendo: Varones hermanos, oídme. Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre. Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito: Después de esto volveré y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; y repararé sus ruinas, y lo volveré a levantar, para que el resto de los hombres busque al Señor, y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre, dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos. Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre. Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo. Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, elegir de entre ellos varones y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé: a Judas que tenía por sobrenombre Barsabás, y a Silas, varones principales entre los hermanos; y escribir por conducto de ellos: Los apóstoles y los ancianos y los hermanos, a los hermanos de entre los gentiles que están en Antioquía, en Siria y en Cilicia, salud. Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley, nos ha parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones y enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo, hombres que han expuesto su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Así que enviamos a Judas y a Silas, los cuales también de palabra os harán saber lo mismo. Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien". 

Después de que Pablo y Bernabé terminaron de hablar, la multitud esperó hasta que Jacobo rompió el silencio pidiendo que lo oyeran. Pero en esta solicitud habla como hermano, y no como alguien que tuviera autoridad superior. Primeramente llamó su atención hacia lo que Pedro había dicho, llamándolo por su nombre hebreo. Simón (Simeón). Lo resumió diciendo que Dios, en la casa de Cornelio (antes de que fueran salvos otros gentiles), visitó por primera vez a los gentiles (intervino para llevarles bendición) para tomar de ellos (las naciones) un pueblo para su nombre, esto es, un pueblo que honrara su Nombre y fuera suyo. 

Entonces, buscó los fundamentos de esto en los profetas, citando Amos 9:11, 12, de la versión griega de los Setenta. Esta difiere de la hebrea porque pone en lugar de Edom, "los hombres" (la humanidad, los seres humanos). En realidad, el hebreo también podría leerse "hombre" (hebreo, adam) en lugar de Edom. 


CONCLUSIÓN 

Es evidente también que Jacobo tomó la reedificación del tabernáculo (tienda) caído de David como una profecía paralela a la que habla de que el Mesías surgiría como un renuevo o brote del trono de Isaí y de la raíz de David. Aunque hubiera desaparecido la gloria de David y su reino hubiera caído. Dios levantaría al Mesías de entre los descendientes de David, y restauraría la esperanza, no sólo para Israel, sino para los gentiles que quisieran aceptar a ese Mesías y convertirse en miembros del pueblo de Dios. Esta era, como habían dicho los profetas, la obra del Señor que ha conocido todas estas cosas desde tiempos antiguos, esto es, desde el principio de los tiempos.

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