Lección: 1 Corintios 11:17-22
Texto: 1 Corintios 3:3
Domingo 24 de febrero 2019
INTRODUCCIÓN: La Cena del Señor debe ser una de las enseñanzas más sublimes del Nuevo Testamento. Ella hace real la presencia de Cristo en la Iglesia. Por eso, es importante ver lo que nos comparte Pablo en la presente lección. Antes de ahondar en la Santa Cena, Pablo les indica que el anunciaros lo que sigue, no os alabo; porque no os congregáis para lo mejor, sino para lo peor. El procura ver lo negativo primero, para luego abordar lo positivo. Lo malo de la iglesia eran dos situaciones; Las divisiones y el partidismo. Veámoslos a continuación.
DESARROLLO: En primer lugar, el divisionismo (v.18-19). Pablo ya lo había declarado en el capítulo 1. La iglesia de Corinto estaba marcada por un fuerte partidismo. Algunos decían ser de Pablo, otros de Apolos, otros de Cefas, y otros de Cristo (1:12) Pablo quiere clarificar este asunto, porque el divisionismo va en contra de los objetivos de la Cena del Señor que es la comunión, o sea, la común unión entre los creyentes, y los creyentes con Dios. Pablo les indica que cuando se reúnen como iglesia, el oye que hay entre ellos divisiones; y en parte lo cree, porque es preciso que entre ellos existan disensiones, para que se hagan manifiestos los que son aprobados. En otras palabras lo que les quiere decir, es que a través de las divisiones se identifica a los que son creyentes de verdad.
En segundo lugar, el partidismo (v.20-22). Pablo, continua su exhortación indicándoles que cuando ellos se reunían a participar de la Cena del Señor, en realidad eso no era la Cena del Señor. Por las circunstancias que allí se desarrollaban; “Al comer, cada uno se adelanta a tomar su propia cena; y uno tiene hambre, y otro se embriaga. Lo que hacían los miembros de la iglesia, era “llenarse y embriagarse” y además a hacer grupos entre los que tenían buenas comidas dejando de lado a los que no tenían nada. O sea, se juntaban los amigos a comer y beber, quitando todo el significado espiritual de este sacramento. Por eso Pablo, les indica que si quieren comer y beber, lo hagan en sus casas y no en la iglesia de Dios.
CONCLUSIÓN: El apóstol Pablo, corrige con fuerza y autoridad, los abusos que la iglesia de Corinto desarrollaba con respecto a la Cena del Señor. Este es uno de los dos sacramentos de la Iglesia, y por lo tanto, nuestra actitud y conducta al tomarla influye en los resultados que podemos esperar de la misma. No menospreciemos la iglesia de Dios. Tomemos la Santa Cena con el respeto y solemnidad que se merece.