Lección: 1° Corintios 4:1-5
Texto: Mateo 24:45-46
Domingo 14 de octubre 2018
Introducción: Un administrador, de acuerdo a la etimología de la palabra, proviene del griego “oikonomos”, que significa administrador de una casa, mayordomo, distribuidor de la casa y se deriva de oikos, casa y némo, distribuir, asignar, de donde procede la palabra nómos, ley, por lo tanto, podemos entender que es una tremenda responsabilidad del ministerio de los apóstoles y ministros del evangelios de administrar la casa o templo de Dios, que como hemos visto en las lecciones anteriores no es otra cosa que la iglesia local.
Desarrollo: El apóstol Pablo, comienza este capítulo, con una nueva ilustración en relación con los ministros de Dios, a los cuales los presenta como servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. Podemos afirmar con seguridad, que Dios siempre ha confiado en el hombre, desde que lo creó y le entregó el primer oficio, delegándole la administración del Huerto del Edén, para que lo labrara y lo guardase. De la misma manera, él ha confiado en sus siervos como administradores de los misterios de Dios, teniendo como responsabilidad este siervo o administrador, de hacer lo que su Señor le ha encomendado, estos misterios de Dios, que son las verdades que Dios había mantenido en secreto desde antes de la fundación del mundo, pero que ahora, las había revelado o dadas a conocer a los predicadores del evangelio, dice la escritura que: “los profetas inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación , escudriñando que persona y que tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos , el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos. A estos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que han predicado el evangelio, por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles” (1° Pedro 1:10-12).
Asimismo, manifiesta que el primer y mayor requisito que deben cumplir estos administradores es que deben ser hallados fieles, que viene de la palabra griega Fidelis, que significa digno, de plena confianza, honrado, que no defrauda la confianza que se deposita en él, y en el contexto de este versículo, el apóstol da a entender que los administradores de los misterios de Dios tienen el deber de exponer fielmente todo el consejo de Dios, ante esto Pablo dice, que él no está sometido al juicio de nadie de los miembros de la iglesia, y ni aún el mismo se juzga asimismo, aunque su propia conciencia no le acusa de falta de fidelidad, afirmando que el que lo juzga es el Señor. En su despedida de los hermanos de Éfeso Pablo manifiesta “Por tanto, yo os protesto el día de hoy, que estoy limpio de la sangre de todos; porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios, Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os a puesto por Obispos para apacentar la iglesia del Señor, la cual el ganó por su sangre” (Hechos 20:26-28).
En el verso 5, el apóstol Pablo dice que nadie puede juzgar antes de tiempo, pues el único competente para juzgar es el Señor, el que en su venida sacará a la luz las actividades secretas de cada persona y revelará sus verdaderos pensamientos; y nada quedará oculto, entonces ahí cada uno recibirá su alabanza de Dios.
Asimismo, manifiesta que el primer y mayor requisito que deben cumplir estos administradores es que deben ser hallados fieles, que viene de la palabra griega Fidelis, que significa digno, de plena confianza, honrado, que no defrauda la confianza que se deposita en él, y en el contexto de este versículo, el apóstol da a entender que los administradores de los misterios de Dios tienen el deber de exponer fielmente todo el consejo de Dios, ante esto Pablo dice, que él no está sometido al juicio de nadie de los miembros de la iglesia, y ni aún el mismo se juzga asimismo, aunque su propia conciencia no le acusa de falta de fidelidad, afirmando que el que lo juzga es el Señor. En su despedida de los hermanos de Éfeso Pablo manifiesta “Por tanto, yo os protesto el día de hoy, que estoy limpio de la sangre de todos; porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios, Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os a puesto por Obispos para apacentar la iglesia del Señor, la cual el ganó por su sangre” (Hechos 20:26-28).
En el verso 5, el apóstol Pablo dice que nadie puede juzgar antes de tiempo, pues el único competente para juzgar es el Señor, el que en su venida sacará a la luz las actividades secretas de cada persona y revelará sus verdaderos pensamientos; y nada quedará oculto, entonces ahí cada uno recibirá su alabanza de Dios.
Conclusión: Ante la gran responsabilidad y confianza que Dios a depositado en cada una de las personas que él ha elegido y llamado, especialmente los siervos de Dios, él exige que estos deben servirle con lealtad y responsablemente, el que será dichoso o bienaventurado si lo hace con fidelidad, el siervo que es fiel y prudente y que el dueño puso como administrador de su casa, para que reparta el alimento, no como señor o dueño de casa, sino como siervo, este será bienaventurado cuando su Señor venga y lo halle haciendo la tarea que le confió, a este le honrará poniéndolo sobre todos sus bienes.
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