Lección: Romanos 15:1-13
Texto: 1 Corintios 9:22
Domingo 08 de julio 2018
Texto: 1 Corintios 9:22
Domingo 08 de julio 2018
INTRODUCCIÓN:
Cuando la iglesia se extendió a los gentiles, se produjo cierta reacción, tanto en los judíos como en los nuevos integrantes no judíos, dos culturas diferentes, con tradiciones dispares, unos de extracción monoteísta y los otros del paganismo, llenos de idolatría, sin embargo, ambos ahora en Cristo, tendrán que madurar y sobrellevarse en rituales que, como nuevas criaturas no tienen ninguna validez, y debieran dejar de lado. Pablo, sigue tratando en estos versículos el llamado a la tolerancia y al entendimiento mutuo.
DESARROLLO:
Habían surgido tensiones entre los convertidos del judaísmo y los del paganismo, de modo que Pablo ruega aquí, que haya relaciones armoniosas entre los cristianos judíos y los gentiles, examinémoslas.
“Así que los que somos fuertes” (v.1), es decir, los maduros espiritualmente deben sobrellevar las flaquezas de los más débiles, no solo tolerar en este aspecto a sus hermanos, sino prestar su hombro y ayudarlo a llevar sus cargas (Gálatas 6:2; 1 Corintios 9:19-22; Filipenses 2:2-4). “Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación” (v.2). Aquí el principio es este: no vivir para agradarse a sí mismo. Vivamos para agradar a nuestro prójimo, para lo que es bueno, para edificarle (1 Corintios 10:33; Romanos 14:19). “Porque ni aun Cristo…” (v.3). El Salmo 69:9 profetiza lo que habría de sufrir el Mesías, quien soportó los insultos y ofensas en pos de agradar a Dios para traer salvación a la humanidad, de esa manera, debemos nosotros negarnos a nosotros mismos la posibilidad de agradarnos en algunas cosas en pos de apoyar la edificación de los hermanos. (2 Corintios 8: 9).
“Así que los que somos fuertes” (v.1), es decir, los maduros espiritualmente deben sobrellevar las flaquezas de los más débiles, no solo tolerar en este aspecto a sus hermanos, sino prestar su hombro y ayudarlo a llevar sus cargas (Gálatas 6:2; 1 Corintios 9:19-22; Filipenses 2:2-4). “Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación” (v.2). Aquí el principio es este: no vivir para agradarse a sí mismo. Vivamos para agradar a nuestro prójimo, para lo que es bueno, para edificarle (1 Corintios 10:33; Romanos 14:19). “Porque ni aun Cristo…” (v.3). El Salmo 69:9 profetiza lo que habría de sufrir el Mesías, quien soportó los insultos y ofensas en pos de agradar a Dios para traer salvación a la humanidad, de esa manera, debemos nosotros negarnos a nosotros mismos la posibilidad de agradarnos en algunas cosas en pos de apoyar la edificación de los hermanos. (2 Corintios 8: 9).
“Porque las cosas que se escribieron Antes” (v.4), es decir, el Antiguo Testamento que fue dado por revelación divina, “para nuestra enseñanza se escribieron”. Aunque los cristianos vivimos bajo el nuevo pacto y no en el antiguo (pero, “Toda la Escritura es útil…”2 Timoteo 3:16) contienen preciosas lecciones para nosotros. Cuando encontramos problemas, conflictos, tribulaciones y angustias, las Escrituras nos enseñan a ser firmes, y nos imparten “consolación” para no hundirnos en la desesperanza. Por ella tenemos esperanza. (Salmo 119:81, 114; Jeremías 14:8). “Pero el Dios de la paciencia…” (v.5). Pablo, expresa el deseo de que el Dios que da firmeza y “consolación”, capacite a los fuertes y a los débiles, a los creyentes gentiles y a los judíos para que vivan en armonía según las enseñanzas y el ejemplo de Cristo Jesús. (Romanos 12:16; 1 Corintios 1:10).
“Para que unánimes…” (v.6), es decir, pensando, hablando y actuando de esta manera en verdad como cuerpo de Cristo, con un mismo sentir, y “a una voz glorifiquemos al Padre de nuestro Señor Jesucristo (Apocalipsis 1:6). ¡Qué imagen! Los judíos salvos y los gentiles salvos ¡adorando unánimes al Señor!
“Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió…” (v.7) ¿Por qué debemos recibir a los hermanos? Porque Cristo nos ha recibido. ¿Cómo debo recibir a otro hermano?, tal como Cristo me recibió a mi (Romanos 14:1, 3). Si Dios me ha recibido y me ha dado la bienvenida, a su familia y a su Cuerpo ¿Cómo puedo rehusar al que Cristo ya recibió? Por lo tanto, debo amar a otro, como él me amo a mi (Juan 13:34), debo perdonar como él lo hizo conmigo (Efesios 4:32), sobrellevar (soportar, tolerar) como Cristo me soportó a mi (Colosenses 3:13).
“Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió…” (v.7) ¿Por qué debemos recibir a los hermanos? Porque Cristo nos ha recibido. ¿Cómo debo recibir a otro hermano?, tal como Cristo me recibió a mi (Romanos 14:1, 3). Si Dios me ha recibido y me ha dado la bienvenida, a su familia y a su Cuerpo ¿Cómo puedo rehusar al que Cristo ya recibió? Por lo tanto, debo amar a otro, como él me amo a mi (Juan 13:34), debo perdonar como él lo hizo conmigo (Efesios 4:32), sobrellevar (soportar, tolerar) como Cristo me soportó a mi (Colosenses 3:13).
“Pues os digo, que Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión…” (v. Jesús vino como siervo (griego, diacono), nació como judío (Mateo 1:1), y fue circuncidado de niño, para su identificación física con la señal del pacto (Génesis 17:11-14 Lucas 2:21), su ministerio a los judíos fue a causa de confirmar la verdad de Dios hecha a los padres (Abraham, Isaac, Jacob, David). Dios prometió un Mesías (griego, Cristo; español, ungido), (2 Samuel 7:13; Salmo 2:2; Hechos 3:25-26; Hechos 4:5-26). Dios prometió salvación a su pueblo, y la veracidad de esa promesa se cumplió cuando él envió al Salvador (Mateo 1:21-23; 15:24).
Y no solamente a los judíos fueron las promesas, sino que, en la mente de Dios estaba extenderse a los gentiles como está escrito “En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra” (Génesis 22:18), si bien es cierto, vino primero “a las ovejas perdidas de la casa de Israel”, se extendería posteriormente a las naciones gentiles como dice Pablo: “Para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia” (v.9) y para apoyarse Pablo cita 4 versículos del Antiguo Testamento; Primero, 2 Samuel 22:50 y Salmo 18:49 que dice “Por tanto yo te confesaré entre los gentiles y cantaré tu nombre”; es cierto que David al ser entronizado en Sion, libre de sus enemigos, compuso éste cántico de liberación, en lo cual el rey comprendió la universalidad de su misión, sin embargo, Pablo entiende que David era aquí tipo de Cristo, hecho el centro de las promesas.
Segunda cita (v.10), “Alegraos, gentiles, con su pueblo” tomado de Deuteronomio 32:43. Moisés, convoca a las naciones a unirse a Israel a este cantico de liberación. Pablo, a la luz del Espíritu Santo, captó muy bien el sentido en el texto original al asociar a los gentiles al pueblo judío en la glorificación de Dios por su misericordia.
Tercera cita, tomada del Salmo 117:1 “Alabad al Señor todos los gentiles y magnificadles todos los pueblos”, (v.11). (Este es el Salmo más corto y lo cantamos frecuentemente como “Un corito” de avivamiento en nuestras congregaciones). La idea de Pablo es probar que el Antiguo Testamento, con anticipación anuncia la oferta de salvación de Dios a todas las personas de todas las naciones.
La cuarta cita, es de Isaías 11:10 (cita no tomada del original Hebreo, sino abreviándola conforme a la traducción al griego conocida como versión de los LXX), (versión de los 70), que dice “Estará la raíz de Isaí; Y el que se levantará a regir los gentiles; los gentiles esperaran en él”. La raíz de Isaí es una forma de referirse a Jesús (“el vástago que retoñara de sus raíces). Todos sabemos que Isaí era el padre de David, y Jesús en la carne, descendiente de ambos (porque como Hijo de Dios es eterno). Cristo el Mesías, reinará tanto sobre judíos como sobre gentiles durante el reinado milenial, si bien es cierto su cumplimiento pleno es en el futuro, pero su validez ya es actual (ver Mateo 12:21; Apocalipsis 5:5). Como parte final de esta porción en el versículo 13 nos dice “El Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer”, esa esperanza en Dios producida por la obra del Espíritu Santo en ellos.
Tercera cita, tomada del Salmo 117:1 “Alabad al Señor todos los gentiles y magnificadles todos los pueblos”, (v.11). (Este es el Salmo más corto y lo cantamos frecuentemente como “Un corito” de avivamiento en nuestras congregaciones). La idea de Pablo es probar que el Antiguo Testamento, con anticipación anuncia la oferta de salvación de Dios a todas las personas de todas las naciones.
La cuarta cita, es de Isaías 11:10 (cita no tomada del original Hebreo, sino abreviándola conforme a la traducción al griego conocida como versión de los LXX), (versión de los 70), que dice “Estará la raíz de Isaí; Y el que se levantará a regir los gentiles; los gentiles esperaran en él”. La raíz de Isaí es una forma de referirse a Jesús (“el vástago que retoñara de sus raíces). Todos sabemos que Isaí era el padre de David, y Jesús en la carne, descendiente de ambos (porque como Hijo de Dios es eterno). Cristo el Mesías, reinará tanto sobre judíos como sobre gentiles durante el reinado milenial, si bien es cierto su cumplimiento pleno es en el futuro, pero su validez ya es actual (ver Mateo 12:21; Apocalipsis 5:5). Como parte final de esta porción en el versículo 13 nos dice “El Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer”, esa esperanza en Dios producida por la obra del Espíritu Santo en ellos.
CONCLUSIÓN:
Jesús vino a las ovejas perdidas de la casa de Israel, pero, les había dicho a los suyos “También tengo otras ovejas que no son de este redil (No son judías); aquellas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño y un pastor” (Juan 10:16). Limar las asperezas culturales y religiosas antiguas, son las que tuvieron que enfrentar ambos grupos, no solo en Roma, sino, donde nacía la iglesia del Señor en el primer siglo.
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