viernes, 5 de julio de 2019

La transformación del creyente

Lección: 1° Corintios 15: 51- 58
Texto: 1° Tesalonicenses 4: 17

Introducción: En este tema de la resurrección, hemos visto que se siembra cuerpo animal (o natural) y resucitará cuerpo espiritual, por el poder con que Dios puede realizar todas cosas. Además el apóstol inspirado por el Espíritu Santo escribe que es imposible que este cuerpo (humano, animal, mortal) hecho para esta tierra, pueda “heredar el reino de Dios”, no está preparado para ello. Todo creyente que haya dormido en los brazos del Señor (nacido de nuevo, a la vida espiritual al aceptar a Jesucristo como su salvador personal) cuando llegue el momento de la resurrección, “su cuerpo será semejante al cuerpo de la gloria suya”. Pero, ¿Qué pasará con los creyentes vivos en ese momento? Es el tema que nos compete en esta lección.
Desarrollo: Este misterio, es revelado ahora cuando se nos dice “He aquí, os digo un misterio. No todos dormiremos” (moriremos) (v.51a), es decir no todos los creyentes experimentarán la muerte. Algunos estarán vivos cuando el Señor regrese. Pero sea que hayamos muertos o sigamos vivos todos “seremos transformados”.
Este cambio será instantáneamente “en un abrir y cerrar de ojos “(v.52a). Ilustración apropiada para la transformación súbita del creyente en el rapto de la iglesia. La señal para este acontecimiento redentor será el sonido de una trompeta. “La final trompeta”, es la misma trompeta de Dios de la cual habla 1 Tesalonicenses 4:16 y anuncia el glorioso momento cuando el Señor Jesucristo arrebatará la iglesia. Este sonido convoca a la iglesia con su Salvador.
En el versículo 53 nos da a entender que cuando “esto corruptible se vista de incorrupción” se refiere a aquellos cuyos cuerpos que volvieron al polvo de la tierra, se vestirán de incorrupción; “y esto mortal” se refiere a aquellos que siguen vivos en el cuerpo pero sujetos a la muerte, se vestirán de inmortalidad. Cuando venga esta transformación y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, se cumplirá lo escrito por el profeta Isaías “Destruirá la muerte para siempre” (Isaías 25:8) El apóstol, toma las palabras de la versión de Los 70 (traducción griega, idioma que se usaba en el primer siglo) “Sorbida es la muerte en victoria” (v.54b) (queriendo decir; “la victoria de la resurrección se ha tragado el poder de la muerte).
Citando a Oseas 13:14 dice “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? (es una burla a la muerte como si fuera una abeja, cuya lanceta o aguijón ha sido extirpado) ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? (v.55). Como si dijese, “hasta ahora hemos sido tus prisioneros, pero ahora se ha abierto de par en par las puertas de la cárcel y hemos quedado libres, se acabó tu dominio, se acabaron tus victorias “(por la muerte de Jesús).
“Ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley” (v.56). El pecado es presentado aquí como un escorpión que presta su veneno a la muerte (ver Romanos 6:23). La muerte sin el pecado es ganancia (Filipenses 1:21,23). La Muerte no tendría aguijón para nadie, excepto por causa del pecado. Es la conciencia de pecados no confesados y no perdonados lo que da miedo a la muerte. Si sabemos que nuestros pecados han sido perdonados, podemos hacer frente a la muerte con confianza. Más si alguno tiene pecados en la conciencia, la muerte es algo terrible; el comienzo del castigo eterno. “Más gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo (v.57) ¡Sí! Dios nos da la victoria, precisamente mediante el sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario (Gálatas 3:13), allí quedó desarmada la muerte cuando su aguijón le fue quitado y su poderío quedo nulo para los que duermen en el Señor. Como también al decir “nos da” (y no “nos dio”), se da a entender que participamos ya de esa victoria ahora, y a diario.
Conclusión: Al concluir este capítulo de la resurrección Pablo hace un llamado triple a “sus amados hermanos” Primero, a “Estar firmes” en las verdades de la fe que aprendieron del apóstol, y en las normas de conductas que caracterizan a los que ha de seguir las pisadas de o huellas del Señor. Segundo, a ser “Constantes”, de forma que ninguna doctrina extraña pueda desviarles del verdadero camino y de la gloriosa esperanza en la resurrección. Al despertar con un cuerpo incorruptible e inmortal. Nada debe apartar a los creyentes de ser removidos de esta esperanza del Evangelio triunfante (ver Colosenses 1:23). Esta esperanza debe ser el ancla de nuestra fe (Hebreos 6:19) Finalmente, “Creciendo en la obra del Señor siempre” A no conformarnos, sino siendo transformados en nuestro pensamiento en el día a día (Hebreos 12:2). Sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano (v.58b)..

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