lunes, 29 de enero de 2018

Viviendo conforme al Espíritu

Lección: Romanos 8:7-13
Texto: Gálatas 6:8
Domingo 28 de Enero 2018
INTRODUCCION: 
Para enfrentar una batalla, los generales miran el campo de batalla y luego establecen las estrategias. En el ámbito espiritual, Pablo indica que el campo de batalla es la mente; “Los que son de la carne piensan en las cosas de la carne, pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu”. (Romanos 8:5) Cual es la estrategia que propone Pablo: “Vivir conforme al Espíritu”. Para entender su argumentación, él sigue hablando en términos duales. Por una parte, especificando ¿qué es vivir conforme a la carne?, y por otra parte, ¿qué es vivir conforme al Espíritu? Analicemos esta dualidad.
DESARROLLO: 
En primer lugar, vivir conforme a la carne. Darle el gusto a la carne, trae como consecuencia una vida “carnal”, el apóstol Pablo expresa que; “por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la Ley de Dios, ni tampoco pueden” (v. 7). Además, “los que viven según la carne no pueden agradar a Dios” (v. 8) y peor aún, los que viven conforme a la carne, morirán. (v. 13). Pablo, ya ha establecido que nuestro cuerpo es nuestro principal escollo para cumplir con la ley de Dios. Ahora agrega que, pensar en las cosas de la carne y llevarlas a las conductas humanas, nos hace enemigos de Dios, y por ende, debemos recibir el castigo correspondiente que es la muerte. La solución es, vivamos conforme al Espíritu.
En segundo lugar, ¿qué es vivir conforme al Espíritu? Un creyente nacido de nuevo, por lógica, debe procurar vivir según el Espíritu. Pablo lo expresa así: “Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros…” (v. 9) Además, aquí hay una clara máxima cristiana; “Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él”. Esto quiere decir, que el creyente debe procurar vivir una vida de victoria en el Espíritu, para eso fue dejado el Espíritu, pues la voluntad de Dios es nuestra santificación (1 Tesalonicenses 4:3). Este mismo Espíritu que operó en Cristo, es el que “vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros” (v. 11)
CONCLUSION: 
Pablo, en su exposición doctrinal con respecto a vivir una vida conforme al Espíritu dice, “Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; porque si vivís conforme a la carne, moriréis, más si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. Vivamos conforme al Espíritu, y para ser victoriosos, pensemos más en las cosas del Espíritu. Nos ayude el Señor a ser victoriosos.

Viviendo en el Espíritu

Lección: Romanos 8:1-6
Texto: Romanos 6:14
Domingo 21 de Enero 2018
INTRODUCCION:
Hay muchas formas de vivir la vida. Jugando, estudiando, trabajando, recreando, ociando, etc. Todo depende de la edad y de los recursos que se posean. En el ámbito espiritual, nos toca todos los días enfrentar la vida y enfrentar el pecado. Lo podemos hacer con una vida en la carne, o una vida en el Espíritu. ¿Cuál de las dos es más conveniente? Veámoslas a continuación.
DESARROLLO: 
Primero, veamos la vida en la carne. En la lección anterior, Pablo, ha dejado claro que el principal enemigo nuestro es “la carne”, ya que ella es permanentemente inclinada al mal. El dicho; “la carne es débil” no es más que un justificativo humano ante las continuas conductas pecaminosas. En la presente lección, Pablo sigue profundizando el conflicto que hay entre “la carne y el Espíritu”. Acá dice que “Los que son de la carne piensan en las cosas de la carne…” (v. 5) y “el ocuparse de la carne es muerte…” (v.6). Darle el gusto a la carne, trae como consecuencia que llega sobre el pecador “la ley del pecado y de la muerte” (v. 2), por lo tanto, tener una vida en la carne, implica ser un asiduo practicante del pecado, lo que resulta en la muerte del pecador. Debemos buscar entonces, otra alternativa de vida. Aquí va la otra propuesta del apóstol Pablo.
Segundo, vivir la vida en el Espíritu. Tener este tipo de vida trae como resultado que se aplique al creyente los beneficios del sacrificio de Cristo. “porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó el pecado en la carne” (v. 3). Esto quiere decir, que Cristo vino al mundo para demostrarnos que es posible vencer la carne, y por ende al pecado. Entonces, ¿cómo se vive una vida en el Espíritu? Pablo escribe lo siguiente; “Los que son del Espíritu, (piensan) en las cosas del Espíritu”. (v. 5) Si permanentemente pensamos en las cosas del Espíritu, no damos ocasión al pecado.
CONCLUSION: 
Pablo comienza el capítulo 8 con el siguiente pensamiento: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” (v. 1). Resulta importante entonces tomar una buena decisión: Vivir en la carne o vivir en el Espíritu. Para ayudarnos a tomar la mejor decisión de nuestras vidas, Pablo concluye la lección de hoy de la siguiente manera: “porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz” (v. 6).

miércoles, 10 de enero de 2018

El pecado que mora en mi

Lección: Romanos 7:14-25
Texto: Gálatas 5:16-17
Domingo 14 de Enero 2018
INTRODUCCION: 
Una pregunta que se ha realizado a través del tiempo nos ayuda para entender la argumentación de Pablo. ¿El hombre es pecador porque peca, o peca porque es pecador? La respuesta a esta pregunta se entiende con otra pregunta; ¿Un perro ladra porque es perro, o es perro porque ladra? La respuesta a esta última pregunta es fácil. Un perro no ladra para demostrar que es perro, el perro ladra porque es perro. De la misma manera el hombre peca porque es pecador por naturaleza. Si nuestra naturaleza es pecaminosa, ¿cómo podemos vencer el pecado? En la presente lección el apóstol nos habla de lo serio que es tener la naturaleza pecaminosa, pero también, nos enseña como tener la victoria. Veamos estos puntos a continuación.
DESARROLLO: 
Primero, considerar nuestra naturaleza pecaminosa. Nosotros somos carnales vendidos al pecado (v. 14). Tenemos la carne que nos domina y que nos hace hacer lo que a la carne le gusta. Pablo lo expresa así; “Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago” (v. 15). Continua indicando que; “De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí” (v. 17) “Y yo sé (dice Pablo) que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien esta en mí, pero no el hacerlo” (v. 18) “y si hago lo que yo no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí” (v.20) Por esta razón el concluye de la siguiente manera: “Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí” (v. 21) y por lo tanto expresa un grito de angustia: “¡Miserable de mí ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?” (v. 24) Sin Dios estamos fritos. Somos esclavos del pecado y no tenemos como librarnos de él.
En segundo lugar, como obtener la victoria. Si nuestro cuerpo es nuestro principal enemigo para derrotar el pecado, entonces ¿qué debemos hacer? Debemos recordar que la ley es espiritual (v. 14), al hacer lo que no quiero, apruebo que la ley es buena (v. 16) Debemos recordar que en cada creyente conviven dos naturalezas, la pecaminosa y la divina. La naturaleza pecaminosa, se expresa en la carne y sus obras (Ver Gálatas 5:19-21) y la naturaleza divina en el hombre interior, llamado también el “nuevo hombre” (Efesios 4:24). Pablo dice “porque según el hombre interior, me deleito en la Ley de Dios” (v. 22) Esto es, que con Dios y la nueva naturaleza que él nos imparte, podemos vencer a nuestra naturaleza pecaminosa y hacer las cosas que nos manda Dios.
CONCLUSION: 

Si cumplir con la ley de Dios dependiera de nuestro cuerpo carnal, estaríamos totalmente perdidos, debido a que por nacer en este mundo heredamos la naturaleza pecaminosa, y por ende, somos inclinados contantemente al mal, pero en palabras de Pablo tenemos la solución: “Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro” (v. 25) Con Cristo somos más que vencedores. Ahora “con la mente servimos a la ley de Dios, más con la carne a la ley del pecado”. El campo de batalla por lo tanto es la mente. De eso se tratará las lecciones que vienen.

La importancia de la ley

Lección: Romanos 7:7-13
Texto: Romanos 6:23
Domingo 07 de Enero 2018
INTRODUCCION: 
¿Qué es pecado? ¿Qué efectos tiene saber la definición en los hombres? Pablo comienza la lección de hoy indicándonos la siguiente pregunta: ¿Qué pues diremos? ¿La ley es pecado? La respuesta es contundente. “En ninguna manera” (v. 7) Pecado en una simple definición es “todo lo que no agrada a Dios”. Teológicamente hablando es mucho más profundo que eso. De esto tratará la presente lección.
DESARROLLO: 
En primer lugar miraremos la relación que hay entre la ley y el pecado. Pablo, menciona que no conoció el pecado sino por la ley. Ya vimos en la lección anterior que la ley incluye las cosas que se deben o no hacer. Él pone el siguiente ejemplo; “porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás” (v. 7) Sin una ley, el pecado está muerto (V. 8), es decir, no existe. “Pero venido el mandamiento (la ley), el pecado revivió… (v. 9) Esto nos indica que la ley hace patente el pecado. Donde hay ley, se puede saber quién es transgresor de la ley, y por lo tanto aplicar la pena que la ley establece.
En segundo lugar, miraremos que es la ley para los creyentes entonces. La ley fue dada por Dios. Por lo tanto es buena y “santa” (v. 12). Dios no entrega cosas malas al hombre, pero escribe el apóstol Pablo que “el mandamiento que era para vida, a mí me resultó para muerte” (v. 10) ¿Cómo es esto así? El mismo continua con su argumento indicando que: “porque el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, me engaño, y por él me mató” (v. 11) Esto se entiende así. Dios entregó la ley a su pueblo para que el pueblo expresará su amor a Dios cumpliendo la ley. La ley indicaba prohibiciones que el hombre no pudo guardar, por lo tanto, la misma ley especificaba el castigo de los transgresores de la ley, esto es la muerte.
CONCLUSION: 
Pablo concluye esta sección indicándonos que “de manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno” (v.12) Aquí salta otra pregunta: “¿Luego lo que es bueno, vino a ser muerte para mí?” (v. 13) La respuesta es “En ninguna manera”. Más bien el pecado para mostrarse pecado, produjo la muerte por medio de lo que es bueno, a fin de que por el mandamiento el pecado llegase a ser sobremanera pecaminoso. La idea que está compartiendo el la siguiente; Que por la ley viene la conciencia de pecado en los hombres, y a través de esta conciencia, se sabe quién es pecador. Entonces, ¿para qué la ley? La respuesta es que la ley es “el ayo que nos lleva a Cristo, a fin de que seamos justificados por la fe”. (Gálatas 3:24)