domingo, 8 de septiembre de 2019

Somos cartas de Cristo

Lección: 2° Corintios 3:1-6
Texto: Jeremías 31:33
Domingo 15 de Septiembre


Introducción: Las cartas de recomendación, eran comunes en el pasado, como también en nuestro tiempo. A través de ellas se allanaba el camino para que los portadores fueran recibidos con hospitalidad donde llegaran. En nuestro tiempo son usadas para presentarse o postular a un trabajo, más en este pasaje se nos enseña que los creyentes somos carta de Cristo, y que nuestro respaldo es el testimonio de nuestras vidas.

Desarrollo: El apóstol, comienza este capítulo excusándose de parecer que se recomendaba asimismo. La verdad de las cosas, que él no necesitaba ninguna recomendación verbal o escrita para ellos, pues como ya hemos manifestado, él tenía un gran testimonio en la iglesia de corinto, ya que era su fundador, y no sólo su testimonio era conocido en esta iglesia, sino también, en toda el Asia menor, pues todo lo había llenado del evangelio de Cristo en palabra y obras (ver Romanos 15:18-19), además de esto, declara que los mismos hermanos de la iglesia de corinto, eran su carta de presentación, como fruto de su trabajo, y que ellos estaban escritos en sus corazones, porque ellos eran el sello de su apostolado en el Señor (1 Corintios 9:2).  Pablo, les manifiesta a los corintios, que son carta de Cristo expedida por él y sus colaboradores, no arrogándose gloria personal en ellos, sino que, da testimonio de que es el Espíritu Santo de Dios, quien las escribió en tablas de carne del corazón.  Por eso su confianza se apoyaba en la acción transformadora de Cristo, en el corazón del creyente, dándole la honra y gloria a Dios, por los logros que había alcanzado en la predicación de la palabra, señalando claramente, que su competencia provenía de Dios, pues él no podía atribuirse a sí mismo la transformación de las almas.
El apóstol establece en versículo 6, una comparación entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento o nuevo pacto, establecido sobre promesas superiores (Ver Lucas 22:19-20) El antiguo pacto, requería una estricta obediencia a la ley mosaica, y la vida comunicada en el nuevo pacto por el Espíritu, el cual fue establecido con sangre en el calvario.

Conclusión: Al manifestar Pablo, de que somos cartas de Cristo, escritas no con tinta, sino, con el Espíritu del Dios vivo, ya no en tablas de piedra, sino en tablas de carne, del corazón, estaba aludiendo directamente, a las profecías inspiradas por el Espíritu Santo, a los profetas del Antiguo Testamento, lo que era una característica distintiva del nuevo pacto, que es un don de Dios, de un nuevo corazón, y una nueva naturaleza, para todos los que creen en Cristo, alude directamente al nuevo nacimiento del que Jesús habló a Nicodemo que debía nacer de nuevo (Juan 3:1-8).

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