miércoles, 10 de abril de 2019

La supremacía del amor sobre los dones

Lección: 1 Corintios 13:1-7
Texto: 1 Corintios 16:14
Domingo 14 de abril 2019
INTRODUCCIÓN: El camino aún más excelente al que Pablo se refería en la lección pasada, es el amor, pero el amor de Dios, el cual está por sobre todo don espiritual, y ese amor, el apóstol lo va a describir en esta lección tan hermosa. Haremos bien en prestarle mucha atención, porque sin este amor no podremos agradar a Dios.
DESARROLLO: V.1 “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas y no tengo amor…”. “Amor”, la palabra griega aquí es “ágape”. El término griego para expresar amor de un objeto adorable, especialmente el amor entre un hombre y una mujer es, “eros” de donde viene la palabra erótico. Otra palabra griega es “phileo”que se refiere al amor de amistad. Pero en este pasaje Pablo se está refiriendo al amor “ágape” que caracteriza a Dios (1 Juan 4:8; 16) y lo que él manifestó en el don de su Hijo (Juan 3:16). Es algo más que un afecto mutuo; expresa una estima desinteresada del objeto amado. El amor de Cristo hacia nosotros es inmerecido y sin pensar en algo a cambio. Este amor, el de Dios, nos ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, el día que creímos que nacimos de nuevo (Romanos 5:5), y es con este amor, el de Dios, con que debemos amar a Dios y a nuestros hermanos, y usar los dones que el Señor nos ha dispensado, de no ser así, venimos a ser “como metal que resuena, o címbalo que retiñe”, es decir, solo ruido huero e inútil.
V.2 “Y si tuviese profecía… y no tengo amor, nada soy”, no dice poco soy, sino, nada soy. Carecen del amor y de la justicia de Cristo, no son “nada” a la vista de Dios. Dios juzga que la espiritualidad y la fe que ellos profesan están vacías y no tienen lugar verdadero en su reino. Las manifestaciones espirituales por medio de ellos no son de Dios sino de otro espíritu. Lo que es esencial para la fe de un verdadero creyente, es el amor que se demuestra mediante una ética que no perjudica a los demás, y persevera en fidelidad a Cristo y a su Palabra.
V.3 “Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres… y no tengo amor, de nada me sirve”, es decir, no gano nada con eso. La filantropía y el martirio sin amor pueden ser egoístas. Cuán indispensable es el amor y lo inútil que, sin él, resultan las dos virtudes que más se han apreciado a lo largo de los siglos: la generosidad, llevada hasta el extremo de desprenderse, de una vez por todas, de todos los bienes de fortuna para darlo a los pobres; y el martirio, “entregar el cuerpo” para ser quemado, es decir, una muerte atroz y voluntaria, pero que no procede de un amor verdadero a Dios o al prójimo, todo esto de nada le aprovecha, es inútil.
V.4-7 Aquí vemos, algunas de las excelentes propiedades del amor genuino. Los diversos aspectos del amor señalado aquí caracterizan a Dios, porque Dios es amor. Veamos algunos aspectos: El amor es paciente, es decir, sabe soportar los males y las injusticias que provienen de la maldad de los hombres, al confiar en la protección de Dios. “Es servicial”, esto es, trata al prójimo con amabilidad y con benignidad, y aprovecha todas las oportunidades para hacer el bien a los semejantes. “No tiene envidia”, no siente celos ante el bien del prójimo, sino que se alegra de que los demás disfruten de los mayores mejores bienes de toda clase. “No es jactancioso” no es engreído, no es vanidoso, no tiene orgullo. “No hace nada indebido”, se refiere no solo a una conducta decente, sino también ordenada y cortés con los demás; no hace nada fuera de tiempo y lugar. “No busca lo suyo”, es decir, no busca su propio interés, su propia utilidad, al contrario de lo que le ocurre al egoísta que busca su propia satisfacción. “No se irrita”, no da lugar al furor, no pierde la calma, no tiene un carácter irritante. “No guarda rencor”, no guarda resentimiento en el fondo de su corazón, olvida las injurias recibidas y a no tener en reserva ningún sentimiento de revancha. “No se goza de la injusticia, más se goza de la verdad”, no se goza de las violencias, las maldades de todo género que suelen figurar con grandes titulares en las noticias, y de ninguna injusticia en general, si no que el amor se goza de la verdad, es decir, de lo genuino, lo bueno, de lo justo. “Todo lo sufre…” se calla y soporta las inconveniencias provenientes de la inconsideración ajena, “todo lo cree” no indica excesiva credulidad, sino todo lo contrario, no cree fácilmente lo malo que se dice de los demás, cree en la buena fe de los demás. “Todo lo espera”, es decir, no pierde la esperanza de una enmienda, de una recuperación moral y espiritual, no se rinde. “Todo lo soporta” con fortaleza activa, cristiana, pone decididamente el hombro bajo las más adversas circunstancias.
CONCLUSIÓN: Este es el camino más excelente del cual Pablo nos señalaba en la lección anterior. Es el camino del amor, pero del amor de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, y que nosotros que somos fruto de su amor, debemos accionar movidos por ese amor, que sin el cual Dios no se sentirá complacido, y no recibirá nuestras obras como hechas para Él. El amor es más excelente que todo don, y que la fe que mueve montaña o cualquier otra cosa.

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