Lección: Hechos 28:24-31
Texto: Romanos 11:25
Domingo 13 de Agosto 2017
Texto: Romanos 11:25
Domingo 13 de Agosto 2017
INTRODUCCIÓN:
En esta última lección de los Hechos de los Apóstoles, veremos a Pablo testificando a los judíos de Roma, acerca de la salvación, como también el repudio a aquellos que rechazan el evangelio, y sentencia que predicará a los gentiles, pues ellos sí que le oirán. Está detenido, pero, la apalabra de Dios no está presa.
DESARROLLO:
Pablo, está detenido en una casa de alquiler con ciertos privilegios (pues recibía libremente a los que venían a él v. 30). Y un día señalado (v. 23), vinieron muchos (judíos) a visitarle donde se encontraba, y éste testificando y persuadiendo por las Escrituras les exponía que Jesús era el Mesías y rey que la nación esperaba. “Y algunos asentían a lo que se decía, pero otros no creían (v. 24); Podía esperarse que la argumentación de los Escritos Sagrados produjese el efecto deseado en la concurrencia. En parte se logró, pero, otros como ocurrió tantas veces en sus viajes, se niegan a creer. Estos indecisos se ponen a discutir y “como no estuviesen de acuerdo entre sí” (v. 25), cabe mencionar aquí que siempre la palabra de la cruz trae división (por la dureza del corazón del hombre). Al ver tal desacuerdo, Pablo recurre a una cita de Isaías, así como había presentado a Jesús como el Mesías, por las Escrituras, del mismo modo, recurre a uno de los profetas para descubrir lo duro de cerviz que muchos eran. Les repite lo dicho por Isaías; “Ve a este pueblo, y diles: de oído oiréis, y no entenderéis; y viendo veréis, y no percibiréis; Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyeron pesadamente, y sus ojos han cerrado, para que no vean con los ojos, y oigan con los oídos, y entiendan de corazón, y se conviertan, y yo los sane” (v. 26-27) Esta es una repetición de Isaías 6:9-10 (otras cinco veces la encontramos o textual o una parte de ella en, Isaías 43:8; Mateo 13:14- 15; Marcos 4:12; Lucas 8:10; Juan 12:40).
Es un mensaje fuerte, de reprobación, contra un pueblo duro de cerviz y resistente al Espíritu Santo, como en los días de Esteban (7:51). Sin embargo, por lo que vemos en Isaías 6:13, como también en Romanos 11:25-27, tal reprobación no es definitiva, sino por un tiempo hasta que se cumpla el tiempo de los gentiles.
En vista del rechazo de los judíos Pablo anuncia que iba a llevar el evangelio a los gentiles “y ellos oirán” (v. 28) (Ver Hechos 13:46; 18:6; 19:9; 22:21; 26:20; compárese con Mateo 21:41-43).
Los judíos se retiraron discutiendo entre ellos, “Y Pablo permaneció dos años enteros en una casa de alquilada” (v. 30). En ese tiempo escribió lo que se conoce como “las epístolas de la prisión” o “cartas de la cautividad” que son Efesios, Filipenses y Colosenses, asimismo la carta personal a Filemón. “Y recibía a todos los que a él venían”. Entre otros, estuvieron con él, Epafrodito (Filipenses 2:25); Timoteo (Filipenses 1:1; Colosenses 1:1; Filemón 1:1); Onésimo (Colosenses 4:9); Marcos (Colosenses 4:10); Lucas (Filemón 1:24); Tíquico (Efesios 6:21); Aristarco (Colosenses 4:10).
Concluye el Libro de los Hechos de los Apóstoles con el versículo 31 de este capítulo 28 “Predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento”.
Cuando Pablo estuvo anunciando el evangelio en sus tres viajes, él fue estorbado muchas veces, en muchos lugares, pero aquí en Roma no fue así, aunque era prisionero predicaba en presencia de los soldados “abiertamente y sin impedimentos”; por lo que vemos en lo escrito a Filemón “Te ruego por mi hijo Onésimo a quien engendre en mis prisiones” (v. 10) o, a los Filipenses “Mis prisiones se ha hecho patentes en Cristo en todo el pretorio y a todos los demás” (1:13), o, al término de esta epístola (Filipenses) “Todos los santos os saludan y especialmente los de la casa de Cesar” (4:22).
Lucas termina abruptamente este libro y no dice nada acerca de Pablo en cuanto a su libertad, o condenación. Hay quienes piensan que ese no era el propósito del escritor; pues al comenzar su relato nos dio un plan de Hechos cuando al exponer que Jesús les dice a sus seguidores “Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8). La historia ha terminado. Comenzó en Jerusalén casi 30 años atrás y ha finalizado en la capital del mundo de esos años, Roma. Por lo que el evangelio ha alcanzado el centro del mundo y se puede proclamar libremente hacia todo el mundo gentil, por lo que la tarea de Lucas se da por terminada.
Es un mensaje fuerte, de reprobación, contra un pueblo duro de cerviz y resistente al Espíritu Santo, como en los días de Esteban (7:51). Sin embargo, por lo que vemos en Isaías 6:13, como también en Romanos 11:25-27, tal reprobación no es definitiva, sino por un tiempo hasta que se cumpla el tiempo de los gentiles.
En vista del rechazo de los judíos Pablo anuncia que iba a llevar el evangelio a los gentiles “y ellos oirán” (v. 28) (Ver Hechos 13:46; 18:6; 19:9; 22:21; 26:20; compárese con Mateo 21:41-43).
Los judíos se retiraron discutiendo entre ellos, “Y Pablo permaneció dos años enteros en una casa de alquilada” (v. 30). En ese tiempo escribió lo que se conoce como “las epístolas de la prisión” o “cartas de la cautividad” que son Efesios, Filipenses y Colosenses, asimismo la carta personal a Filemón. “Y recibía a todos los que a él venían”. Entre otros, estuvieron con él, Epafrodito (Filipenses 2:25); Timoteo (Filipenses 1:1; Colosenses 1:1; Filemón 1:1); Onésimo (Colosenses 4:9); Marcos (Colosenses 4:10); Lucas (Filemón 1:24); Tíquico (Efesios 6:21); Aristarco (Colosenses 4:10).
Concluye el Libro de los Hechos de los Apóstoles con el versículo 31 de este capítulo 28 “Predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento”.
Cuando Pablo estuvo anunciando el evangelio en sus tres viajes, él fue estorbado muchas veces, en muchos lugares, pero aquí en Roma no fue así, aunque era prisionero predicaba en presencia de los soldados “abiertamente y sin impedimentos”; por lo que vemos en lo escrito a Filemón “Te ruego por mi hijo Onésimo a quien engendre en mis prisiones” (v. 10) o, a los Filipenses “Mis prisiones se ha hecho patentes en Cristo en todo el pretorio y a todos los demás” (1:13), o, al término de esta epístola (Filipenses) “Todos los santos os saludan y especialmente los de la casa de Cesar” (4:22).
Lucas termina abruptamente este libro y no dice nada acerca de Pablo en cuanto a su libertad, o condenación. Hay quienes piensan que ese no era el propósito del escritor; pues al comenzar su relato nos dio un plan de Hechos cuando al exponer que Jesús les dice a sus seguidores “Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8). La historia ha terminado. Comenzó en Jerusalén casi 30 años atrás y ha finalizado en la capital del mundo de esos años, Roma. Por lo que el evangelio ha alcanzado el centro del mundo y se puede proclamar libremente hacia todo el mundo gentil, por lo que la tarea de Lucas se da por terminada.
CONCLUSION:
Una gran parte de los judíos, endurecieron sus corazones para creer que Jesús era el Mesías prometido a través de las diferentes profecías del Antiguo Testamento, como dijo el profeta Isaías “Sus ojos han cerrado para que no vean y oigan con sus oídos”, sino que también, distorsionando lo escrito, esperaban un libertador político militar que derrocaría al invasor romano y restauraría el reino a un descendiente de David. Su endurecimiento ha permitido que nosotros, el pueblo gentil, ajenos a estas verdades, pudiésemos entrar a esta salvación tan preciada, y una vez que entre la plenitud de los gentiles, Israel será salvo (Romanos 11:25-26).
Aunque el libro de los Hechos nos presenta lo que el Espíritu Santo ha realizado, extendiendo el evangelio de Jerusalén hacia el mundo gentil, no podemos dejar de comentar algo que a una gran mayoría llamaría la atención, respecto al apóstol Pablo; Lo que la tradición dice es que liberaron a Pablo después de los dos años de arresto domiciliario en Roma (año 62 o 63 d.C.), y emprende un cuarto viaje pasando por Colosas y Efeso (Filemón 1:22); Macedonia (1 Timoteo 1:3; Filipenses 1:25; 2:24); Efeso (1 Timoteo 3:14); España (Romanos 15:24); Creta (Tito 1:5); Corinto (2 Timoteo 4:20); Mileto 2 Timoteo 4:20) Nicópolis (Tito 3:12). No se sabe dónde fue arrestado, entre el año 63 y 66 d.C. escribe 1 Timoteo y Tito, el año 67 d.C. 2 Timoteo. Muere decapitado según se cree el año 67 o 68 d.C.
Aunque el libro de los Hechos nos presenta lo que el Espíritu Santo ha realizado, extendiendo el evangelio de Jerusalén hacia el mundo gentil, no podemos dejar de comentar algo que a una gran mayoría llamaría la atención, respecto al apóstol Pablo; Lo que la tradición dice es que liberaron a Pablo después de los dos años de arresto domiciliario en Roma (año 62 o 63 d.C.), y emprende un cuarto viaje pasando por Colosas y Efeso (Filemón 1:22); Macedonia (1 Timoteo 1:3; Filipenses 1:25; 2:24); Efeso (1 Timoteo 3:14); España (Romanos 15:24); Creta (Tito 1:5); Corinto (2 Timoteo 4:20); Mileto 2 Timoteo 4:20) Nicópolis (Tito 3:12). No se sabe dónde fue arrestado, entre el año 63 y 66 d.C. escribe 1 Timoteo y Tito, el año 67 d.C. 2 Timoteo. Muere decapitado según se cree el año 67 o 68 d.C.