jueves, 15 de febrero de 2018

Más que vencedores


Lección: Romanos 8:25-39
Texto: 1 Corintios 15:57
Domingo 25 de Febrero 2018
INTRODUCCIÓN: 
Los juegos olímpicos, competencias deportivas, que ocurren cada cuatro años a nivel mundial, reúnen a los más destacados deportistas del mundo. Ellos, en cada competencia, luchan por alcanzar la victoria. Pero solo tres en cada una de las pruebas obtienen la victoria. El apóstol Pablo, al cerrar el capítulo 8 de Romanos, nos comparte la tremenda bendición que tienen los creyentes, si superar la batalla entre la carne y el Espíritu. Dice él “Somos más que vencedores”. Esta victoria, se da en dos esferas de la vida; en lo natural y en lo espiritual.
DESARROLLO:
En primer lugar, veamos la esfera natural. Las circunstancias de la vida que a cada persona le toca enfrentar, son distintas con cada individuo, y también con cada creyente. Pablo pregunta; ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligros, o espada? (v. 35) Al verdadero creyente, Dios no le deja sufrir o ser probado más allá de lo que puede soportar (1 Corintios 10:13). Muchos cristianos a lo largo de la historia hay sido martirizados a causa de su fe en Cristo. Dios en su soberanía a unos los protege y a otros no. Acá, Pablo cita el libro de los Salmos, indicándonos lo siguiente; “como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como oveja de matadero” (v.36). Lo que les acontecería a los seguidores de Cristo, ya estaba profetizado. En la voluntad permisiva de Dios, él permitía que los mártires sirvieran como semillas para la expansión del evangelio.
En segundo lugar, la esfera espiritual. Así como existe una esfera natural, las circunstancias de la vida, también existe su contraparte, la esfera espiritual. En ella se mueve Satanás y sus secuaces, los ángeles caídos. Ellos hacen lo posible para hacer caer a los creyentes y así derrotarlos. Pablo ha dicho que antes las circunstancias adversas de los creyentes en el ámbito de la vida natural, como lo es la tribulación, la falta de comida, no tener el vestuario suficiente, ahora, pasa a decirnos, que nada de los supra terrenal puede separarnos del amor de Dios. El afirma con seguridad que “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (v. 38-39). ¡Qué tremenda seguridad!
CONCLUSIÓN

Que hermosa conclusión a un tema tan importante como lo es la Santificación. Este tema es tan importante para Pablo, que ocupa desde el capítulo 6 hasta el 8 para referirse a él. Parte hablándonos de la importancia de le Ley entregada por Dios, pero algo que era bueno, justo y santo, resultó en un mal para los hombres. No porque la ley sea mala, sino, por la maldad del hombre. Luego, menciona la importancia de entender que estamos en un conflicto permanente entre la “carne y el Espíritu”, y que la batalla se da el ámbito de la mente. Se gana la batalla cuando los que son del Espíritu piensan en las cosas del Espíritu. Al finalizar el capítulo 8, Pablo escribe las palabras más sublimes de la seguridad del creyente. Con Cristo “somos más que vencedores” y nada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús.

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