miércoles, 14 de noviembre de 2018

Glorificad a Dios en vuestro cuerpo

Lección: 1 Corintios 6:9-20
Texto: 1 Pedro 1:14-15
Domingo 25 de Noviembre de 2018
Introducción: Intelectualmente es complejo definir que es el cuerpo humano, pero en el ámbito religioso, las escrituras nos muestras como Dios creo al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creo, formando al hombre del polvo de la tierra y al soplar Dios en su nariz aliento de vida, fue el hombre un ser o alma viviente. A veces se usa la palabra cuerpo en la escritura para referirse al hombre como persona, en su totalidad, Pablo dice en Filipenses 1:20 “Ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte”, hablando del cuerpo como un todo y particularmente especial es el pasaje de 1 Tesalonicenses 5:23 “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo”, expresando que el mismo Dios santifica todo su ser, lo separa o aparta para él por completo, y ya que hemos sido separados para Dios, debemos glorificar a Dios en nuestros cuerpo.
Desarrollo: En el Antiguo testamento, se manifiesta que el Reino de Dios, es un reino de justicia (salmo 45:6-7), Jesús también lo confirma (Mateo 6:33), Pablo declara aquí que los injustos no heredaran el Reino de Dios, entregándoles una larga lista como ejemplo, advirtiendo de esta manera a los corintios que se engañaban asimismo al pensar que el estilo de vida que lleva el cristiano es relativo, más el apóstol les manifiesta que eso eran ellos en el pasado, cuando no conocían a Dios, pero que Dios ya había realizado en ellos una obra maravillosa, primeramente habiendo sido lavados, santificados; es decir, separados o consagrados, para el servicio de Dios, ya habéis sido justificados o declarados inocentes o justos en el nombre del Señor Jesús, y todo esto por el obrar del Espíritu de Dios.
Cuando llegamos al versículo 12, debemos tener presente que, para los griegos del primer siglo, el cuerpo era secundario, sólo el alma era importante, por lo tanto, los excesos del cuerpo no afectaban al espíritu, que según ellos era el único heredero del cielo, contraponiéndose completamente al concepto de la resurrección del cuerpo. Pablo le había hablado respecto de la libertad cristiana, en lo concerniente a la observación de ciertas fechas y el consumo de ciertas comidas, interpretando equivocadamente ellos esta libertad, pero manifestándoles Pablo las siguientes expresiones: Todas las cosas me son licitas, más no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, más yo no me dejaré dominar de ninguna.
De acuerdo con las disposiciones de Dios sobre el cuerpo, lo que respecta a las viandas es algo secundario y eventual, mientras que las cosas relativas a la sexualidad alcanzan las profundidades del ser humano, afirmando el apóstol que el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, no separando lo físico de lo espiritual del ser, pues ahora el creyente es un verdadero santuario para el Señor.
EL apóstol, llama a los corintios a huir, de la fornicación, no porque este sea un pecado más grave que los demás pecados como el odio, la envidia, el orgullo u otros, ya que estos son más espirituales, lo que sucede que el pecado de fornicación se diferencia de los demás en el sentido de que el que fornica , peca contra su propio cuerpo, en cambio los otros pecados como el robo y demás tienen su término fuera del cuerpo y ahí es donde Pablo fundamenta su argumentación, puesto como manifestamos en la introducción todo el ser del hombre es miembro de Cristo, y templo del Espíritu Santo, por eso les pregunta ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?, muchos piensan que pueden hacer lo que quieran con sus cuerpos, pero eso significa realmente ser esclavos de sus propios deseos, cuando el creyente recibe a Cristo en su corazón y decide consagrar su vida a él, el Espíritu Santo viene a su vida y vive en él, por lo tanto, dejamos de ser dueños de nuestros cuerpos, porque fuimos comprados por precio (Pagado por Cristo en la cruz), y por este motivo el creyente debe glorificar a Dios en su cuerpo, y a la vez en su espíritu, los cuales cuerpo y espíritu son de Dios.
Conclusión: Como hijos de Dios, hemos sido enseñados que nuestro cuerpo es templo de Dios, y que el Espíritu Santo mora en nosotros, por ello no podemos conformarnos a los deseos, pasiones e inclinaciones que había en nosotros cuando no conocíamos a Dios, sino que por el contrario, debemos agradar a Dios en toda nuestra manera de vivir.

Pleitos entre los hermanos

Lección: 1 Corintios 6:1-8

Texto: Mateo 6:14-15

Domingo 18 de Noviembre de 2018
Introducción: Siempre las relaciones humanas son complejas y difíciles de sobrellevar, ante los intereses personales de cada uno de los involucrados en una situación determinada. Los celos, los distintos puntos de vista, las envidias, la inmadurez, son principalmente los motivos por lo que se producen los pleitos en las relaciones humanas, y también en las iglesias. Las escrituras nos confirman esta afirmación, desde el inicio de la creación Caín asesina a su hermano por envidia al ver que Dios se agradó de la ofrenda de su hermano y no de su ofrenda, y por esto se enfureció contra Abel (Génesis 4:1-7); los hermanos de José, por envidia e inmadurez quisieron matar a su hermano y terminaron vendiéndolo como esclavo (Génesis 37), Santiago 4:1 dice “¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? (la iglesia) ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros?, por lo tanto, debe haber una postura para solucionar estos conflictos que se generan en las congregaciones y Pablo afirma en este pasaje que estas deben juzgarse en el seno de la iglesia y no fuera de ella.
Desarrollo: Según el relato, se reprende a los corintios por ventilar los litigios que se producían entre los hermanos ante los tribunales de justicia seculares, ante lo cual el apóstol les enseña como la iglesia debe actuar cuando se presentan problemas menores, entre los creyentes, la iglesia debiera juzgar el caso, dictar sentencia y disciplinar si es necesario ( ver Mateo 18:15-17), esto lógicamente, no significa que un creyente no concurra a tribunales en casos graves con incrédulos, tenemos el caso del mismo Pablo, que apeló al sistema judicial en más de una oportunidad (Hechos 17:37-39; asimismo Hechos 25:10-12), Pablo, enfatiza en solucionar los conflictos dentro de la iglesia, como por ejemplo las situaciones pecaminosas evidentes, como Jesús mismo lo enseñó en Mateo 18:15-17, por lo tanto, les cuestiona recordándoles que los santos han de juzgar al mundo, y además a los ángeles ¿Cuánto más las cosas de esta vida?, se debieran de juzgar en la iglesia de Dios.
De la misma manera, también confronta a los hermanos de Corinto, en el sentido de manifestarles que como no iba a haber entre la congregación o en los que administraban allí, hermanos maduros y sobrios con sabiduría de Dios, para juzgar los pleitos entre los miembros de la iglesia, y que de esta manera no se realizara ante los incrédulos (ver 2 Corintios 6:14-15). Termina los dos últimos versos de esta lección, manifestándoles que ya es una falta delante de Dios el que haya pleitos entre ellos mismos, pues el sólo hecho de que existan conflictos en la iglesia, se revela un fracaso en la comunión y armonía, pues a paz nos llamó el Señor, y se les sugiere ¿Por qué no sufrís más bien el agravio? ¿Por qué no sufrís más bien el ser defraudados?, acción que demanda un importante grado de madurez y espiritualidad con el fin de preservar la unidad, comunión y hermandad de la iglesia.
Romanos 12:17, aconseja “No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres”.
Conclusión: Hay situaciones que es muy difícil que no se produzcan en grupos humanos que se congregan, y esto pasa aún en la iglesia, Jesús mismo manifestó “Imposible es que no vengan tropiezos; más ay de aquel por quien vienen”, dando a entender con esto que la naturaleza humana es compleja y conflictiva, ya que es prácticamente imposible que no hayan conflictos, también se enseña que debe estar en el corazón de cada creyente el perdón para el que ofende, pues sólo de esa manera nuestro Padre celestial nos perdonará, pero si no perdonamos él tampoco nos perdonara.

lunes, 5 de noviembre de 2018

La Inmoralidad debe ser Juzgada

Lección: 1 Corintios 5:9-13
Texto: Tesalonicenses 3:6
Domingo 11 de Noviembre de 2018
Introducción: Uno de los dichos o refranes más conocidos o populares dice: “Dime con quién andas y te diré quién eres”, advirtiendo de esta forma la gran influencia que puede ejercer en el comportamiento o en las costumbres de alguien, la compañía de los demás, ya sean buenas o malas. Así, como alguien temeroso de Dios, puede influir de buena manera en un creyente que está dando sus primeros pasos en el evangelio, también uno falto de temor y de reverencia puede ser nefasto a un hermano en formación.
Desarrollo: Comienza en esta sección Pablo, dando a entender que ya en una carta anterior; la que no se registra en el canon de la escritura, había hablado de este tema a tratar en estos versículos, los que son muy importantes en la conducta cristiana, en cuanto a la separación que deben sufrir los que no andan de acuerdo al temor del Señor, particularmente se refiere a los fornicarios, pero pasa en los restantes versículos de esta lección a, todo vicio o pecado notorio o degradante dentro de la comunidad de la iglesia, nombrando en total seis, entre tal vez muchos otros que pueden generarse.
Los corintios de una u otra manera habían interpretado en forma errónea las instrucciones de Pablo en lo concerniente a no juntarse con gente que llevará una vida inmoral, atribuyendo ellos que se refería a pecadores no cristianos, lo que era completamente incorrecto, pues el mismo Señor Jesucristo era aún criticado por juntarse con rameras, publicanos y pecadores, a los que les anunciaba el reino de Dios, pues ellos también eran hijos de Abraham (Ver Lucas 19:1-10), por lo tanto el cristiano de este tiempo, así como el Señor lo hacía, debe relacionarse con los incrédulos, pues es la oportunidad de dar testimonio de Jesús, a través de la palabra y la conducta, por lo tanto, el apóstol, les aclara que si fuera su instrucción no juntarse con los pecadores no cristianos, sería necesario que salieran de este mundo.
Más Pablo se refería sin duda alguna, a gente inmoral, que profesaba la fe cristiana y era parte de la iglesia en Corinto; indicándoles, no os juntéis con ninguno que llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis o sentéis a la mesa, por lo que instruye a mantener la distancia con estas personas que dicen ser cristianas, y son indulgentes con pecados y acciones prohibidos en las escrituras, y además, posteriormente las racionalizan o las relativizan, distorsionando la imagen de Cristo y del evangelio que se presenta al mundo, cumpliéndose lo dicho por Pablo a los Romanos 2:24 “Porque como está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros”. La iglesia juzga y debe aplicar medidas disciplinarias a quienes forman parte de ella, así como Dios juzga al mundo.
Conclusión: Debemos de estar conscientes de que cada congregación está compuesta de todo tipo de personas, y en distintos grados de madurez y compromiso espiritual con aquel que les rescató; es decir, nuestro Señor Jesucristo y su evangelio, por lo tanto, cada creyente debe tener cuidado y precaución, sin hacer distinción de personas, de relacionarse principalmente con aquellos que se conducen según la enseñanza de la escritura, que son temerosos y aman la obra de Dios, pues estos pueden ser de edificación espiritual para sus vidas.

La inmoralidad contamina la iglesia

Lección: 1 Corintios 5:1-8
Texto: Efesios 4:22-23
Domingo 04 de Noviembre de 2018
Introducción: La inmoralidad es aquello que va en contra de los valores, las costumbres, creencias y normas de una persona o comunidad como lo es la iglesia, que no es otra cosa que la comunidad de los creyentes. La inmoralidad, en su significado bíblico, es aquello que se opone a la moral, separando lo santo de lo profano, y lo limpio de lo inmundo. La inmoralidad en la iglesia trae consecuencias más allá de lo que podamos imaginar.
Desarrollo: Después de reprender y corregir el pecado del orgullo espiritual en esta iglesia, el apóstol, reprende ahora a los fieles de Corinto por un pecado de inmoralidad, frente al cual ellos mostraron una actitud apática y pasiva. Pues, dice él, se oye que hay entre vosotros fornicación, y tal fornicación cual ni aun se nombra entre los gentiles; tanto que alguno tiene la mujer de su padre, Pablo atiende esta situación con prontitud para instruir a la iglesia en la disciplina de la santidad que debe haber en ella, mientras tanto, la iglesia seguía envanecida, siendo que por esta situación debían haberse lamentado, para que el que cometió este acto de inmoralidad fuese quitado de en medio de la comunión de la iglesia. El apóstol aunque ausente físicamente de la iglesia, se siente presente en el espíritu; pues él es parte del cuerpo de Cristo y siente celo de Dios por esta situación, podemos agregar que él enseña lo siguiente en el concepto o visión que tiene de la iglesia: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amo a la iglesia, y se entregó asimismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha” Efesios 5:25-27.
Por lo tanto, el ofensor debía ser expulsado de la iglesia, privándolo del compañerismo y comunión de la congregación. Esta acción drástica era para disciplinarlo y motivarlo para que recapacitara, se arrepintiera y regresará a ser parte de la iglesia (Ver 2 Corintios 2:5-10). Asimismo, les manifiesta que la jactancia de ellos no es buena, pues un poco de levadura leuda toda la masa, ya que este elemento tiene la propiedad de fermentar, y de esta manera se ilustra el poder corruptor del mal, el cual, aunque parezca pequeño o insignificante, se puede esparcir de manera incontrolada en la iglesia.
Conclusión: La iglesia de Cristo, debe ser guardada y cuidada de la inmoralidad, por parte de todos los miembros de ella, pues la inmoralidad trae más consecuencias para la comunión de los creyentes, que para los no cristianos, y sus consecuencias pueden llegar a ser desastrosas, sino es corregida y disciplinada, pues ignorar la disciplina ante un acto de inmoralidad en la iglesia, contradice el propósito por el cual Cristo murió en la cruz.