jueves, 15 de febrero de 2018

La Gloria venidera


Lección: Romanos 8:18-27
Texto: 2 Pedro 3:13
Domingo 11 de Febrero 2018
INTRODUCCION: 
A todo ser humano le gusta vivir bien. Los sueños de muchos son el de vivir tal vez en una isla paradisiaca, donde pueda descansar y disfrutar. Pablo en la presente lección, dice, “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse” (V. 18) Los creyentes, en tiempos del apóstol Pablo vivían severas persecuciones, pero eso no se compara con lo que recibiremos en la gloria venidera. Esta gloria venidera traería beneficios a la creación, y también a los creyentes. Veámoslos a continuación.
DESARROLLO: 
En primer lugar, La creación. La creación misma fue dañada a causa del pecado del hombre (ver Génesis capítulo 3). Pero, ¿hasta cuándo será eso? Pablo corre el velo de la revelación y nos dice que “el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios” (v. 19), “porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujeto en esperanza” (v. 20), este es Dios. Es triste pensar que la creación fue afectada tan grandemente por la caída del hombre. Por eso el deseo ardiente de la creación es que el hombre sea reivindicado, porque de esa manera lo será también la creación. “Porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios” (v. 21). Entonces “toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora” (v. 22), esperando la gloria venidera, que la redimirá de la maldición. Si eso ocurrirá con la creación, ¿qué les espera a los creyentes? De eso hablaremos ahora.
En segundo lugar, los creyentes. Pablo, en su argumentación escribe, que no solo la creación gime por su restauración y redención, “sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo” (v. 23). ¡Qué hermosa esperanza! Nuestro cuerpo carnal, antes esclavo del pecado, en la gloria venidera disfrutando de la redención. Pablo dice, “porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo? (v. 24), “Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos” (v. 25). Con paciencia debemos esperar el día glorioso en que Cristo aparezca en las nubes por su iglesia para llevarnos a la gloria venidera preparada para todos los seguidores fieles de Cristo Jesús.
CONCLUSIÓN: 

Pablo, termina esta sección indicando que “de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles” (v. 26). No siempre sabemos pedir como conviene. A veces pedimos cosas que no son útiles para nosotros mismos. Lo que está reafirmando aquí el apóstol es que el Espíritu nos ayuda a pedir lo que necesitamos “porque conforme a la voluntad de Dios (el Espíritu) intercede por los santos” (v. 27). La mayor intercesión que hace el Espíritu por nosotros, es que seamos redimidos y disfrutemos de la gloria venidera que traerá el redentor a los suyos. ¡Gloria a Dios por ello!

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