martes, 26 de diciembre de 2017

Analogía del matrimonio

Lección: Romanos 7:1-6
Texto: Gálatas 5:24-25
Domingo 31 de Diciembre 2017
INTRODUCCIÓN: 
El matrimonio, pilar fundamental de las sociedades en todo el mundo, es la figura que usa Pablo para esclarecer con ejemplos fáciles de comprender las verdades fundamentales del evangelio, como lo son la Justicia de Dios y la justificación del creyente. Que mejor ejemplo, el del matrimonio, ya que de esta forma hasta el más neófito puede entender la doctrina bíblica. Veamos esta comparación.
DESARROLLO: 
En cada sociedad existen normas que regulan la convivencia de las personas. A eso se le llama Ley. Pablo parte su argumentación con una pregunta; “¿Acaso ignoráis, hermanos… que la ley se enseñorea del hombre entre tanto que éste vive?” (v. 1) Luego, precede a poner el ejemplo de una mujer casada, la “que está sujeta por ley al marido mientras éste vive, pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido” (v. 2) Pero, “si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adultera; pero si su marido muriere es libre de esa ley, de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera” (v.3) Ahora Pablo procede a hacer la aplicación a una verdad espiritual que todos los hombres deben conocer: “Así también vosotros, hermanos míos, habéis muertos a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucito de los muertos…” (v.4) es decir de Cristo. Lo que está tratando de explicar el apóstol Pablo, es que en Cristo estamos libres de la ley. Eso lo explicaremos enseguida.
El tema de la ley en la Biblia es de mucha importancia. La ley dada por Dios en el Antiguo Testamento no pudo ser cumplida por el hombre, logrando con esto que el hombre fuera declarado pecador (transgresor de la ley) y como consecuencia debiera pagar por dichas transgresiones con la muerte. Pablo se encarga de destacar que “mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte” (v. 5) Por lo tanto, éramos esclavos del pecado y no podíamos sacudirnos del mismo. Pero, gracias a Cristo y su sacrificio por el pecador “ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos” (v. 6) A través de Cristo, ya no estamos sujetos a la ley del Antiguo Testamento, porque el mesías nos redimió para Dios mediante su sacrificio.
CONCLUSIÓN: 

¿Cómo se soluciona entonces el problema del pecado? Pablo dice; “De modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra” (v. 6) Lo que Pablo quiere decir que a través de la ley ninguno se salvó, por lo tanto debemos buscar un nuevo camino o una nueva “ley” la del Espíritu. Cuando el creyente empieza a vivir una vida en el Espíritu, no solo tendrá las herramientas para vencer el pecado, sino que también podrá en su caminar “llevar frutos para Dios”.

Siervos de la Justicia

Lección: Romanos 6:12-23
Texto: 1 Pedro 2:15-16
Domingo 24 de Diciembre 2017
INTRODUCCIÓN
La esclavitud ha sido unos de los legados más tristes de la historia. El mundo antiguo vio de manera natural este estilo de vida, dónde hombres y mujeres eran sometidos por la fuerza a “servir” a sus dueños, los que luego de adquirirlos, podían hacer con ellos lo que quisieran, aun quitarles la vida. En la presente lección observaremos la diferencia que hay entre ser un esclavo del pecado o un siervo de justicia.
DESARROLLO: 
En primer lugar, observaremos lo que Pablo comparte en cuanto a ser esclavo del pecado. Cuando la persona se hace esclavo del pecado, este se enseñoreará de él (v. 14) “de modo que está obligado a obedecerlo en sus concupiscencias” (v. 12) Si nos sometemos a alguien (nos esclavizamos) estamos obligados a obedecerle, tal como el pecador que obedece al pecado, porque es esclavo del pecado, y peor aún, esto trae como consecuencia la muerte (v. 16) Ahora en nuestra condición de humana debilidad, el hombre sin Cristo presenta sus miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, haciéndose así esclavo del pecado, y el fin de esta conducta es la muerte (v. 21)
En segundo lugar, miraremos lo que significa ser un siervo de Justicia. Sin Dios somos esclavos del pecado. Debido a que ya no estamos bajo la Ley, sino bajo la gracia, debemos presentar a Dios nuestros miembros como instrumentos de Justicia (v. 14) Si nos sometemos a Dios, seremos obedientes a la justicia de Dios. Hemos sido liberados del pecado, por lo tanto hemos venido a ser “siervos de justicia” (v. 18) Esto nos lleva a vivir una vida de santidad. Pablo escribe lo siguiente; “Más ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna” (v. 22) ¡Qué hermosa bendición!
CONCLUSIÓN
Pablo anima a los creyentes a que no reine el pecado en nuestros cuerpos mortales (Romanos 6:12), sino que debemos presentarnos nosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos (v. 13) También, contesta la gran interrogante “¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? La respuesta es contundente. “En ninguna manera” (v. 15). El gran contraste entre ser esclavo del pecado o siervo de la justicia queda plasmada en la siguiente sentencia: “Porque la paga del pecado es muerte, más la dadiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (v. 23) Los siervos de la justicia pueden acceder al gran regalo de Dios.

Adán y Cristo

Lección: Romanos 5:12-21
Texto: Hebreos 5:8-9
Domingo 10 de Diciembre 2017
INTRODUCCIÓN
Se dice que las comparaciones son odiosas. Pero hay que reconocer que hay comparaciones que realmente conviene hacer. Pablo en su exposición doctrinal a la Iglesia de Roma, después de haber hablado de la condenación del hombre, presenta la doctrina de la Justificación por fe. En la presente lección veremos la comparación que hace entre el antiguo Adán y el nuevo, es decir Cristo.
DESARROLLO: 
En primer lugar, analizaremos al antiguo Adán. De éste hombre se dice que “el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (v. 12) Luego, “reinó la muerte desde Adán hasta Moisés” (v. 14) Además, “el juicio vino a causa de un solo pecado para condenación” (v. 16) También, que “por la transgresión de aquel uno murieron los muchos” (v. 15) y que “por la transgresión de uno solo reinó la muerte” (v. 17) “Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres” (v. 18) El primer Adán solo trajo consecuencias funestas: Pecado, transgresión, muerte y que por la desobediencia de él, “los muchos fueron constituidos pecadores” (v. 19) Por lo tanto, el hombre es heredero del pecado y como consecuencia de eso de la muerte. Este sombrío panorama cambió con el postrer Adán. Veámoslo a continuación.
En segundo lugar, analizaremos al postrer Adán, es decir a Cristo. Pablo comparte que Adán, “es figura del que había de venir” (v. 14) Ya que “por la transgresión de aquel uno murieron los muchos, abundaron mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo” (v. 15) Es decir, a través de Cristo se hace realidad la “gracia y el don de Dios”. “El don (regalo de Dios) vino a causa de muchas transgresiones para justificación” (v. 16) Esto trae como consecuencia, que “reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia” (v. 17) El resultado es que; “por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida” (v. 18) Que hermosos resultados hemos recibido a través de Cristo, “los muchos serán constituidos justos” (v. 19)
CONCLUSIÓN
Después de la caída de Adán y Eva parece que el hombre no tenía esperanza. Peor aún, cuando el pecado reinó para muerte de los hombres quienes fueron constituidos en pecadores, pero gracias sean dadas a Dios, porque “cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia” (v. 20) Entonces, “así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna” (v. 21) Todo esto mediante Jesucristo, Señor nuestro.