martes, 22 de mayo de 2018

El cristiano y su conducta

Lección: Romanos 12:1-8
Texto: Filipenses 2:3-4
Domingo 20 de mayo 2018
INTRODUCCIÓN: 
La iglesia de Cristo, está formada por personas que proceden de trasfondos distintos y de niveles culturales y sociales diferentes. Esa diversidad enriquece al cuerpo de Cristo. Sin embargo, es importante que cada miembro esté consciente de su función y use su don o dones para bendición de los demás.
DESARROLLO: 
V.1 “Así que”, o dicho también: “Por lo tanto”. Dicha expresión señala el resultado del argumento presentado en los capítulos anteriores. “Os ruego” Expresa una apelación o exhortación a actuar. “Por las misericordias de Dios”. La compasión y piedad que Dios ha demostrado al proveer todo lo que el hombre necesita para la salvación. La implicación es que “las misericordias de Dios” constituyen el poder a través del cual la exhortación hecha debe afectar a l vida del creyente. “Que presentéis vuestros cuerpos…”. La palabra “presentar” se usaba para expresar la presentación de los sacrificios en el templo.
La palabra “cuerpo” se usa simbólicamente para referirse a la totalidad de la persona. El creyente no solo debe presentar su cuerpo, sino todo su ser delante de Dios. “Sacrificio vivo, santo, agradable a Dios”. La expresión “sacrificio vivo”, significa “ofrenda viviente”. En contraste con los sacrificios y ofrendas de animales muertos que los creyentes de Antiguo Testamento presentaban en el templo, el creyente del Nuevo Testamento debe presentar su propia vida como un sacrificio viviente delante de Dios. Ese sacrificio debe ser “santo”, es decir, separado o apartado para Dios y también “agradable” a él (Romanos 14:18; 2 Corintios 5:9; Colosenses3:20).
V.2 “No os conforméis a este siglo”. No dejarnos moldear conforme al mundo. El molde es el mundo en lugar de Cristo. No dejarnos influenciar por “este siglo”, es decir, la moda o las actividades de este mundo no nos apresen. “Sino transformaos”. Esta frase sugiere un contraste enfático. Implica un cambio interior. “Por medio de la renovación de vuestro entendimiento”. La transformación que el apóstol pide aquí, se consigue mediante la “renovación” de la capacidad de pensar. Esa obra la realiza el Espíritu Santo en la vida del creyente. (Efesios 4:23; Tito 3:5) “Para que comprobéis”. Significa someter algo a prueba, examinar, aprobar, tomar una decisión después de haber examinado algo. La renovación de la mente del creyente es con el propósito de que compruebe que la voluntad del Señor es: buena, agradable y perfecta.
V.3 “Digo pues por la gracia que me es dada”. Pablo escribe con su autoridad apostólica. Él fue comisionado como apóstol por el Señor. Dios salva por su gracia y también otorga dones a quienes ha salvado. “A cada cual que está entre vosotros”. La exhortación que el apóstol desea dar, va dirigido a toda la congregación. Allí había judíos y gentiles, quienes podrían haber estado en pugna unos contra otros. Pablo les exhorta a la práctica de la humildad cristiana. “Que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener”. No pensar o estimarse por encima de lo que es necesario pensar.
Es posible que lo que estaba ocurriendo entre los creyentes en Roma, particularmente entre los gentiles, era una cuestión general de discriminación contra los judíos (Romanos 11:25). “Sino que piense con cordura”. Es decir, hay una exhortación a pensar de uno mismo de manera sabia y sobria. El llamado es a que el creyente observe la propia moderación, discreción y autocontrol al pensar de sí mismo. Siempre existe el peligro de que alguien se crea supra espiritual y pretenda colocarse por encima de otros.
“Conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno”. Es decir, “Tal como Dios ha medido a cada uno una medida de fe”. El texto parece sugerir una distribución de diferentes medidas. La fe referida aquí no se refiere al acto de creer para salvación, sino a la que se relaciona con el servicio cristiano y el ejercicio de los dones espirituales.
V.4-5 “Porque de la manera que en un cuerpo…”. En estos versículos, Pablo usa la analogía del cuerpo humano para ilustrar la existencia de unidad y diversidad. Lo mismo que ocurre dentro de un cuerpo material, también ocurre dentro del cuerpo espiritual, es decir, la iglesia. Los creyentes que componen la iglesia han sido dotados por Dios con capacidades para el ejercicio de funciones que contribuyen al crecimiento y bienestar del cuerpo. La idea es que cada creyente, como parte del cuerpo, es individualmente miembro de otro creyente que también forma parte del cuerpo.
V.6 “De manera que teniendo diferentes dones…”. Dios revela su gracia de manera diferente a diferentes individuos, repartiéndoles diferentes dones. La palabra “diferentes” significa “que difieren”. Todos los dones pertenecen a la misma clase, es decir, son “charismata” (en griego) o “regalos de la gracia”, pero cada uno difiere del otro en su función. “Si el de profecía”. El don de profecía ocupaba un lugar prominente entre los dones espirituales (1 Corintios 14:1,39). El profeta recibía el mensaje directamente del Espíritu Santo, y lo transmitía a la comunidad de creyentes. La misión primordial de profeta en el Nuevo Testamento era exhortar a la congregación. A veces lo hacía mediante la predicción de algún acontecimiento (Hechos 11:27), pero generalmente su ministerio era el de transmitir a la iglesia alguna enseñanza recibida directamente de Dios.
La enseñanza del profeta era en conformidad con “la medida de fe”. Es decir, el profeta tenía sus limitaciones. La labor del profeta tenía que estar armonía con la analogía de la fe. El profeta no debía expresar nada que fuese incompatible con la fe cristiana (la Biblia).
V.7 “De servicio, en servir”. El “servicio” mencionado aquí es un don del Espíritu Santo. Es un don que capacita mejor para atender al cuerpo en sus necesidades materiales; como aquellos que prestan cualquier tipo de servicio a los demás en la iglesia (1 Corintios 12:5). “El que enseña, en la enseñanza”. El enseñador era la persona que instruía a la iglesia en las Escrituras del Antiguo Testamento y en la doctrina de los apóstoles (Hechos 2:42). El don de la enseñanza era de suma importancia en la vida de la iglesia, como también lo es ahora. El enseñador tiene una gran responsabilidad dentro de la asamblea. El apóstol Santiago reconoció esa responsabilidad en Santiago 3:1. Quienes utilizan 1 Juan 2:27, para decir que no se necesitan maestros porque tienen al Espíritu Santo, están totalmente errados, puesto que Dios ha dado a la iglesia el don de la enseñanza y ha preparado a enseñadores para que la ejecuten. Todo cristiano debe estar profundamente agradecido a Dios por los enseñadores que el Espíritu Santo ha dado para edificación de la iglesia.
V.28 “El que exhorta en la exhortación”. La exhortación podría referirse a la capacidad de dar ánimo al que está desanimado o de consolar al que está triste. El verbo consolar, se traduce de varias maneras en el Nuevo Testamento, entre ellas están: “rogar” (Romanos 12:1), “alentar” (1 Tesalonicenses 4:18), “consolar” (2 Corintios 1:4).
“El que reparte con liberalidad”. O sea, “El que comparte con alguien hágalo con generosidad”. Ese don, requiere tanto abrir la mano, como el corazón. El compartir en este caso se refiere a bienes materiales. El creyente debe estar dispuesto a compartir sus bienes materiales con hermanos necesitados. (Santiago 2:15-16; 1 Juan 3:17). “El que preside con solicitud”. “El que gobierna”, aunque también podría significar “el que protege”. “Con solicitud”, significa con celo, con entusiasmo, con gusto. Es decir, el que preside la congregación o algún aspecto del trabajo de la asamblea debe hacerlo, no como una obligación, sino como un ministerio y un servicio al Señor.
CONCLUSIÓN: 
La obediencia a Dios y a su Palabra, es el requisito indispensable para que el cristiano disfrute plenamente de las bendiciones de Dios. Dios ha dado dones a cada cristiano para que le sirva, y para que el cuerpo de Cristo sea edificado. El ejercicio de esos dones debe realizarse mediante la práctica de un amor genuino. Ese amor debe practicarse tanto hacia los creyentes, como a los no creyentes para que Dios sea glorificado.

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