miércoles, 20 de septiembre de 2017

El Justo Juicio de Dios


Lección: Romanos 2:1-11
Texto: Hebreos 10:26-27
Domingo 17 de Septiembre 2017
INTRODUCCIÓN: 
Considerando los planteamientos de Pablo en estos dos primeros capítulos podremos observar que tanto judíos como gentiles están bajo pecado y que las personas que se justifican así mismas, serán juzgadas a través del justo juicio de Dios.
DESARROLLO: 
Si pensamos que el capítulo primero fue dirigido principalmente a los gentiles muchos comentaristas han deducido que este capítulo 2, se refiere a los judíos y esto lo podemos corroborar de acuerdo a lo que se manifiesta en el verso 17. Si consideramos que al término del capítulo anterior se manifiesta que a los hombres que no tuvieron en cuenta a Dios, éste los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen, y al comenzar este nuevo capítulo expone a los que se justifican así mismos con la intención de declarar a la otra persona culpable o ya condenado, debido a que los judíos veían a los paganos como personas que no tenían oportunidad de salvación, siendo que muchas veces ellos eran tan inmorales como los mismos paganos, no siendo idólatras (aunque hasta antes de deportación a babilonia muchas veces cayeron en este pecado). Por tanto, ellos eran inexcusables porque caían y cometían los mismos errores u ofensas a Dios o sus semejantes, declarándoles tajantemente que el justo juicio de Dios es igual para todos los que practican tales acciones, y que nadie podrá escapar del invariable juicio de Dios, puesto que muchos de ellos pensaban que por ser observantes de la Ley , estaban sin pecado y por eso no caerían bajo la ira de Dios, no percibiendo que la benignidad de Dios guía al arrepentimiento, y que por la dureza de ese corazón no arrepentido están atesorando o acumulando ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, siendo este uno de los principales problemas de los judíos que menospreciaban a los gentiles, creyeron que no tenían posibilidades de alcanzar la misericordia de Dios, esto lo expresa con claridad Pablo en su carta a Los Filipenses comparando su vida pasada y la presente, cuando les escribe y dice: “Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más: circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley fariseo, en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible... y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe” (Filipenses 2:4-6, 9).
Ante esta situación, es que se les pregunta si ellos menospreciaban las riquezas o abundancia de la benignidad y bondad de Dios; su gran paciencia ante el mal y la maldad del hombre y su longanimidad, ignorando que ella les lleva al arrepentimiento, que es el elemento vital para hallar la gracia de Dios, el cual pagara a cada uno de acuerdo a sus obras, honra e
inmortalidad a los que se arrepienten, pero ira, enojo tribulación y angustia al que no se arrepiente, no importando su origen, al judío y al griego o gentil, porque para Dios definitivamente no hay acepción de personas.
CONCLUSIÓN: 

Como una clara advertencia debemos entender que el juicio de Dios es primeramente justo, pero también inapelable, por ello cada uno de nosotros que ya tenemos o disfrutamos de la gracia de Dios debemos guardar lo que hemos recibido para tener como pago gloria, honra e inmortalidad, no olvidando que para el día de la ira y de la revelación del Justo juicio de Dios el pagará a cada uno conforme a sus obras, ya que él no hace acepción de personas.

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