Lección: Hechos 26:24-32
Texto: Romanos 10:16-17
Domingo 25 de Junio 2017
Texto: Romanos 10:16-17
Domingo 25 de Junio 2017
INTRODUCCION:
Pablo está exponiendo sus vivencias y experiencias notables acerca de su fe y su encuentro con Jesús ante la presencia de Herodes Agripa, Berenice y connotadas personalidades del ambiente político y militar en Cesárea, capital de la provincia romana de Judea y domicilio del procurador (Festo), cuartel central de una guarnición romana considerable. Hasta ese momento había relatado su pasado como judío practicante y observador de la ley, además de la secta de los fariseos y consecuente con su creencia en la resurrección y lo que los profetas habían dicho referente al Mesías esperado por Israel se ha cumplido en Jesús, quien fue crucificado, pero que también ha resucitado y además lo había transformado constituyéndole en predicador y que por esta razón esta encadenado frente a ellos.
DESARROLLO:
Festo el procurador esta asombrado, que un erudito romano como Pablo creyera en realidad que los muertos vivieran de nuevo, algo que ningún romano inteligente (de su punto de vista) aceptaría. Incapaz de contenerse interrumpió el proceso legal y exclamo: “Estas loco Pablo; las muchas letras te vuelven loco” (v. 24), es decir, tus muchos estudios te han hecho perder la cordura (Compárese Marcos 3:21; Juan 8:48, 52; 10:20.)
Pablo no se amilana ni avergüenza ante la interpelación, sino que con firmeza replica. “No estoy loco, excelentísimo Festo, sino que hablo con palabras de verdad y cordura” (v. 25) Él había conocido la verdad: “Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres (Juan 8: 32). Y agrega “pues el rey sabe estas cosas, delante de quien también hablo con toda confianza… pues no se ha hecho esto en algún rincón (v. 26). La muerte de Jesús y la afirmación de su resurrección de entre los muertos por parte de los cristianos era algo bien sabido en la Palestina (es el año 59 D.C. aproximadamente), han pasado 26 años de la ascensión de Cristo y el evangelio va en franco crecimiento en algunas regiones del Imperio. Dirigiéndose directamente al rey. Pablo le pregunta “¿Crees o rey Agripa a los profetas?, yo sé que crees”. El sentido del argumento es inequívoco; Pablo le estaba diciendo en efecto; Yo creo en lo que los profetas anuncian en el Antiguo Testamento, tú también crees a su testimonio ¿o no Agripa? ¿Cómo entonces me pueden acusar los judíos de un crimen merecedor de la muerte? La pregunta de Pablo y la posterior afirmación puede haber descolocado al rey. Si afirmaba su creencia a los profetas tendría que admitir la veracidad de lo que enseñaban de la muerte y resurrección de Jesús, una admisión que lo dejaría mal ante los romanos (pues Festo había tratado de loco a Pablo), por otro lado si negaba a los profetas indispondría a sus súbditos judíos.
Agripa sale de su situación embarazosa diciendo: “Por poco me persuades a ser cristiano”. Hay quienes piensan que lo dice con ironía y sarcasmo, pero por lo que dice el v. 29 pareciera que Agripa, fue llevado al umbral de la decisión por Cristo.
Pablo no se desalienta y agrega “Quisiera Dios que por poco o por mucho (persuasión), no solamente tú” y volviéndose a toda la audiencia termina con una apelación final, “sino también todos los que hoy me oyen, fueseis hechos tales cual yo soy”, es decir que todos fuesen cristianos consolados como él era, pero no cristianos perseguidos como él estaba (excepto estas cadenas).
Pablo no se amilana ni avergüenza ante la interpelación, sino que con firmeza replica. “No estoy loco, excelentísimo Festo, sino que hablo con palabras de verdad y cordura” (v. 25) Él había conocido la verdad: “Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres (Juan 8: 32). Y agrega “pues el rey sabe estas cosas, delante de quien también hablo con toda confianza… pues no se ha hecho esto en algún rincón (v. 26). La muerte de Jesús y la afirmación de su resurrección de entre los muertos por parte de los cristianos era algo bien sabido en la Palestina (es el año 59 D.C. aproximadamente), han pasado 26 años de la ascensión de Cristo y el evangelio va en franco crecimiento en algunas regiones del Imperio. Dirigiéndose directamente al rey. Pablo le pregunta “¿Crees o rey Agripa a los profetas?, yo sé que crees”. El sentido del argumento es inequívoco; Pablo le estaba diciendo en efecto; Yo creo en lo que los profetas anuncian en el Antiguo Testamento, tú también crees a su testimonio ¿o no Agripa? ¿Cómo entonces me pueden acusar los judíos de un crimen merecedor de la muerte? La pregunta de Pablo y la posterior afirmación puede haber descolocado al rey. Si afirmaba su creencia a los profetas tendría que admitir la veracidad de lo que enseñaban de la muerte y resurrección de Jesús, una admisión que lo dejaría mal ante los romanos (pues Festo había tratado de loco a Pablo), por otro lado si negaba a los profetas indispondría a sus súbditos judíos.
Agripa sale de su situación embarazosa diciendo: “Por poco me persuades a ser cristiano”. Hay quienes piensan que lo dice con ironía y sarcasmo, pero por lo que dice el v. 29 pareciera que Agripa, fue llevado al umbral de la decisión por Cristo.
Pablo no se desalienta y agrega “Quisiera Dios que por poco o por mucho (persuasión), no solamente tú” y volviéndose a toda la audiencia termina con una apelación final, “sino también todos los que hoy me oyen, fueseis hechos tales cual yo soy”, es decir que todos fuesen cristianos consolados como él era, pero no cristianos perseguidos como él estaba (excepto estas cadenas).
CONCLUSION:
Cuando el apóstol termino su defensa se levantaron del lugar Agripa, Festo, Berenice y todos aquellos que le habían acompañado, quienes comentaban que, ninguna cosa digna de muerte o prisión había hecho el acusado, concluyendo que si no hubiese apelado a Cesar podía ser liberado, sin embargo, Dios le había dicho al apóstol Pablo “como has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que testifique en Roma” (Hechos 23:11). Su vida estaba en las manos de su Señor.