Lección: 2° Corintios 2:1-11
Texto: Colosenses 3:13
Domingo 1 de septiembre 2019
Texto: Colosenses 3:13
Domingo 1 de septiembre 2019
INTRODUCCIÓN: Existen en los diferentes pueblos una conciencia colectiva que nos transmite sabiduría, algo de esto es lo que sucede con los dichos y refranes, que son frases breves que entrega un consejo o moraleja, y algunos de ellos tienen que ver con el tema del perdón, uno de ellos dice “Perdonar es divino y errar a veces suele ser humano”, sin lugar a dudas podemos confirmar que perdonar es un don divino, y la escritura lo demuestra pues hay siete palabras en las escrituras que denotan la idea de perdón, tres en hebreo; y cuatro en el griego. En el Nuevo Testamento, la palabra más común para expresar el perdón es “Afesis”, que expresa la idea de enviar lejos o dejar ir, el sustantivo aparece quince veces y el verbo con el mismo sentido se usa unas cuarenta veces, Pablo ocupa la palabra griega Charidseszai en el sentido de perdonar pecados, expresando en forma especial la gracia del perdón divino, por lo tanto si perdonar es divino no debiera haber limitaciones de ningún tipo al perdón de un semejante, tal como Pablo lo presenta en este pasaje que analizaremos.
DESARROLLO: Las situaciones que Pablo tuvo que enfrentar en la iglesia de Corinto no fueron fáciles, puesto que al escribir esta carta hay indicios de que el apóstol ya había realizado un viaje a esta iglesia, para enfrentar los problemas que allí había, el cual había producido tristeza en su corazón y que además por ese motivo no había vuelto a pasar por Corinto, ya que había sido cuestionada su autoridad como apóstol de Jesucristo, pese a que él había sido quien la había establecido y fundado en un trabajo de dieciocho meses que dedicó en predicar la palabra en esa ciudad. Él les manifiesta que, aunque tuvo que escribirles una carta severa, lo hizo con muchas lágrimas, mostrando su corazón de ministro de Dios amoroso y sensible, al ver que el pueblo de Dios se iba desviando del evangelio que él les había trazado, pues “Con misericordia y verdad se corrige el pecado, y con el temor de Jehová los hombres se apartan del mal” (Proverbios 16:6).
Pablo, también da a conocer que esta actitud rebelde de parte de algunos hermanos hacia su persona, no sólo le había causado tristeza a él, sino que de cierto modo a toda la iglesia, ya que esta actitud produjo el repudio de muchos de los hermanos de la congregación, por lo que la reprensión hecha por la mayoría era suficiente, y les llama a perdonarle, y no sólo eso, sino también, a consolarle, lo que da entender que el tal se había arrepentido, y ahora había que preocuparse de su restauración, por lo que les ruega que confirmen o le demuestren el amor para con él, lo que confirma la palabra de Dios cuando dice; “Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados” (1° Pedro 4:8), pues el fin superior es que Satanás que es el adversario nuestro y de la iglesia, no gane ventaja alguna sobre el cuerpo de la iglesia.
CONCLUSIÓN: Nunca debemos olvidar que nuestras congregaciones están compuestas con personas de distintos orígenes, formados de distinta manera, algunos son más maduros espiritualmente, otros son inmaduros, unos pueden comer alimento sólido, otros necesitan de leche, lo que provoca que se equivoquen o tomen caminos errados, por ello la Palabra de Dios nos llama tanto a soportarnos unos a otros, lo que significa aguantar, tolerar, aceptar, tragar, como también, perdonarnos unos otros, pues Santiago 3:2 dice “Porque todos ofendemos muchas veces”, así como Cristo nos perdonó, también hacedlo vosotros.
CONCLUSIÓN: Nunca debemos olvidar que nuestras congregaciones están compuestas con personas de distintos orígenes, formados de distinta manera, algunos son más maduros espiritualmente, otros son inmaduros, unos pueden comer alimento sólido, otros necesitan de leche, lo que provoca que se equivoquen o tomen caminos errados, por ello la Palabra de Dios nos llama tanto a soportarnos unos a otros, lo que significa aguantar, tolerar, aceptar, tragar, como también, perdonarnos unos otros, pues Santiago 3:2 dice “Porque todos ofendemos muchas veces”, así como Cristo nos perdonó, también hacedlo vosotros.