miércoles, 23 de enero de 2019

La adaptación de los creyentes

Lección: 1 Corintios 9:19-27
Texto: 2° Timoteo 4:7-8

Introducción: Predicar el evangelio tiene muchos bemoles. ¿De qué depende que nos vaya bien? ¿Serán nuestras estrategias o el poder de Dios actuando en las personas? Pablo nos comparte su experiencia de la que podemos aprender mucho. El separa su enseñanza en dos partes; por un lado, hacerse siervo de todos, y por otra parte, la analogía de los que corren en un estadio. A continuación analicemos estas dos partes.

Desarrollo: Primero, hacerse siervo de todos (v.19-23). El mismo apóstol indica que ha seguido esta estrategia para ganar a mayor número. En qué consiste la estrategia: Consiste en lo siguiente; Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley… como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley; a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley… para ganar a los que están sin ley. Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos. La enseñanza que quiere compartir, no es que hagamos lo mismo que hacen las personas sin Cristo, más bien, es identificarse con ellos, como piensan y de esa manera a cercarse mejor a los evangelizados. El mismo aclara que esto lo hace por causa del evangelio, para procurar salvar a un mayor número de personas.
Segundo, la analogía de los que corren en un estadio (v.24-26) El apóstol Pablo, procura ejemplificar su enseñanza con algo muy común en una ciudad griega; la carrera en un estadio. El hace una pregunta: ¿No saben que los que corren en un estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? La respuesta es afirmativa. En el evangelio es diferente, ya que basta con llegar a la meta y obtener el premio. Por eso, añade que debemos corred la carrera de tal manera que obtengamos el premio. Agrega que, los atletas se abstienen de muchas cosas para recibir una corona corruptible. Nosotros, con mayor razón debemos abstenernos porque recibiremos una corona incorruptible. Finalmente, él indica que de esa forma él mismo corre, no como a la ventura, sino con completa certidumbre del destino que nos espera.
Conclusión: Pablo concluye su enseñanza indicándonos que corre la carrera no como aquellos que no tienen una meta. El cristiano debe saber, que tenemos una meta. No hay que llegar primero, sino que hay que saber llegar. Que uno debe sacrificarse para controlar su cuerpo y llegar a la meta, y no que habiendo sido heraldo para otros, uno mismo venga a ser eliminado. ¡Dios nos ayude a correr la carrera hasta llegar a la meta!

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