viernes, 28 de septiembre de 2018

Título: Jesucristo único Fundamento

Lección: 1 Corintios 3:10-17
Texto: Efesios 2:20
Domingo 30 de septiembre 2018
INTRODUCCIÓN: La experiencia de ser Chile uno de los países más sísmico de este planeta, ha dejado a través de muchos eventos tristes y destructivos, la enseñanza de que en toda construcción lo más importante son sus fundamentos o fundaciones, pues estos, sostienen toda la estructura de una edificación, sea casa o un edificio de mucha altura, si tiene los fundamentos adecuados no sufrirá daño ni caerá. De la misma manera, en el aspecto espiritual, la apologética cristiana nos muestra sobre qué bases se sustenta el cristiano en cuanto a la fe, y a la revelación o conocimiento de Dios.
DESARROLLO: Terminando sus palabras, Pablo en la anterior lección, ha manifestado que él y los demás predicadores son sólo siervos de Dios y los miembros de la iglesia labranza de Dios, a los que además les aplica otra ilustración, llamándolos también, edificio de Dios, incluyendo esta figura para introducir el tema que desea sumar a esta carta. Pablo habla de sí mismo, diciendo que por la gracia de Dios, como perito arquitecto, puso el fundamento, que es Jesucristo y su Evangelio, pero puesta esta primera piedra o fundación cada cual, como la construcción de una casa debe poner especial atención como sobreedifica sobre este fundamento el cual es Jesucristo.
Pablo menciona en el verso 12, una diversidad de materiales para construir, que pueden ser unos valiosos y otros inútiles para edificar un edificio, los materiales nobles en este caso como oro, plata o piedras preciosas tienen un significado trascendental, pues principalmente representan la sana doctrina, las enseñanzas bíblicas más puras, sólidas y rectamente trazadas (ver 2 Timoteo 2:15), y los restantes materiales, como heno, paja o madera son de inferior calidad, sin duda, pueden representar los esfuerzos humanos, pero ineludiblemente la obra de cada uno la dará a conocer la luz del día, y por el fuego será revelada, y la obra de cada uno, el fuego la probara. Ante la dura prueba del fuego, si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, este recibirá recompensa o alabanza de parte de Dios, pero si la obra de alguno se quemare, esa persona sufrirá pérdida, no necesariamente en su salvación, sino en cuanto a su recompensa, ya que su obra que edificó en su vida no permaneció, sino que fue consumida por el fuego, y esto lo especifica el apóstol al manifestar que si bien el mismo será salvo, aunque así como por el fuego, como alguien que escapa de un edificio en llamas y pierde todas sus posesiones y sólo salva su vida.
El versículo 16, pregunta ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Pablo les manifiesta que la congregación de los creyentes en Corinto en particular es el templo de Dios en medio de una sociedad corrompida, la que debe ser columna y baluarte de la verdad (ver 1° Timoteo 3:15), así como nuestros cuerpos son templo del Espíritu Santo (1° Corintios 6:19).
En el verso 17, termina Pablo manifestando una severa advertencia “Si alguno destruyere el templo de Dios (la Iglesia), Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, santo es”; es decir, cualquiera que destruyera a la iglesia en cualquier tiempo o época, ya sea por divisiones, inmoralidad, falsas doctrina, fomentar la mentira, el engaño u otras causas, hallará la ruina para su vida.
CONCLUSIÓN: La iglesia es comparada en la escritura como un edificio, cuyo fundamento es Jesucristo y particularmente el Evangelio, que son las buenas nuevas que el trajo desde el cielo, este edificio es identificado como el templo de Dios, como una casa santa, completamente cimentada en la roca que es Jesucristo mismo

viernes, 21 de septiembre de 2018

Título: La División es cosa carnal


Lección: 1 Corintios 3:1-9
Texto: Hebreos 5:12
Domingo 23 de septiembre 2018
INTRODUCCIÓN: La exhortación que Pablo entrega en el Cap.1:10-11, establece que en la iglesia todos deben hablar una misma cosa, y que entre ellos, no debe haber divisiones, sino que deben estar perfectamente unidos, pues podemos manifestar que Dios es la unidad del Espíritu en el seno de la iglesia, la cual, cada integrante de ella, debe con solicitud guardar, cuidar y proteger. De la misma manera, las escrituras nos señalan que la labor del maligno es lo contrario a lo manifestado anteriormente, para lo cual usando él a personas que voluntaria o involuntariamente se prestan en sus manos, para llegar a conseguir el objetivo contrario al que busca el Espíritu Santo, que es “La destrucción del cuerpo de Cristo que es la iglesia”, cumpliéndose lo que dice el refrán popular; “ División y destrucción, hermanas gemelas son”, lo que es una gran verdad con base bíblica pues donde hay división la destrucción es inminente, por este motivo, Pablo, con prontitud toca este tema, que nuestro redentor y salvador también toca en su prédica al decir “Si un reino está dividido contra sí mismo, tal reino no puede permanecer. Y si una casa está dividida contra sí misma, tal casa no puede permanecer” (Marcos 3:24-25).
DESARROLLO: Uno de los principales problemas de la iglesia de Corinto era que procuraba experimentar las bendiciones de Dios, pero a la vez se negaba a apartarse de la maldad del mundo, y esto era principalmente un problema de madurez espiritual, por esto, es que el apóstol les manifiesta que no pudo hablarles como a personas espirituales; es decir, aquella persona regenerada, que tiene al Espíritu Santo en su corazón, que piensa en lo espiritual, que vive por el Espíritu de Dios y además conoce los pensamientos o voluntad de Dios, sino que, se dirigió a ellos, como hablando a carnales, que eran aquellos que conociendo el mensaje de Dios, no crecían en la gracia y actuaban como recién convertidos, que no entendían a cabalidad lo que implicaba la salvación en Cristo, y esta carnalidad se expresaba en celos, contiendas y divisiones, por lo que como a niños les dio a beber leche y no alimento sólido. A continuación, les recuerda que cada uno de quienes en diversos momentos le administraron la palabra de Dios, como él y Apolos, sólo son servidores, por medio de los cuales ellos habían creído en Cristo, y eso según lo que a cada uno le concedió el Señor, ya que es Dios, el que otorga a cada uno la tarea que debe desarrollar en el cuerpo de Cristo (1° Co 12:18).
Para aclarar aún más lo que desea que los hermanos de Corinto entiendan, el apóstol utiliza otra ilustración, relacionada con la agricultura, y en particular con la siembra, diciendo “Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios, dando a entender que sólo Dios era el que había obrado en los corazones de los corintios; como es el caso de la conversión de Lidia relatada en Hechos 16:14, en que Lucas, en su relato, manifiesta que fue el Señor quien abrió el corazón de ella para que estuviese atenta, creyera y recibiera la semilla sembrada por Pablo en su predicación, por lo tanto, el que planta y el que riega son una misma cosa (servidores), aunque enfatiza que cada uno recibirá su recompensa o pago conforme a su labor, como lo señala el Salmo 62:12 “Y tuya, oh Señor, es la misericordia; porque tú pagas a cada uno conforme a su obra”.
Y termina ratificando, cuál es su papel y el de cada instrumento que Dios ocupa, de acuerdo con su voluntad y circunstancia, que no es otro que un servidor que trabaja a las órdenes de Dios, y los hermanos corintios, labranza o sembradío de Dios, edificio de Dios.
CONCLUSIÓN: De acuerdo a lo que hemos conversado, llegamos a la afirmación de que hay principios básicos o fundamentales que todo creyente debe entender, en el sentido de que cada uno de nosotros debe de ir mas allá de los conocimientos y relación básicas con Dios, e ir a una profundidad y madurez espiritual para para dejar de ser carnales, y a la vez, poder enseñar a los nuevos creyentes, las verdades espirituales que deben estar arraigadas en el corazón de hombres y mujeres, que ya no necesitan de leche, sino por el contrario, ahora pueden y están en condiciones de recibir el alimento sólido, el cual es sólo para los que han alcanzado madurez, y además, tienen sus sentidos ejercitados en discernir entre el bien y el mal.

Título: La Revelación del Espíritu de Dios


Lección: 1 Corintios 2:10-16
Texto: Juan 14:26
Domingo 16 de septiembre 2018
INTRODUCCIÓN: Ciertamente hay muchas cosas que para el hombre son desconocidas en este mundo, pero que con esfuerzo, perseverancia o estudio se pueden llegar a conocer, más hay otras que él hombre no puede llegar a saber o conocer por sí mismo, sino, son especialmente comunicadas o reveladas por Dios a través del Espíritu Santo. La palabra revelación significa intrínsecamente “quitar el velo para dar a conocer lo que era previamente desconocido”. En la teología judeocristiana, este término se usa primariamente para referirse a las comunicaciones de la verdad divina que Dios otorga al hombre; esto es, la manifestación de sí mismo o de su voluntad, un ejemplo claro de este concepto lo podemos observar en Daniel 2:22 cuando afirma “Él revela lo profundo y lo escondido; conoce lo que está en tinieblas, y con el mora la luz” y destacado también es el pasaje de Deuteronomio 29:29 que manifiesta “Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre…”.
DESARROLLO: Continuando con el estudio de este capítulo, Pablo refiriendo a lo inesperado de las obras de Dios, pues él habla de cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni se han subido o imaginado corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman, más él en su soberanía y misericordia nos las reveló a nosotros, a través del Espíritu Santo, especificando que el Espíritu Santo en su íntima comunión con Dios (el Padre) todo lo escudriña, aún lo profundo de Dios (ver Mateo 16:17 y Efesios 3:5).
En su exposición, el apóstol ilustra este perfecto conocimiento que el Espíritu Santo posee de las intimidades de Dios, pues dice: Nadie conoce las profundidades del corazón de una persona sino el espíritu de la persona en particular, de la misma forma nadie conoce la mente de Dios, sino solo el Espíritu Santo de Dios, Proverbios 20:27 dice “Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre, la cual escudriña lo más profundo del corazón”. Al tener ahora los creyentes el Espíritu de Dios, estos conocen los secretos y planes Dios, lo que hablamos y compartimos con las demás personas, no con palabras humanas, sino bajo la inspiración del Espíritu de Dios, dando a conocer las verdades espirituales. Pero a la vez afirma en su exposición, que el hombre natural, que es aquel que por ser todavía incrédulo o no regenerado, no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, ya que estas se deben discernir espiritualmente, en cambio, el espiritual, que es uno que ha recibido el Espíritu Santo y ha alcanzado madurez en la fe cristiana (ver 1 Juan 2:20), no es juzgado de nadie, pues cuando el hombre recibe y sigue el Espíritu Santo, pasa a tener la mente Cristo, conociendo su voluntad, su propósito y plan de redención, además de entender la santidad de Dios y lo malo del pecado, cambiando de esta manera sus valores y su visión de la vida.
CONCLUSIÓN: El propósito y la voluntad de Dios no es que el hombre este en ignorancia, o desconocimiento de sus planes y propósitos, sino muy por el contrario, él de suyo propio decidió revelar a través del Espíritu toda su voluntad, ratificando el mismo Jesús a sus discípulos, que el mismo Espíritu Santo a quien el Padre enviaría en su nombre les enseñaría (revelaría) todas las cosas.

sábado, 1 de septiembre de 2018

Título: La Sabiduría del Espíritu


Lección: 1 Corintios 2:1-9
Texto: Santiago 3:17
Domingo 09 de septiembre 2018
INTRODUCCIÓN: 
Con certeza, el ser humano siempre ha buscado con mucho esfuerzo la sabiduría, y podemos manifestar que, a parte de la literatura sapiencial esta palabra, raras veces se refiere o tiene relación con Dios, o simplemente a la sabiduría espiritual, sino que, más bien, se refiere a destrezas o habilidades humanas que pueden o no ser dadas por Dios, y más bien generalmente se atribuyen al esfuerzo humano. Job, en el capítulo 28 de su libro discursa sobre la sabiduría, mostrando los esfuerzos del hombre por alcanzar muchas cosas a través de su esfuerzo y perseverancia en la vida, pero le interroga en el verso 12, diciendo “¿Más donde se hallará la sabiduría?”, “¿Dónde está el lugar de la inteligencia?”, realizando posterior a esta interrogante una serie de afirmaciones como: No conoce el hombre su valor, ni se halla o encuentra en la tierra de los vivientes…, afirmando en el último versículo de ese capítulo “Y dijo (Dios) al hombre: He aquí que el temor del Señor es la sabiduría, y el apartarse del mal la inteligencia”. Es por este motivo que el Apóstol Pablo les dice a los fieles de Corinto, que él les ha dado a conocer un tesoro del más alto valor y de la más elevada sabiduría, que nadie la puede recibir o entender, a no ser mediante del temor de Dios y el influjo del Espíritu Santo.

DESARROLLO: 
Cuando el apóstol Pablo, en el capítulo anterior, establece que debido al llamado de Dios a cada una de las personas que ahora están en este camino, nadie se puede jactarse en su presencia, y que si alguien puede gloriarse, debe hacerlo en el Señor. Pablo, pese al gran conocimiento humano que el poseía, ahora conociendo a Cristo, todas aquellas cosas, habilidades, conocimiento o sabiduría terrenal las estimaba como pérdida por la excelencia del conocimiento (sabiduría) de Cristo Jesús, mi señor… (Filipenses 3:8).
Sin lugar a dudas, Pablo, era un expositor brillante, que podía cautivar a sus oyentes con argumentos intelectuales, pero manifiesta que él cuando llegó a Corinto, a anunciar el testimonio de Dios, no fue con excelencia de palabras o de sabiduría humana, sino que, prefirió llevar el sencillo mensaje del evangelio de Jesucristo, no utilizando sus habilidades oratorias, atrayendo de esa manera la atención sobre su persona, sino, hablando con temor y temblor. Enfatizando, además, que ni sus palabras, ni su predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino muy por el contrario, con “demostración” del Espíritu y de poder, pues su predicación fue respaldada de prodigios o señales, y además, del poder transformador del Espíritu, en el corazón de los oyentes en el momento de su conversión, para que de esa manera, la fe de los convertidos, no estuviera fundada o enfocada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.
La sabiduría del Espíritu, o de arriba, o no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo deja completamente obsoleta o sin valor, la sabiduría de este siglo, que es terrenal, animal y diabólica, ya que esta busca la gloria al hombre, más hoy dice Pablo; refiriéndose a los llamados, hablamos sabiduría en misterio, la sabiduría oculta, la que Dios en su soberanía predestinó entes de los siglos para nuestra gloria, podemos manifestar que la palabra “Misterio” aparece 21 veces en el nuevo testamento y en ellas siempre apunta a una verdad que se da a conocer sólo por revelación divina (Efesios 1:9; 3:9), esta sabiduría anteriormente desconocida u oculta para la humanidad no era otra que su ofrecimiento de salvación para toda la humanidad, la que se cristalizó a través de Cristo y su resurrección, asimismo, manifiesta el escritor, que si los príncipes de este siglo hubieran conocido esta sabiduría, nunca habrían crucificado al Señor de la gloria, ya que los grandes y sabios rechazaron a Jesús y su evangelio, sentenciándolo a muerte, lo que ya había sido anunciado por los profetas (Isaías 53:3; Zacarías 12:10).
CONCLUSIÓN: 

A diferencia de la sabiduría de lo alto, la terrenal, produce perturbación y toda obra perversa, centrándose en la gloria y protagonismo del ser humano, pero la que es de lo alto o verdadera, se puede medir por la profundidad del carácter que muestra cada persona y por la forma en que actúa en las diferentes situaciones que enfrenta, como manifiesta la escritura por sus frutos los conoceréis (Mateo 7:17-20).

Título: Gloria en el Señor


Lección: 1 Corintios 1:25-31
Texto: Santiago 2:5
Domingo 02 de septiembre 2018
INTRODUCCIÓN: 
A través de toda la escritura, podemos observar que los pobres y necesitados son especiales para Dios, mostrándoles su amor y misericordia, en el Antiguo Testamento, vemos entres otros a la viuda de sarepta, a Gedeón, que era parte de una familia pobre de Manasés, y Amós que no era profeta ni hijo de profeta, sino un boyero que recogía higos silvestres, pero que los ojos de Dios se posaron en ellos para mostrar su gloria. Asimismo, podemos observar con toda claridad en los evangelios cuando Juan el Bautista envía dos de sus discípulos a Jesús para preguntarle ¿Eres tú el que había de venir o esperaremos a otro?, la respuesta del maestro fue, no con palabras, sino con obras, sanando en esa misma hora a muchos enfermos y atormentados por espíritus malos manifestando a los enviados por Juan: “Id, haced saber a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio” (Lucas 7:22).
DESARROLLO: 
En esta porción de la palabra de Dios, Pablo, después de manifestar que Cristo es poder de Dios y sabiduría de Dios, desvía la atención de los hermanos de la iglesia de Corinto hacia su vocación, que no es otra cosa que el llamado que una persona siente en su interior de parte de Dios; recordándoles, lo que eran cuando fueron llamados a la fe en Cristo, no muchos eran sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni nobles (de la aristocracia o clase alta).
En la iglesia de Corinto, sólo unos pocos procedían del mundo de la cultura y esferas sociales altas o adineradas, muchos sin duda eran del pueblo y de los estratos más humildes, tal como lo señaló nuestro Señor, que a los pobres era anunciado el evangelio, hecho que no podemos desconocer, pues, fue la realidad de la propia incipiente iglesia en nuestro país, en donde el evangelio, se divulgó entre los más pobres y desposeídos para que alcanzaran la gracia de Dios, principalmente entendiendo que el necesitado no tiene ninguna cosa material o de conocimiento elevado en que poner su confianza ni su esperanza, por ello el evangelio, Jesús lo predicó a los pobres, y además, lo reafirmó cuando en la sinagoga de Nazaret donde se crio, se le entrega el libro del profeta Isaías (Lucas 4:17-19) y lee “El espíritu del Señor esta sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor”.
Debido a que los que disfrutan de dinero, cultura, poder o prestigio en este mundo, difícilmente reconocerán o se darán cuenta de que necesitan salvación, es que Dios escogió en su misericordia a los necios para avergonzar a los sabios, y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios… y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia (V.27-29). Puesto que llegamos a esta sabiduría y camino del evangelio mediante el don inmerecido de Dios, para que de ninguna manera nadie pueda, o esté en condiciones, de jactarse de algún mérito o logro personal, delante de la presencia del Señor.
Pablo, concluye sus palabras en este capítulo, manifestando que por Dios y su gracia estamos ahora en Cristo, el cual ha sido hecho por Dios o hemos recibido a través de él Sabiduría (el evangelio), Justificación (nos declara justos), Santificación (separado o consagrado a Dios) y redención (él nos liberó, rescató o compró, pagando el precio), como consecuencia de esto si alguien tiene de que gloriarse debe gloriarse en Cristo.
CONCLUSIÓN: 
Debemos manifestar, con nítida base bíblica, de que Dios, tiene una preocupación especial con el pobre o necesitado, ya que este es más consciente de su desamparo y de la necesidad de buscar a quien recurrir en los tiempos de aflicción, David en el Salmo 34:6, confirma esto cuando dice con convicción “Este pobre clamó, y le oyó Jehová y lo libro de todas sus angustias”. Por lo que podemos afirmar que esto puede facilitar que el hombre reconozca su necesidad de salvación y que Dios los ha elegido para que en Cristo seamos ricos en fe y además herederos de su reino