Lección: 1 Corintios 3:10-17
Texto: Efesios 2:20
Domingo 30 de septiembre 2018
Texto: Efesios 2:20
Domingo 30 de septiembre 2018
INTRODUCCIÓN: La experiencia de ser Chile uno de los países más sísmico de este planeta, ha dejado a través de muchos eventos tristes y destructivos, la enseñanza de que en toda construcción lo más importante son sus fundamentos o fundaciones, pues estos, sostienen toda la estructura de una edificación, sea casa o un edificio de mucha altura, si tiene los fundamentos adecuados no sufrirá daño ni caerá. De la misma manera, en el aspecto espiritual, la apologética cristiana nos muestra sobre qué bases se sustenta el cristiano en cuanto a la fe, y a la revelación o conocimiento de Dios.
DESARROLLO: Terminando sus palabras, Pablo en la anterior lección, ha manifestado que él y los demás predicadores son sólo siervos de Dios y los miembros de la iglesia labranza de Dios, a los que además les aplica otra ilustración, llamándolos también, edificio de Dios, incluyendo esta figura para introducir el tema que desea sumar a esta carta. Pablo habla de sí mismo, diciendo que por la gracia de Dios, como perito arquitecto, puso el fundamento, que es Jesucristo y su Evangelio, pero puesta esta primera piedra o fundación cada cual, como la construcción de una casa debe poner especial atención como sobreedifica sobre este fundamento el cual es Jesucristo.
Pablo menciona en el verso 12, una diversidad de materiales para construir, que pueden ser unos valiosos y otros inútiles para edificar un edificio, los materiales nobles en este caso como oro, plata o piedras preciosas tienen un significado trascendental, pues principalmente representan la sana doctrina, las enseñanzas bíblicas más puras, sólidas y rectamente trazadas (ver 2 Timoteo 2:15), y los restantes materiales, como heno, paja o madera son de inferior calidad, sin duda, pueden representar los esfuerzos humanos, pero ineludiblemente la obra de cada uno la dará a conocer la luz del día, y por el fuego será revelada, y la obra de cada uno, el fuego la probara. Ante la dura prueba del fuego, si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, este recibirá recompensa o alabanza de parte de Dios, pero si la obra de alguno se quemare, esa persona sufrirá pérdida, no necesariamente en su salvación, sino en cuanto a su recompensa, ya que su obra que edificó en su vida no permaneció, sino que fue consumida por el fuego, y esto lo especifica el apóstol al manifestar que si bien el mismo será salvo, aunque así como por el fuego, como alguien que escapa de un edificio en llamas y pierde todas sus posesiones y sólo salva su vida.
El versículo 16, pregunta ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Pablo les manifiesta que la congregación de los creyentes en Corinto en particular es el templo de Dios en medio de una sociedad corrompida, la que debe ser columna y baluarte de la verdad (ver 1° Timoteo 3:15), así como nuestros cuerpos son templo del Espíritu Santo (1° Corintios 6:19).
En el verso 17, termina Pablo manifestando una severa advertencia “Si alguno destruyere el templo de Dios (la Iglesia), Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, santo es”; es decir, cualquiera que destruyera a la iglesia en cualquier tiempo o época, ya sea por divisiones, inmoralidad, falsas doctrina, fomentar la mentira, el engaño u otras causas, hallará la ruina para su vida.
En el verso 17, termina Pablo manifestando una severa advertencia “Si alguno destruyere el templo de Dios (la Iglesia), Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, santo es”; es decir, cualquiera que destruyera a la iglesia en cualquier tiempo o época, ya sea por divisiones, inmoralidad, falsas doctrina, fomentar la mentira, el engaño u otras causas, hallará la ruina para su vida.
CONCLUSIÓN: La iglesia es comparada en la escritura como un edificio, cuyo fundamento es Jesucristo y particularmente el Evangelio, que son las buenas nuevas que el trajo desde el cielo, este edificio es identificado como el templo de Dios, como una casa santa, completamente cimentada en la roca que es Jesucristo mismo