
Texto: 2° Corintios 9: 7
Introducción: En el Antiguo Testamento Dios se preocupó de que su pueblo velara por los pobres menesterosos y necesitados. (Ver Éxodo 23:10-11; Deuteronomio 15:7-11). También, Jesús en el Nuevo Testamento (ver Mateo 6:2-4; Juan 13:29). Asimismo, la iglesia tomo un rol en tiempo apostólico, y Pablo y sus compañeros, enseñaron en las diversas iglesias, socorrer a los necesitados de Judea que pasaban por hambre y necesidad.
Desarrollo: Fuera de Jerusalén la obra evangélica comenzó a extenderse a causa de la muerte de Esteban, los esparcidos llegaron hasta Chipre y Antioquia de Siria, donde en esta última ciudad anunciaron el evangelio a los griegos, desarrollándose la obra en forma considerable, llamándose por primera vez allí cristianos. Por esos días, se levantó un profeta llamado Agabo, quien tomado por El Espíritu comenzó a declarar que “vendría una gran hambre en toda la tierra habitada, la cual sucedió en tiempo del Emperador Claudio. Entonces, los discípulos, determinaron enviar socorro conforme a lo que tenían, a los hermanos que habitaban en Judea; lo cual en efecto hicieron, enviándolo a los ancianos por mano de Bernabé y de Saulo. (Hechos 11:27-30) Esto ocurre en el año 44 d.C. Ya estaba en el corazón del apóstol socorrer a los santos de Jerusalén.
En el año 49, cuando fue el Concilio de Jerusalén (Hechos 15), habiendo subido Pablo y Bernabé (representando a los gentiles de Antioquia), se juntaron con los apóstoles y los ancianos para resolver asuntos de orden doctrinal, quedando estos resueltos; no echando cargas a los gentiles, con ritos acerca de la ley, pero, se les “pidió que se acordasen de los pobres; lo cual también procure con diligencia hacer” Dijo Pablo (Gálatas 2:10).
Ahora bien, una de las metas del apóstol Pablo en su tercer viaje misionero fue, recolectar dinero para los pobres que hay entre los santos que están en Jerusalén (ver Romanos 15:26), recorriendo por orden la región de Galacia y de Frigia, confirmando a todos los discípulos (aquí, sin duda ordenó a las iglesia acerca de los aportes voluntarios para los que están en Judea) (Hechos 18:22-23), llego a Éfeso (Hechos 18:24) desde donde escribe esta epístola. El capítulo 16 de esta lección comienza dando instrucciones acerca de esta colecta: “En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia” (v.1).
¿De qué manera debía hacerse? “Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado” (v.2a), aquí encontramos que los cristianos primitivos se juntaban el día Domingo, ya no consideraban el sábado o séptimo día como una observancia obligatoria. Jesús mismo resucito el primer día de la semana, el día de Pentecostés fue el primer día de la semana, también en este día los discípulos se reunían para partir el pan (ver Hechos 20:7). Ahora se les pide a los corintios que el domingo, “cada uno de vosotros”, no a nivel familiar sino individual “aparte algo, según haya sido prosperado guardándolo” (de acuerdo a sus ingresos), no sea que cuando llegue el momento se hubiese gastado el dinero de la semana. La intención era que cuando llegase la comitiva “no se recojan ofrendas”. Pablo deseaba que fuese con acción de gracia y ofrenda preparada con anticipación con temor de Dios.
“Y cuando haya llegado, a quienes hubiereis designados por carta, a estos enviaré para que lleven vuestro donativo a Jerusalén” (v.3). Pablo actúa con transparencia y cautela, no toma la decisión solo, sino que, les pide a los hermanos que ello busquen a cristianos de confianza para llevar este donativo y una vez que él llegue, estaría dispuesto a darles cartas de recomendación, como vemos aquí, hay una mezcla de autoridad apostólica y autoridad congregacional. Es recomendable cuando haya dinero de por medio, se tomen todas las providencias para evitar prejuicios.
Si se decidía, que estaba bien que el apóstol también fuese, entonces los hermanos locales le acompañarían. Miremos atentamente que dice “irán conmigo” (v.4), y no iré con ellos. Tal vez una alusión a su autoridad como apóstol.
Conclusión: La iglesia de los gentiles se sentía deudora, pues ellos han sido participantes, de los bienes espirituales, e instruidos por el apóstol Pablo, les invita a participar de esta bendición, como es compartir de sus recursos para los necesitado que hay en Judea. Del mismo modo, la iglesia de hoy, debe estar atenta a socorrer a nuestros hermanos en la común fe, ya que Jesús dijo: “siempre habrá pobre en medio de vosotros” en quien podamos hacer misericordia. “Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos mayormente a los de la familia de la fe. (Gálatas 6:10)
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