Lección: Romanos 3:9-20
Texto: Romanos 5:18
Domingo 22 de Octubre 2017
Texto: Romanos 5:18
Domingo 22 de Octubre 2017
INTRODUCCIÓN:
Concluyente es la afirmación que sigue repitiendo Pablo en esta carta, de que “todos han pecado” tanto judíos como gentiles y por ello nadie que pisa esta tierra es justo delante de Dios. Cada ser humano, de una u otra manera, ha pecado y ofendido a Dios, y están bajo condenación y el dominio del pecado.
DESARROLLO:
Pablo asumiendo su condición de judío se incluye en la pregunta que realiza a los demás judíos en lo referente a que junto a los gentiles están bajo el pecado y les pregunta ¿Somos mejores que ellos?. La respuesta es, “en ninguna manera”. Puesto que se han dado todos los argumentos concluyentes, para acusar a judíos y gentiles y la conclusión es que todos están bajo pecado, veredicto que va a argumentar manifestando que esto es producto de la naturaleza pecaminosa e intrínseca del hombre producto de la caída en el huerto del Edén.
Comienza Pablo argumentando a través del salmo 14:3 que dice “No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno”. Esto significa, que no existe nadie que sea inocente, debemos entender que cada persona en particular es importante para Dios, pero afirma que no hay un solo justo, y tal como lo indica el apóstol Juan que sin duda “el mundo entero está bajo el maligno” (1 Juan 5:19). Sin lugar a dudas, el pecado comienza por la falta de entendimiento “No hay quien entienda” verso 11, por lo tanto, “no hay quien busque a Dios”. La Escritura dice; “Sin embargo, en una o en dos maneras habla Dios, pero el hombre no entiende” (Job 33:14), es decir, la palabra y amonestación de Dios está, pero, el hombre no entiende o razona, por lo tanto, como resultado no hay quien haga lo bueno o correcto ni siquiera uno, su garganta es un sepulcro abierto, que deja a la expuesto el “olor de muerte para muerte” (2 Corintios 2:16). Su boca está llena de maldición y sus pies son presurosos para derramar sangre.
El origen de todo este es uno sólo; “No hay temor de Dios delante de sus ojos”. Esto significa que, piensan no tener que responder delante de Dios por sus actos, lo que es una realidad en el mundo actual, ya que no comprenden que “el principio de la sabiduría es el temor de Jehová”. Pablo, concluye que todo el mundo queda bajo el juicio de Dios, ya que por las obras de la ley, ningún ser humano será justificado, ya que por ella es el conocimiento del pecado.
Comienza Pablo argumentando a través del salmo 14:3 que dice “No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno”. Esto significa, que no existe nadie que sea inocente, debemos entender que cada persona en particular es importante para Dios, pero afirma que no hay un solo justo, y tal como lo indica el apóstol Juan que sin duda “el mundo entero está bajo el maligno” (1 Juan 5:19). Sin lugar a dudas, el pecado comienza por la falta de entendimiento “No hay quien entienda” verso 11, por lo tanto, “no hay quien busque a Dios”. La Escritura dice; “Sin embargo, en una o en dos maneras habla Dios, pero el hombre no entiende” (Job 33:14), es decir, la palabra y amonestación de Dios está, pero, el hombre no entiende o razona, por lo tanto, como resultado no hay quien haga lo bueno o correcto ni siquiera uno, su garganta es un sepulcro abierto, que deja a la expuesto el “olor de muerte para muerte” (2 Corintios 2:16). Su boca está llena de maldición y sus pies son presurosos para derramar sangre.
El origen de todo este es uno sólo; “No hay temor de Dios delante de sus ojos”. Esto significa que, piensan no tener que responder delante de Dios por sus actos, lo que es una realidad en el mundo actual, ya que no comprenden que “el principio de la sabiduría es el temor de Jehová”. Pablo, concluye que todo el mundo queda bajo el juicio de Dios, ya que por las obras de la ley, ningún ser humano será justificado, ya que por ella es el conocimiento del pecado.
CONCLUSIÓN:
Como ya hemos manifestado que no existe nadie inocente o justo delante de Dios, pues la palabra manifiesta que, por cuanto nuestros padres pecaron, ese pecado paso a todos los hombres, pero, también, nos entrega la gran noticia que Cristo “fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación” (Romanos 4:25). Así que como por la transgresión, vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera, por la justicia de uno (de Cristo), los muchos serán constituidos justos.