Lección: Romanos 11:1-10
Texto: Romanos 9:27
Domingo 22 de abril 2018
Texto: Romanos 9:27
Domingo 22 de abril 2018
INTRODUCCIÓN:
En esta lección, Pablo nos asegura que Dios no se ha olvidado de su pueblo, los judíos, ni de sus promesas hechas a ellos. Después, de que el número completo de los gentiles hayan sido incorporados a la iglesia, todos los judíos se volverán al Señor, (un residuo fiel, que no quiere decir muy pocos) no meramente un puñado como ahora. Pablo, no afirma que las promesas hechas en el Antiguo Testamento a Israel hayan sido transferidas a la iglesia, formada en su mayor parte de gentiles.
DESARROLLO:
V.1 como en muchas otras porciones de este libro, el apóstol parece escuchar una objeción, tras el cuadro sombrío de los últimos versículos del capítulo anterior ¿Ha desechado Dios a su pueblo? Y, también como en otras ocasiones, responde: “De ninguna manera”, o sea, ni se te ocurra pensarlo. Pablo se pone como ejemplo de que Dios no ha desechado a Israel, “por cuanto él también es israelita, de la descendencia de Abraham…”. Pero, debemos también agregar que, la iglesia cristiana comenzó en Pentecostés con tres mil judíos, y después en otra predicación de Pedro, cinco mil judíos fueron añadidos a la iglesia. Por lo tanto, eso demuestra que Dios no ha desechado a su pueblo Israel. Así que, en el tiempo de Pablo, había miles de miles de judíos cristianos.
V.2-5 Pablo, pasa ahora a fundamentar por la palabra de Dios, que nunca Dios en la historia de Israel lo ha desechado, y acude al ejemplo en el tiempo de Elías, cuando este pensaba que era el único fiel que había quedado en Israel, y así se lo expuso al Señor, pero la respuesta de Dios fue: “Me he reservado siete mil hombres, que no han doblado la rodilla delante de Baal”. Este remanente no es producto del esfuerzo, del mérito, de la piedad o cualquier otra obra de ellos, si no, que es enteramente fruto efectivo de la gracia divina, recibida por fe. Por eso dice el versículo cuatro de esta lección: “Me he reservado”, ¿quién se reservó esos siete mil hombres? Fue Dios, y lo hizo solo por su gracia, no en base a méritos u obras de aquellos hombres. Así también obra Dios hoy día.
Dice el apóstol “Así también aún en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia” (v.5). En el tiempo de Pablo, Dios se había reservado un remanente de judíos fieles que creyeron en Cristo y que formaron parte de la iglesia. Este remanente de escogidos por la gracia de Cristo, fue el que alcanzó lo que la masa del pueblo judío no supo alcanzar: establecer una correcta relación con Dios. ¿Por qué no lo alcanzó? Porque lo buscó por un camino equivocado, por el de la propia justicia, en vez de someterse al plan de Dios en Jesucristo (10:3). Por la dureza voluntaria de sus corazones.
V.6 Aquí Pablo, refuerza su argumento de que aquel remanente de judíos que creyó en Cristo, solo pudo ser posible por la gracia de Dios, y no por obras de aquellos, “ya que por las obras de la ley ninguno puede ser justificado”.
V.6 Aquí Pablo, refuerza su argumento de que aquel remanente de judíos que creyó en Cristo, solo pudo ser posible por la gracia de Dios, y no por obras de aquellos, “ya que por las obras de la ley ninguno puede ser justificado”.
V.7 Pablo, concluye que “lo que buscaba Israel” como nación, “no lo alcanzó”, y la pregunta que cabe aquí es: ¿que buscaba Israel? Y la respuesta es: ser justificados delante de Dios. Esto no lo alcanzaron, pero sí los escogidos lo alcanzaron, y lo alcanzaron solo por gracia, fueron justificados por haber puesto su fe en el Señor Jesucristo, fueron salvos y hechos hijos de Dios. También, hoy algunos pocos judíos están siendo salvos por la gracia de Dios.
V.7-10 Aquí Pablo da las razones de porque los demás, el grueso de la nación no alcanzó lo que buscaba. Primordialmente, fue por la incredulidad de ellos al rechazar a Cristo como su Mesías y condenarlo a muerte. Por ello, fueron endurecidos, y sus ojos fueron oscurecidos, y oídos que no oigan hasta hoy, fueron privados de los sentidos interiores y exteriores para poder encontrar el camino, su convite, o sea, las bendiciones de Dios, en realidad se convirtieron en tropezadero para que ellos recibieran la justicia de Dios, y, bajo el peso del pecado, su espalda no ha cesado de temblar continuamente. Las persecuciones de que han sido objeto los judíos a lo largo de la historia hasta terminar en el “holocausto” por orden de Hitler, evidencian lo serio del gran tropiezo de Israel. Si hubiesen comprendido lo que pedían cuando, ante Pilato, dijeron: “¡Caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos!” (Mateo 27:25) Dios los endureció, porque ellos se endurecieron primero.
CONCLUSIÓN:
Dios, no es un Dios que va por la vida endureciendo corazones a su arbitrio, no, de ninguna manera. Siempre el hombre ha tenido de parte de Dios la oportunidad de arrepentirse, tanto en el pasado como en el presente.
Si Israel como nación hubiera aceptado a Cristo con su Mesías, hoy sería cabeza de las naciones y la gloria de Dios brillaría en medio de ellos. Pero ellos endurecieron sus corazones y desconocieron a Jesús como su Mesías, por su vida humilde y su familia sin ninguna connotación política y económica. El mundo tiene hoy su oportunidad, el Evangelio es predicado a toda criatura, “el que creyere será salvo y el que no creyere será condenado”.
Si Israel como nación hubiera aceptado a Cristo con su Mesías, hoy sería cabeza de las naciones y la gloria de Dios brillaría en medio de ellos. Pero ellos endurecieron sus corazones y desconocieron a Jesús como su Mesías, por su vida humilde y su familia sin ninguna connotación política y económica. El mundo tiene hoy su oportunidad, el Evangelio es predicado a toda criatura, “el que creyere será salvo y el que no creyere será condenado”.